PAISAJES DE LA POESIA eslovena actual INDICE SOBRE LOS TRADUCTORES 4 ALJA ADAM 7 KRISTINA HOČEVAR 15 STANKA HRASTELJ 27 ALENKA JOVANOVSKI 37 SIMONA KOPINŠEK 55 GAŠPER MALEJ 67 LILY NOVY 85 MAJA VIDMAR 99 BARBARA KORUN 111 MATEJ BOR 125 PETER SEMOLIČ 135 ANJA GOLOB 147 KATJA GOREČAN 159 3 Sobre los traductores Florencia Ferre nació en La Plata en 1965. Es editora, traductora y escritora. Ha traducido, entre otros autores, a Aleš Šteger, Dane Zajc, Alojz Ihan, Lili Novy, Jani Virk, Mojca Kumerdej, Edvard Kocbek, Dušan Šarotar y Fran Levstik. Ha publicado el libro de poemas El río (1997) y el libro etnográfico Inventario de sabores. Un viaje por la cocina tradicional de Belén, Catamarca (2013). Entre sus libros de poemas inéditos están Milagro de la mujer fea (2002), Seis meses té (2010) y A estos nombres (2013). Barbara Pregelj es profesora titular de la Universidad de Nova Gorica, investigadora, traductora, intérprete jurada y editora. En su función de traductora al esloveno y al español y del euskera, del catalán y del gallego desempeña un papel de mediadora entre los espacios culturales esloveno, ibérico e hispanoamericano. Como traductora e intérprete le interesa apasionadamente la cuestión de la lectura y la interpretación de los textos, y como editora cómo contagiar con el virus de la buena literatura a cuantos más lectores sea posible. Pablo Arraigada (1985). Licenciado en Letras y profesor por la U.B.A. Investiga aspectos de la literatura partisana en los Balcanes, la figura del exilio durante la Guerra de Bosnia y los movimientos de avant-garde en la península balcánica. Formó parte de la editorial A pasitos del fin de este mundo, donde ha publicado los poemarios Sustancia (2013), El mundo (2014) y El vacío (2016). A su vez, dirigió en dicho sello las colecciones Eslavanguardia y Biblioteca eslovena. Ha traducido del esloveno al español a Srečko Kosovel, Josip Murn, Peter Semolič, Kaja Terzan y Uroš Prah, del serbio a Desanka Maksimović, Aleksa Šantić, Radoje Domanović y Jovan Dučić y del croata a Vladimir Nazor y Ivan Goran Kovačić, entre otros. Santiago Martín Sánchez nace en Granada, España en 1969. Estudia Filología Española en la Universidad Católica de Nijmegen, Holanda (Katholieke Universiteit Nijmegen). Se especializa en el postmodernismo de la literatura española entre 1975 y 1991. Trabaja casi tres años en la „Casa del Traductor“ en Tarazona, España. Desde 1999 vive y trabaja en Ljubljana, Eslovenia. Es Lector de »Español con fines específicos« en el Departamento de Lenguas Modernas de la Facultad de Ciencias Sociales de Ljubljana. Colabora con el Instituto Cervantes de Ljubljana. Traduce literatura eslovena al español (Srečko Kosovel, Žarko Petan, Maruša Krese, entre otros). Santiago Martín también se dedica a dibujar cómics, en colaboración con autores eslovenos, para editoriales eslovenas. En su muro de Facebook de »Ljudožerci« se pueden ver dibujos y fragmentos de proyectos que está haciendo en la actualidad 5 Alja ADAM (1976) 7 Licenciada en Literatura Comparada y Sociología de la Literatura por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Liubliana, donde en 2007 defendió su tesis doctoral sobre estudios de género y teoría literaria feminista. Es autora de tres libros de poesía (La exuberancia, 2003; Por qué mencionar a Aquiles, 2008; Mucho tiempo hemos esperado la lluvia, 2015). Su poesía está traducida a trece lenguas y publicada en antologías y otras publicaciones tanto en Eslovenia como en el extranjero. Fue galardonada con algunos premios para poetas jóvenes. Su poemario Por qué mencionar a Aquiles fue publicado en 2009 en su traducción española (e.d.a. libros) e italiana, y en 2014 también en su traducción croata. Además de poesía, es autora de numerosos artículos, ensayos y cuentos para niños. Es profesora titular en la Universidad de Nova Gorica y junto con la poeta Maja Vidmar lleva a cabo talleres de escritura creativa. 8 El libro de poesía La exuberancia (2003), con un lenguaje atrevido, habla del erotismo, que se considera la principal fuerza vital. Por qué mencionar a Aquiles (2008), en lugar de los previsibles conflictos entre géneros, tematiza los recuerdos de la niñez y las preguntas existenciales que reflejan un punto de vista destacadamente femenino y que cambia en su perspectiva la edad del sujeto lírico. Su tercer libro de poesía, Mucho tiempo hemos esperado la lluvia (2015), está marcado por el típico erotismo y la sensualidad, pero también por la experiencia de la maternidad, a través de la cual verbaliza las características de la vida cotidiana y abarca temas tan distintos como son la falta de trabajo y los conflictos bélicos en el mundo. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: adamalja@gmail.com (Alja Adam) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 9 11 La chakra laríngea Primero hablamos de las cosas bellas. sobre la garza que al inicio del diciembre sobrevolaba la ciudad justo cuando debajo habían encendido por primera vez las luces festivas. y sobre la luz dorada que durante la meditación corre por las chacras abiertas. luego sobre la ansiedad cuando un hombre y una mujer que conocemos intercambian las últimas palabras en una habitación del hospital. como su cuerpo está conectado a los dispositivos que glogotean les parece que se encuentran muy hundidos en el agua: la sensación de flotar les saca de quicio cuando procuran agarrarse al borde de la cama. después dejamos de escucharnos uno al otro como si la bombilla de la atención se acabase de repente y nadie tuviese ganas de cambiarla. seguimos el paseo en silencio. 12 Día de San Valentín Mi tripa crece igual de rápido que cambian los escaparates de las tiendas. la conversación con otra embarazada se parece al andar por los túneles de neón en los supermercados: el aire se queda en la superficie y no puedes respirarlo, las piernas pesan, el irritante dolor baja por los muslos hacia abajo y la salida está cada vez más lejos, perdida entre los indicadores, las letras desordenadas y la gente que vaga por allí como si estuviera drogada. Preferiría comer tortillas con Jana y hablar sobre sueños eróticos. Cambio de posición en la silla, siento el peso de la tripa en su rostro solo hay preocupación, el gris se asienta sobre los hombros de las casas. Y luego un griterío histérico: “¡de veras quiero ser una buena mamá!” La humedad que se extiende por la calle, las gotas como agujas se resbalan entre los dedos. Traducción de Barbara Pregelj 13 Kristina HOČEVAR (1977) 15 Licenciada en Esloveno y Lingüística General por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Liubliana. En la actualidad es profesora de esloveno en dos liceos y trabaja también como correctora de estilo. Autora de seis libros de poesía ( Hacia la felpa, 2004; El borde físico, 2007; Las pequeñas colas, 2008; Las oscilaciones, 2009; En los dientes aluminio, tiza en la boca, 2012; Afluencia, 2017), ha sido galardonada con varios premios: Zlata ptica y, en 2013, Jenkova nagrada, que otorga la Asociación de Escritores Eslovenos al mejor libro de poesía de los últimos dos años. Sus poemas están publicados en distintas antologías y traducidos a varias lenguas (inglés, alemán, húngaro, sueco, hebreo, macedonio, polaco, checo, griego, etc.) 16 El libro de poesía En los dientes aluminio, tiza en la boca significa la ruptura con su creación poética anterior, marcada sobre todo por su identidad LGTB y la intimidad específica, dado que lo que en sus libros anteriores más bien era una característica temática, en el último libro empieza a percibirse en la creación de un lenguaje poético único. Sus versos son tan marcadamente abstractos que parecen unos fragmentos rotos del habla, lo cual dificulta la lectura. Según el crítico esloveno Andrej Hočevar, “sus versos elípticos con frecuencia se componen de tal manera que con la oposición de sus significados trascienden los antagonismos socialmente aceptados; los motivos se entretejen sin evidente lógica; las frases empiezan con un punto y coma; faltan las frases principales; las repeticiones cíclicas cambian su significado, etc. Es precisamente gracias a esto por lo que Kristina Hočevar logró crear un universo poético único que pide a su lector abandonar los clichés.” Acerca de los derechos de autor dirigirse a: kristinahocevar@hotmail.com (Kristina Hočevar) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 17 19 tú te miras hacia atrás; a veces en voz alta, otras veces son los leones marinos. alguien habla de color de tus ojos y tú miras hacia atrás, en voz alta. conforme estás sentada con las chicas en la acera cuando alguien te dice que tus leones marinos son demasiado altos. estupendo. estás cazando tu [propio ojo y mientras tanto alguien te grita que los leones marinos son demasiado altos. extiendes los brazos alrededor de todas las sillas, pones el carbón bajo la [mesa y también el ojo por fin logras cazar ; aunque no en voz baja. las quemaduras de tus muslos pueden observarse de lejos aunque no lleves [falda. los brazos las cintas que atan los árboles a cada puente nuevo. destapa la ciudad y libera la carretera para que al caer en mi frente el sol deje dos puños de calor. 20 eres un niño porque tu llanto como arroyo gutural corre por debajo de las [mesas de la clase. siendo niño tu rostro es más grande que la inspiración. los asientos revientan [cuando te columpias. y no duermes noches noches. has visto la mano, alguien no la ha sacado del [vestido. has oido las palabras, alguein no las ha puesto en la hierba. y los juegos y las [palabras no son la suavidad para resolver. eres un niño concluido. en todas las salas de calderas serás un niño cada vez más gris. hay cada vez más palomas. habrá que cerrar las ventanas fuerte y [estrechamente, dar portazos. aunque el arcoiris de veletas gira en todas direcciones en las que miro, no ahuyenta el aleteo. estoy en cuclillas sin vistas mientras que anuncian que alguien lanza las burbujas de jabón entre la [oscuridad de día y noche. no obstante, no hay movimiento entre la oscuridad de día y noche que desollara las palomas. 21 en los cristales de los restos del sol o acaso principios del continente: lloviznas y no hay altura donde no te arqueas nadie porque no quiero y no hay tal que te cubra la espalda los pingüinos no son las garzas aunque sean de plástico; y sus aletas me empujan hacia el oriente: donde debajo del mar blanco hay un mar verde y me resbalo mucho más rápido que se esconde el monte. a veces escuchas la música y levantas los brazos cuando estás al lado del [podio. te abres al cuento dejando el cuerpo al juego. a veces bebes algo, pero aún así, puesta sobre los espejos no tienes ganas de hablar. crees que la música tiene más sentido. y más sentido [aún tiene cavar las trincheras. a veces por eso levantas los brazos y bebes algo; dejas el cuerpo en el juego. 22 ni soy aula ni tengo clase. los hombros son porque quiero la leña. aproxímate como un estado permanente de tormenta. respondo con fidelidad y extiendo los brazos. pero no tengo programa ni paciencia: para el monopoli y una muñeca de rascacielos con dedos frágiles. déjate llevar cuando la próxima vez esté a cuatro patas. en el antaño querías llevar a gente al centeno, ahora intercambias sólo con [aquellos que ya están allí. tal vez compartís las sogas, tal vez los animales. a veces actuáis en la misma película. entonces le das una patada al círculo para que eche a rodar: no obstante el hoz lo corta junto con el centeno. 23 no nos faltas, pero al menos dos estamos tristes que alguien en la puerta de [entrada dibujo con espray la esvástica. si fuéramos los eskins, los nacis, los niños, pero [no. estás sentado en casa, observas el cambio de tus huesudas manos sensibles. [y cuando tu cabello está suelto, parece muerto. de palabras no puede llenarse la tarde, lo trituran las naranjas. huele a cebada, comparamos las metrópolis, todos buscamos [salidas provisionales. y tú, tú estás exportada la mayoría del tiempo, nuevos medicamentos, [animales, poemas, dejas a un amigo nuevo en la misma línea, en el ataúd delante de la puerta pulida [mientras que la gente se está perdiendo en las hendeduras de los autómatas, no tan sonante como [las fichas de papel. igual que los chicos en la cola de señores que beben la leche con cerveza, igual que las chicas que se sientan en las rodillas de señores y señoras que beben la cerveza con leche, crece la historia de cuestas planificadas y se construyen con adulaciones. se sorba la juventud mientras que las arrugas, las líneas de emociones y trabajo, se allanan: brillan con orgasmos de [admiración, con suspiros de altos señores y señoras. buscar la manera de prolongar las colas con las inyecciones de sangre embriagada. Traducción de Barbara Pregelj 24 25 Stanka HRASTELJ (1975) 27 Autora de dos libros de poesía ( Tonos bajos, 2005; Señor, tenemos algo para usted, 2009) y de una novela ( Juegos, 2012), ha sido incluida en varias antologías tanto eslovenas como extranjeras y ha participado en más de cincuenta festivales y veladas literarias. Por su novela ha sido galardonada con el premio Modra ptica. También ha sido organizadora y moderadora de distintos eventos literarios, así como también organizadora de encuentros literarios. También es traductora de poesía serbia, croata y bosnia. Es miembro de la Asociación de Escritores Eslovenos y presidenta de la asociación cultural Liber. A partir de 2009 es autónoma y vive en Krško. 