POESIA eslovena actual Alja Adam Kristina Hočevar Stanka Hrastelj Alenka Jovanovski Simona Kopinšek Gašper Malej Lili Novy Maja Vidmar 41 42 INDICE ALJA ADAM 7 KRISTINA HOČEVAR 15 STANKA HRASTELJ 29 ALENKA JOVANOVSKI 39 SIMONA KOPINŠEK 57 GAŠPER MALEJ 73 LILI NOVY 87 MAJA VIDMAR 103 43 44 Sobre las traductoras: Florencia Ferre nació en La Plata en 1965. Es editora, traductora y escritora. Ha traducido, entre otros autores, a Aleš Šteger, Dane Zajc, Alojz Ihan, Lili Novy, Jani Virk, Mojca Kumerdej, Edvard Kocbek, Dušan Šarotar y Fran Levstik. Ha publicado el libro de poemas El río (1997) y el libro etnográfico Inventario de sabores. Un viaje por la cocina tradicional de Belén, Catamarca (2013). Entre sus libros de poemas inéditos están Milagro de la mujer fea (2002), Seis meses té (2010) y A estos nombres (2013). Barbara Pregelj es profesora titular de la Universidad de Nova Gorica, investigadora, traductora, intérprete jurada y editora. En su función de traductora al esloveno y al español y del euskera, del catalán y del gallego desempeña un papel de mediadora entre los espacios culturales esloveno, ibérico e hispanoamericano. Como traductora e intérprete le interesa apasionadamente la cuestión de la lectura y la interpretación de los textos, y como editora cómo contagiar con el virus de la buena literatura a cuantos más lectores sea posible. 455 46 Alja ADAM (1976) 477 Licenciada en Literatura Comparada y Sociología de la Literatura por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Liubliana, donde en 2007 defendió su tesis doctoral sobre estudios de género y teoría literaria feminista. Es autora de tres libros de poesía ( La exuberancia, 2003; Por qué mencionar a Aquiles, 2008; Mucho tiempo hemos esperado la lluvia, 2015). Su poesía está traducida a trece lenguas y publicada en antologías y otras publicaciones tanto en Eslovenia como en el extranjero. Fue galardonada con algunos premios para poetas jóvenes. Su poemario Por qué mencionar a Aquiles fue publicado en 2009 en su traducción española (e.d.a. libros) e italiana, y en 2014 también en su traducción croata. Además de poesía, es autora de numerosos artículos, ensayos y cuentos para niños. Es profesora titular en la Universidad de Nova Gorica y junto con la poeta Maja Vidmar lleva a cabo talleres de escritura creativa. 48 El libro de poesía La exuberancia (2003), con un lenguaje atrevido, habla del erotismo, que se considera la principal fuerza vital. Por qué mencionar a Aquiles (2008), en lugar de los previsibles conflictos entre géneros, tematiza los recuerdos de la niñez y las preguntas existenciales que reflejan un punto de vista destacadamente femenino y que cambia en su perspectiva la edad del sujeto lírico. Su tercer libro de poesía, Mucho tiempo hemos esperado la lluvia (2015), está marcado por el típico erotismo y la sensualidad, pero también por la experiencia de la maternidad, a través de la cual verbaliza las características de la vida cotidiana y abarca temas tan distintos como son la falta de trabajo y los conflictos bélicos en el mundo. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: adamalja@gmail.com (Alja Adam) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 49 50 5111 La chakra laríngea Primero hablamos de las cosas bellas. sobre la garza que al inicio del diciembre sobrevolaba la ciudad justo cuando debajo habían encendido por primera vez las luces festivas. y sobre la luz dorada que durante la meditación corre por las chacras abiertas. luego sobre la ansiedad cuando un hombre y una mujer que conocemos intercambian las últimas palabras en una habitación del hospital. como su cuerpo está conectado a los dispositivos que glogotean les parece que se encuentran muy hundidos en el agua: la sensación de flotar les saca de quicio cuando procuran agarrarse al borde de la cama. después dejamos de escucharnos uno al otro como si la bombilla de la atención se acabase de repente y nadie tuviese ganas de cambiarla. seguimos el paseo en silencio. 