Juan Carlos Oven Ljubljana LOS REFRANES EN EL QUUOTE (Estudio crítico de la traducción al esloveno) Consideraciones generales. Antes de afrontar el tema de los refranes en el Quijote será útil acercarnos a este campo específico de la literatura con algunas consideraciones previas que nos ayuden a iluminar determinados aspectos de este estudio. Cuando hablamos del refrán es preciso tener en cuenta además toda una serie de acepciones equivalentes o semejantes, de valor y significado parecido, con los que forma - aún con sus diversificaciones - una unidad de expresión literaria, casi un género, que ha enriquecido la lengua tanto escrita como oral, desde que empezó a servir de medio de comunicación por excelencia. Es dificil distinguir exactamente la diferencia que existe entre refrán, proverbio, aforismo, adagio, máxima, apotegma, aforismo, dicho ... debido a que, en parte, los campos semánticos de estas acepciones se superponen en mayor o menor medida. El refrán es un dicho agudo y sentencioso de uso común, dice el diccionario de la Real Academia, siendo esencial su carácter popular y tradicional, nos precisa el diccion.ario de sinónimos y antónimos Vox. El proverbio y el adagio contienen frases setenciosas de autor conocido, mientras que la máxima implica una norma intelectual o de conducta. Apotegma se aplica a dichos o anécdotas de hombres célebres de la antigüedad y el aforismo es una sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte. Los refranes. lPero qué son los refranes, estos misteriosos portadores y transmisores de cultura, breves manifestaciones del pensamiento del hombre, común a todos los pueblos de la tierra? Es arduo trabajo tratar de expresar todo-lo que encierra este término. Es una manifestación del arte popular, pero que ha ejercido una gran atracción (a veces mayor, otras menor) hacia los escritores de todas las épocas, aun cuando combatidos por su uso excesivo y no deliberado. Son prácticamente símbolos de esa filosofía popular que acomuna a los hombres, sea cual fuere su posición social o su nivel cultural - analfabeto o docto, hombre de campo o de ciudad -, símbolos que han pasado de generación en generación hasta nuestros días. Algunos, durante los siglos (y hasta milenios) se han ido transformando, otros desapareciendo o naciendo, espejo todos de las realidades sociales, políticas, religiosas, culturales, económicas ... de cada época y algunos, los que han logrado sobrevivir, reflejo de algo que va más allá de aquellas mismas realida~es concretas. 57 Así como la música, la poesía y los cuentos populares, también los refranes - aunque considerados anónimos - tienen un autor: el pueblo que los ha generado. Si bien la creación de los. mismos haya sido un hecho individual, el hecho de su difusión es colectivo. Fue la colectividad la que se hizo cargo del proceso selectivo y sólo se ha perpetuado lo que fue bien acogido, repetido, transmitido. ¿y qué es lo que percibe la colectividad? Es una sabiduría surgida de la experiencia que el hombre va adquiriendo en la vida y que le da esa penetración psicológica admirable y esa lógica de las cosas, que camina inseparable con la realidad. Es lo que podría expresarse con solo dos palabras: sentido común. ¿pero de dónde provienen los refranes, cuál es su patria común? Es como preguntarnos sobre la proveniencia del género humano. Pero podríamos casi afirmar que desde que existe el hombre en sociedad existe el refrán y que también en los albores de la literatura ya nos encontramos con refraneros. Tunemos recopilaciones escritas de refranes y proverbios ya del tiempo de los griegos y de los romanos, y todavía anteriores. Uno de los libros de la Biblia atribuído a Salomón, aunque parecen ser varios los compiladores, es el de los Proverbios, cuya redacción final hay que colocarla a finales del siglo IV antes de Cristo. Se trata de una antología de la sabiduría popular hebraica, pero que contiene analogías con los proverbios de Amenenope, sabio egipcio que debió vivir' en una época entre los siglos X y VI antes de Cristo. En Asiria tenemos otro sabio, Ahikar, que nos ha dejado numerosas formulaciones proverbiales. Hay abundantes dobles ya entre los proverbios de las literaturas hebrea, mesopotámica y egipcia. El refrán es un enigma cultural. En general se piensa