Julio Rodríguez Puértolas Universidad Autónoma de Madrid, España LA ESPAÑA PEREGRINA EN SU LITERA TURA: UNA CULTURA TRASTERRADA Mínima consideración previa· En 1518, un español de 62 años que pretendía emigrar a las Indias casi recién descubiertas, declaraba ante un comisionado oficial el por qué de su intención: "A la mi fe, Señor, a morirme luego y dejar mis hijos en tierra libfe y aventurada."! cierto que este español de comienzos del siglo XVI deseoso de libertad no era ·exactamente lo que llamamos un exiliado, pero su actitud coincide con la de tantos otro compatriotas suyos - y nuestros - que a lo largo de los siglos han sido lanzados a las tinieblas exteriores por razones acaso no muy diferentes. El recuerdo de los sucesivos exilios de la España Moderna y Contemporánea ofrece un panorama en verdad estremecedor, aunque no conviene caer en tópicos habituales, pues con seguridad en la historia de todos los países se ha dado, recurrentamente, tal trágica circunstancia, producto de intolerancias varias. Pero nuestra lista es, en verdad, espectacular: judíos a final del siglo XV; conversos y heterodoxos en los siglos XVI y XVII; moriscos en el XVII; partidarios del archiduque Carlos y jesuitas en el XVIII; afrancesados, liberales, progresistas, republicanos y carlistas en el XIX; los enemigos del general Primo de Rivera en el XX, y por fin, los republicanos de 1939.2 En sentido estricto, la lista no termina ahí: añadamos los sucesivoes exilios durante la larga dictadura del general Franco, ya con España oficialmente en paz, y en otro orden, el llamado "exilio interior".3 A principios de 1939, con la derrota republicana, salieron de España aproximadamente medio millón de españoles. Varios millares murieron en los campos de internamiento 2 3 Julio Rodríguez Puértolas et al., Historia social de la literatura española. Madrid, Castalia 1981 2, p. 229. Gregorio Marañón, Españoles.fuera de España. Madrid, Espasa Calpe 1957; Vicente Llorens, - Memorias de una emigración. Santo Domingo 1939-1945. Barcelona, Ariel 1975. - "Emigraciones de la España moderna" y "La emigración republicana de 1939" en: El exilio español de 1939 (J.L. Abellán, Dr.); Tomo I, Madrid, Taurus 1976, pp. 25-200. - Liberales y románticos. Una emigración española en Inglaterra. Madrid, Castalia 1979. Jorge Campos, "Balance del exilio republicano", en: lnsula 363/1977, p. 11. Paul Ilie, Literatura y exilio interior. Madrid, Fundamentos 1981. 83 franceses, otros, más tarde, durante las miserias y el hambre de la Segunda Guerra Mundial, en la que muchos lucharon contra los nazis en el maquis. La inmensa mayoría quedó en Francia. México acogió a unos 20.000 refugiados españoles, entre ellos tal vez la mayoría de los intelectuales y profesionales prominentes.4 Hubo exiliados también en otros varios países hispanoamericanos, y no faltaron en Estados Unidos y Canadá, así como en Inglaterra y la Union Soviética, y un número dificil de precisar en el norte de Africa. El falangista Torrente Ballester escribía en 1940 (en un artículo que será comentado más adelante) que aproximadamente el noventa por ciento de la inteligencia hispana se encontraba en el exilio, entre ellos 11 O profesores universitarios, 200 de Instituto y unos 2.000 maestros. La lista de intelectuales exiliados a raíz de la guerra civil se haría interminable, y ya es bien conocida, a la cual habría que añadir la de fusilados durante la guerra misma, como Federico García Lorca, o después, como Julián Zugazagoitia; o muertos en la cárcel, como Miguel Hernández. La labor intelectual de los exiliados ha sido ingente a lo largo de tantos años, particularmente en aquellos países en que se les dieron facilidades y se les asimiló a un proceso social, económico y cultural en marcha, siendo el caso de México el más destacado. Profesores, investigadores científicos, juristas, poetas, novelistas, traductores, filósofos, pintores, músicos: es incalculable su producción cultural en el exilio y profundo el vacío que deja su ausencia en España. Un exilio en el cual animarán instituciones y revistas de prestigio internacional. Sirva como ejemplo de las primeras El Colegio de México, y de las segundas, Asomante, La Torre o Nueva Revista de Filología Hispánica. Frente a los datos masivos de esta producción en el exilio, es inútil hacer un recuento de nombres de intelectuales activos en España durante los años cuarenta y a principios de los cincuenta para demonstrar la continuidad interior de una cultura progresista durante los años más duros de la postguerra. El hecho histórico escueto es que con la derrota de la República y en compañía de todos los que pudieron evadirse - al final bajo el acoso de las tropas y de la aviación emeniga - sale del país la inmensa mayoría de los intelectuales y técnicos de la España progresista, esto es, de la España moderna. Los que quedan dentro, al igual que el resto de los vencidos, se ven silenciados y postergados, perseguidos y acorralados. No se equivocaba León Felipe cuando declaraba, refiriéndose a los poetas del exilio, que se habían llevado "la canción". Y con la canción, por mucho tiempo, la esperanza y las posibilidades de desarrollo moderno. Pero no ha de olvidarse que todos los nombres de intelectuales que podamos recordar se inscriben en el nombre común y colectivo del pueblo español derrotado en la guerra civil. Los intelectuales presos o muertos; los intelectuales emigrados, salen de su patria en compañía de medio millón de exiliados cuyos nombres no pasan a la Historia, o si pasan, adquieren en ella una especial forma de anonimato heroico. Como José Merfil Escolana, primer español muerto en el campo de concentración de Mathausen (28 de agosto de 1940), 4 Salvador Reyes Nevares (Dr.), El exilio español en México. México, Fondo de Cultura Económica-Salvat 1982. 