28 Galardonada con el premio a la caballera de la poesía (2007) y con el galardón a la mejor poetisa joven de Eslovenia (2001), en sus dos libros de poesía trata sobre todo el tema del amor. No obstante, por su afinidad con los temas de los marginados, respecto a los cuales toma una postura muy crítica, más de una vez ha sido tildada de autora comprometida. Ella misma no está conforme con esta designación, a pesar de hablar de temas como son las diferencias entre géneros, la muerte, la eutanasia, el aborto, las enfermedades mentales y la autolesión. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: stanka.hrastelj@gmail.com (Stanka Hrastelj) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 29 31 5.45 A Dominik Frelih a las 8.10 entra el médico, la expresión de su rostro lo dice todo aunque no hable, ni lo niegue con la cabeza ni tampoco diga Lo siento, aunque diera un paso atrás: y fueran las seis menos cuarto y el personal todavía estuviera tomando el café de por la mañana, seguiríamos conduciendo y chocaríamos otra vez, si tuviera que ser así, luego contarían los coches rotos, los huesos rotos, se rellenaría el informe, se levantaría el acta, lo firmaríamos todo, fue nuestra culpa, no frenamos, pagaríamos la multa, remunerarímos los daños, pero levántate Dominik, sacude de ti los trozos del vidrio, ven, vámonos a casa. 32 Nostalgia Entro a través de la puerta, abro la marquesina para que tire la sombra por el suelo del balcón, pienso que estoy envejeciendo. Hace tiempo o desde esta misma mañana. Me paro mirando su borde afilado, me acuerdo de nuestro viaje como lo recuerdan los viejos, con una nostalgia extraña que amasa la realidad como trozos de plastelina. 33 Quizá fue distinto. Me acuerdo de que en la plaza de Simón Bolívar tomamos el café de las tazas rotas, esperando a un hombre llamado Jesús entre el museo del oro y el palacio de la inquisición. Tú fuiste la que lo vio primera. Cuando corriste hacia él se lanzaron a volar los pájaros desde las palmeras enredándose en tu pelo y tú gritaste de horror. Tal vez no fue así. – – Comíamos trozos de papaya que compramos del vendedor ambulante y dijiste de paso que tenías miedo de los pájaros y yo, entonces, reconocí a Jesús a lo lejos. Pero quizá este recuerdo no es mío sino que es un recuerdo de una natural sin dientes que aquella mañana estaba sentada en el parque y no esperaba a nadie. Miraba nuestra piel que entonces quemaba el sol colombiano y tiró a los pájaros un puño de migas justo en el momento que vino un hombre llamado Jesús. Traducción de Barbara Pregelj 34 35 Alenka JOVANOVSKI (1974) 37 Crítica literaria, poetisa y traductora del italiano. Es autora de un libro de ensayos, El gen oscuro (2001), y de un libro de poesía, Los pantalones para G (2012). Por su labor de crítica literaria obtuvo en 2004 el premio Stritarjeva nagrada y por su libro de poesía más reciente Mil ochenta grados, en el 219, el premio de Verónica (Veronikina nagrada). 38 Publica su poesía en distintas revistas de poesía y está incluida en distintas antologías internacionales. Su tema es la desaparición de la vida espiritual, del amor y del ágape de la vida del hombre actual. De la misma manera, en su único libro de poesía, Los pantalones para G (2012), con un lenguaje conciso y ascético, lleno de diálogo con poetas nacionales y extranjeros y sobre poesía, habla sobre las pérdidas del individuo y el nacimiento de la esencia poética, sus raíces y su desarrollo, abarcando también la crítica social del capitalismo occidental. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: alenka.jovanovski@gmail.com (Alenka Jovanovski) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 39 41 Lengua materna De niña mi madre no hablaba en la lengua de su madre, sino en la lengua de los que la mataron. Hasta reía, esperaba y estaba de luto en la lengua de los asesinos. Irrumpían en plena noche, con barbas blancas y puñales agudos, apoderándose de la casa. Mi madre nunca termina de decir hasta el final las cosas últimas, tiene miedo de hablar de ellas. Hasta los pantalones, esta cosa tan pasajera, me los cortó en la lengua con medidas de otra persona (de ahí que mis pantalones aparentemente sean infinitos: y en realidad siempre demasiado estrechos, largos, de modelo equivocado). Por eso yo, su hija, estoy obligada a devorar lenguas extranjeras, lavar pan en el extranjero y hornear ropa de los extraños. Para ser limpia, tengo que estar hambrienta y desnuda. Para estar desnuda y desnuda, tengo que estar al lado de la pared, chocar contra el infinito hecho del hormigón. La lengua envenenada expande su vida silenciosa y oculta: la guardo en migajas de pan, la saboreo en hilos cortados, mastico los agujeros en la tela, esta dimensión tendinosa, ruda, esta mezcla viva de polvo y agua-llego a conocerlo cuando lo otro y lo propio se mezclan, cuando ya no sé quién soy si es que soy alguien- y todos somos familia, y estamos tan solos, sin barrera para lo que a través de la puerta irrumpe en la lengua-y ¿quién, si acaso existe, debería quitarla (¿cómo podría quitárselos?) los puñales y las huellas del horror? 42 La madre que ya no existe entonces abre la lengua. Lame la sangre y la mucosidad y los excrementos de las crías; atenúa el tabique del corazón y cura las úlceras gástricas, funde las paredes y las puertas y las ventanas. El músculo áspero los despierta con ternura: a los que gimen sin cesar y a los que desde dentro están tapiados dentro del sueño. Poema para Violeta Parra Y el canto de ustedes que es el mismo canto. Y el canto de todos que es mi propio canto. (Violeta Parra) Ya no es posible escribir ningún poema íntimo. Tan sólo un poema sobre los órganos interiores de una gata atropellada cuya sangre se filtra por la bolsa de piel, junto con los riñones y el corazón en una corteza de grasa. Un poema, cuya piel es más blanca y herida que la piel con el corte del tejido canceroso de la espalda. Un poema que extrae de la herida las palabras tragadas, las palabras con filo romo y las abre para que puedan respirar. Un poema que es como un encuentro de los que andan al borde de la noche y saben que el miedo se esconde dentro del golpesi lo apartas Y se convierte en amor si lo deshaces. Esta aquí es una elección real, ningún inconsciente puede justificarlo ni dirigirlo. 43 Mi poema más íntimo vive entre la gente, mi poema más íntimo funde las cadenas de las cosas. A veces quiero olvidarlo, a veces quiero atropellarlo. Pero es imposible atropellarlo, no es posible olvidarlo. Ni el pájaro ni el aire ni el paisaje: no soy ninguna de estas cosas-viajo orgánicamente, a través de las venas, enlazando el oxigeno fervorosamente para abarcar todo lo que puede dividirnos. A los amigos A todos aquellos que he amado irreversiblemente les quité algo para apoderarme de ello. Al primero: levantar sospechosamente la ceja derecha para defenderme. Al segundo: que no quiero comerme a los vivos (aunque sin querer ya me comí muchos) - lo que me suministró algo de frío y algo de calor. żQué es lo que te quité y qué es lo que te di? Toldos de plástico sobre la tierra, bajo ellos centenares de ojos que eran menester devolver a las raíces. Lágrimas y risa. El Fiesta: nos refugiamos dentro de él al caer la noche y por la mañana (como un vivo en el ataúd) observamos la condensación menuda. En el accidente lo rompí y deshice el color azul, pero míralo ahora: bajo la corrosión y los agujeros, allí podría estar el nuevo hogar. Algún día, antes de separarnos, aprenderé los quehaceres de mamá: hablar con las flores, suavizar la piel de los vestidos, hacer pasteles y estar bien. 44 El momento me asusta un poco, no me gusta practicar las pequeñeces que quitan el tiempo y suben hacia la tierra. Y por fin de tí, Lámpara (he huido aunque tan sólo aquí estoy a salvo de verdad): cojo de ti la gracia y la llama que chamusca pero no quema; que penetra insistentemente hasta el aliento más profundo. żHan sido justos los cambios, habéis obtenido las armas de bronce, habéis obtenido el sonido de bronce, habéis pasado hambre? ¿Nos hemos vertido, nos hemos entretejido como hierbas de mar, nos hemos caído bien? ¿Es que las células de mi cuerpo os pertenecen para siempre? ¿Es que el agua cada día está más mezclada con leche? ¿Con qué pie nos hemos impulsado a este océano? ¿Y con qué brazo vamos a salir nadando? 45 Ernesto G., Bolivia, 39 años Corazón expuesto como una llanura que aceptas todo: los rayos, las gotas, el frío la sed, las heridas, el hambre los seres menudos, escondidos en la tierra que atacan para sobrevivir - Nuestra piel desnuda centellea como los dólares en la mirada de los tiradores - Corazón, cómo me silba en los pulmones el viento a través de la pampa, corazón que te has vertido en el continente - Corazón áspero, poroso, piedra campesinos hambrientos y enfermos que en su miedo protegen las causas de su pobreza, su pan sin harina jugando con ellos a la gallina ciega - Cuándo despertarán, cuándo Corazón, adónde los llevas, acaso conozco tu lugar - 46 la vida en la sombra para Mimo Cogliandro, clarinete bajo y Marko Lasič, batería aquí el espacio se mide en profundidad si llego al rincón lo expando y esto es la libertad sin prestigio igual que la sesleria en otoño protege la tierra y la ata nadie lo verá, desplumará, empujará no hay ningún oro negro, aquí abajo no está no deja verse, no existe no está a la luz pero aquí no se mira con los ojos si no juegas según las reglas te toca el borde obligatorio la vida en la sombra es comer o lavarse cada día tomarse el tiempo y amasarlo con insistencia sin preguntar porqué amasarlo sin brazos si te los cortan durante un siglo el árbol amasa sus jugos la sombra amasa las fresas de serbal si utilizo las yemas de los dedos, si soplo al interior, nacen soles circulan las brumas y galaxias el espacio, profundo y amplio, se arremolina a través de este tubo desnudo con teclas en la cintura para arriba que golpea para que pueda respirar para intercambiar 47 Joan Jara, 11.9. 1973 amar a aquellos cuya pérdida de antemano merece la pena llevar no como un altar (esto sería la glorificación de la violencia), y no como un precipicio (de esta manera me ahogaría), sino como a aquellos por quienes cada día (existan o no) vuelvo a nacer. Paseando por la alta hierba hasta el estanque cubierto por las algas Mi padre es el viento: cuando yo me callo, él se lanza a hablar. No bien se percibe que se abren las hojas del abedul, y brillan, muestran el camino. Por fin, el día es un cálido olvidar la lluvia. Voy hacia el estanque por la hierba. El estanque brilla como una luna. En cualquier momento puede quemarme la cara. Mi padre tiene cáncer, 48 mi padre no puede ver nada. A lo lejos, el estanque es solo láctea plata, no sé si la plata puede ver algo. La plata es un espejismo: una superfice helada sobre el estanque. La plata es patas de tipulas que resbalan sobre el estanque. La plata es algas que cubren el agua viva. Mientras tanto, mi sed permanece: inamovible, intocable. Mi padre es el viento, mi cuerpo es un contador Geiger. Me escuchas, mi amor: ris ras, ris, ras...; movimientos apenas perceptibles perforan las hojas del abedul. Querido, no te asustes: es solo el sonido de mi cuerpo. Mi cuerpo irradia, mi cuerpo destruye las tiernas células. Tengo que ponerle un límite; por esta telaraña con gotas de rocío y por la huella del caracol, le tengo que poner un límite. Le digo: pssst, tranquilízate, cuerpo mío. Cuando se tranquiliza no irradia. Tan solo duele, pero esto no lo veo. Mi cuerpo ya no es mi cuerpo; es un silencio. Ahora me voy a tender en un corazón. Un corazón está hecho de viento: me puedo apoyar con toda mi fuerza solo en aquel en el que siempre vuelvo a resbalar. 49 Paseando por la alta hierba hasta el estanque (un año después) Otra vez el mismo paseo, todo es lo mismo. El viento me limpia al andar los ojos y la boca. En el mismo arbusto reseco las espinas: largas y afiladas. Filas de gotas, congregadas en un rosáceo sangriento. En la misma hierba: las hojas verdes y amarillas, por la misma fuerza lanzadas en caída libre. Todo es lo mismo: un tábano que, convulsivo, abre una vena, un yo andante, y el viento. Flores azules en medio del estanque, eternas como en los empapelados de mi infancia, ¿qué, por aquí? No sé distinguir el espejismo de la realidad, todo es igual. En medio de los juncos, el fango y la despiadada superficie se han abierto el paso tres lotos: azules a la luz de la lluvia del atardecer, uno para ti, uno para mí y uno para todos nosotros. 