que tenga su origen en el extremo oriente y existen varias teorías de como ha llegado a tierras europeas. Hay varios estudios sobre la originalidad de determinados refranes en uno u otro pueblo, pero todo se vuelve muy dificil precisamente por la cantidad de refranes semejantes, o hasta idénticos, presentes en los cinco continentes, superando todo tipo de barreras: geográficas, políticas, religiosas, raciales, nacionales ... y de todo tipo, puestas por el hombre y por la naturaleza, como queriendo subrayar la unidad del género humano, como poniendo en evidencia esa "constante universal humana". Los refranes en el Quijote. Según Gella Iturriaga, de los 1002 refranes utilizados por Cervantes en sus obras, el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha es el que más contiene, no solamente entre sus obras sino también en toda la historia de la literatura española, y son 530 (contando los repetidos 659). Cervantes tiene una visión suya de los refranes y en el mismo Quijote la expone. Los hay de todo tipo, Sancho los usa mucho más que don Quijote, pero lo más 58 interesante son los diálogos que mantienen ellos dos al respecto. Examinémoslos por orden tratando de conocer su intención al usarlos: Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: "Donde una puerta se cierra, otra se abre". Dígolo porque si anoche nos cerró la ventura la puerta de la que buscábamos, ahora nos abre de par en par otra ... (I, 21). iVáleme Dios - dijo Don Quijote -, y qué de necedades vas, Sancho, ensartando! ¿Qué va de lo que tratamos a los refranes que enhilas? Por tu vida, Sancho, que calles, y de aquí adelante entremétete en espolear a tu asno y deja de hacello en lo que no te importa. (I, 25). Haya lo que hubiere - replicó Sancho -; que al buen pagador no le duelen prendas, y más vale al que Dios ayuda que al que mucho madruga, y tripas llevan pies, que no pies a tripas; quiero decir que si Dios me ayuda, y yo hago lo que debo con buena intención, sin duda que gobernaré mejor que un gerifalte. iNo, sino póngame el dedo en la boca, y verán si aprieto o no! - iMaldito seas de Dios y de todos sus santos, Sancho maldito! - dijo don Quijote -, iy cuándo será el día, como muchas otras veces he dicho, donde yo te vea hablar sin refranes una razón corriente y concertada! Vuestras grandezas dejan a este tonto, señores míos, que les molerá las almas, no sólo puestas entre dos, sino entre dos mil refranes, traídos tan a sazón y tan a tiempo cuanto le dé Dios a él la salud o a mí si los querría escuchar. - Los refranes de Sancho Panza -dijo la Duquesa -, puesto que son más que los del Comendador Griego, no por eso son en menos de estimar, por la brevedad de la sentencia. De mí sé decir que me dan más gusto que otros, aunque sean mejor traídos y con más sazón acomodados. (JI, 34). Tambien, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles; que puesto que los refranes, son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias. - Eso Dios lo puede remediar - respondió Sancho; porque sé más refranes que un libro, y viénenseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen por salir, unos con otros; pero la lengua va ª"ojando los primeros que encuentra aunque no vengan a pelo; más yo tendré cuenta de aqu( adelante de decir los 59 que convengan a la gravedad de mi cargo; que en casa llena, presto se guisa la cena; y quien destaja, no baraja; y a buen sabio está el que repica; y el dar y el tener, seso ha menester. - iEso s~ Sancho! -dijo don Quijote-. iEncaja, ensarta, enhüa refranes; que nadie te va a la mano! iCastígame mi madre, y yo trómpogelas! Estoite diciendo que excusan refranes, y en un instante has echado aquí una letanía dellos, que así cuadran con lo que vamos tratando como por los ce"os de Ubeda. Mira, Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán traído a propósito; pero cargar y ensartar refranes a troche moche hace la plática desmayada y baja. (JI, 43 ). iOh, maldito seas de Dios, Sancho! -dijo a esta sazón don Quijote -. iSesenta mil satanases te lleven a tiy a tus refranes! Una hora ha que los estás ensartando, y dándome con cada uno tragos de tormento. lV te aseguro que estos refranes te han de llevar un día a la horca; por ellos te han de quitar el gobierno tus vasallos, o ha de haber entre ellos