84 de quien sólo queda el nombre en los registros; o los cuarenta ajustadores, o el único alpargatero, que constan entre los primeros 4.600 refugiados que desembarcan en México. El sufrimiento causado por la derrota de la Segunda Repúlica Española alcanzó, en verdad, a todo el pueblo.5 Como es bien sabido, la represión y el terror continuaron de modo sistemático en la Nueva España después del 1 de abril de 1939. El conde Ciano, ministro de Asuntos Exteriores de Mussolini, visitó nuestro país en julio de ese mismo año. En su Diario anota que durante ese mes se ejecutaban diariamente en Madrid entre 200 y 250 personas; 150 en Barcelona; 80 en Sevilla. En diciembre de 1939, el ministro de Justicia de Franco declaraba oficialmente que existían en las cárceles del Régimen 271.000 presos. Todavía en 1946 funcionaban tres campos de concentración y 137 de trabajo.6 La opinión de los vencedores En tal ambiente, no puede extrañar la actitud de los intelectuales franquistas hacia sus colegas republicanos. Ya durante la guerra civil, Ernesto Giménez Caballero publicaba un tremendo artículo, "¡Que se queden sin Patria!" (ABC de Sevilla, 6. X 1937) al que pertenecen estos fragmentos: Pues bien: como el nacer fortuitamente en un país no significa "ser" de ese país, pues los hebreos y los gitanos jamás serán de ninguna nación, también esos señores [ ... ] se han quedado sin dónde guarecerse. Y como israelitas errantes, como buhoneros de la cultura ginebrina o de un falso catolicismo antirromano y antiapostólico, por ahí andan pordioseando. Y o no pido a la juventud española que fusile o aniquile a tal clase de hombres. Yo sólo exijo a esta juventud que los deje cumplir su propia voluntad, lo que ellos mismos pidieron al Destino [ ... ] La condena que Dios por mi boca exige para ellos es bien simple. ¡Que se queden sin Patria! Y así fue, en efecto. Todavía durante la guerra, Dionisio Ridruejo pronunciaba una conferencia ante los micrófonos de Radio Nacional de España (15. X 1938) donde, de improviso, utilizaba el nombre y la obra de un inminente exiliado, don Antonio Machado, en los siguientes términos: 5 6 7 Decía Antonio Machado, el gran poeta traicionado y traidor: "quiero un duelo de trabajo y esperanza./ Yunques: ¡sonad!". Pues bien, camaradas de España: no hagamos un duelo estéril y flojo. No hagamos una pantomima de dolor por José Antonio. Que suenen los yunques . 7 Rodríguez Puértolas et al... pp. 124-126. Ibídem, p. 75. Julio Rodríguez Puértolas, Literatura.fascista española,!. Historia.Madrid, Akal 1987, p. 211. 85 Se trataba, sin duda, de un primer intento, bien vergonzante y desvergonzado, de utilización de Antonio Machado por parte del fascismo español. El propio Ridruejo, ya acabada la guerra lo intentaría de nuevo, al prologar una sedicente edición de Poesías Completas de Machado (Madrid, Espasa-Calpe 1941). Ahí, bajo el significativo título de "El poeta rescatado", y tras afirmar que la República contó con intelectuales a su servicio coaccionados, "moralmente secuestrados por la hábil explotación de sus fibras más débiles", afirma también que Antonio Machado fue "uno de estos secuestrados morales"; "en fin, no debió serlo, pero fue un enemigo".8 Frente a todo esto, vamos a recordar las· nobles y hermosas palabras dedicadas a Antonio Machado por Juan Ramón Jiménez en 1941: Murió del todo en figura, humilde, miserable, colectivamente, res mayor de un rebaño humano perseguido, echado de España, donde tenía todo él, como Antonio Machado, sus palomares, sus majadas de amor, por la puerta falsa. Pasó así los montes altos de la frontera helada, porque sus mejores amigos, los más pobres y .los más. dignos, .los pasaron así. 9 ·Mas en este ámbito la palma se la lleva Agustín de Foxá con su artícúlo "Los Horneros Rojos" (ABC, 28. V 1939). Veamos algunos fragmentos: Sender, H(!rrera, Benavides, Falcón, en la prosa, Alberti, Cemuda, Miguel Hemández, Altolaguirre, en .el verso, son los tristes Horneros de una Ilíada de derrotas [ ... ] La poesía roja es químicamente pura, deshumanizada, y tenía . que conciuir en el marxismo, concepto helado, simple esquema intelectual de la vida y el alma del hombre[ ... ] Desarraigados de la Patria, teniendo que cantar el plan quinquenal o el movimiento stajanovista, sin ninguna norma moral, los poemas de Alberti, de Cemuda, d(! Miguel Hemández, son unos poemas de laboratorio, sin fuerza ni hermosura, equívocos, cobardes y llorones, donde sólo se ha,bla de la sangre derramada de los niños, donde están ausentes la pasión de la mujer y la alegría de la victoria [ ... ] Darvinistas [sic], materialistas, invertidos, sarcásticos, pedantes [ ... ] . Con otro tono, el falangista Gonzalo Torrente Ballester se ocupaba con preocupación de la "Presencia en América de la España fugitiva" (Tajo, 3. VIII 1940). Comparaba ahí Torrente Ballester la situación cultural de la España de los vencedores con la de los intelectuales exiliados. Señalaba su número y calidad, y, como algo obsesivo, les equiparaba también con los judíos de la Diáspora: 8 9 Por esos mundos de Dios, desgarrada y amarga, anda la España peregrina, con todas las maldiciones del destierro sobre su cabeza. Dios les quitó a sus idem, p. 1112-1113. Juan Ramón Jiménez, Guerra en España. Barcelona, Seix-Barral 1985. 