50 Castaño silvestre, en el instante Aquí, bajo la ventana, los castaños hablan con el viento. Cómo los toma el viento y con toda su fuerza les arquea la copa medio seca y medio viva donde han crecido centenares de ojos ¡que pican! Cómo se está cayendo todo esto bajo el roce del viento, la consecuencia y la causa lanzadas con la misma fuerza. Cómo flota a través del aire, sin apoyo alguno, hasta el fondo. En mayo te regalé un ojo de castaño, una bolita con pelusa verde. Lo devolviste. No sabías que era un regalo, una lancha que cruza el mar hasta la tierra prometida por la mera fuerza de la voluntad. En setiembre los descubro más oscuros, más amargos y más afilados, allí donde nos encontramos de veras - en el fondo. No salió. No salió. Todo es rotas y afiladas formas, y adentro la fruta viva se asombra, sorprendida, dejada a la inmensidad. El deseo de libertad, en un momento aplastado en una forma. Celestejoder (¡cito a Tomaž!), cuando el miedo lleva las riendas y produce, ciego, detonaciones y se derrumba literalmente, sin metáfora alguna. Este poema no es más que lo que está en ese hormigón: una espinosa cáscara rota. Una palabra rota. Apretada en tu palma, también un regalo, que se disipa al momento siguiente. ¿Qué ves, por fin? Los niños de los refugiados les ponen palillos y hacen de ellos caballitos en camino a Europa. Los caballitos no beben nada, 51 los caballitos no comen nada, los caballitos miran directamente a los ojos, sus pezuñas heridas viajan mil años por las estepas, y no olvidan nada. Castaño silvestre, castaño silvestre nacido para un viaje salvaje - cada ojo de castaño me dice por la mañana, al mediodia, a la medianoche: oye, ¿a dónde vas? Y solo a veces, en soledad, con timidez: detente y quédate conmigo ... La higiene del corazón Cada noche, antes de acostarme me dedico a la higiene del corazón. Primero le quito la ropa. Hasta que queda desnudo. Lo meto en el agua. No debe ser ni demasiado caliente ni demasiado fría. Luego lo limpio con una esponja de metal. Le corto las uñas si han crecido demasiado. Le quito los pelos cuando pican. ¡habrase visto un corazón peludo! Ceferin tuvo que afeitarlo para poder balbucear que-e-e-riii-da maaa-aa-dreeee. Tiene que ser suave y tierno como el culito de un bebé, no obstante macizo y con buena circulación. Le doy de bofetadas cuando se pone demasiado blanco, demasiado frío. Que despierte y vuelva en sí. Que empiece a contraerse y dilatarse. No obstante, el corazón traspasa los límites y empieza a gritar: ¡yoyo Yo! Entonces lo pongo en su lugar. Lo corto en pedazos y lo distribuyo. 52 Un poco a los huesos y un poco al aparato circulatorio, un poco a la espalda y un poco a los pulmones. Un montón de corazones desmembrados abren sus picos como crías de gorrión. Esta es la situación del corazón tan difícil de alimentar. Cada vez que este país lo borra del registro el corazón se pone a comer más: más inmenso que el universo, se rebela y se pone a cantar en todos los registros. Guardado en una menuda nuez rojiblanca, más allá de la oscuridad sabe que, sin mí, seguirá adelante. Traducción de Barbara Pregelj 53 Simona KOPINŠEK (1981) 55 Moderadora de veladas literarias y colaboradora de festivales literarios, crítica literaria que publica en revistas literarias y en la radio nacional eslovena (programa ARS), es también autora de cinco libros de poesía ( Antahkaran,2009; Amorosillos, 2012; Veletas, 2013; Ruptura de voz, 2015) y, últimamente, también de varios textos de literatura infantil ( La puerta invisible de la parte sur del cielo; La felicidad con lunares). Le interesa la relación entre la palabra y la voz y las distintas formas que las relaciones entre estas mismas permiten. Publica sus obras en revistas literarias (Nova revija, Sodobnost, Dialogi, Poetikon, Lirikon, etc.), aunque no lo hace muy a menudo. Ha participado en numerosas veladas literarias individuales y colectivas tanto en Eslovenia como en algunos países vecinos. 56 Ruptura de voz es un libro de poemas sutil y valiente, único en el panorama de la literatura eslovena actual, ya que geográficamente se ubica en el este esloveno, en Haloze, una de las partes económicamente menos desarrolladas de Eslovenia y donde que transcurre la niñez del sujeto lírico, experimentando la violencia doméstica a causa del alcohol. Pero la poesía de la autora transciende este trauma personal en búsqueda de un lenguaje poético más universal, creando una brecha, una ruptura, cuya expresión requiere tanto una valentía personal como una inusual destreza con la que vierte su pluma poética. Según la crítica literaria, la poesía de Kopinšek es una de las voces más potentes de la poesía eslovena reciente. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: simona.kopinsek@gmail.com (Simona Kopinšek) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 57 59 La lección Alienos agros irrigas tuis sitientibus. Riegas campos ajenos y los tuyos sedientos son. Mis maestros son personas que ordenan. Mis maestros fueron humillados. Ahora son ellos los que humillan. Mis maestros matan las moscas con un atrapamoscas en la mano. No lloran cuando se tambalean. Maldicen en voz baja y tan sólo cuando excrementan, pensando en mí, quien he visto un reflejo de su marco. Agitan su orgullo al igual que John Wayne su lazo y llevan gafas de sol con una perla de plástico encima de la nariz. Se levantan a la misma hora. Se alimentan de mordiscos de evidencia. No se atreven a decir que follar con el vecino en la misma cama está sobreestimado. Que el marido duerme sólo y la mujer con un perro junto a sus pies. Mis maestros aman a sus amantes y en la escuela enseñan sobre la fidelidad. Mis maestros no escuchan a los niños, todos los audífonos están estropeados. Mis maestros hablan al menos dos lenguas, pero siempre con los demás. Consigo mismo guardan silencio. Piedras de palabras Me dijeron que se abrían las ventanas cuando pasaban. Con su pelo moreno de cornejas, con la boca hinchada de insaciedad. Él bebía la limonada que ella le preparaba, añadiendo una gota de sangre al jugo de limón. Después de aquello, todo fue distinto. Los cuchillos y el dinero caían al suelo como pájaros muertos. Con el más grande un sábado casi degolló al gallo. Lo apretaba con los ojos cerrados y lo condenaba al poema. Yo, mientras tanto, repetía la tabla de multiplicar con las palpitaciones, atreviéndome a creer que algún día podría pintar el cielo. Llevaba piedras en mis manos que luego en un escondite componía en palabras: ¡mierda, Sol, parásito, Mujer-Yedra, puta, Amor, cerda, púdrete, Vida, sola! 60 Abrázame ¿Cuántas fueron las noches en las que huíamos? ¿Qué fue lo que te enseñó tu madre, excepto callarte y rezar? Cada domingo te sentabas en el banco de la iglesia, esperando recibir una respuesta. A esperar que Dios se volviera hacia ti y te divisara. En casa, Diós estaba gimiendo dentro de tu niño, y en la iglesia estaba reflexionando sobre la libertad más allá de las líneas del firmamento trazado por los dedos del pintor, intentando conocer en el corazón atravesado de María, Madre de Dios, en el cuadro de marco dorado ¿quién sino una Madre podría abrazarle para que sintiera lo que anuncia la palabra la Paz? (Al anochecer el niño abrazó a su madre.) El riñón Dormías con un cuchillo debajo de la almohada. Te asustó un ángel que se te manifestó. Se andaba de puntillas aquellos días, susurrando. Tu herida se estaba pudriendo, hundiendo los bordes de las fosas nasales. La niñez se crió con un corte que atraviesa la pared abdominal. Levitación sobre el suelo. Inadvertida una y otra vez. Un ángel estaba sentado en la cama. Sopesando la proporción entre la vida y aquello por dónde lo habían cortado. Con paciencia la esposa preparaba té de uvas. Lo enfriaba con aliento del viento que tosía carbón, en la vieja repisa de la ventana, y se teñía los pulmones con él, mientras dormías. Cada uno de nosotros se había escondido. A mí, los ojos me llevaban a las copas de árboles vetustos, sobrevivía en los escondites de hierba. A ti te estaban tragando las noches. Junto con el ángel al borde de la cama. 61 Santa Ana Te pusieron el nombre de una santa y te explicaron quién era. Y todos aquellos años procurabas ser como ella: habías aprendido a amar incluso la niña que todos llamaban la semilla de diablo, pues quien no ama al concebir, el amor lo tiene que concebir a el. Años llevo imaginándome el vacío que dejarás. Y lo comparo con aquel que estoy llevando por el mundo. Son tan grandes. Como si el tiempo me levantara y sacara del cuerpo veo caras en velo y bajo de ellos, tu piel marchita que vuelve a la tierra. Busco aquella canción que te gustaba, pero todas son graciosas. Si hubiera cantado alguna en tu funeral, habrían vuelto a expulsarme. Dime, ¿cómo es la hija que piensa en el funeral de su madre mientras esta sigue viva? ¿Cómo es la hija que enferma cuando tú, a kilómetros de distancia, te pones enferma? ¿Una clarividencia? ¿Un fantasma? Una aspiración. Una expiración. Confieso que todo esto no es más que una danza de movimientos y preguntas. “Mira, nos hemos creado una a la otra.” 62 Nuestros gatos Sobre la mesa hay unos cuantos fósforos largos, papel de fumar y una moneda. Abril acaba de empezar. Las crías de gatos nacidos en la noche de domingo de resurrección empiezan a abrir los ojos. ¿Cuántos gatos han sido, mamá, a lo largo de la niñez? ¿Fusilados, amados, rotos, atrapados, descompuestos entre las raíces del avellano delante de la casa? ¿Te he dicho ya que ahora la tristeza a mi lado se siente bien? Dice que por fin puede descansar ahora que los gatitos han abierto los ojos y el que me anda buscando no me reconoce. Estoy sentada en el humo de tabaco verde, en mi cuerpo algo que quiere tener nombre. Escucho... El vacío es este agua. Hace mucho que no nos vemos. Ahora llevo pelo plateado dentro del dorado y bajo los ojos un dibujo de la risa. La ofrenda Era octubre. Cuando entré en él, saliste por un momento. Te deslizabas sin moverte. También yo misma empecé a levitar a la altura de un puño sobre el suelo. Todo el día circulábamos por la ciudad. Sonreímos a mucha gente. Deseábamos entretejer los dedos, pero decidimos optar por entretejer lo indecible. Sobre nosotros llovían las hojas de otoño. Gastábamos las orejas con palabras. Con viento secábamos los puntos de aguja. Un niño lloraba al lado del agua. “No llores”, le dije. “Pues lloras el agua.” Luego vino. La señora de negro. A decir que había perdido el marido. “Que equilibrio entre la Tierra y el Cielo,” no respondí. “Yo lo encontré ayer.” 63 La noche del murciélago sobre el estanque No sé si estamos observando la misma obra de magia cuando sobre el estanque donde la juventud te embriagó a aspirar lo prohibido miramos la torpe artimaña de los murciélagos que rasgan la noche. A pesar de ello somos imponentes: sabemos tocar la transparencia, somos capaces de contener el aliento, oler la muerte (hasta ahora hemos soportado todas sus formas) y saber - hay vida. Encontramos una salida cuando nos encierran, por unos minutos también la pieza ausente. Y todavía sabemos amar a quienes nos negaron el amor cuando más lo necesitábamos. La mujer esqueleto Nos desnudábamos en el crepúsculo de la madrugada. La respiración desvelaba la profundidad. Me quité lo que nunca desvisto. A mí misma. Y tú te arropaste conmigo. Durábamos. Yo me asentaba. Me estaba deslizando mucho tiempo antes de bajar en tus huesos. Temía romperte. Preferí romperme a mí. Dolía menos. 64 La pastora Hace mucho que a mi sombra no le gusta el sol. Al crearla, el sol la está desnudando. La está quemando. Por eso prefiere la oscuridad de los días claros. Entonces forma parte de la gran sombra del mundo que se desliza por las mesetas de indiferencia. Cuando está llena, duerme al abrigo de mis costillas. Quieta del todo, ya casi una eternidad sueña sobre no sé qué, quizá no es así, pero mi interioridad entonces está a salvo. Callada, calurosa. Los últimos días le ofrezco forraje. Le pongo trozos del dolor, grava de las entrañas, rajas de palabras, dosis de contracciones y cortos de memorias. Nada de esto quiere caducarse. Vengo así, pastora, trayendo la comida a la divinidad de la sombra a lo largo del día. Por la noche la oigo respirar a través de mi boca y pedir la comida. Hacia la madrugada se llena y queda dormida, es entonces cuando vuelvo la oreja hacia fuera. Traducción de Barbara Pregelj 65 Gašper MALEJ (1975) 67 Poeta, traductor y gestor cultural. Publicó tres libros de poesía, y para el primero ( Isla, presentimientos, beso; 2004) fue nominado al premio al mejor debut literario en la 21ª Feria del Libro Esloveno (2005). Por sus más de 30 obras traducidas del italiano recibió el galardón nacional del Ministerio italiano de cultura. Su poesía ha sido traducida a 20 idiomas y publicada en algunas antologías, diarios, revistas literarias, culturales y profesionales en Eslovenia y en el extranjero. Ha participado en numerosos festivales literarios, entre otros: Lahti International Writers’ Reunion, 2007; Beijing Poetry Festival, 2013; Nicaragua Poetry Festival, Granada, 2015; Festival Luna de Locos, Pereira, Colombia, 2015. 