comunidades. Dime, ¿dónde los hallas, ignorante, o cómo los aplicas, mentecato, que para decir yo uno y aplicarle bien, sudo y trabajo como si cavase? -Por Dios, señor nuestro amo -replicó Sancho -, que vuesa merced se queja de bien pocas cosas. iA qué diablos se pudre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna otra tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes ?y ahora se me ofrecen cuatro, que venían aquí píntiparados, o como peras en tabaque; pero no los diré, porque al buen callar llaman Sancho. - Ese Sancho no eres tú - dijo don Quijote -; porque no sólo no eres buen callar, sino mal hablar y mal porfiar; y con todo eso, querría saber qué cuatro refranes te ocuman ahora a la memoria, que ventan aquí a propósito; que yo ando recorriendo la mía, que la tengo buena, y ninguna se me ofrece. - ¿Qué mejores,-dijo Sancho - que "entre dos males cordales nunca pongas tus pulgares~ y "a idos de mi casa ", y "qué queréis con mi mujer, no hay responder~~ "si el cántaro en la piedra, o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro", todos los cuales vienen a pelo? Que nadie se tome con su gobernador, ni con el que manda, porque saldrá lastimado, como el que pone el dedo entre dos muelas cordales; y aunque no sean cordales, como sean muelas, no importa; y a lo que dijere el gobernador, no hay que replicar, como al "salíos de mi casa, y que queréis con mi mujer". Pues lo de la piedra en el cántaro un ciego lo verá. As~ que es menester que el que vee la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo, porque no se diga por él: "espantóse la muerta de la degollada ";y vuesa merced sabe bien que más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena. - Eso no, Sancho - respondió don Quijote -; que el necio en su casa ni en la ajena sabe nada, a causa que sobre el cimiento de la 60 necedad no asienta ningún discreto edificio. Y dejemos esto aqu~ Sancho ... (JI, 43 ). Paréceme - respondió Sancho - que vuesa merced es como lo que dicen: "Dijo la sartén a la caldera - Quítate allá, ojinegra": estáme reprendiendo que no diga yo refranes, y ensártalos vuesa merced dedos en dos. - Mira, Sancho - respondió don Quijote '·Yº traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo; pero tráeslos tan por los cabellos, que los ª"astras, y no los guías; y si no me acuerdo ma~ otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito antes es disparate. que sentencia. Pero dejémonos desto ... (JI, 67). Nunca te he oído hablar, Sancho - dijo don Quijote -, tan elegantemente como ahora; por donde vengo a conocer ser verdad el refrán que ,tú algunas veces sueles decir. "No con quien naces, sino con quien paces". - iAh, pesia tal - replicó Sancho -, señor nuestro amo! No soy yo ahora el que ensarta refranes; que también a vuesa merced se le caen de la boca de dos en dos mejor que a m~ sino que debe haber entre los míos y los suyos esta diferencia: que los de vuesa merced vendrán a tiempo, y los míos a deshora,· pero, en efecto, todos son refranes. (JI, 68). No más refranes, Sancho, por un solo Dios - dijo don Quijote -; que parece que te vuelves al sicut erat: habla a lo llano, a lo liso, a lo no intrincado, como muchas veces te he dicho, y verás como te vale un pan por ciento. - No sé que mala ventura es esta mía - respondió Sancho -, que no sé decir razón sin refrán, ni refrán que no parezca razón; pero yo me enmendaré, si pudiere. Y con esto, cesó por entonces, su plática. (JI, 71 ). lQué podemos sacar en limpio de todos estos diálogos? A pesar del numeroso uso que hace de los refranes en el Quijote, lcuál es el parecer de Cervantes ante esta posibilidad que le ofrece la lengua para realizar su obra literaria? Por una parte tenemos que admitir que los pone en la boca tanto de don Quijote, cuanto de Sancho Panza y de los demás personajes. Es decir, que no denotan la pertenencia a una clase o nivel social determinado, sino que ésta viene puesta más bien de relieve por el uso que de los mismos hacen los personajes. Por otra parte podríamos deducir de estas citas la definición del refrán que daría el autor, sus reglas de uso, su filosofía al respecto. Lo que, en resumen, nos dice 61 Cervantes es que: 1° Los refranes son verdaderos porque fruto de la experiencia (que es madre de todas las ciencias), como diciendo que son