86 hombres ·el sosiego, como a casta maldita, pero no la inteligencia, que conservan más despierta y sensible por el dolor. Y como aquellos judíos fugitivos, similares suyos en la suerte, al fin y. al cabo unos y otros miembros de razas elegidas, pondrán la desdicha y lejanía en sus palabras y acentos profundos, aunque resentidos, acaso fórmulas admirables de universal valor. Tras consideraciones varias, llega Torrente Ballester al núcleo de la cuestión que, como falangista militante, le inquietaba: El tronco ·común .se ha bifurcadó. por qbra de la guerra, y ~i nosotros reclamamos l¡i primogenitura, no dejan los auseQ.tés de reclamarla también,. proclamándose a sí mismos, lo mismo qu~ .. nosotros, continuadorés de la tradición nacional[ ... ] Ellos, con el vigor que les da su situaéión desesperada, se entreg~n ya a la tarea creadora, derramando su obra intelectual por todos. los pueblos de nuestra habla. Nosotros, durmiendo en los laureles, .séJlo despertamos para pequeños· tiquismiquis ·literarios. La labor de la Esp¡iña peregrina puede ser, hay que proclamarlo crudamente, muy apreciable. La nuestra, hasta ahora, es casi nula. ¿A cuál de las dos Éspañasseguirán los mozos estudiosos del otro lado del Atlántico? Señalado así el peligro y tras afirmar que "es necesario recobrar miestra conciencia y vivir alerta, como se nos ordena por la Falange;', Torrente Ballest~r hace una critica demoledora de los supuestos valores intelectuales de la España franquista - esto es, de la suya-, y tras proclamar la urgencia de ciertás tareas cultural:_imperialistas, termina: Lo que no podemos es permanecer impasibles ante la falsificación evidente que se mueve entre nosotros, mientras la España peregrina pretende arrebatamos la capitanía cultural del mundo hispano, ganado para la Patria por nuestros mayores. Los ejemplos de la gran iquietud de los vencedores ante el peso cultural del exilio podrían multiplicarse. Baste uno más, un editorial de la revista falangista universitaria La Hora (22. 11 1947), "Un destino lamentable": ¿Por qué esos expatriados voluntarios no querrán venir otra vez a su Patria, si tienen la conciencia tranquila de no haber cometido ningún crimen fratricida? Y si creen que esta seguridad es un engaño, ¿por qué no se atreven a arriesgar su vida en una duda, si la dilapidan inútilmente por defender los intereses de nuestros "queridos vecinos"? Nosotros no hablamos a los rojos: hablamos a los españoles de alma y cuerpo. La inflexión no llegó - y muy precariamente - hasta 1953, año en que José Luis L. Aranguren publicó un artículo que alcanzaría notoria resonancia por su tono aperturista hacia el exilio, en el que intentaba tender un puente entre las dos Españas. Aunque no sin alguna reticencia y ambigüedad, pues Aranguren hacía una distinción entre intelectuales y políticos exiliados: 87 Nos sorprende el contraste entre la visible mordedura del tiempo, en su inquieto pasar, sobre el alma de los primeros y la imperturbable monotonía, ajena a la realidad, ajena a la Historia, de los segundos. !O Breve cuestión de semántica Hecho el anterior excurso, que pienso clarifica muchas cosas, debemos pasar a una cuestión previa de semántica 11 , que parece de significativa relevancia. En efecto, como dice Joan Corominas (1976), exilio es galicismo "raro hasta 1939", y exiliado, la variante exilado aparece en 1939, "imitado del francés exilé". La lista de sinónimos que podemos encontrar utilizados por los españoles de fuera de España incluyen - y no de modo exhaustivo, ni mucho menos -: . despatriados, desterrados, emigrados, expatriados, peregrinos (España Peregrina es, precisamente, el título de una revista del exiliado José Bergamín), refugiados, transplantados, transterrados ... Tal variedad, que va desde formas bien castizas hasta otras más bien poéticas - y dejo aparte los calcos bíblicos utilizados por León Felipe, por ejemplo -, podría explicarse de modo bien patético. Si bien exilio, exiliados, serán las formas más bien habituales con el paso del tiempo (que por otra parte remite al exules filii Evae cristiano), la existencia de las otras posibilidades indica una manera en cierto modo desesperada de no aceptar de modo definitivo la pérdida de la españolidad, de la Patria. Por ejemplo, un peregrino, en efecto, peregrina, pero termina por regresar. Tengamos en cuenta lo que dice Tomás Segovia, poeta que volvió a España en 1976, de la que había salido a los nueve años de edad: Hace poco tiempo, una amiga judía me contaba la celebración del año nuevo entre los suyos, y yo identificaba aquella celebración con la de mi casa, en Méjico. Mi padre decía "el año que viene en Madrid" del mismo modo que ellos dicen "el año que viene en Jerusalén" .12 Actitudes, reacciones, salvaciones del exiliado En el Quijote de Cervantes, el morisco Ricote, vecino de Sancho Panza y uno de los expulsados por Felipe III en 1609, explica algo que podría haber dicho cualquiera de los exiliados de 1939, o de cualquier otra época: Fuimos castigados con la pena del destierro, blando y suave al parecer de algunos; pero al nuestro, la más terrible que se nos podía dar. Doquiera que estamos lloramos por España; que, en fin, nacimos en ella y es nuestra patria IO José Luis L. Aranguren, "La evolución espiritual de los intelectuales españoles en la emigración", en:Cuadernos Hispano-Americanos, 38/1953. Cf. también Memorias y esperanzas españolas. Madrid, Taurus 1969, pp. 69-70. 11 Cf. Ilie, 1981, pp. 17-21. 12 Femando Delgado, "Entrevista. Tomás Segovia: un poeta sin patria", en: Insula 363/1977, 4. 