52 Día de San Valentín Mi tripa crece igual de rápido que cambian los escaparates de las tiendas. la conversación con otra embarazada se parece al andar por los túneles de neón en los supermercados: el aire se queda en la superficie y no puedes respirarlo, las piernas pesan, el irritante dolor baja por los muslos hacia abajo y la salida está cada vez más lejos, perdida entre los indicadores, las letras desordenadas y la gente que vaga por allí como si estuviera drogada. Preferiría comer tortillas con Jana y hablar sobre sueños eróticos. Cambio de posición en la silla, siento el peso de la tripa en su rostro solo hay preocupación, el gris se asienta sobre los hombros de las casas. Y luego un griterío histérico: “¡de veras quiero ser una buena mamá!” La humedad que se extiende por la calle, las gotas como agujas se resbalan entre los dedos. Traducción de Barbara Pregelj 53 54 Kristina HOČEVAR (1977) 55 15 Licenciada en Esloveno y Lingüística General por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Liubliana. En la actualidad es profesora de esloveno en dos liceos y trabaja también como correctora de estilo. Autora de seis libros de poesía ( Hacia la felpa, 2004; El borde físico, 2007; Las pequeñas colas, 2008; Las oscilaciones, 2009; En los dientes aluminio, tiza en la boca, 2012; Afluencia, 2017), ha sido galardonada con varios premios: Zlata ptica y, en 2013, Jenkova nagrada, que otorga la Asociación de Escritores Eslovenos al mejor libro de poesía de los últimos dos años. Sus poemas están publicados en distintas antologías y traducidos a varias lenguas (inglés, alemán, húngaro, sueco, hebreo, macedonio, polaco, checo, griego, etc.) 56 El libro de poesía En los dientes aluminio, tiza en la boca significa la ruptura con su creación poética anterior, marcada sobre todo por su identidad LGTB y la intimidad específica, dado que lo que en sus libros anteriores más bien era una característica temática, en el último libro empieza a percibirse en la creación de un lenguaje poético único. Sus versos son tan marcadamente abstractos que parecen unos fragmentos rotos del habla, lo cual dificulta la lectura. Según el crítico esloveno Andrej Hočevar, “sus versos elípticos con frecuencia se componen de tal manera que con la oposición de sus significados trascienden los antagonismos socialmente aceptados; los motivos se entretejen sin evidente lógica; las frases empiezan con un punto y coma; faltan las frases principales; las repeticiones cíclicas cambian su significado, etc. Es precisamente gracias a esto por lo que Kristina Hočevar logró crear un universo poético único que pide a su lector abandonar los clichés.” Acerca de los derechos de autor dirigirse a: kristinahocevar@hotmail.com (Kristina Hočevar) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 57 58 59 19 tú te miras hacia atrás; a veces en voz alta, otras veces son los leones marinos. alguien habla de color de tus ojos y tú miras hacia atrás, en voz alta. conforme estás sentada con las chicas en la acera cuando alguien te dice que tus leones marinos son demasiado altos. estupendo. estás cazando tu propio ojo y mientras tanto alguien te grita que los leones marinos son demasiado altos. extiendes los brazos alrededor de todas las sillas, pones el carbón bajo la mesa y también el ojo por fin logras cazar; aunque no en voz baja. 60 las quemaduras de tus muslos pueden observarse de [lejos aunque no lleves falda. los brazos las cintas que atan los árboles a cada puente nuevo. destapa la ciudad y [libera la carretera para que al caer en mi frente el sol deje dos puños de calor. eres un niño porque tu llanto como arroyo gutural corre [por debajo de las mesas de la clase. siendo niño tu rostro es más grande que la inspiración. [los asientos revientan cuando te columpias. y no duermes noches noches. has visto la mano, alguien [no la ha sacado del vestido. has oido las palabras, alguein no las ha puesto en la [hierba. y los juegos y las palabras no son la suavidad para resolver. eres un niño concluido. en todas las salas de calderas serás un niño cada vez más gris. 61 hay cada vez más palomas. habrá que cerrar las ventanas [fuerte y estrechamente, dar portazos. aunque el arcoiris de veletas gira en todas [direcciones en las que miro, no ahuyenta el aleteo. estoy en cuclillas sin vistas mientras que anuncian que alguien lanza las burbujas de jabón entre la oscuridad de día y noche. no obstante, no hay movimiento entre la oscuridad de día y noche que desollara las palomas. 