científicamente comprobados. (I, 21; II, 67) 2° Usándolos tienen que tener algo que ver con el tema que se trata, deben ser traídos a propósito - que si no son disparates. (I, 25; II, 43; II, 67) 3° No hay que usarlos a cada momento, en cada ocasión y excesivamente - uno detrás de otro. (II, 34) 4° Su uso puede ser agradable cuando denote sencillez de trato. (II, 34) 5° No está todo en conocerlos, porque el arte está en sabei:los aplicar. (II, 34; II, 43) 6° No con todos los refranes puede estar uno de acuerdo. (II, 43) 7° No por ser mal usados dejan de ser buenos refranes (II, 68) 8° Hay que tratar de corregir el abuso de los refranes, para usarlos y no ser usados por los mismos. (II, 71) Esto en cuanto a los refranes en el Quijote y a la actitud de Cervantes frente al refranero. Pero un aspecto muy interesante, y en cierto modo importante, de los refranes en una obra literaria es el que se nos presenta cuando nos enfrentamos con la ardua labor de la traducción de una obra literaria en general y de sus refranes en particular. La traducción al esloveno de los refranes del Quijote. Tudo trabajo de traducción, y más aún el de una obra literaria, exige un gran conocimiento de las lenguas de y a la que se traduce. Mucho se habla y se ha hablado de este tema. Tumbién Cervantes en su Quijote nos ofrece su opinión al respecto en el capítulo 62 de la segunda parte donde afirma: Pero, con todo esto, me parece que el traducir de una lengua en otra, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés; que aunque se vean las figuras, son llenas de hilos que las escurecen, y no se ven con la lisura y tez de la haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio, ni elocución, como no arguye el que traslada, ni el que copia un papel de otro papel. Y no por esto quiero inferir que no sea loable este ejercicio del traducir; porque en otras cosas peores se podría ocupar el hombre, y que menos provecho le trujesen. (II, 62) Aquí se nos presenta un interrogante: lQué piensa Cervantes cuando habla de traducir de lenguas fáciles? En este caso se trata de dos lenguas neolatinas. (J:V apostaré una buena apuesta que adonde diga en el toscano piace, dice vuesa merced en castellano place, adonde diga piú, dice más, y el su declara con arriba, y el gi,u con abajo. II 62) Eso de lenguas más o menos fáciles o difíciles es otro problema. En nuestro caso se trata de una traducción de una lengua románica (el español) a otra eslava (el esloveno). 62 Si es dificil esta tarea, y a veces tan mal recompensada, lo es más aún cuando se traducen refranes. :&tudiándolos desde este aspecto se nos presentan toda una serie de problemas e interrogantes que por otra parte, con toda seguridad, se le muestran también al traductor a la hora de emprender su trabajo. Además tenemos que tener en cuenta que el traductor de una obra literaria es al mismo tiempo un escritor, un artista, un creador que la reescribe, la reelabora, de nuevo la vuelve a crear, respetándola sí en todas sus características, pero con todas las consecuencias que el trabajo de traducción comporta (al buscar "el mejor modo de decirlo en otra lengua"). Pero por otro lado tampoco son raros los casos en que los críticos consideran que la versión del traductor ha logrado expresar mejor el texto original. El traductor es como un músico que ejecuta una partitura (quizá obra maestra de un gran compositor), pero que a pesar de imprimirle toda su personalidad, no por eso deja de expresar lo que la obra en sí encierra, aún siendo de otra área cultural o de otra época. Para estudiar la traducción de los refranes del Quijote al esloveno me he servido de la versión de Niko Ko~ir. ¿Qué es lo que podemos observar? Aquí se nos presentan varias situaciones que trataré de analizar. Prácticamente no tenemos ninguna clase de problemas cuando tenemos el mismo refrán, es decir, equivalente, en los dos idiomas. Pero, no obstante las semejanzas, aquí podemos enfrentamos con ciertas diversificaciones. Algunos refranes son la traducción literal del usado por Cervantes (y viceversa). :&tos expresan textualmente lo mismo y no nos presentan dificultades al traducirlos: Más vale algo que nada. Un huevo se parece a otro. Conócete a ti mismo. A buen salvo está el que repica. Para todo hay remedio, si no es para muerte. Hay que