88 natural; en ninguna parte hallamos el acogimiento que nuestra desenvoltura desea [ ... ] No hemos conocido el bien hasta que le hemos perdido [ ... ], y ahora conozco y experimento lo que suele decirse: que es dulce el amor de la patria. (Quijote Il/54) Las palabras del morisco Ricote son paralelas de tantas otras de los exiliados republicanos, que llegan, como se ha dicho, a la "nacionalización de la Arcadia".13 O como lo ha visto Vicente Llorens: Ciudades, pueblos, paisajes, todo adquiría ahora otro relieve, visto desde lejos y con perspectiva diferente. A veces eran las cosas más pequeñas, los detalles nimios, los que asumían de repente significación insospechada. El redescubrimiento de lo propio necesita, al parecer, del contraste con lo ajeno. 14 Por lo demás, y como ha dicho Paul Ilie: Existe una abundante información relativa a los siguientes hechos: el éxodo republicano; el destino de diversos grupos emigrados en distinas actividades [ ... ]; las obras intelectuales y literarias de determinados emigrantes. Todas las versiones históricas, cosa que no debe sorprender, dan testimonio del tema en términos da salida de la tierra natal seguida de experiencias establecidas sobre las razones de la derrota y posterior dispersión. 15 Por contraste, la problemática del exilio tiene también unos componentes personales y subjetivos que son dificilmente aquilatables, y que acaso se manifiestan de modo más coherente en la literatura, como habremos de ver. Conviene añadir a todo esto lo que José Luis Abellán ha visto con referencia al exilio republicano en la América de habla española.16 Primero, un "acercamiento entre España y los países hispanoamericanos", lo cual había dicho ya desde perspectiva muy diferente y como vimos el falangista Torrente Ballester. Segundo, más en general, "la ejemplaridad moral en el futuro político español" de esos exiliados. Resulta curioso, por otro lado, que al deseo manifiestamente claro y negativo de los fascistas españoles de identificar a los exiliados con la diáspora sefardí o judía en conjunto - como también vimos - se una lo que un crítico como Paul Ilie considera (p. 40) "El exilio judaico como modelo para España". Para terminar con este punto se hace necesario tener en cuenta un ya viejo y muy importante trabajo de Francisco Ayala, de 1948. "Para quién escribimos nosotros" 17, y que 13 Biruté Ciplijauskaite, Nationalization of Arcadia in Exile Poetry. Books Abroad, 50 (1976), pp. 295-302. 14 Vicente Llorens, Memorias de una emigración ... (1975), p. 77. 15 Paul Ilie, Literatura y exilio interior ... p. 8-9. 16 José Luis Abellán, "Presentación General" de El exilio español de 1939, l. Madrid, Taurus 1976, p. 21. 17 Francisco Ayala, "Para quién escribimos nosotros"; en: Confrotaciones. Barcelona, Seix-Barral 1972, pp. 171-198. 89 me voy a permitir seguir con algún detenimiento. Es, en efecto,· una clásica meditación acerca de la condición del exiliado. Comienza Ayala por hacer una rotunda afirmación: Hemos perdido todos posibilidad de dirigimos a esa comunidad activa, hosca y amarga, sí, pero sensible, que era la nación española. (p. 174) Cierto. Pero ¿no quedaba nada más? Sigue Ayala: ¿Hemos hallado tal vez nosotros, al pasar a América, otro público para destinatario de nuestros mensajes?. (p. 175) Pregunta fundamental, sin duda. Una posible respuesta puede ser la obsesión del exiliado con el tema de España, pero "una vez agotadas las posibilidades del tema 'España: su ser y su destino', ¿de qué hablará y para quién?" (p. 180) Al llegar aquí es necesario hacer una distinción básica, ya indicada más arriba, entre las circunstancias de quienes emigraron a la América Hispana y las de quienes lo hicieron a países con otras lenguas y culturas. Estos últimos, como los pertenecientes al "exilio interior", han solido refugiarse en una suerte de subjetivismo, evocación y erudición, "sin salida al mundo", como dice Ayala, quien añade: Las tiene, en cambio, el que vive en Hispanoamérica, con sólo apoyarse sobre los elementos de la comunidad local, abierta para él hasta cierto punto, y desde cuyo seno puede hacerse oír, puede actuar en alguna medida como hombre de pensamiento. (p. 182) Mas no sin limitaciones, las cuales Se remiten, directa o indirectamente, a la vigencia de sent1m1entos nacionalistas; a la vigencia de sentimientos nacionalistas en nuestro propio corazón de españoles. (p. 183) Y tras otras consideraciones de interés complementa Ayala su meditación acudiendo al título de la misma: Pues si nos preguntamos: ¿para quién escribimos nosotros? Para todos y para nadie, sería la respuesta. Nuestras palabras van al viento: confiemos en que algunas de ellas no se pierdan. (p. 187-188) El caso de los escritores Todo lo dicho vale, claro está, para todo exiliado que se mueva en el amplio ámbito de la cultura, y también de fuera de ella. Pero seguramente las cosas se plantean de modo algo distinto y también más acuciante entre los exiliados escritores: poetas, narradores, dramaturgos. Pues científicos, filósofos, historiadores, filólogos, profesores de literatura, han podido o bien refugiarse en la investigación o en la abstracción los primeros, o en el estudio de la Historia, de la lengua y de la literatura nacionales los segundos, lo que, sin 90 duda, les ha mantenido unidos por un cordón umbilical al país perdido. Y dice Ayala que si bien el escritor lo es "a partir de su personal genio" (p. 188), tal impulso Requiere ser realizado sobre la base de unos materiales de experiencia con los que se relacionará, no sólo el contenido concreto de la obra, y no sólo el grado de su logro estético, sino la posibilidad misma - posibilidad