68 Sobre su poesía han escrito varios críticos literarios, entre ellos J. Kernev Štrajn (Delo) sobre Cortes en el oro: “La poesía de Malej [...] se ubica en un margen extremo que puede interpretarse como una frontera entre lo que el sujeto puede seguir experimentando y lo que lo trasciende. En este libro de poesía nos encontramos con la bajada de este extremo en dirección hacia la abstracción [...] y hacia la fragilidad extrema que concierne a las relaciones entre los nombres y las cosas. Para mí, en esto estriba la médula y la distinción de esta poesía”. M. Pišek (Dnevnik) escribe: “Un pensamiento agudo, exacto, consecuente, es un pensamiento bello. Aquí se muestra distante, sin reservas, sin comentarios (para sí mismo), sin notas a pie de página (para el lector), sin lucha emocional [...] en fin, este es un pensamiento que puede soportar tanto el cambio como la continuidad, y su resultado espontáneo no es sino una postura única”. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: gasper.malej@guest.arnes.si (Gašper Malej) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 69 71 Entra a casa, te esperan sonrisas amables. Las damas oscuras en la puerta. Para que olvides lo que eres. Lo que no deberías ser. Te servirán té y te traerán el almuerzo. Una luz suave se vierte a través de las ventanas. En tu superficie sentirás: este no eres tú. Y no debes serlo. Escóndete en el vacío: este es el único lujo al que tienes derecho. Quieres saber por qué. Por qué la puerta abre al tocar el picaporte. Por qué en un bocado o trago de agua común y corriente puede acechar la inquietud. 72 Los señores no te lo pueden revelar. Si es que existen. Entra a la casa. Quizá todavía no te lo hayan dicho, pero el presentimiento es demasiado fuerte para poder negarlo: viajes donde viajes, quienquiera que te acompañe, un día estarás aquí. Como la muerte que espera en Samarcanda. Un dolor que consternado aprietas en el puño. Los objetos de las habitaciones están cubiertos de una pátina oscura. Desde la cocina llega un olor a quemado. Entra a la casa. Pues el vacío adorno de su interior echa de menos, y con dolor, precisamente tu ausencia. (Niño, presentimientos, beso, ŠKUC – Lambda, 2004) 73 Tú llevas –y escondes– la memoria. Yo dono. A todos los que están –dentro de mí, pienso y lo borro– aquí. Una cercanía que se expande con sigilo y se adueña de mis pupilas, del pulso, de las conchas, con disimulo, como un cristal. Coincidimos con fugacidad, como un campo nevado pegado a la angustia de los labios. No sé quien eres, aun así –presiento dentro de mí, ¿y qué es lo que escribo?– me vierto en un temblor que esconde nuestro futuro beso. (Niño, presentimientos, beso, ŠKUC – Lambda, 2004) 74 El mar que inunda el poder de todos los elementos. La defensa de pasiones desgarradas, una persona desconocida que olvidas en el espejo o detrás de la cortina. Toda la importancia está puesta en las olas. Quizá inaccesible, debajo de la superficie. Te rompes en temblores breves, inefables. Y quizás sigues allí, en la arena. En la inexistencia de los castillos que construye una mano ajena. Es la muerte la que llega con el mar. Le perteneces igual que todo lo que arroja a la orilla. (Cortes en el oro, CSK – Aleph, 2009) existen lugares donde las historias terminan de otra manera. en los que puedes poblarme. cosa que podrías llevar a cabo perfectamente aunque siempre admire el temblor de tus manos que en plena conversación huyeron de la presencia de la causalidad y del trozo de pastel que las rodeaba – para poblarse en aquella imperfección que soporta tan solo la presión nocturna. me sale con miedo que puedes llevarme a lugares de centelleo despiadado – y no me poblarás jamás. (Cortes en el oro, CSK – Aleph, 2009) 75 La historia empezó entre arena y polvo, entre faros extaños y brillo dorado. No fuiste el que por la alfombra bordada entraba con lujo a la sala donde las miradas de los visires mantenían el equilibrio y la de los ojos negros decidía sobre el dominio y la ternura. Ya entonces: falta de ternura. Una llamada en el aire, momento seguido una niebla que borra aquellos tiempos pasados. Emerge una nueva historia. Los naufragios en la costa rocosa, ráfagas de viento como en una isla pequeña que en este mundo se llama Suomenlinna, aunque ahora las particularidades de su existencia se funden en un paisaje que por todas las características parece haber sido inventado. Profundamente irreal, ya contemplado. Y tomas notas incluso con más precisión y detalles: 76 el abrazo como consecuencia de la salvación, las claras conchas, esparcidas por la anhelante agua, el árbol de las siete tristezas que crece sobre la inevitable inquietud de los salvados. También los naufragios han sido ya incorporados a innumerables narraciones; en realidad esperan escoger el camino en el cruce que los borra e inspira melancolía. Sobre esto va a decidir la imaginación de una persona que fue predestinada a complementar la historia. Un lector, digamos. Aquí podría figurar una larga nota sobre la (in)casualidad de esta determinación sexual. Le esperas (y llamas con ternura). Lo que no es mera fantasía (acaso irrupción demasiado directa de la realidad en el tejido fino, indeterminado). Tal vez existe. En el horizonte de los naufragios. Al fin y al cabo, esta es (irrevocablemente) una historia sobre la búsqueda de puentes hacia él. Te acercas, nada más. Porque no puede ser de otra manera. (Cortes en el oro, CSK – Aleph, 2009) 77 Bajo aquel continente (2017) puedo intentar suceder de un modo del todo inorgánico. en la mano sostengo una célula verde. tal vez pueda protegerme ante todo dolor. cuando entre al teatro de los otros sentidos, que disimulan la sorpresa de que estés precisamente aquí. en otro lugar, aniquilado. esperando la inspiración. como una ventana se abre en la mano, verde. en la distancia de exactamente siete centímetros desde las tijeras abiertas. intenta dibujarse en color naranja. se apoya en las inestables posiciones de los peces en las peceras, hacia abajo en las redes de la memoria se atasca con las miradas. sigue durando una de las maniobras del ámbito de traslado. aquíyano estoy. respondo a las caricias como un robot, el magnetismo está permitido tan solo cuando la gota pasa el borde. 78 desde allí me muevo a lo nuevo. siguiendo las huellas, dudosas solo en las palabras. lo demás está distribuido pero se deja mudar, espera unos gestos seguros. el contraste: monstruos blancos que bajan desde las pantallas. en lo blanco los colores que aún no quieren ser carne. que lejos está el fantasma de un poema de amor. seguro como un presentimiento de que me exilio en lo impersonal. así como en las sonrisas, como las estatuillas arcaicas. pondré un dedo en unos labios que a partir de entonces se callarán claramente, sin descensos en la altivez del silencio. tal vez sobre el mar ya se esté elevando una estatua de bolsillo de piedras recolectadas. las lágrimas rizan el agua, quieta en su soledad. de este modo se puede borrar el océano. al volver estás salado cubierto de tiritas. nadie ha puesto una vela delante de tu puerta. nadie ha asentido cuando la sepultura iluminada 79 se ha abierto por fin. te has quedado tieso, sellando la huella. has medido el dolor aireado – y has cerrado los ojos. en la evocación del alcance insuficiente. allí se compone la luminosidad que lleva al vidente al umbral de lo cotidiano, entre las cosas, de nuevo amadas, en un hablar premeditado. como un poema modelado con una soledad anciana. que intentarás reformular muchas veces. un habla oscura, repetida en muchos sitios inasequibles al ojo. la tristeza y los roces con la muerte. paso a paso a través de habitaciones siempre demasiado estrechas. el lento distanciamiento de los cuerpos amados. por momentos el increíble empuje de fuerza que brinda una despedida. la dignidad, la obstinación, la gracia. un río de luz que fija la sonrisa en la memoria. 80 así durarás cálida. solo tú. pero en realidad es insólito. inspiras, porque no estás. aunque estés, esto no puede cambiar nada. juego con lo prescrito, con lo escrito. algo de riesgo nos dejamos continuamente: un precipicio de sonrisas, la pulsación de lo previsible. tan solo la luz al final baja al nivel suspenso. la representación de la cercanía, insinuada por las grietas, lo incompleto de la unión que se inscribe en nuestra mano. te haría luminoso y reciclable, con un sobrante reducido en ansiedad. te movería a la parte de las pérdidas, que está prohibido equiparar al fracaso. puedes decidir a qué mundo pertenecer. no son solo dos y siempre no va a ser siempre fácil excepto si proclamas la noche del pensamiento con remolinos que significan la despedida: abres un diccionario nuevo, aún sin tocar. 81 puedes ser solo aquella vida que no permite ningún error. pasarela segura soportas el peso el peso y cien mil veces el peso. y luego se hacen oír – los párrafos del juego. la melodía se esparce a través del espacio. un fado ligero de la soledad un inequívoco pesar de la vertical del sueño. un viaje astral con voces hasta la médula del cariño. intentas evocar una historia sobre cuatro matices del verde que se han destapado de repente en el paisaje. aquello parecía un paseo ordinario: hace mucho que las epifanías buscaron cobijo en libros ajenos. entre las líneas lucía una mujer, dibujada en dos continentes. la mirada viaja hacia lo inalcanzable. a través del mar, abandonada a sus propios tonos. en el fondo del cuerpo el destello de una joya de cristal. verde. es verde, claro. vuelves a preguntarte quién pronuncia. ahora te echa una mano la palabra pluralidad. o multiplicidad, como insinúa el registro de la reinterpretación. sin embargo sigue presente – imborrable – una especie de singularidad. en todas las facetas existenciales. acaso debajo del paraguas me beso con una singularidad? qué singularidad puebla el letto misterioso? el texto se descompone antes del final. hay mucha luz en el camino. el alma hace lo suyo. Está estableciendo(se) el orden. Traducción de Barbara Pregelj 82 83 Lily NOVY (1885-1958) 85 Poetisa en esloveno y alemán y traductora, nació como Elizabeta Haumeder en una familia noble de Graz. Vivió en Liubliana, y también en Praga y Rijeka. Es considerada la primera poetisa lírica eslovena y una de las mejores poetisas eslovenas. Al principio escribió en alemán, y solo en los años veinte del siglo XX empezó a descubrir la poesía contemporánea eslovena, la cual en varias ocasiones tradujo al alemán ( Blätter aus der slovenischen Lyrik, 1933; Prešeren Gedichte, Jugoslawische Fraunsenlyrik, 1936). A partir de la ocupación alemana dejó de utilizar el alemán como su lengua poética. 86 En 1941 salió su primer libro de poesía eslovena, La puerta oscura, que, al igual que el título de su poemario, abrió una puerta nueva de la poesía eslovena, si bien su poesía intimista y amorosa no concordaba con el tiempo de la posguerra. No obstante, siguió escribiendo tanto para adultos como para jóvenes. Todas sus demás obras fueron publicadas póstumamente: Los arcos (1959), en la que su intimismo aborda también el tema de la fugacidad y se abre al diálogo con la muerte, y poesía para jóvenes lectores ( Mari-mariquita, 1968; Sois tan pequeños en este mundo grande, 1973). Acerca de los derechos de autor y acerca de los derechos de traducción dirigirse a: mariafferre@gmail.com (Florencia Ferre) 87 89 Espejo Ya fue pecado el empezar a amarte, pues alzaste un espejo frente mí. Ante él bebí un brebaje embriagador mi cuerpo conoció de afeites todos lo rodearon los más dulces vapores. Por gratitud te di mi corazón, como un anillo caro a un buen esclavo. Mi cabeza apoyé sobre tu hombro, pero tu alma jamás la conocí, ni a resguardo en tu pecho he dormido jamás. Pero vi una grieta en el espejo un día triste y severo del invierno. Te miraba y te eché la maldición con deseo enfermizo surqué con la palabra tu rostro como con una esbelta vara. Mi anillo caro te quité del dedo, parado a la intemperie te quedaste en tu sucio gabán, gris de cenizas. Tu rostro se opacó, y no volviste a levantar los ojos ya del suelo. Ahora vives en exilio como un muerto, y yo me hielo en cuartos sin respiro. ¿Somos yo o tú, víctimas de antiguas faltas? ¿Quién conoce de los planes ocultos el sentido? ¿Quién ve en sí mismo el rostro sin espejo? 90 Cadáver Alguien está posado en el fondo de mi corazón como un cadáver en el fondo del mar. Como si el agua meciera sus manos, tiende hacia arriba, pero no llega a la luz. Un pie se separa del otro dando pasos, pero sigue tendido en el lugar. Levanta la cabeza y es lívido su rostro, su expresión es callada y abatida, me mira fijo en silencio, con los ojos abiertos: “Para ti, para mí, no hay salvación alguna. ¿Sientes mi peso, este enorme peso? Yazgo en tu corazón como un cadáver. Sopórtame por fin dondequiera que vayas ¡Carga conmigo en tu viaje postrero!” 91 El olor del amor El olor del amor es tan preciada gema como el olor de hierba en flor en primavera. ¡Ah, sólo una vez en el vuelo de la vida conoces el misterio de todas las semillas! Sientes sólo una vez el soplo ardiente de este mundo feliz, tibio y despierto, los latidos del agua en el planeta, la dulzura del peso terrenal. Y sólo entonces te es dado llegar a las plateadas raíces del arroyo, a las alturas celestes, al encendido rosa, allí donde la nube que florece bebe el jugo cristalino de la tierra. 