dar tiempo al tiempo ... En este caso podemos hablar de "el traducir de lenguas fáciles". El traductor encontró un refrán equivalente que se expresa textualmente con las mismas palabras. Existen otros casos en que el traductor encuentra un refrán equivalente pero que se expresa con otro giro, con otras palabras, con otra expresión. Siguen algunos ejemplos de este tipo - el refrán español y la traducción española de los refranes eslovenos elegidos por Kofü: Adiós, que me mudo. - ( ... pa zbogom, mene fo podplati srbe.) Y adiós, que ya me pican las suelas. En la tardanza suele estar el peligro. - ( ... da so odla~ki odna~ki.) Las tardanzas son pérdidas. La diligencia es madre de la buena ventura. - ( ... da ima pridnost zlata tia.) La diligencia tiene terrenos de oro. 63 Más vale un toma, que dos te daré. - ( ... je vet vreden vrabec v roki kot golob na strehi.) Más vale gorrión en mano que paloma en el techo. Dios le oiga y el pecado sea sordo. - (Bog vas usli~i, peklemrek pa presli~i.) Dios le oiga, pero no el diablo. A veces, no encontrando un doble ni otro refrán equivalente, se traduce el contenido del mismo interpretando la intensión del autor al usarlo, pero perdiendo en fuerza la expresión del texto original. Siguen algunos ejemplos en los cuales he traducido literalmente al español las traducciones de los refranes del Quijote. Aquí notamos la pérdida de expresividad del refrán en una traducción meramente lineal. Quien canta, sus males espanta. - ( ... da pesem preganja tloveku skrbi.) El canto hace escapar las preocupaciones al hombre. De sabios es guardarse de hoy para mañana y no aventurarse todo en un día. - ( ... pametni se danes varuje za jutri in ne postavlja vsega en sam dan na kocko.) El sabio se guarda hoy para mañana y se juega el todo en un día. Retirarse no es huir. - ( ... umakniti se se ~e ne pravi pobegniti.) Retirarse todavía no quiere decir huir. Quien quiere bien no se venga mal. - ( ... da se tisti, ki zares ljubi, nikoli tako grdo ne ma~tuje.) Que el que de verdad ama, nunca tan mal se venga. Cada puta hile y comamos. - (... candre pa naj se lotijo po~tenega dela.) Y las putas que empiecen a trabajar honradamente. Váyase el diablo para el diablo y el temor para mezquino. - (Naj vrag vzame vraga in strahopetec strah.) Que el diablo se lleve al diablo y el miedo al miedoso. Es bueno mandar aunque sea a un hato de ganado. - ( ... je lepo ukazovati, reprav samo tropu zivine.) Es bonito mandar aunque sea sólo a un hato de ganado. Claro que en ciertas ocasiones el refrán no viene reconocido como tal por diversos motivos y el traductor pierde el contacto con el verdadero mensaje del texto aunque la traducción sea "correcta". Podría también tratarse no tanto de un error del traductor cuanto de la elección de una de las posibles expresiones del refrán en cuestión para que la traducción no se haga pesada. Veamos algunos ejemplos: Cada uno se defienda de quien quisiere agraviarle. - ( ..• da se vsakdo lahko brani pred tistim, ki bi mu hotel prizadeti kaj hudega.) Cada uno se puede defender de quien quisiere hacerle algún mal. 64 Ni quieras hacer tú mundo nuevo. - ( ... ne preustvarjaj sveta.) No vuelvas a crear el mundo. Las feridas que se reciben en las batallas antes dan honra que las quitan. - ('ftaducción textual) Tul vez hay que se busca una cosa y se halla otra. - ('ftaducción textual) No hay cosa segura en esta vida. - ('ftaducción textual) Subirse en andamio por ver sin peligro los toros. - ( ... bi rad splezal in se povzpel tja gor, da bi na varnem videl bikoborbo.) Querrías treparte y llegar allá arriba para ver sin peligro los toros. Por la uña se saca el león. - ( ... po tem kremplju sklepam, da je lev.) Por esta uña deduzco que es un león. Hincharse como la rana que quiso igualarse con el buey. - ( ... se ne bo~ napihoval kakor Zaba, ki bi bila rada toli~na kot vol.) No te hinches como la rana que querría ser tan grande como el buey. Tuda afectación es mala. - (Vsako pretiravanje je slabo.) ·Tuda exageración es mala. Come poco y cena más poco. - (ltaducción textual) Oficio que no da de comer a su dueño no vale dos habas. - ( ... ni porenega gro~a vredna.) ... no vale ni una moneda rota. Cuando el refrán e8tá entretejido en el texto, o cuando la transcripción esta truncada por supresión final