espiritual, tanto como material- de ejecutarla. (p. 188-189) Y en fin, la fórmula de Ayala para que el escritor español exiliado pueda continuar su tarea creativa en el destierro: En orden a la producción literaria, esto significa entregarse a ella con plenitud espiritual, y no postergarla o bordearla en nostálgicos ejercicios más que a otra cosa destinados a hacer tiempo; significa afrontarla con seguro aplomo desde el estricto presente y alimentarla con los jugos de ese presente en que el escritor vive [ ... ], con aceptación de la experiencia que la vida ha querido proporcionar al artista. (p. 193) Pero la tarea, sin duda, no es fácil, y frente a la serenidad con que Francisco Ayala se encaraba a la situación, otros exiliados han manifestado mucho más trágicamente la problemática del escritor sin tierra. Así Segundo Serrano Poncela 18: Arrancado de su materia alimenticia, su paisaje y su mundo circundante; obligado a asimilar desde el aire una realidad siempre foránea; solicitado por la urgencia del recuerdo que se va y no vuelve y por los temas que circulan junto a él sin que pueda asirles más que por encima, vive en el círculo de los helados a que se refiere el Dante. Tiene que escribir "a la española" y sin embargo España no le presta jugos para la pluma; quiere corresponder con la realidad americana y no la siente más que conceptualmente; está sometido a un ritmo histórico que deja atrás sus problemas y sin embargo éstos permanecen dentro, enconados, pidiendo salir de algún modo. Es inactual y a la vez se encuentra siempre en compromiso con todo. Se desgarra entre la evasión y la acción. (p. 117) A no ser ... A no ser que el escritor exiliado pueda llegar a ser capaz de identificar lengua con patria, al modo de Alfonso Sastre, que refiriéndose a la lengua castellana, la suya, ha podido escribir Ella es el único territorio en el que yo me reconozco a mí mismo[ ... ] Si fuera preciso hablar de patrias, la mía es la lengua castellana.19 18 Segundo Serrano Poncela, "La novela española contemporánea", en: La Torre 111953, pp. 105-128. 19 Alonso Sastre, Escrito en Euskadi. Revolución y cultura, 1976-1982 (Madrid 1982, Revolución), p. 181. 91 11 No es, desde luego, mi intención, ocuparme aquí de la enorme producción literaria del exilio español causado por la guerra civil, y ello por muchas razones. Voy a limitarme a trazar un breve esquema de las referencias que al destierro hacen, en concreto, algunos de los poetas. No se espere, por tanto, exhaustividad en autores ni obras, sino escuetas observaciones que podrán, quizá, servir para situar más adecuadamente la problemática del escritor trasterrado. En todo caso, para la narrativa véase Sanz Villanueva (p. 109-182) y Rodríguez Puértolas et al. (p. 156-174); para el teatro Domenech (p. 183-246) y Rodríguez Puértolas et al. (p. 175-176). Y para el ensayo, Gullón (p. 247-286).2° Poetas21 Muerto Antonio Machado en febrero de 1939, era Juan Ramón Jiménez el poeta mayor del exilio, que para él había comenzado en plena guerra civil. Seguirá escribiendo importantes obras en el destierro, y en el destierro recibirá el Premio Nobel de Literatura en 1956, que seguramente no es solamente "suyo", sino de toda la poesía española moderna, perseguida, amordazada, desterrada o muerta. En varias de las anotaciones de un diario en prosa publicado póstumamente, se ocupaba Juan Ramón de la situación del exiliado. Por ejemplo: España (corazón, cerebro, alta entraña) sale de España. Mucho de lo que significa espíritu, idealidad, esfuerzo, cultura mejor, deja ¿por qué, por quién? a España sin ello, sin ellos, sin ella, para trabajar sobre el suelo distendido, bajo el cielo distendido, en lo normal de España y de ellos que es, por ellos, la vida de España. ¡Ay de mi España!22 Por lo demás, lo que se ha venido diciendo más arriba acerca de los particulares problemas del exilio para un escritor, para un poeta, es meditación angustiosa para Juan Ramón: [ ... ] el destierro de mi lengua diferente, superior a toda alegría, a toda indiferencia, a toda libertad, a toda pena. No la puedo soportar. Porque "desterrado", no tener lenguas mías alrededor, no hago nada, no soy nadie, estoy más muerto que muerto, estoy perdido. (p. 48) ¡No oir el español al pueblo de España; al hombre, a la mujer, al niño; ese español que es el rumor de mi sangre, la razón de mi vida! ¿Qué es mi vida sin rumor español eterno e interno? (p. 64) 20 - Santos Sanz Vil!anueva, "La narrativa del exilio", en: El exilio español de 1939 ... pp. 109-182. - Ricardo Domenech, "Aproximación al teatro del exilio", ibídem, pp. 183-246. - Germán Gullón, "El ensayo y la crítica'', ibídem, pp. 247-286. 21 Aurora de Albornoz, "Poesía de la España peregrina: crónica incompleta'', ibídem, pp. 11-108 y Rodríguez Puértolas et al... pp. 126-156. 22 Juan Ramón Jiménez, Obra citada, p. 42. 