62 en los cristales de los restos del sol o acaso principios del continente: lloviznas y no hay altura donde no te arqueas nadie porque no quiero y no hay tal que te cubra la espalda los pingüinos no son las garzas aunque sean de plástico; y sus aletas me empujan hacia el oriente: donde debajo del mar blanco hay un mar verde y me resbalo mucho más rápido que se esconde el monte. 63 a veces escuchas la música y levantas los brazos cuando [estás al lado del podio. te abres al cuento dejando el cuerpo al juego. a veces bebes algo, pero aún [así, puesta sobre los espejos no tienes ganas de hablar. crees que la música tiene más sentido. y más sentido aún tiene cavar las trincheras. a veces por eso levantas los [brazos y bebes algo; dejas el cuerpo en el juego. ni soy aula ni tengo clase. los hombros son porque [quiero la leña. aproxímate como un estado permanente de tormenta. respondo con fidelidad y extiendo los brazos. pero no tengo programa ni paciencia: para el monopoli y una muñeca de rascacielos con dedos [frágiles. déjate llevar cuando la próxima vez esté a cuatro patas. 64 en el antaño querías llevar a gente al centeno, ahora [intercambias sólo con aquellos que ya están allí. tal vez compartís las sogas, tal vez los [animales. a veces actuáis en la misma película. entonces le das una [patada al círculo para que eche a rodar: no obstante el hoz lo corta junto con el centeno. no nos faltas, pero al menos dos estamos tristes que [alguien en la puerta de entrada dibujo con espray la esvástica. si fuéramos los eskins, los [nacis, los niños, pero no. estás sentado en casa, observas el cambio de tus huesudas manos sensibles. y cuando tu cabello está suelto, parece muerto. de palabras no puede llenarse [la tarde, lo trituran las naranjas. huele a cebada, comparamos las metrópolis, todos buscamos salidas provisionales. y tú, tú estás exportada la mayoría del tiempo, nuevos medicamentos, animales, poemas, dejas a un amigo nuevo en la misma línea, en el ataúd delante de la puerta pulida mientras que la gente se está perdiendo en las hendeduras de los autómatas, [no tan sonante como las fichas de papel. 65 igual que los chicos en la cola de señores que beben la [leche con cerveza, igual que las chicas que se sientan en las rodillas de [señores y señoras que beben la cerveza con leche, crece la historia de [cuestas planificadas y se construyen con adulaciones. se sorba la juventud [mientras que las arrugas, las líneas de emociones y trabajo, se allanan: brillan con [orgasmos de admiración, con suspiros de altos señores y señoras. buscar la manera de prolongar las colas con las inyecciones de sangre embriagada. Traducción de Barbara Pregelj 66 67 68 Stanka HRASTELJ (1975) 69 29 Autora de dos libros de poesía ( Tonos bajos, 2005; Señor, tenemos algo para usted, 2009) y de una novela ( Juegos, 2012), ha sido incluida en varias antologías tanto eslovenas como extranjeras y ha participado en más de cincuenta festivales y veladas literarias. Por su novela ha sido galardonada con el premio Modra ptica. También ha sido organizadora y moderadora de distintos eventos literarios, así como también organizadora de encuentros literarios. También es traductora de poesía serbia, croata y bosnia. Es miembro de la Asociación de Escritores Eslovenos y presidenta de la asociación cultural Liber. A partir de 2009 es autónoma y vive en Krško. 70 Galardonada con el premio a la caballera de la poesía (2007) y con el galardón a la mejor poetisa joven de Eslovenia (2001), en sus dos libros de poesía trata sobre todo el tema del amor. No obstante, por su afinidad con los temas de los marginados, respecto a los cuales toma una postura muy crítica, más de una vez ha sido tildada de autora comprometida. Ella misma no está conforme con esta designación, a pesar de hablar de temas como son las diferencias entre géneros, la muerte, la eutanasia, el aborto, las enfermedades mentales y la autolesión. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: stanka.hrastelj@gmail.com (Stanka Hrastelj) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 71 72 73 33 5.45 A Dominik Frelih a las 8.10 entra el médico, la expresión de su rostro lo dice todo aunque no hable, ni lo niegue con la cabeza ni tampoco diga Lo siento, aunque diera un paso atrás: y fueran las seis menos cuarto y el personal todavía estuviera tomando el café de por la mañana, seguiríamos conduciendo y chocaríamos otra vez, si tuviera que ser así, luego contarían los coches rotos, los huesos rotos, se rellenaría el informe, se levantaría el acta, lo firmaríamos todo, fue nuestra culpa, no frenamos, pagaríamos la multa, remunerarímos los daños, pero levántate Dominik, sacude de ti los trozos del vidrio, ven, vámonos a casa. 74 Nostalgia Entro a través de la puerta, abro la marquesina para que tire la sombra por el suelo del balcón, pienso que estoy envejeciendo. Hace tiempo o desde esta misma mañana. Me paro mirando su borde afilado, me acuerdo de nuestro viaje como lo recuerdan los viejos, con una nostalgia extraña que amasa la realidad como trozos de plastelina. 75 Quizá fue distinto. Me acuerdo de que en la plaza de Simón Bolívar tomamos el café de las tazas rotas, esperando a un hombre llamado Jesús entre el museo del oro y el palacio de la inquisición. Tú fuiste la que lo vio primera. Cuando corriste hacia él se lanzaron a volar los pájaros desde las palmeras enredándose en tu pelo y tú gritaste de horror. Tal vez no fue así. – – Comíamos trozos de papaya que compramos del vendedor ambulante y dijiste de paso que tenías miedo de los pájaros y yo, entonces, reconocí a Jesús a lo lejos. Pero quizá este recuerdo no es mío sino que es un recuerdo de una natural sin dientes que aquella mañana estaba sentada en el parque y no esperaba a nadie. Miraba nuestra piel que entonces quemaba el sol colombiano y tiró a los pájaros un puño de migas justo en el momento que vino un hombre llamado Jesús. Traducción de Barbara Pregelj 76 77 78 Alenka JOVANOVSKI (1974) 79 39 Crítica literaria, poetisa y traductora del italiano. Es autora de un libro de ensayos, El gen oscuro (2001), y de un libro de poesía, Los pantalones para G (2012). Por su labor de crítica literaria obtuvo en 2004 el premio Stritarjeva nagrada. 80 Publica su poesía en distintas revistas de poesía y está incluida en distintas antologías internacionales. Su tema es la desaparición de la vida espiritual, del amor y del ágape de la vida del hombre actual. De la misma manera, en su único libro de poesía, Los pantalones para G (2012), con un lenguaje conciso y ascético, lleno de diálogo con poetas nacionales y extranjeros y sobre poesía, habla sobre las pérdidas del individuo y el nacimiento de la esencia poética, sus raíces y su desarrollo, abarcando también la crítica social del capitalismo occidental. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: alenka.jovanovski@gmail.com (Alenka Jovanovski) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 81 82 83 43 Lengua materna De niña mi madre no hablaba en la lengua de su madre, sino en la lengua de los que la mataron. Hasta reía, esperaba y estaba de luto en la lengua de los [asesinos. Irrumpían en plena noche, con barbas blancas y puñales [agudos, apoderándose de la casa. Mi madre nunca termina de decir hasta el final las cosas [últimas, tiene miedo de hablar de ellas. Hasta los pantalones, esta cosa tan pasajera, me los cortó en la lengua con medidas de otra persona (de ahí que mis pantalones aparentemente sean infinitos: y en realidad siempre demasiado estrechos, largos, de [modelo equivocado). Por eso yo, su hija, estoy obligada a devorar lenguas [extranjeras, lavar pan en el extranjero y hornear ropa de los [extraños. Para ser limpia, tengo que estar hambrienta y desnuda. Para estar desnuda y desnuda, tengo que estar al lado de [la pared, chocar contra el infinito hecho del hormigón. La lengua envenenada expande su vida silenciosa y oculta: la guardo en migajas de pan, la saboreo en hilos cortados, 84 mastico los agujeros en la tela, esta dimensión tendinosa, ruda, esta mezcla viva de polvo [y agua- llego a conocerlo cuando