de lo que por sabido se calla, o cambiada para aumentar el efecto del mismo, el problema de su reconocimiento y de su traducción se hace mayor. Como por ejemplo en: Y por el hilo del gitano sacó el ovillo de su asno. Que si tú le tienes, haces como quien eres y si yo no le tengo, hago como quien soy. Donde quiera que está la virtud en eminente grado, es perseguida. Que yo he visto por entre las verjas y resquicios de la jaula una uña de león verdadero, y saco por ella que el tal león cuya debe de ser la tal uña es mayor que una montaña. Pero allá van reyes do quieren leyes. El que tiene el padre alcalde ... Claro que la mayoría de las veces no podemos exigir al que traduce una obra literaria del español a otra idioma cualquiera que sepa todo el refranero español con 65 sus miles y miles de refranes. Es por eso que se nos presentan toda esta serie de problemas y dificultades que el traductor va soslayando como puede, con las más variadas posibilidades que le ofrece el sistema lingufstico y estilístico de determinado idioma. En la historia de la literatura el uso de los refranes por los escritores no ha sido siempre el mismo. El lector de una obra literaria que contenga refranes, en nuestro caso el lector del Quijote, se topa con frases que por primera vez le llegan a su intelecto y en las cuales puede, con mayor o menor dificultad, reconocer en ellas refranes - por el contenido que expresan, por el contexto o por el modo como vienen introducidas. Si se trata de traducirlos las dificultades aumentan. El lector agudo que lee una obra literaria en una lengua extranjera y más aún el traductor de una lengua extranjera (no materna) se topará tarde o temprano con refranes desconocidos. A ;veces logrará reconocerlos en el contexto, sobre todo si están expresados en modo sentencioso, otras no. A veces conseguirá interpretarlos correctamente deduciendo lógicamente el contenido, otras no. Son muchos los refranes del Quijote que pueden ser reconocidos como tales por un lector esloveno, pero también son muchos los "irreconocibles" que nos llevan a una mala interpretación del texto. Conclusiones. ¿y qué conclusiones podemos sacar de lo expuesto, sobre todo para que nos pueda servir de ayuda práctica a fa hora de traducir textos con refranes? La traducción de una obra literaria es un trabajo que debe ser llevado con suma seriedad. Entrando en el campo de la traducción sería largo e intrincado hablar de todos los aspectos y problemas que presenta, pero a través de este estudio he querido hacer notar la importancia de traducir los refranes con toda la riqueza de expresión que contienen. Si nos topamos con refranes, o con frases ó sentencias que podrían serlo, es imprescindible consultar el refranero de las lenguas de y a la cual traducimos. Lo importante es que llegue, lo más límpido posible, el mensaje que nos ha querido hacer llegar el autor por medio de su obra. Y si ésta tiene refranes, tratar de salvar las peculiariadades del texto, sobre todo si se nota una intensión estilística del autor al usarlos. En este trabajo he tratado de limitarme a los refranes del Quijote y a su traducción. Los problemas que he ido anotando podrían ser útiles para una nueva edición en esloveno de la obra maestra de Cervantes. Pero lo que más beneficios traería a una siempre mejor traducción del Quijote sería un trabajo crítico comparativo de las ya existentes, sobre todo en lo que se refiere a los refranes teniendo en cuenta la gran cantidad que contiene. Dejemos esto para otra oportunidad. 66 Bibliografía. Cervantes Saavedra, Miguel de, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Madrid, Ed. Espasa-Calpe, 1973. Cervantes Saavedra, Miguel de, Bistroumni plemic Don Ki.hot iz Manee, (Izbral, prevedel in z opombami opremil Nikolaj Kofü), Ljubljana, Ed. Mladinska knjiga, 1958. Gella Iturriaga, José, Flor de refranes cervantinos, Madrid, 1966. Bertini; G. M., "Aspectos culturales del refrán" en Homenaje a Dámaso Alonso, Madrid, 1960. Frenk Alatorre, Margit, "Refranes cantados y cantares proverbializados" en Nueva Revista de Filología Hispánica XV, Madrid, 1961. Rodríguez Marín, Francisco, Más de 21.000 refranes castellanos no contenidos en la copiosa colección del Maestro Gonz.alo Co"eas, Madrid, 1926. 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