92 II Entonces eres todo lo que sientes, silencio y hierba en la sombra, poema y espejo de agua, grito de pájaro y sangre del abeto. Es el ardiente corazón que sufre, profundidad oculta de la tierra, tu rostro de ella es la superficie que ríe con el sol de la mañana. Entonces eres aliento, que siempre sopla, como vena que late por doquier, riegas el brote, alimentas el fruto, eres como el viento que cuenta estrellas y eres a través del tiempo y la distancia el olor eterno de hierba florida. Polvo Dispersa como polvo leve cae la penumbra sobre el día dorado cae el temor en mi alma en mi alma entristecida. En la oscuridad están en un puño el claro día y el alma toda. El viento suspira tímido donde encontramos la felicidad. 93 Mientras vivas Mientras vivas, serás el estorbo en tu camino te haces sombra en la luz, mientras vivas, en tu conmiseración, tu eterno error ay, todos te ven manchada. Y es cierto, sabes que estás manchada, tu herida sangrante se va pudriendo, tu profunda herida de la vida misma, que no está limpia siquiera en los bordes. Tu rostro se transfigura por el sudor y el polvo ¿quién ha de reconocerte, mientras vivas? Bien cuando muerta, seria y retraída, flotas en el vapor entre las velas, entonces ya no estorbas tu camino, y tu rostro está limpio y a la luz, tu otro dirá en silencio bondadoso: “Sí, ésta es ella. Y también soy yo.” 94 ¿Y no es extraño...? Las noches son más serias y más frías, aunque agosto acaba de empezar y pienso que por fin y a fin de cuentas soplará pronto el viento del otoño. ¿Y no es extraño? Flores y capullos marchitan y se pierden en el polvo húmedo y sin embargo –raro–, aún vive la vida, en las entrañas de la tierra espera el recio brote. Y la tierra sola, indescifrable, se hunde bajo las olas de nieve, pero aún sabe, en su deseo incansable, que el mundo vuelve a entibiarse y a clarear. Entonces será como el pez de Jonás, arrojará al día su presa robada. Su prole verde de lo bajo hacia la cima peregrina sana, robusta por el sol. Por eso no me importa si en agosto por la noche el otoño ya nos mira. ¡Qué me importa mi época fría, larga, estéril! ¡Qué me importa el negro sepulcro fauce de pez! Quien está vivo, vivo sale de todos los cambios. 95 Dios oscuro El deseo, enfermizo, me estremece tan fuerte me ahoga y rebasa de corazón a boca se ríe todo en mí como de miedo y de felicidad llora y solloza. En medio de la noche llegó un dios oscuro volvió a poner su mano sobre mi pecho; mi cuerpo quedó inerme como un junco y mi sangre palpita a su merced. “¡Canta!” ordena. Y mi latir es más fuerte –el silencio es sonoro–. Me hago oír –¿en secreto mandato todo canta?– Como si un fuerte viento de allende la frontera en el bosque soplara, oigo un murmullo. Y el dios oscuro dice: “Serás mía, como fuiste en el alba de tus días, aún lozana, no tocada por la luz, que enciende el alma cuando abrasa. Como un gran pájaro rondé todas tus noches mis alas susurraron sobre ti, y a la mañana tus sentidos blandos se reavivaron y en ellos yo vertí mágicas gotas de mi propio elixir, y hasta el tuétano embebí tu crecimiento; ensayé sobre ti todo poder y aún eres mía, mía más que tuya, y mía serás hasta el misterio de la desintegración. 96 Relámpagos. De nuevo. Veo el paisaje que se despliega oscuro en esta noche; con el trueno veo el río y la llanura, montañas con sus riscos hacia abajo. Salvaje y susurrante el dios oscuro estrecho y prieto se alza entre los truenos lo reconozco: él es la mi vida y es el comienzo y completa el círculo felicidad y dolor en él se enlazan. Concita el canto de los pájaros desde sus nidos y el sonido de estrellas en el cielo nocturno. Todo lo teje en coro. Cuando desaparece, el silencio somete lo creado, y lo arroja al vacío. Y me estremece el corazón diciendo: “El dios de luz quemante y hierbas florecidas, Tras juegos dulces y sangrientos, te dejó. sangrando él mismo por tus heridas. Jamás te he abandonado yo y no te dejo. Sólo en la hora cuando la muerte te llame a la puerta, me voy. Y cuando parta, tendrás silencio y frío como en la helada planicie del norte, para que si el pasaje está para ti abierto, te encuentre muerta la muerte sorprendida. Entre las sombras mudas partirá contigo, entonces gritará a lo lejos este pájaro oscuro.” Traducción de María Florencia Ferre 97 Maja VIDMAR (1961) 99 Es una escritora autónoma que hasta la fecha ha publicado siete libros de poesía ( Las distancias del cuerpo, 1984; Maneras de ligaduras, 1988; La furia de la dirección, 1989; Al pie del monte, 1998; La presencia, 2005; Las habitaciones, 2008; Como te enamoras, 2012; y Minutos de ventaja, 2015). Por el libro La presencia recibió el premio Jenkova nagrada, el premio Nagrada Prešernovega sklada (el premio máximo de la cultura eslovena) y Grosser Preis für osteuropäische Literatur. Asimismo, fue galardonada con el premio Premio Letterario Internazionale Trieste Scriture di Frontiera dedicato a Umberto Saba en 2007; en 2009, por el libro de poesía Las habitaciones recibió el premio Nagrada mreže gradova književnosti y, en 2015, el premio Velenjica – čaša nesmrtnosti. Fuera de Eslovenia han salido seis libros de traducciones de su poesía, a saber: Leibhaftige Gedichte (Droschel, 1999), Akt (Meandar, 1999), Molitva tijela (Tugra, 2007), Gegenwart (Edition Korrespondenzen, 2007), Nač in vezivanja (Udruženje književnika Banja Luka, 2009) y E il mondo si scolora (Ibiskos Editore, 2010), además de muchas publicaciones en revistas y antologías. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: vidmar.maja@amis.net (Maja Vidmar) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 100 Su primer libro de poesía, Las distancias del cuerpo (1984), destaca por las características que serían las de toda su poesía: un breve verso libre que forma unas imágenes diminutas, llenas de elipsis y encabalgamientos y una atrevida temática del erotismo y de los papeles y las relaciones sociales tabú; asimismo, es observable un uso continuo de símbolos y de objetos agudos para cortar, el símbolo de la herida, la sangre, el corazón, los ojos y la presencia de animales. Con frecuencia recoge motivos de la tradición popular eslovena y elementos bíblicos y mitológicos. A esto se le añaden también las características de la poesía lírica y de la balada, la ironía, lo grotesco y el nihilismo, la violencia de género como simbolismo del lugar en el que se ubican las injusticias de la subordinación femenina, la maternidad, el miedo y la decepción. . 101 103 LA CASA Con la leche de mi padre bebía la sólida arquitectura de la casa, y aún en estos lugares, entrada la noche, me cubría la cabeza, y no había ninguna duda: en algún lugar abierto vendrían los que no existen para devorarme. Es difícil con la casa en la cabeza. Cuando cae la noche me siento en el umbral trasero para llamar ululando a los que no existen. 104 ISAAC Cuando Isaac duerme le tapo las alas, miro como respira y lo huelo como si fuera mío. Cuando Isaac me saluda con la mano le advierto que tenga cuidado por la calle y tiemblo como si fuera mío. Porque lo dejo cuando llamo tres veces a la puerta, lo dejo todos los días entre las fieras. Cómo decir, como si no me importara, ven, Isaac, vámonos a la gran montaña. Cómo buscar un tajón pulido, un tajón limpio para él. Cómo, con un cuchillo, como si no me importara, con un cuchillo desnudo y gris , cómo cortarle en vivo. 105 Ven, Isaac, vámonos. ¿Cómo puedes enamorarte de tu propia hija? Tan sólo la ves cuando se anima desnuda en la habitación entre el vestido y el vestido y el ombligo en su piel empieza a brillar y no puedes respirar ya a causa de su libertad. Entonces utilizas todas las técnicas para desaparecer inadvertida, para que ella, tan entera, no se preocupe de que su madre llora. Cuando te enamoras de tu pasado dentro de ti nace un anciano al que le tiemblan tus manos, le duelen tus piernas y con dificultad se levanta de tu cama. A veces eres un poco impaciente con el molesto huésped, pero nada puede 106 parar a una mujer enamorada. Y cuando su amado se da cuenta de ello, desaparece como un libro entre libros. Durante siglos no la tocaría nadie, sólo el aire le está secando la espalda redondeada, hasta que se encienda en un fuego que permanezca en la memoria durante siglos. EL POEMA SOBRE LA CREMALLERA es un poema sobre mí donde coso una cremallera de hierro a unos vaqueros viejos, sobre dos agujas claras que se rompieron y sobre una máquina de coser que tiene alma pero no podrá entrar en los cielos porque adrede me putea. 107 EL PUENTE La iniciación no salió bien y el puente se cerró a las tres. Nadie cogió mi mano, por eso sigo deslizándome hacia las fauces a través de las grietas, entre los troncos. Yo sé como es cuando no es. Si a alguien le interesa, durante horas y horas podemos hablar sobre los puentes colgantes. PARA TI Un gran deseo de que el poema para ti fuera tan bello que la gente contuviera el aliento y los asmáticos se murieran y los mejores poetas rompieran mordiendo sus plumas porque ya no sería posible escribir nada más, este gran deseo me ha arruinado un número considerable de buenos poemas. 108 PERSONA QUE ANDA SOBRE LA CUERDA III No hay prueba alguna de que se trata de una conducta mortal, pero tampoco nadie había vuelto de allí. Ningún tipo de conocimiento puede de veras ayudar, aunque sin contar con las malas experiencias nadie se pudo poner sobre la cuerda. Ningún coraje puede durar tanto, pero siguiendo la línea del mayor miedo no puedo sobrevivir. Quizá no me muera, pero estoy muerta. Traducción de Barbara Pregelj 109 110 Barbara KORUN (1963) 111 Barbara Korun nació en Ljubljana, Eslovenia. Después de licenciarse en Letras, ejerció la docencia como profesora de literatura y se desempeñó como correctora y directora de escena en varios teatros. Actualmente es escritora independiente. Después de la edición de su primer libro, el poemario titulado Ostrina miline ( El filo de la dulzura, 1999), por el que recibió el premio a la mejor obra primeriza del año, empezó a distinguirse ante el público como recitadora, moderadora y actriz. Colaboró activamente con la Asociación de Escritores Eslovenos y el PEN. Asimismo formó parte de la redacción de dos revistas literarias. Con el percusionista Zlatko Kaučič grabó el CD Vibrato tišine ( Vibrato del silencio) con poemas del poeta esloveno Srečko Kosovel. Dirigió el unipersonal Gospa Judit ( La señora Judit). Ha participado en todos los festivales literarios eslovenos de mayor relevancia y en numerosos festivales extranjeros. Sus poemas han aparecido en más de cuarenta antologías del mundo, en veinte idiomas distintos. 112 Su primer poemario La agudeza de la gracia ( Ostrina miline, 1999) recibió el Premio Nacional de la Feria de Libro de Liubliana por colección debut. Además de las obras mencionadas, ha publicado dos poemarios y una colección de prosa poética: Zapiski iz podmizja ( Escrito bajo mesa, 2003), Razpoke ( Grietas, (2004) y Pridem takoj ( Ahora vuelvo, 2011). Su último libro de poemas la hizo merecedora del premio «Zlata ptica» por sus logros en las letras, y el galardón «Veronikina nagrada» al mejor poemario del año. En el año 2011 instituyó junto con Taja Kramberger y Tatjana Jamnik el Premio Literario Internacional KONS . Acerca de los derechos de autor dirigirse a: barbara.korun@gmail.com (Barbara Korun) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 113 114 115 La Reina Isabel a su amante Inglaterra, a principios del siglo XVII Me estoy poniendo vieja. El frío entra en mi cuerpo, de todas partes. Una vista del mar a través de la ventana, una infinidad gris. Mis dientes se vuelven amarillos. Y mis uñas. Pero todavía hay pasión dentro de mí. A través de los músculos flojos, huesos podridos. Ardor. Los demás, ¿lo sienten también? ¿Esas sanguijuelas, ladrones, ratas hipócritas, mis cortesanos? Tu rostro suave, inocente palideció esa noche cuando te trajeron a mí por primera vez. No podías levantar tus ojos, ni nada más. No te dejé fallar en tus propios ojos, y sólo yo sé cuando perdí mi corona, mi nombre, mi corazón. Cada emoción es una debilidad. Nunca la he mostrado. No llamé por ti mucho. Y siempre fui la primera en irme. Pero yo ardía, encendida me consumía el fuego. El tormento de la lujuria, la agonía de la ausencia. Tú eras el pilar contra el cual apoyaba mi reino. Mi reino que abarcaba la mitad del mundo conocido. Dios ha estado conmigo, en las guerras. Durante las noches de insomnio interminables sigo escuchando los gritos de victoria y las maldiciones. No hay infierno peor que mis noches de insomnio, mis días del frío insoportable. Mi ambición no tenía límites. No hay piedad para mi sufrimiento. Si el infierno existe, me voy a quemar en él. Este año el otoño ha comenzado especialmente temprano. Las abejas congeladas se están cayendo en las manos de la gente. No me queda mucho tiempo por vivir. Siento que ya estoy convirtiéndome en una leyenda, en una larga cadena de palabras. 