lo otro y lo propio se mezclan, cuando ya no sé quién soy si es que soy [alguien- y todos somos familia, y estamos tan solos, sin barrera para lo que a través de la puerta irrumpe en la [lengua- y ¿quién, si acaso existe, debería quitarla (¿cómo podría quitárselos?) los puñales y las huellas del horror? La madre que ya no existe entonces abre la lengua. Lame la sangre y la mucosidad y los excrementos de las [crías; atenúa el tabique del corazón y cura las úlceras gástricas, funde las paredes y las puertas y las ventanas. El músculo áspero los despierta con ternura: a los que gimen sin cesar y a los que desde dentro están tapiados dentro del [sueño. 85 Poema para Violeta Parra Y el canto de ustedes que es el mismo canto. Y el canto de todos que es mi propio canto. (Violeta Parra) Ya no es posible escribir ningún poema íntimo. Tan sólo un poema sobre los órganos interiores de una [gata atropellada cuya sangre se filtra por la bolsa de piel, junto con los riñones y el corazón en una corteza de [grasa. Un poema, cuya piel es más blanca y herida que la piel con el corte del tejido canceroso de la [espalda. Un poema que extrae de la herida las palabras tragadas, las palabras con filo romo y las abre para que puedan [respirar. 86 Un poema que es como un encuentro de los que andan al borde de la noche y saben que el miedo se esconde [dentro del golpe si lo apartas Y se convierte en amor si lo deshaces. Esta aquí es una elección real, ningún inconsciente puede justificarlo ni dirigirlo. Mi poema más íntimo vive entre la gente, mi poema más íntimo funde las cadenas de las cosas. A veces quiero olvidarlo, a veces quiero atropellarlo. Pero es imposible atropellarlo, no es posible olvidarlo. Ni el pájaro ni el aire ni el paisaje: no soy ninguna de [estas cosas- viajo orgánicamente, a través de las venas, enlazando el [oxigeno fervorosamente para abarcar todo lo que puede dividirnos. 87 A los amigos A todos aquellos que he amado irreversiblemente les quité algo para apoderarme de ello. Al primero: levantar sospechosamente la ceja derecha [para defenderme. Al segundo: que no quiero comerme a los vivos (aunque sin querer ya me comí muchos) - lo que me suministró algo de frío y algo de calor. żQué es lo que te quité y qué es lo que te di? Toldos de [plástico sobre la tierra, bajo ellos centenares de ojos que eran [menester devolver a las raíces. Lágrimas y risa. El Fiesta: nos [refugiamos dentro de él al caer la noche y por la mañana (como un [vivo en el ataúd) observamos la condensación menuda. En el accidente lo rompí y deshice el color azul, pero míralo ahora: bajo la corrosión y los agujeros, allí podría estar el [nuevo hogar. 88 Algún día, antes de separarnos, aprenderé los quehaceres de mamá: hablar con las flores, suavizar la piel de los vestidos, hacer pasteles y estar bien. El momento me asusta un poco, no me gusta practicar las pequeñeces que quitan el tiempo y suben hacia la tierra. Y por fin de tí, Lámpara (he huido aunque tan sólo aquí estoy a salvo de verdad): cojo de ti la gracia [y la llama que chamusca pero no quema; que penetra [insistentemente hasta el aliento más profundo. żHan sido justos los cambios, habéis obtenido las armas [de bronce, habéis obtenido el sonido de bronce, habéis pasado [hambre? ¿Nos hemos vertido, nos hemos entretejido como hierbas de mar, nos hemos caído bien? ¿Es que las células de mi cuerpo os pertenecen para siempre? ¿Es que el agua cada día está más mezclada con leche? ¿Con qué pie nos hemos impulsado a este océano? ¿Y con qué brazo vamos a salir nadando? 