92 En 1948, ya con doce años de exilio a cuestas, llegaba Juan Ramón a Buenos Aires. Y entonces es el descubrimiento y el milagro ante todas las tonalidades del español peninsular allí escuchadas, y también ante el propio acento rioplatense: Aquella misma noche yo hablaba español por todo mi cuerpo con mi alma, el mismo español de mi madre, muchas de cuyas palabras, que ya no decían en España el año 36, eran allí corrientes y vivían del todo [ ... ] Era Ja seguridad de un convencimiento, un reconocimiento que se prolongará ya en esta existencia americana mía mientras yo viva. No soy ahora un deslenguado ni un desterrado, sino un conterrado, y por ese volver a Jenguarse, he encontrado a Dios en la conciencia de lo bello, lo que hubiera sido imposible no oyendo hablar en mi español. En Ja casa de Dios estoy ahora hablando y España está, en Dios, conmigo. Ahora soy feliz, madre mía, España, madre España, hablando y escribiendo como cuando estaba en tu regazo y en tu pecho. (p. 284) Por Jo demás, queda claro que la persecución de la belleza sigue siendo en estos años - como lo fuera antes - la obsesión de Juan Ramón, quizá más dolorosa durante su estancia en los Estados Unidos y en Puerto Rico. Obsesión que ahora parece como una lucha por salvar esa belleza buscada, y por Jo mismo la unidad de su propia poesía y de su visión del mundo, contra la ruptura del ser que significa el exilio. Pero no olvidemos que el primer libro de exilio de Juan Ramón (1936-1942) se titula En el otro costado, esto es, en "el otro lado" de España y del Atlántico. Y es a partir de encontrarse en el otro costado (a veces muy concretizado, como Romances de Coral Gables (1948, Florida) cuando se produce ese deseo del poeta de no romper la unidad de su obra, de no permitir fracturas en su conocida visión del mundo. Pues es, en efecto, el otro costado del mismo mar, de Ja misma belleza, de la misma realidad: Este ocaso que se apaga, ¿qué es Jo que tiene detrás? ¿lo que yo perdí en el cielo, lo que yo perdí en el mar, lo que yo perdí en la tierra? Y más explícitamente todavía en el poema titulado, de modo harto significativo, "Con mi mitad allí": ¡Mi planta aquí en el sur, en este sur, conciencia en planta Jucidera, palpitando en la mañana limpia, cuando Ja primavera saca flor a mis entrañas! Mi planta aquí, respuesta de la plata que soñaba esta plata en Ja mañana limpia de mi Moguer de plata, 93 de mi Puerto de plata, de mi Cádiz de plata, niño yo triste soñeando siempre el ultramar, con la ultratierra, el ultracielo. Acaso sea León Felipe la antítesis poética de Juan Ramón Jiménez, y ello en más de un sentido. Por lo que aquí atañe, lo es también por su actitud lírica ante el exilio. León Felipe, en efecto, se vuelca bíblicamente, torrencialmente, hacia afuera, y se califica a sí mismo y a los demás exiliados de españoles "del éxodo y el llanto", desarraigados violentamente de la tierra original y también violentamente arraigados en el viento de la Historia. Su conocida "Canción del poeta vagabundo" ha llegado a ser considerado por muchos como el más característico poema de cierto tipo de emigrados, los que podemos llamar "apocalípticos": Franco, tuya es la hacienda, la casa, el caballo y la pistola. Mía es la voz antigua de la tierra. Tú te quedas con todo y me dejas desnudo y errante por el mundo ... Mas yo te dejo mudo ... , ¡mudo! y ¿cómo vas a recoger el trigo y a alimentar el fuego si yo me llevo la canción? León Felipe sustituye, no sin evidente desesperación, la "España de la tierra" por la "España de la sangre": La España de la tierra ya no me importa más que para sacar de allí a los que aún buscan justicia. Y hoy me lo juego todo por la España de la sangre. Esta España ... está en estas latitudes del aire y de la luz ... Y me lleno de una ruidosa alegría cuando oigo voces extrañas y celestes que me anuncian que he de venir a ser no un ciudadano de México ... , de Guatemala ... , de Nicaragua ... , del Perú ... , de Bolivia ... , de Chile ... , de Argentina ... , del Uruguay ... , sino un ciudadano de América. Como bien se sabe, la generación del 27 o de la República partió al exilio prácticamente en bloque. Mencionaré aquí sólo a tres de sus poetas, Alberti, Cernuda, Guillén. Rafael Alberti, ininterrumpido militante comunista hasta hoy mismo, publica en 1959 un libro de memorias, La arboleda perdida, que, sin embargo, no llega en sus evocaciones 94 sino hasta 1931. Pero ha de leerse como el fondo explícito de memoria y de dolor de un pasado - y presente - perdido visto desde el exilio, al igual que ocurre con Retornos de lo vivo lejano (1948-1952), extraordinario libro de poemas que bien podría titularse, recordando al cubano Alejo Carpentier, "los recuerdos del porvenir". Así la juventud ("Retornos de la dulce libertad"): Podías, cuando fuiste marinero en tierra, ser más libre que ahora [ ... ] Podías, bien podías entonces, bien podías, sin lágrimas inútiles, sin impuestas congojas, viajar, llenos de viento los labios, con un golpe de abierta luz en medio del corazón, bien alta la valerosa vida cayendo de tu frente. ¿En dónde las fronteras entonces, ese miedo, ese horror a los límites, ese cerco que escuchas avanzar en la noche como un triste mandato que ha de cumplirse al alba? O esos magníficos "Retornos de Niebla en un día de sol", Niebla, el perro de Alberti en la España bombardeada y al que ya dedicara entonces un gran poema, y que ahora es evocado así: Vienes herida, Niebla, de escombros y de hambre, como un pobre soldado herido que anduviera anhelando en sus ojos preguntar si la muerte fue leal con sus otros compañeros. Déjame que te limpie la sangre en estos bosques y te lleve despacio a ver el mar tanquilo [ ... ] Habrás pensado, Niebla, lejos ya de tus mares, sin ti, ya en otros tristes y extranjeros kilómetros ignorando en qué prados, en qué montes u orillas, yacías pobremente llorando por mi vuelta; habrás pensado, amarga flor mía, habrás pensado, y con cuánta dolida razón, que mi memoria te perdía, cayéndose tu nombre fiel, tu puro amor con la caricia de otros nuevos amigos. Pero no, que aquí estás jubilosa a mi lado, Niebla de sol y bosques, viva en mí para siempre, junto a la mar tranquila. 