116 También tú me has estado olvidando, cariño, he visto cómo la sigues con tu mirada, – a la joven, con el pelo negro. Mañana aprenderás que he ordenado tu decapitación. Una mujer sin nombre. La esposa de Noé, después del Diluvio Llevo meses, años aquí, debajo de la cubierta del barco. Por compasión, descendí para quedarme con los animales sufridos. Está oscuro, húmedo y mohoso. El hedor es insoportable. Los cocodrilos abren sus gargantas dentadas, las serpientes sisean, los leones hambrientos rugen, y se escuchan las fuertes pisadas de los elefantes. Al principio tenía miedo de la oscuridad y de los ruidos, de la multitud incomprensible de las criaturas que no podía ver ni apenas percibir - arañas, ratones, ciempiés, escorpiones. Criaturas grandes y pequeñas que se movían en un ritmo monstruosamente armonioso, como en el agua invisible, oscura e irracional. Me convertí en una de ellas, y empecé a percibir nuestro ser común, cálido, húmedo y sofocante. 40 días y 40 años. Envejecimos, calmados por nuestra tristeza, nuestra hambre. Aquí abajo no hay Dios. Desde nuestro refugio humeante estamos esperando al rostro barbudo de alguien que cumpla con los mandamientos divinos. Oigo un ruido: Noé deja desembarcar a los animales. Aprieto la cara contra una grieta en la puerta y me envuelve la luz de la que me había olvidado ya hace tiempo. 117 Cuando mi marido, que se ha olvidado de mí, abra la puerta, se lanzará contra su pecho, lleno de viento y de sol, una manada de animales – un ser cubierto de rabos y de miles de ojos brillantes, agitado por cualquier sospecha. La primera en lanzarme – yo. Como un animal Como un animal sin forma, como un ser con alas grandes y carnosas – apenas visible, medio transparente, en el rincón de mi oficina una antigua tela de araña, negra por el polvo, ondeando y palpitando por las alas del aire caluroso – un ser atado por unas cuerdas invisibles, medio encadenado, medio flotante, pulsante, pulsante – corazónanimal. Quería hablar de modo más claro Quería hablar de modo más puro, pero no podía. Soy así: retorcida. En mí, no hay nada recto, todo doblado. Y hasta el final, susurrando, seguía repitiéndome: No es posible que he nacido en un tiempo tan equivocado, solo necesito abrir los ojos, mirar desde un punto que todavía no conozco. Mis propios murmullos me acompañan como burbujas de jabón. (Antigona) 118 Mi vida es más inteligente Mi vida es más inteligente que yo. Me quedo sentada en una roca sobre la ciudad, el río marrón serpentea más abajo, pero aquí arriba hay pájaros y sol, hierbas extrañas, hormigas, abejas y moscas, hay un árbol cerca, una acacia con sus flores fragantes. No hace falta hablar, el escaramujo me saluda con sus flores rosadas, en el cielo no hay ni una sola nube, las sombras se han retirado, puedo callarme. (Ismena) La cara La cara: el cutis suave, moreno, graso. Infinitamente cambiante, cada momento es la expresión de una emoción clara y fuerte, pero siempre diferente. Vestida de color blanco sucio, amarillo, de un pantalón ocre. Un ángel de Giotto. Tambalea. Por las escaleras hacia arriba. Después, la agarro de la mano: tiene una piel sorprendentemente suave, la palma de la mano blanda, caliente. Su cuerpo está doblado en una silla, capa por capa, los pechos, la barriga, los muslos, un cuerpo suave y ligero. Habla desde la profundidad de su ser, como un animal, con una voz que sale del diafragma como una carcajada de alerta de un gato. Apenas entiendo y distingo las palabras. La voz se está cayendo, en cascadas de color rojo oscuro, de una profundidad hacia la otra aún más honda, una grieta sin fondo. 119 DOS dos se van desvistiendo se sacan la ropa se descalzan se quitan las alhajas y el reloj se desvisten hasta la piel desnuda se siguen desvistiendo con manos acariciantes se quitan la profesión el nombre las costumbres cotidianas con besos pacientes se quitan sus amores pasados sus expectativas con mordiscos profundos sus años su deseo con la boca se quitan uno al otro el género se quitan la niñez (eso es lo que más tarda) la madre el padre se lavan apretando frotando el cuerpo contra el cuerpo para que suelte el jugo van llegando a lo oscuro lo nunca nombrado y le van poniendo nombres y a la vez se los olvidan cuando se inflaman se siguen desvistiendo 120 a través del llanto la risa los gemidos los gritos hasta lo innombrable corporal allende el nacimiento desnudos están Traducción de Juan Pablo Fajdiga ¿Y si le entrego a Miha kilómetros de este tipo de escritura? La HOJA susurra. También mi lápiz susurra y los pasos susurran. Ha venido a verme Romilda. Al llegar he encontrado en la repisa en una taza de porcelana una blanca ala de mariposa nocturna con un ojo de oro. “Todo es poesía.” escribió Kosovel a quien he traído conmigo en la cabeza o en otro lugar dentro de mí imperceptible desde fuera. 121 Si bien: A Regina se la ve. En la portada: su mandíbula ensangrentada después de la intervención dental, 8 empastes de oro realizados en Guatemala y extraídos en Alemania. Pasó de contrabando oro guatemalteco. Dentro de sí. ¡Estas líneas ondulantes de picos que me rodean! Más pálidas cuanto más lejos están. Las últimas apenas pueden distinguirse del cielo. Esto sabría hacerlo Peter con las acuarelas. Pero ahora es de noche. Ha venido Romilda para irse enseguida diciendo que soy brava. Ha venido Moreno. Y cinco austriacos de Klagenfurt, Emil me ha hablado en esloveno. Ha venido Alfonso, y me ha traído más uvas. Ha venido Alessandro y ha intentado reparar la lámpara. Pero no ha podido. Luego me ha enseñado cómo se enciende el fuego. Hemos desenchufado el calentador de agua. Si pones demasiada leña, la chimenea se quiebra. Si poca, no hay agua caliente. Ahora está bien. Lentamente me voy a acostar. Recojo las cosas pequeñas, hoy voy a llevarlas al otro mundo: el ala de la mariposa nocturna con un ojo de oro en la taza de café, el cólquico de otoño radiante en su transparencia de hierba semi marchita, 122 las setas blancas en forma de labios de un podrido tronco quemado (como si el viejo Pan besara la mano de una joven) y al lado, en el regazo del árbol seco en lo alto un retoño nuevo (un castaño). Hace unos años ardía la ladera sobre el pueblo. ¿Qué más he encontrado? La piedra y el roble del que está hecho el suelo de la casa y un umbral grandioso. Ahora voy a acostarme. Pienso en Romilda. Como ha sonreído al decir: Te leeré, luego veré qué eres... Atención. Soy tan sólo atención, a un metro y medio de distancia del suelo.Y ahora la atención se traslada. También escribiré sobre ello - sobre los sueños en el pueblo de Topolovo... Traducción de Barbara Pregelj 123 124 Matej BOR (1913-1993) 125 Matej Bor fue el nombre partisano con el que se conoció al poeta, traductor y periodista partisano Vladimir Pavšič. Originario de la región de Nova Gorica, se desempeñó como periodista hasta iniciada la Segunda Guerra Mundial, en que pasa a formar parte de la resistencia partisana. Vivió un tiempo en Belgrado para luego establecerse en Ljubljana, trabajando junto a sus contemporáneos Edvard Kocbek e Ivo Gruden, entre otros. Ha traducido al esloveno parte de la obra de William Shakespeare. En la década del ’60, fue presidente, en la sección de Eslovenia, del PEN. Desde la década del ’70, se caracterizó por forma parte de los movimientos ligados a la protección del medio ambiente en Eslovenia, así como a sus intentos de reivindicación a aquellos que fueron juzgados durante los juicios antiestalinistas, resaltando su apoyo hacia Igor Torkar. Ya en los ’80, fue uno de los impulsores de la teoría del origen venético de los eslovenos. 126 Poemas selectos es el segundo tomo de su obra completa, editado hacia 1974. En esta parte se reúne su obra poética, donde resalta el carácter popular en los versos partisanos, que eran conocidos y repetidos por el pueblo. Parte de su producción tuvo lugar durante el conflicto bélico –cosa similar a lo que sucedía con Karel Destovnik-Kajuh. Destaca entre sus poemas, además de aquellos que denunciaban y atacaban al fascismo, el ciclo < (La era atómica), de fines de la década del ’50, donde expone una crítica abierta al riesgo de un desastre nuclear ante la lucha de poderes en la época de la guerra fría. A su vez, es un puntapié en sus reflexiones acerca de las cuestiones ambientales, otro de los temas que suele estar presente en su obra. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: pabloarraigada@gmail.com (Pablo Arraigada) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 127 128 129 Tres adivinanzas Palabra A veces corre, a veces cojea, canta aquí, allá ruido hará ahora es fea, ahora es bella ahora tiene dos caras. Sueño Sus alas brillan como las cimas de las montañas con nieve, tus alas se apuran como a través del mar las nubes, y con esas alas cabalgás, como tu corazón desea, que no fuera donde vagás por el mundo, que es y no es. Tumbas Se abren y cierran, todo aceptan, nada eligen, aunque son mudas, igual hablan, finalmente, todos los senderos a ellas se dirigen. 130 Partisano Cuando de casa me vaya en el fardo no me atés el pan de centeno, cuando de casa me vaya en el brazo no me apretés el crucifijo de madera. Cuando de casa me vaya, en el vaso no me servís vino efervescente, cuando de casa me vaya, con lágrimas no mojés un rojo clavel como este. Cuando de casa me vaya, que la vista clara sea, no la quiero cubierta de niebla cuando de casa me vaya en el corazón echá solamente la furia del hielo. 131 Hombres de negro —¿Qué quieren, mamá, estos hombres de negro? ¿Por qué tan mal nos observan a nosotros? —Vinieron los hombres esta noche por nuestra vaca. No llorés, mi hijo. No temás por nada. —¿Pero por qué nosotros con ella? Y bullí en el miedo. Oh, mamá, tengo tanto miedo. —Sabés, la vaca estaría mal sin nosotros. Por esto, ustedes vienen con nosotros. —Entonces, tras ella, al pueblo vayamos. ¿Por qué en el prado de los vecinos girábamos? —Sabés, papá a ella pasto le va de cortar, por lo que no tendrá hambre al alba asomar. —Ah, mamá, que no corta el pasto ¡Mirá! que el pozo cava ¡Por qué! ¡Contá! — Sabés, en él va a plantar un extraño árbol, con flores rojas que en él florezcan. — Y cuando yo sea grande, mamá, el árbol estará lleno de flores allá. —Todo lleno, mi hijo…pero ahora apretate junto a mi…no mirés más…cerrá los ojos. — ¿Te vas a dormir, mamá? ¿Lo harás? Ambos vamos a dormir en medio de las flores rosas. — ¡No puedo dormirme, mamá! ¡Ay! 132 ¿Qué te hacen los hombres negros de ahí! _ ¿Por qué giran sus rifles hacia nosotros? ¡No los mirés, oh, mi hijo! Aún queda un poco más. Entonces todo estará bien y pasará y nadie podrá dañarnos más. Y cuando se levantó la luna roja ya no tenía más miedo a nada el hijo, no van a haber más hombres de negro por ningún lado, en el prado de los vecinos hubo otra vez paz. Traducción de Pablo Arraigada 133 134 Peter SEMOLIČ (1967) 135 Peter Semolič nació en Ljubljana y se formó en estudios culturales en la universidad de su ciudad. Es poeta y traductor. Su obra ha sido volcada a varios idiomas. Además, está a cargo de la revista Poiesis (https://www. poiesis.si/). 136 La otra orilla es el décimo libro de poemas del autor, publicado en 2015. A lo largo de los versos que componen este libro, uno puede encontrar temas que se repiten, como la muerte, desde distintos puntos de vista. Semolič pasa de una primera persona, como se encuentra en sus libros anteriores, a un registro más amplio de voces en este libro, que vienen de distintas épocas históricas y de distintos puntos geográficos. Ante todo esto, la voz poética nos presenta a un testigo, a alguien que ve las cosas que pasan frente a él, a un observador atento y relatando lo que pasa en la orilla de enfrente. Premios _ 1997, Premio Jenko por Una casa de palabras (Hiša iz besed) _1998, Ganador del cristal del Festival de Vilenica _ 2000, Premio Prešeren por Círculos en el agua (Krogi na vodi) 137 138 139 Digamos que su nombre es Clara Mientras estaba en la fila de la oficina de desempleo (de las reducidas mejillas y con el vientre privado de sentido hasta el extremo), mientras que recoge los trozos del plato que cae de sus manos al lavarlo (junto con ellos, los trozos de sueños de familias felices, diferentes a sus primeras familias), mientras se marcha en medio de una reunión del grupo de ayuda por pérdida de familiares (yo soy Clara y todo lo que me quedó de mi recién nacido, es el cheque del crematorio), mientras yace como la cosa más solitaria del mundo, despierta en la cama (su esposo, que yace junto a ella, ya es solamente una piedra, arrojada al agua profunda y helada), escucha el eco de la pequeña voz que cada noche, en sus sueños, repite sollozando: «¿Por qué no me diste ocasión? » Al este se dibuja el alba, Clara gira la espalda hacia él, fija la mirada en la luz que se filtra como el barro desde el otro lado del andrajoso telón. Digamos que su nombre es Tomaž No mira atrás. Si lo hiciese, ella podría desaparecer, hundirse en las sombras, enojada porque olvidó buscar la torta para el cumpleaños de su hija, sentarse en el auto y salir corriendo a la ciudad, podría tomar a alta velocidad justo esa curva, donde aún no han reparado la valla tras el