89 Ernesto G., Bolivia, 39 años Corazón expuesto como una llanura que aceptas todo: los rayos, las gotas, el frío la sed, las heridas, el hambre los seres menudos, escondidos en la tierra que atacan para sobrevivir - Nuestra piel desnuda centellea como los dólares en la mirada de los tiradores - Corazón, cómo me silba en los pulmones el viento a través de la pampa, corazón que te has vertido en el continente - Corazón áspero, poroso, piedra campesinos hambrientos y enfermos que en su miedo protegen las causas de su pobreza, su pan sin harina jugando con ellos a la gallina ciega - Cuándo despertarán, cuándo Corazón, adónde los llevas, acaso conozco tu lugar - 90 91 la vida en la sombra para Mimo [Cogliandro, clarinete bajo y Marko Lasič, batería aquí el espacio se mide en profundidad si llego al rincón lo expando y esto es la libertad sin prestigio igual que la sesleria en otoño protege la tierra y la ata nadie lo verá, desplumará, empujará no hay ningún oro negro, aquí abajo no está no deja verse, no existe no está a la luz pero aquí no se mira con los ojos si no juegas según las reglas te toca el borde obligatorio 92 la vida en la sombra es comer o lavarse cada día tomarse el tiempo y amasarlo con insistencia sin preguntar porqué amasarlo sin brazos si te los cortan durante un siglo el árbol amasa sus jugos la sombra amasa las fresas de serbal si utilizo las yemas de los dedos, si soplo al interior, nacen soles circulan las brumas y galaxias el espacio, profundo y amplio, se arremolina a través de este tubo desnudo con teclas en la cintura [para arriba que golpea para que pueda respirar para intercambiar 93 Joan Jara, 11.9. 1973 amar a aquellos cuya pérdida de antemano merece la pena llevar no como un altar (esto sería la glorificación de la violencia), y no como un precipicio (de esta manera me ahogaría), sino como a aquellos por quienes cada día (existan o no) vuelvo a nacer. Traducción de Barbara Pregelj 94 95 96 Simona KOPINŠEK (1981) 97 57 Moderadora de veladas literarias y colaboradora de festivales literarios, crítica literaria que publica en revistas literarias y en la radio nacional eslovena (programa ARS), es también autora de cinco libros de poesía ( Antahkaran,2009; Amorosillos, 2012; Veletas, 2013; Ruptura de voz, 2015) y, últimamente, también de varios textos de literatura infantil ( La puerta invisible de la parte sur del cielo; La felicidad con lunares). Le interesa la relación entre la palabra y la voz y las distintas formas que las relaciones entre estas mismas permiten. Publica sus obras en revistas literarias (Nova revija, Sodobnost, Dialogi, Poetikon, Lirikon, etc.), aunque no lo hace muy a menudo. Ha participado en numerosas veladas literarias individuales y colectivas tanto en Eslovenia como en algunos países vecinos. 98 Ruptura de voz es un libro de poemas sutil y valiente, único en el panorama de la literatura eslovena actual, ya que geográficamente se ubica en el este esloveno, en Haloze, una de las partes económicamente menos desarrolladas de Eslovenia y donde que transcurre la niñez del sujeto lírico, experimentando la violencia doméstica a causa del alcohol. Pero la poesía de la autora transciende este trauma personal en búsqueda de un lenguaje poético más universal, creando una brecha, una ruptura, cuya expresión requiere tanto una valentía personal como una inusual destreza con la que vierte su pluma poética. Según la crítica literaria, la poesía de Kopinšek es una de las voces más potentes de la poesía eslovena reciente. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: simona.kopinsek@gmail.com (Simona Kopinšek) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 99 100 101 61 La lección Alienos agros irrigas tuis sitientibus. Riegas campos ajenos y los tuyos sedientos son. Mis maestros son personas que ordenan. Mis maestros fueron humillados. Ahora son ellos los que humillan. Mis maestros matan las moscas con un atrapamoscas en la mano. No lloran cuando se tambalean. Maldicen en voz baja y tan sólo cuando excrementan, pensando en mí, quien he visto un reflejo de su marco. Agitan su orgullo al igual que John Wayne su lazo y llevan gafas de sol con una perla de plástico encima de la nariz. Se levantan a la misma hora. Se alimentan de mordiscos de evidencia. No se atreven a decir que follar con el vecino en la misma cama está sobreestimado. Que el marido duerme sólo y la mujer con un perro junto a sus pies. Mis maestros aman a sus amantes y en la escuela enseñan sobre la fidelidad. Mis maestros no escuchan a los niños, todos los audífonos están estropeados. Mis maestros hablan al menos dos lenguas, pero siempre con los demás. Consigo mismo guardan silencio. 