95 La producción poética de Alberti durante su largo exilio es en verdad extraordinaria, tanto en cantidad como en calidad, desde el primer poema, "Vida bilingüe de un refugiado español en Francia" (1939-1940): - Yo a Chile, yo a la URSS, yo a Colombia, yo a México, yo a México con J. Bergamín. ¿Es que llegamos al final del fin o que algo nuevo comienza? [ ... ] Y el sollozo del mar en mi pañuelo. Miremos a otro lado que no resuene a sangre. Bajo la Cruz del Sur cambiará nuestra suerte. América. Por caminos de plata hacia ti voy a darte lo que hoy un poeta español purede ofrecerte. No es posible, ni siquiera mínimamente, seguir aquí la poesía del Alberti exiliado, pero tampoco es posible dejar de mencionar sus populares "Coplas de Juan Panadero": Juan Panadero de España tuvo, cuando la perdió, que pasar la mar salada. Pero aunque la mar pasó, Juan Panadero de España ni se fue ni se perdió. Porque es de Juan Panadero no dar nada por perdido, aunque la mar ande en medio. Ausencia y presencia, nostalgia y realidad inmediata aparecen en la obra de Luis Cernuda en el exilio, de modo tan noble como angustiado. En Inglaterra, Estados Unidos, México, profundiza más y más en sus grandes temas: la soledad humana, la dificultad y aun imposibilidad del amor, el paso del tiempo, la inutilidad de la creación poética ... , y como otros, descubre la verdad del país perdido. Pero antes de todo eso recordemos su libro en prosa Variaciones sobre un tema mexicano (1952), donde vamos a encontrar meditaciones propias del exiliado que, de improviso, se encuentra en un país hispano (y no se olvide, es el caso de Cemuda, tras su experiencia británica y norteamericana). Véase lo que escribe al pasar la frontera entre Estados Unidos y México y escuchar de nuevo la lengua perdida: 96 Sentí cómo sin interrrupción continuaba mi vida en ella por el mundo exterior, ya que por el interior no había dejado de sonar en mí todos aquellos años. La lengua que hablaron nuestras gentes antes de nacer nosotros de ellos, ·ésa de que nos servimos para conocer el mundo [ ... ], importante como es en la vida de todo ser humano, aún lo es mía en la del poeta[ ... ], condición misma de su existencia.23 Mas no sólo la lengua. El primer pueblo mexicano, "desastrado y polvoriento", con mendigos, luto, desolación, es "lo nuestro", y provoca "recuerdos de tu tierra, también pobre y también grave": Oh gente mía, mía con toda su pobreza y su desolación, tan viva, tan entrañablemente viva.24 Cemuda termina sus Variaciones con un "Recapitulado" fundamental, en el que, en un diálogo consigo mismo, dice cosas como éstas: -[ ... ] ¿No has creído hallar en esta tierra los mismos defectos ancestrales de la tuya? -También sus mismas virtudes. Cuando casi no creía en mi tierra, la vista de ésta me devuelve la fe en la mía, cuyos defectos no existirían sin sus virtudes.25 Es el poeta, y Cemuda mismo, un peregrino, según el último poema de la edición definitiva de La realidad y el deseo: Sin hijo que te busque, como a Ulises, sin Ítaca que aguarde y sin Penélope. "Sigue, sigue adelante y no regreses", escribe con enorme amargura, No eches de menos un destino más fácil, tus pies sobre la tierra antes no hollada, tus ojos frente a lo antes nunca visto. Pues, por el contrario, España, pese a todo ("Elegía española" 1), Que ninguna mujer lo fue de nadie como tú lo eres mía. Háblame, dime una sola palabra en estos días lentos. 23 Luis Cernuda, Variaciones sobre un tema mexicano. México, Porrúa y Obregón 1952, p. 17. 24 Ibídem, p. 25-26. 25 Ibídem, p. 79. 97 Durante su estancia en Londres ("en la ciudad alzada para su orgullo por el rico, / adonde la miseria oculta canta por las esquinas"), ya "voz sin tierra y sin amigo", siente Cemuda que nada tiene "entre sus brazos, sino el aire en tomo": Amargos son los días de la vida, viviendo sólo una larga espera a fuerza de recuerdos. Y Cemuda recuerda el Sur al que no habría de volver: Recuerdo bien el.sur donde el olivo crece junto al mar claro y el cortijo blanco, mas hoy va mi recuerdo más arriba, a la sierra gris bajo el cielo azul, cubierta de pinares, y allí encuentra regazo, alma con alma. Mucho enseña el destierro de nuestra propia tierra. Como altísimos ejemplos de la lírica castellana moderna quedarán muchos poemas escritos por Cemuda en el exilio, y como básicos para la visión de ese mismo exilio. "Nocturno yanqui" es un poema que puede compararse, por muchas razones, con "Meditaciones de un día" de Antonio Machado, y en el que podemos leer, por ejemplo: Callas y escuchas. No. Nada oyes, excepto tu sangre, su latido incansable, terhetoso; y atención prestas a otra cosa inquieta. Es la madera, que cruje; es el radiador, que silba. Un bostezo. Pausa. Y el reloj consultas: todavía temprano para acostarte. Y en "Un español habla de su tierra": Y en "Tierra nativa": Ellos, los vencedores caínes sempiternos, de todo me arrancaron. Me dejan el destierro. Todo vuelve otra vez vivo a la mente irreparable ya con el andar del tiempo, y su recuerdo ahora me traspasa el pecho tal puñal fino y seguro. 