último accidente, y se desliza por el camino. Debajo en lo profundo está el río, crecido de los chaparrones de primavera, río torrencial, que se lleva todo, que cae en ella, del tronco 140 del árbol, bolsas viejas, animales muertos, autos, gente y mientras que la corriente la lleva contra el río distante, él se esforzaría en divertir a la hija y sus amigas, imaginando siempre nuevas y nuevas excusas, por qué mamá todavía no volvió, con menos entusiasmo de ella se quejaría, hasta que su enojo se vuelva preocupación y esta sea angustia. En secreto llamaría a su móvil, pero ¿cómo alguien escucha Balada para Adelina con las orejas llenas de agua, cómo alguien contesta la llamada con la boca partida, llena de dientes rotos? No mira atrás. Si lo hiciese, ella podría desaparecer, sin ninguna explicación, acto resolutivo, sin ningún final, podrían encontrarla muerta, hinchada y podrida una semana después, apresada en el tronco caído de un árbol, y debería estar fuerte por su hija, mientras que se descompondría todo en él, se diluiría el terrón, temblaría la gelatina. Despacio bebe un nuevo vaso de whisky, mira fijo la noche detrás de la ventana del living, no mira atrás, cuando en la nuca siente el tibio roce, cuando la escucha pronunciar entre suspiros su nombre. Pocahontas Te confié mi nombre secreto y acepté uno nuevo, pero me encaja tan mal como una prenda hecha a medida. En verdad, era una niña, pero te amaba como a una mujer ¡John Smith! Me metiste, mentiste a mi padre, en sueños vi el río Potomac, rojo ha rodado por la vastedad, evacuado de gente y bisontes, vi a mi pueblo, borrado de la tierra ¿Acaso 141 sabés sobre la violencia en Henricus? De seguro sabés y ahora voy a llamarte padre, como tú llamabas a mi padre y vos me vas a llamar hija – para siempre voy a ser tu compatriota. Visité el freak show y deformada se vio: princesa, exhibida en una exposición, una gran inversión por la sociedad de su esposo. No me quejo, es bueno conmigo y con Tom. La ropa me aprieta en la cintura, me asfixia. El otro día me vestí con mi vieja ropa – olas de vergüenza y confesionario… ¿Quién soy, si no soy Matoaka, Amonute, si no soy Pocahontas o Rebeca o cualquiera de mis otros nombres? Humedad, tal vez veneno, me contaron que la ciudad se llama Gravesend… Entierrenme en el cielo o en el mar. Crucigrama Seis vertical… olor a desinfectante se mezcla con el olor a enfermo del cuerpo y perfume de viejas acompañantes. Te inclinás, apoyás la cabeza en el frío muro y buscás respuestas. Diecisiete horizontal: una ya extinta especie de peces… te levantaste temprano y después de una noche sin dormir, a lo sumo sos como el más simple programa informático, pasado a través de tres estados: miedo, esperanza e indiferencia. Ser uno- ¿Pero con qué? Ocho vertical: nombre del filósofo francés Bataille… En casa tenían manía de resolver crucigramas, estaban por todas partes, también en el baño. Se entregaban al inodoro y al bolígrafo, se unían uno al otro en palabras, uno al otro rellenaban el vacío, formado por pulcros cuadraditos. El vacío, que te espera, 142 no tiene forma: horror vacui del nueve vertical. La puerta se abre bruscamente, bruscamente te inclinás hacia adelante y luego de nuevo te apoyás en el muro, cuando la enfermera no llama por tu nombre. Comenzó inocentemente, con un quiste bajo la axila, que no estaba ahí. La operación, que no tuvo éxito por completo, lo tuvo en el intento para dejar de fumar y el cambio de alimentación. Terapia con pastillas, que te agotaban, miradas cada vez más preocupadas de los seres cercanos. Una joven, que ha dicho por fin ‘sí’, pero lloraste toda la noche en su hombro. Diecisiete horizontal: una ya extinta especie de peces… con la cabeza apoyada en el muro buscás respuestas. Como esta noche, como tantas noches. Un trabajo de Sísifo, no, esta vez no es en el crucigrama, esperás que la puerta se abra, que te llame el hombre de blanco, quien tiene una sola respuesta, con la cual van a desaparecer todas las preguntas, una sola respuesta, que ya la sabés pero que esperás todavía no llegar a enterarte…trece vertical…quince… Astronauta En el universo estás. Afuera. Estás sentado en brazos robóticos, que tenés para reparar. Los aterradores momentos del despegue fueron algunos días atrás, nueve minutos preguntándote qué fue todo lo que pudo ocurrir. Y después alivio, el momento de paso a la no gravedad, cuando cerrás los ojos e imaginás que estás de pie en el umbral de tu casa en Wisconsin, el umbral de tu dacha en Petuški, en el umbral de tu departamento en el bloque de edificios en algún lugar, das el paso, pero ahí no está América, no está Rusia, ni está el vecino, que hace un momento saldría del departamento de enfrente y te desearía buen día, 143 solamente está el completo negro y te caés dentro. Soportaste esto, aferrándote a todo lo que te enseñaron en la Tierra, para que no olvidaras, dónde es arriba y dónde es abajo, que no te perdieras en vos mismo. En un tiempo tuviste simpatías con las ideas anarquistas, ahora estás feliz, sos parte del mecanismo y cumplís las ordenes. Hasta este momento. Estás sentado en brazos robóticos, a la derecha cerca tuyo inaudible truena el mundo, a la izquierda, la oscuridad abismal del universo, que se propaga en todas direcciones simultáneamente, herida infinita… Tendrías que empezar con la reparación, pero apagás la luz de la escafandra, ahora mismo estás sobre la noche de Australia – ahí todos viven en la costa y las ciudades a partir de Perth están como enhebrados en un collar. De la completa libertad te separa sólo la hebilla, con la que estás prendido a la estación… la desabrochás… te empujás… algun día te extraviarás en la atmósfera… llegará a ser una estrella fugaz… quizás alguien te verá… quizás a alguien cumplirás el deseo… el mundo, que pasa deprisa por al lado, infinitud y entre ellos vos –tu mente y tu cuerpo– que comenzás con la reparación, por la cual te mandaron aquí arriba. Traducción de Pablo Arraigada 144 145 146 Anja GOLOB (1976) 147 Anja Golob se hizo conocer con su poemario En la mano ( V roki), en el que trata con una mezcla de humor y seriedad la familia, los conflictos sociales, el amor y el erotismo mientras revela el sentido de la poesía. Sus segundo ( Vesa v zgibi, Suspensión en la barra) y tercer libros de poesía ( Didaskalije k dihanju, Didascalias a la respiración) fueron galardonados con el Premio Jenko (Jenkova nagrada), convirtiéndose así en la única poeta eslovena con dos premios Jenko y la única en obtenerlo en un período de tres años seguidos. El título de su segundo poemario es muy significativo, dado que a la poeta le interesan mucho las formas de enmarcar la poesía en un momento específico. Didascalias a la respiración, por su parte, es muy terrestre y ofrece una posibilidad de superar la discusión sobre el crecimiento espiritual manteniendo y ponderando lo indefinido, lo inseguro, lo indecible y lo misterioso. Más sobre la autora (en inglés): http://www.anjagolob.org/ 148 Acerca de los derechos de autor dirigirse a: anjagolob@protonmail.ch (Anja Golob) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 149 150 151 QUÉ ES LO QUE NECESITO Don’t want nothing that don’t belong to us Don’t want nothing we can live without Tindersticks: This Fire of Autumn Algo que me proteja de la lluvia, de la nieve, del viento: un toldo, un techo, un muro, una tela. Necesito agua corriente. Unos cuantos pantalones. Una manta. Un pañuelo. Un agujero en el suelo para que la comida no se estropee, otro agujero en el suelo para los excrementos. Algo sobre lo que poner el cuerpo cuando esté cansada: una franja seca del suelo, un colchón, un futón, una hamaca. Necesito papel, papel, algo para escribir, papel, algo para escribir, sellos. Necesito tranquilidad. Té, cantidades de té con una pizca de leche. Un nuevo libro de vez en cuando. Y necesito un brazo que no sea mío, una mano para que me acaricie la entrepierna, la espalda, el cabello. Tal vez un cuerpo para que se eche a mi lado, se funda con el mío en algo majestuoso. Y que eso luego se descomponga. Necesito un toque que germine la soledad. Necesito el vacío. No es mucho. Y creo un mundo, un mundo propio entre los mundos, un cuerpo, un árbol, un cielo, un intercambio de miradas conmigo misma. No es mucho. Lo básico. LA FISURA Al niño hay que decirle cien veces que todo irá bien, lo cual no es nada fácil. A lo largo del año hacemos mentalmente el equipaje para ir a la costa, aprendemos a contar los meses para que los vestidos se vuelvan más finos y las capas se reduzcan, nos inquieta el cambio de hora 152 hacia delante, apenas logramos controlarnos. La vida tiene un poder inaudible, todopoderoso, igual que la naturaleza, mientras que, en nuestra cobardía, nos inventamos todo tipo de pasatiempos y ocupaciones para que no tengamos que pensar en ello, para que no tengamos que tomarlo de veras en serio. Pero igual que ese fino chorro de leche vertido en el té caliente, que sabe exactamente cómo distribuirse con insistencia a fin de teñir todo el contenido poco a poco con un tono más claro, en nuestro interior sabemos hacia qué y adónde nos dirige la esperanza. El hueso de aguacate que, en la repisa de la ventana, hundido en el agua, durante semanas ofrece una lección de paciencia, antes de que el niño dentro de nosotros pueda divisar, en su desconfianza, y volver a comprobar, gritar a todo pulmón y luego señalar con el dedo y saltar, la fisura. Esta debería ser la señal –que aparezca la ruptura para que empecemos a contar cuántos días nos quedan. CARTAS A M Da li sam ti ikad rekla, da te volim? Josipa Lisac (Dnevnik jedne ljubavi) ITal vez es plano mi amor, puede ser que tu corazón sea plano - es oscuro, le sobra la luz, la corriente, dime, exprésate, háblame, corazón. Si lo miras bien le salen por debajo, justo sobre la tierra, muchas crisálidas pequeñas, ¿las ves? Ni idea de dónde vienen, son pequeñas, pero son muchas y esto me preocupa. ¿Cómo estás? Aquí me atrapaste, en el cómo estás. Entre los dientes cogiste a ciegas el ça va, cuando me diste en el músculo. Ahora es amarillo, se ve, ese ça va, cercado por dos salchichas de un claro color amarillo, como un logo de pepsi o de tabaco. Ça va, ça va, 153 ça va bien. Qué tópico tan maravilloso. Y la frase por obligación continúa con être moi, ser yo, aunque no lo soy, esta no soy yo, es algo que toca los bordes del mismo cuerpo, pero no es yo, en la cueva, hasta el colmo llena de copos rotos de algo, de una sustancia, de algo, algo corroído, mojado de algo, de algo que huele a podrido, a lisol, penetran desde todos lados los pequeños átomos del mundo exterior; se rompe dondequiera que toques. Ça va être moi, ça va être le silence. Poco a poco succionarán la planta, apretada en el tiesto, los átomos pequeños del mundo exterior que se están pegando, y la epidermis, antes sólida, tensa, se contrae, se abre. Poco a poco, pero seguro, las crisálidas alcanzarán su objetivo. ¿Cómo estás? Para respirar. Aspiración, expiración, adentro, afuera, arriba, abajo. Devorando el oxígeno y cambiándolo a CO así soy, así es este être, este es el espectro 2; de la presencia. Que bajo a comprarme una lupa al bazar y examino el tallo en contacto con la tierra. Hay cada día más. Se arrastran unas sobre otras, se unen, pegándose en copos para que parezcan todavía más horrorosas. Ça va être le silence. Un recipiente del que crece el tallo recién trasplantado de una fina orquídea con dos flores, tiene forma oval y es amarilla. No es como el corazón, solo es. Plana. Plana. II Entre nous. Una semana de silencio, un mes de silencio, un año de silencio, una eternidad de silencio. En silencio te abrazo, callada, dugo ljubim u usta, držeći tvoju glavu u svojim rukama. Ti zatvaraš oči, posmatram još neko vreme tvoje lice, zatim ponovo sedam na svoj sto: kasno je,1 entre nosotros, tarde, pero no hay prisa. Entre nous, entre, le silence. 1 Texto en croata: »durante un rato / te beso en la boca, sosteniendo tu cabeza con mis manos. / Tú cierras los ojos, durante un rato observo tu / cara y luego vuelvo a sentarme a mi mesa: es tarde,« (Nota de la traductora). 154 IIIMetros cúbicos de agua tranquila. Mares de ríos, ríos subterráneos, arroyos, lagos, charcos, lluvia que rompe contra el vidrio del ático, lágrimas que sobre la marcha está secando el viento. Inundaciones de palabras calladas, todos los besos, saliva, todo tipo de secreciones, líquidos de dos cuerpos, toda agua muda, resbaladiza, lisa, que separa una ribera de la otra. Lo que no es duro y no es aliento, lo que se mezcla, lo que llena el espacio del todo, lo que corre, se reúne corriendo, confluye, lo que gotea, lo que moja, humedece, hierve, espuma, salpica, lo que se dobla en la ondulación, lo que se evapora, lo que se congela, lo que conduce pero lo hace mal, lo que llena y vacía lo poroso. Lo que compone dos, el uno una vez, el segundo dos veces, lo que da la vida y la quita a veces, esta agua que lo lleva todo, lo soporta todo, lo rodea todo, lo imprime todo en su memoria. No te doy esta agua. No te la doy. ¿Qué es lo que no entiendes? Se está nublando, dices. Va a llover, asiento con la cabeza. Está anocheciendo. Escucho el mundo de fuera, mudos golpes de los bichos que, en una ilusión embriagadora, chocan contra los vidrios. Va a llover. El aire se vuelve dulce, pesado, aprieta el suelo, el tiempo confluye en una huella débil de la esperanza, el mundo se está parando, la tarima se está preparando. Todo lo que es, lo que fue y lo que será espera con el aliento contenido. No te doy esta agua. Y luego casi con solemnidad cae en la noche del todo abierta la primera gota. Se estrella contra el hormigón y encarrila el mundo, esta agua. Esta agua, corazones planos. El sigilo, el silencio. Las flores en tiestos. El mar, el lago. Šta da ti pričam.2 Lo que habrá de decir un hombre viejo al álamo, lo que me digo a mí misma cuando de veras, de veras duele: Ne daj se, dušo3. 