102 Piedras de palabras Me dijeron que se abrían las ventanas cuando pasaban. Con su pelo moreno de cornejas, con la boca hinchada de insaciedad. Él bebía la limonada que ella le preparaba, añadiendo una gota de sangre al jugo de limón. Después de aquello, todo fue distinto. Los cuchillos y el dinero caían al suelo como pájaros muertos. Con el más grande un sábado casi degolló al gallo. Lo apretaba con los ojos cerrados y lo condenaba al poema. Yo, mientras tanto, repetía la tabla de multiplicar con las palpitaciones, atreviéndome a creer que algún día podría pintar el cielo. Llevaba piedras en mis manos que luego en un escondite componía en palabras: ¡mierda, Sol, parásito, Mujer-Yedra, puta, Amor, cerda, púdrete, Vida, sola! 103 Abrázame ¿Cuántas fueron las noches en las que huíamos? ¿Qué fue lo que te enseñó tu madre, excepto callarte y rezar? Cada domingo te sentabas en el banco de la iglesia, esperando recibir una respuesta. A esperar que Dios se volviera hacia ti y te divisara. En casa, Diós estaba gimiendo dentro de tu niño, y en la iglesia estaba reflexionando sobre la libertad más allá de las líneas del firmamento trazado por los dedos del pintor, intentando conocer en el corazón atravesado de María, Madre de Dios, en el cuadro de marco dorado ¿quién sino una Madre podría abrazarle para que sintiera lo que anuncia la palabra la Paz? (Al anochecer el niño abrazó a su madre.) 104 El riñón Dormías con un cuchillo debajo de la almohada. Te asustó un ángel que se te manifestó. Se andaba de puntillas aquellos días, susurrando. Tu herida se estaba pudriendo, hundiendo los bordes de las fosas nasales. La niñez se crió con un corte que atraviesa la pared abdominal. Levitación sobre el suelo. Inadvertida una y otra vez. Un ángel estaba sentado en la cama. Sopesando la proporción entre la vida y aquello por dónde lo habían cortado. Con paciencia la esposa preparaba té de uvas. Lo enfriaba con aliento del viento que tosía carbón, en la vieja repisa de la ventana, y se teñía los pulmones con él, mientras dormías. Cada uno de nosotros se había escondido. A mí, los ojos me llevaban a las copas de árboles vetustos, sobrevivía en los escondites de hierba. A ti te estaban tragando las noches. Junto con el ángel al borde de la cama. 105 Santa Ana Te pusieron el nombre de una santa y te explicaron quién era. Y todos aquellos años procurabas ser como ella: habías aprendido a amar incluso la niña que todos llamaban la semilla de diablo, pues quien no ama al concebir, el amor lo tiene que concebir a el. Años llevo imaginándome el vacío que dejarás. Y lo comparo con aquel que estoy llevando por el mundo. Son tan grandes. • Como si el tiempo me levantara y sacara del cuerpo veo caras en velo y bajo de ellos, tu piel marchita que vuelve a la tierra. Busco aquella canción que te gustaba, pero todas son graciosas. Si hubiera cantado alguna en tu funeral, habrían vuelto a expulsarme. Dime, ¿cómo es la hija que piensa en el funeral de su madre mientras esta sigue viva? ¿Cómo es la hija que enferma cuando tú, a kilómetros de distancia, te pones enferma? ¿Una clarividencia? ¿Un fantasma? Una aspiración. Una expiración. Confieso que todo esto no es más que una danza de movimientos y preguntas. “Mira, nos hemos creado una a la otra.” 106 Nuestros gatos Sobre la mesa hay unos cuantos fósforos largos, papel de fumar y una moneda. Abril acaba de empezar. Las crías de gatos nacidos en la noche de domingo de resurrección empiezan a abrir los ojos. ¿Cuántos gatos han sido, mamá, a lo largo de la niñez? ¿Fusilados, amados, rotos, atrapados, descompuestos entre las raíces del avellano delante de la casa? ¿Te he dicho ya que ahora la tristeza a mi lado se siente bien? Dice que por fin puede descansar ahora que los gatitos han abierto los ojos y el que me anda buscando no me reconoce. Estoy sentada en el humo de tabaco verde, en mi cuerpo algo que quiere tener nombre. Escucho... El vacío es este agua. Hace mucho que no nos vemos. Ahora llevo pelo plateado dentro del dorado y bajo los ojos un dibujo de la risa. 107 La ofrenda Era octubre. Cuando entré en él, saliste por un momento. Te deslizabas sin moverte. También yo misma empecé a levitar a la altura de un puño sobre el