98 Raíz del tronco verde, ¿quién la arranca? Aquel amor primero, ¿quién lo vence? tu sueño y tu recuerdo, ¿quién lo olvida, tierra nativa, más mía cuanto más lejana? Como absolutamente fundamental es "Díptico español", cuya segunda parte, y contra las corrientes literarias más de moda entonces (1956-1962), es una memorable e impresionantemente aguda relectura de Galdós, que termina así: La real para ti no es una España obscena y deprimente en la que regentea hoy la canalla, sino esta España viva y siempre noble que Galdós en sus libros ha cerrado. De aquélla nos consuela y cura ésta. Para terminar con Luis Cemuda. En 1952, Ricardo Gullón sometía a la censura obligatoria un estudio sobre el poeta sevillano, La poesía de Luis Cernuda; un intelectual del Régimen, Pedro de Lorenzo, informaba así sobre el libro, aunque se centraba, sin duda, más que en otra cosa en la figura del autor de Los placeres prohibidos: Exaltación de un autor que se mostró comunista en la Antología de 1934, de Gerardo Diego, que ha combatido públicamente al Régimen y continúa en el exilio manifiestamente hostil [ ... ],apología de una figura y una temática declaradamente enemiga de los principios religiosos: es blasfematorio; morales: es uranista; y políticos: es rojo.26 Y Jorge Guillén, por fin. En principio, no es particularmente evidente la realidad del exilio, y de España, en el autor de Cántico, libro· que siempre ahondado, reaparecerá en 1945 y en 1950, con un subtítulo: "Fe de vida". Y Guillén lo explica con claridad: Heme ante la realidad cara a cara. No.me escondo, sigo en mis trece. Ni cedo ni cederé, siempre atónito. Mas poco antes de 1950 Guillén había iniciado un segundo libro, Clamor, con tres partes: Maremagnum (1957), Que van a dar a la mar ... (1960) y A la altura de las circunstancias (1963). Encontramos aquí - y bastaría acudir a los títulos - una visión humanista de la existencia frente a la destrucción, la del cuerpo, la de la vida, la de la libertad. Pero ahora aparece España, la lajana España, como tema central, como también en ... Y otros poemas (1973). Paisajes, amigos muertos en la guerra y en el exilio (Lorca, Hemández, Moreno Villa, Salinas), pero también el descubrimiento de nuevos poetas "del interior" (Otero, Celaya). Todo en el contexto de feroces sátiras políticas, entre las cuales destaca la dedicada al Dictador y sus secuaces, "Potencia de Pérez", tras de la cual se hace todavía más explícito el sentido histórico de la plenitud del poeta: 26 Manuel L. Abellán, Censura y creación literaria en España, 1939-1976. Barcelona, Península 1980, p. 113. 99 ¿Crímenes en cada bando? De diferente sentido: hacia un pasado bramando, al porvenir dirigido. ¿Dos Españas? En efecto, una asesinó a la otra. Y el país quedó perfecto. ¿Un poeta asesinado? Mucha gente asesinada. Sobre el crimen un Estado. Aquí no ha ocurrido nada. Pero lo cierto es que la Historia no cesa, ni la vida: Por entre tantas muertes y catástrofes algo subsiste sin cesar feroz, el más feroz de todos los poderes: vida, vida sin fin. Clamor, título que se opone obviamente a Cántico, lleva por subtítulo "Tiempo de Historia". Ahora, frente a toda posible perfección, la Historia es acoso y posibilidad de caos, pero también realidad objetiva, nuestra única realidad: Historia es vida y esperanza, anhelo de perfección del ser humano. Ya lo había percibido Guillén en 1957, en un poema de Maremagnum, "Los hijos", inspirado en los acontecimientos ocurridos en España en 1956, las primeras manifestaciones de jóvenes contra el Régimen: Después de aquellos desfiles alardeados en aire jovial de sol y victoria con gallardetes y sables, por avenidas y plazas van sin desfilar - no es tarde nunca para convivir de veras - los más joviales [ ... ] Las esperanzas combaten a los solemnes embustes, y puños de mocedades esgrimen Historia clara que ilumina porque arde. Resistiendo están las fuerzas forzadas. Se ve la sangre. Entre tumultos se yerguen estaturas de estudiantes. 100 Pero a Guillén le preocupa ahora toda la Historia. Europa, la Segunda Guerra Mundial, la sociedad de consumo, el imperialismo, Viet-Nam, los negros de los Estados Unidos, donde el poeta vive. Cerca del final de ... Y otros poemas, un breve y significativo texto que acaso puede resumir la experiencia de tantos desterrados, vivos y muertos: (1938-1968) A pie salí de España por un puente hace ya ... ¿Cuántos años? Treinta. ¡Treinta de emigración! Recuerdo: Bidasoa, Irún, Hendaya, lucha cainita. Fiel al destino sigue el caminante, a cuestas con su España fatalmente. En 1559, Fadrique Furió Cerio! escribía algo que bien puede servir para cerrar esta lamentosa evocación: No hay más de dos tierras en todo el mundo: tierra de buenos y tierra de malos. Todos los buenos, agora sean judíos, moros, gentiles, cristianos o de otra secta, son de una mesma tierra, de una mesma casa e sangre; e todos los malos de la mesma manera.27 De una mesma tierra, de una mesma casa. Povzetek SPANIJA, ROMARICA SKOZI KNJIZEVNOST: PRESELJENA KULTURA Spanija je preganjala svoje kulturnike, pisatelje, pesnike, politicne disidente, Zide, Arabce in druge uporne duse in jih silila v izgnanstvo fo od konca 15. stoletja dalje. Ti so potem romali po svetu in v tujini iskali zavetje za nadaljevanje svojega kulturnega poslanstva, zacetega v domovini. Tudi v 20. stoletju ni bilo nic drugace. Po zmagi frankisticnega rezima leta 1939 SO mnogi zbezali V tujino, drugi SO bili mueeni in pogubljeni V stevilnih domacih koncentracijskih taboriscih, tretji spet so le nekako sku8ali delovati v morecem ozracju falangistiene kulture. Bilo paje nekaj tudi takih, ki so se uvrscali med zmagovalce, kot Gonzalo Torrente Ballester na primer, in ki so se eutili ogrofone od spanske intelektualne moCi v izgnanstvu. Stevilni dramaturgi, pesniki in pisatelji (na primer Francisco Ayala, Alfonso Sastre, Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Jorge Guillén in drugi) so se v tujini morali sooCiti s tragedijo drfavljanske vojne in potem se z lastno usodo izkoreninjenih umetnikov, otofoih ustvarjalcev brez prave domovine, le S spansko kulturo V SVOjih srcih. 27 Henry Méchoulan, El honor de Dios. Barcelona, Argos Vergara 1981, p. 30-31. 101