2 Texto en croata: »No hace falta hablar.« (Nota de la traductora). 3 Texto en croata: »No te rindas, mi amor.« (Nota de la traductora). 155 DARPA Ji ra faila soeni ti le te para radi ri darpa Wim Mertens: Darpa ¡Ay, y Bélgica, Darpa para siempre! Un hombre que, en medio de un vasto prado, en un vestido elegante, con un frac, un sombrero, una pajarita, de frente limpia, está tocando a todo volumen para las vacas y sonríe tiernamente. La alegría universal obtiene forma de voz, en ninguna otra cosa pudo haberse resumido. Todo se queda al borde, tropezando, pero sin causar daño, como en algún cuadro de Magritte. Como un león lleno de dignidad, un ángel pensativo, una melancolía amarilla, como un mar de vacas en la llanura. Entallados golpes sonoros, el compás roto de la monotonía de un día, cuyos trozos se clavan en la neuma del corazón, la piel, su ritmo - una ondulación fortificada, añicos, surcos finos, colmillos de fieras, siluetas cortantes de corneja cazando, llamas de fuego, un martillo lanzado por el lanzador que da vueltas antes de terminar aplastando el suelo, sombras gruñonas de una temprana tarde en la que arde el sol, las finas piernas de los opiliones, chistes ingeniosos, flechas disparadas, el viento, el viento. Y luego una silenciosa siembra, un misterioso milagro de consumación de color naranja, escarlata, es lo que veo, y las palas que rítmicamente se clavan en la dócil tierra. Como un desfile de libertad. Y para colmo, una bola de aire puro, de la nada, equivocada, y este error que es tan perfecto que escuece ya al nacer. ¡Ay, y Bélgica! Darpa, Darpa. Los ciclos que provoca la suerte al hacerse carne. Una lección de amalgama de corazas. Una totalidad molesta. Al niño le acabamos de comprar el cubo más grande de legos y sentados en el sofá, sorbiendo café, observamos cómo en la alfombra 156 delante de la tele está naciendo un mundo, cómo la belleza pura extiende los tentáculos para poder, después de un silencio cauto, tocar, acariciar y reconocer en un grito inarticulado: ¡Darpa! ¡Darpa! No digas nada. Cualquier palabra lo estropearía todo, esto ocurre antes, antes de la palabra. Ven, ven. Ven, Darpa, toma. Este asiento todavía está libre. OTOÑECE Me tumbo aquí. Los robles arden al sol, oscureciéndose como silenciosos guardianes del universo. Hace frío, los lejanos montes de vidrio sobre el lago se ponen con solemnidad abrigos azulados. Me tumbo aquí. Sobre la casa vuela bajo una bandada de patos. La hierba ha sido podada, un perro corre por ella, moviendo la cola, Frank, su amo, lleva tras él, en el regazo, unas ramas cortadas. Cada ángel es terrible -yo también- aunque no pido el amor incondicional ni tampoco la libertad absoluta, aún así. Estoy tumbada aquí y pegando a la chaqueta las hojas caídas, le pongo a la frente del siglo un rizo cándido de seda. Serafines, querubines, ¡pobres aprendices de mi majestad! Estoy tumbada aquí. Muevo los brazos y me hago la muerta mientras el otoño cae levemente sobre mí. Traducción de Barbara Pregelj 157 Katja GOREČAN (1989) Katja Gorečan nace en 1989 en Celje, Eslovenia. Estudió Literatura Comparada y Teoría de la Literatura en la Facultad de Letras de la universidad de Liubliana y concluyó un máster en Dramaturgia por la Academia de Teatro, Dirección, Cine y Televisión en Liubliana. Participó en un concurso de Escritura Creativa especializado en teatro y el resultado fue la realización de una obra de teatro de un solo acto, titulada Preguntas de siete chicas. En 2020 salió su segundo poemario: Las penas de la joven Hana, nominada para el premio Jenko, el premio de poesía más prestigioso de Eslovenia. La obra fue seleccionada para la Bienal de Jóvenes Creadores de Europa y del Mediterráneo. En 2017, la editorial de poesía Poetikon (Liubliana) publicó el “coreopoema” (expresión dramática que combina poesía, danza, música y canto): Una noche algunas chicas mueren en algún sitio. Katja Gorečan también es una persona socialmente comprometida: trabaja con jóvenes con discapacidad mental y dirige tal eres con mujeres refugiadas y sus hijos. 160 Las penas de la joven Hana es un libro de poemas sobre Hana, una mujer joven que lucha consigo misma para entenderse y entender el mundo a su alrededor. Los poemas hablan sobre los más y menos banales aspectos de la vida, que se entrelazan con autoironía, humor y sobre todo mucha sinceridad. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: katjagore@gmail.com (Katja Gorečan) Acerca de la traducción: santiago.martin.sanchez@gmail.com (Santiago Martín) 161 Hana y la poesía (Hana está harta) en cuanto a la poesía, hana preferiría permanecer cal ada, pero no puedo, empezó a esconder y a enterrar su poesía en la tierra, para que algún día tal vez la encontrasen, en cuanto a nuestra poesía, hana preferiría gritar. en nuestro país aquel o que amas te da náuseas. hana nunca dirá lo que piensa, porque entonces se acaba su camino de poetisa. hana piensa pero nunca admitirá. hana quiere leer sus poemas, hana quiero publicar algún libro, pero hana nunca lo logrará porque hana no es un ejemplar típico de poetisa (cómo es un ejemplar típico, hana no lo sabe, pero sabe que el a no lo es), y lo más importante: hana no tiene enchufes. hana está harta. no le apetece luchar más contra los poetas. ¿por qué debería luchar por su propia poesía? a hana le gusta observar a los autodenominados poetas estrel a, cortados por el mismo patrón. cada año publicando un poemario, cada año teniendo mil presentaciones, donde reparten sabiduría y amor falso, cada año los de siempre recibiendo un premio, ¿o acaso se saltan algún año? por doquier siempre las mismas caras que te hacen saber qué haces aquí niña hembra no eres bienvenida solo nosotros en la cima del monte parnaso solo nosotros en la cima del monte parnaso sempiterno hasta que no muramos, olvídalo (o cómo la civilización perdió la fe) luego se emborrachan y se vuelven agresivos y les agarra el poder masculino que hana nunca tendrá, así que puede volver de donde vino. pensaba arrodil arse ante el os y pedirles por favor lean mis poemas no son tan malos la verdad que no pero hoy está demasiado cansada y le falta fuerza. algún día tendrás buenos poemas pero nunca serán tan buenos como los míos. hana no dejará de escribir, sencil amente se volverá apática a los ataques y los golpes, es justamente lo que queremos. por eso siempre atizo ahí donde más duele. y este es el momento cuando hana divide a los poetas en dos grupos: poetas que quedan personas y poetas que se vuelven bestias. Hana en el váter hana muchas veces se queda sentada en la taza del váter pensando sobre los grandes problemas de su mundo. a veces se l eva café y un cenicero y permanece sentada. mientras se fija en los pelos en el lavabo, el polvo acumulado en el radiador, piensa con qué voy a limpiarme el culo, cuando gaste el último rollo de papel. piensa cuándo fui por primera vez agraviada y por qué fue aquel o importante para su vida, cuando se levante y se lave las manos, sabe muy bien que cuando se vista, tire de la cisterna, observe durante unos segundos cómo la orina y todas las demás sustancias se convierten en niebla no sabré nada más ni nada más recordaré. 166 Hana y el mundo en cuanto hana sale de casa rompe a l orar. y se pone excepcionalmente mala. hana sabe que no pueden ser náuseas matutinas por el embarazo, pues no ha follado en dos años, desde que optó por el ayuno, hana sabe que acaba de mentir pero no somos ni sus padres ni su abuela ni su abuelo para juzgarla si nos dijera que fue anoche la última vez que folló y al despertarse por la mañana no sabía quién yacía a su lado. pero para que el lector tenga una mejor sensación mejor escribo que hana folló hace dos años o tal vez es mejor decir que es virgen y quiere entrar en un convento, como sus padres siempre quisieron. entonces, a hana no le gusta el mundo. prefiere follar con desconocidos porque los desconocidos no hacen daño. aunque escribiendo acaba de descubrir que sí desea tener dolor porque el dolor conduce a un sitio más bel o, y lo que es bel o no puede ser malo para la vida. odia los días cuando se levanta sin cigarril os, porque tiene que salir por la mañana enseguida a la tienda, en lugar de primero beber café y después librar una batal a con el resto de la gente, esa gente puede ser molesta, ya que hana a menudo canta mientras anda, pero más todavía prefiere hablar consigo misma. la gente la mira con extrañeza, porque solamente hablan solos los 167 locos, los drogadictos y los sin techo, o algún que otro hombre solitario, y tú piensas que habla consigo mismo, pero en realidad se dirige a hana. por eso hana en principio odiaba el día de hoy porque anoche se fumó por error el último cigarril o, estaba nerviosa y le faltaban uñas. en chándal se encaminó lentamente hacia la tienda, a diez metros de su piso, nerviosa por si acaso se topaba con el vecino con el que tuvo sexo hace tres meses y la despreció mucho. pero por qué echarle la culpa a él, mejor culparse a sí misma porque eso es lo más fácil. tres meses y ninguna respuesta de su parte. ¿cómo puede nuestra hana sobrevivir a tanta angustia en su interior? se ha vuelto una fumadora en cadena. y a pesar de alimentar con pasión el cáncer dentro de el a, sigue echándolo de menos, aunque nos lo niegue porque sencil amente duele demasiado cada vez que se acuerda de él y no quiero volverse patética, pues a una poetisa sentimental nadie la quiere nadie la necesita ni nadie la ama 168 Hana y la menstruación tal vez le parezca repulsivo pero hana muchas veces huele su propia sangre menstrual. le parece refrescante y especial. se acuerda del día en el que tuvo su primera menstruación. mejor aún, recuerda cuando apenas tenía vel o por la vagina, pero esto es algo que aparece en el siguiente capítulo. la menstruación de hana le provoca problemas especiales. casi siempre sufre de calambres, a veces también finge que los tiene, a veces se desmaya para mostrar así su debilidad. con la primera menstruación hana descubrió ¡que se había hecho mujer! entonces fue con su madre a la tienda a comprar el mayor tamaño de toal itas] que se usan sobre todo de noche porque tienen alitas. así hana descubrió que era una mujer. y que era fértil pero aún no era tiempo de follar por primera vez. pues si somos realistas de verdad tampoco tenía a nadie con quién follar,] porque optó de forma cándida por perder la virginidad con el primer hombre que la amara y viviera con el a durante el resto de su vida. estos pensamientos me asaltaban a los once años. por vez primera hana olió su sangre menstrual a los diecisiete años. le gustó el olor y por eso lo sigue haciendo a menudo, pero eso no se lo cuenta a nadie, porque la gente pensaría que no las tiene todas consigo. más tarde por supuesto le dedicarían una biografía especial, 169 qué persona más especial había sido. y claro cuánto todos la admiraban, aunque nadie me conocía. o sea, está claro. hana y su menstruación tienen una relación especial. hana acaba de confesar otra mentira. su aventura de oler la sangre se la había contado a su ex novio que enseguida pensó que era una pervertida, repulsiva y sobre todo NO FEMENINA. lo que figura en este libro son tan solo secretos y así se queda. nuestro país es uno de los pocos donde la gente es capaz de guardar secretos, los propios y los de los vecinos. hana aquí es acusada de ser no femenina, por saborear la sangre menstrual. la sangre menstrual es un líquido que no se puede tocar pues es venenoso y puede provocar serios daños al sistema respiratorio y al corazón o a la razón. Traducción de Santiago Martín 170 173 Pajsajes de la poesia eslovena actual Edición: Barbara Pregelj Traducciones: Barbara Pregelj, María Florencia Ferre, Pablo Arrigada y Santiago Martín Fotografías: Blažka Bučar & https://www.slovenia.info/sl Redacción: David Heredero Zorzo Para la edición española Založba Malinc., Medvode 2021 www.malinc.si Para la editorial: Aleš Cigale Diseño y maquetación: Blažka Bučar y Francisco Tomsich 2a edición electrónica www.malinc.si Kataložni zapis o publikaciji (CIP) pripravili v Narodni in univerzitetni knjižnici v Ljubljani COBISS.SI-ID=49792771 ISBN 978-961-7122-05-3 (pdf) 160 Document Outline Paisajes_Poesia JAK_Poesia_A5 POESIA_low_opt JAK_Poesia_A5_kolofon