suelo. Todo el día circulábamos por la ciudad. Sonreímos a mucha gente. Deseábamos entretejer los dedos, pero decidimos optar por entretejer lo indecible. Sobre nosotros llovían las hojas de otoño. Gastábamos las orejas con palabras. Con viento secábamos los puntos de aguja. Un niño lloraba al lado del agua. “No llores”, le dije. “Pues lloras el agua.” Luego vino. La señora de negro. A decir que había perdido el marido. “Que equilibrio entre la Tierra y el Cielo,” no respondí. “Yo lo encontré ayer.” 108 La noche del murciélago sobre el estanque No sé si estamos observando la misma obra de magia cuando sobre el estanque donde la juventud te embriagó a aspirar lo prohibido miramos la torpe artimaña de los murciélagos que rasgan la noche. A pesar de ello somos imponentes: sabemos tocar la transparencia, somos capaces de contener el aliento, oler la muerte (hasta ahora hemos soportado todas sus formas) y saber - hay vida. Encontramos una salida cuando nos encierran, por unos minutos también la pieza ausente. Y todavía sabemos amar a quienes nos negaron el amor cuando más lo necesitábamos. 109 La mujer esqueleto Nos desnudábamos en el crepúsculo de la madrugada. La respiración desvelaba la profundidad. Me quité lo que nunca desvisto. A mí misma. Y tú te arropaste conmigo. Durábamos. Yo me asentaba. Me estaba deslizando mucho tiempo antes de bajar en tus huesos. Temía romperte. Preferí romperme a mí. Dolía menos. 110 La pastora Hace mucho que a mi sombra no le gusta el sol. Al crearla, el sol la está desnudando. La está quemando. Por eso prefiere la oscuridad de los días claros. Entonces forma parte de la gran sombra del mundo que se desliza por las mesetas de indiferencia. Cuando está llena, duerme al abrigo de mis costillas. Quieta del todo, ya casi una eternidad sueña sobre no sé qué, quizá no es así, pero mi interioridad entonces está a salvo. Callada, calurosa. Los últimos días le ofrezco forraje. Le pongo trozos del dolor, grava de las entrañas, rajas de palabras, dosis de contracciones y cortos de memorias. Nada de esto quiere caducarse. Vengo así, pastora, trayendo la comida a la divinidad de la sombra a lo largo del día. Por la noche la oigo respirar a través de mi boca y pedir la comida. Hacia la madrugada se llena y queda dormida, es entonces cuando vuelvo la oreja hacia fuera. Traducción de Barbara Pregelj 111 112 Gašper MALEJ (1975) 113 73 Poeta, traductor y gestor cultural. Publicó tres libros de poesía, y para el primero ( Isla, presentimientos, beso; 2004) fue nominado al premio al mejor debut literario en la 21ª Feria del Libro Esloveno (2005). Por sus más de 30 obras traducidas del italiano recibió el galardón nacional del Ministerio italiano de cultura. Su poesía ha sido traducida a 20 idiomas y publicada en algunas antologías, diarios, revistas literarias, culturales y profesionales en Eslovenia y en el extranjero. Ha participado en numerosos festivales literarios, entre otros: Lahti International Writers’ Reunion, 2007; Beijing Poetry Festival, 2013; Nicaragua Poetry Festival, Granada, 2015; Festival Luna de Locos, Pereira, Colombia, 2015. 114 Sobre su poesía han escrito varios críticos literarios, entre ellos J. Kernev Štrajn (Delo) sobre Cortes en el oro: “La poesía de Malej [...] se ubica en un margen extremo que puede interpretarse como una frontera entre lo que el sujeto puede seguir experimentando y lo que lo trasciende. En este libro de poesía nos encontramos con la bajada de este extremo en dirección hacia la abstracción [...] y hacia la fragilidad extrema que concierne a las relaciones entre los nombres y las cosas. Para mí, en esto estriba la médula y la distinción de esta poesía”. M. Pišek (Dnevnik) escribe: “Un pensamiento agudo, exacto, consecuente, es un pensamiento bello. Aquí se muestra distante, sin reservas, sin comentarios (para sí mismo), sin notas a pie de página (para el lector), sin lucha emocional [...] en fin, este es un pensamiento que puede soportar tanto el cambio como la continuidad, y su resultado espontáneo no es sino una postura única”. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: , gasper.malej@guest.arnes.si (Gašper Malej) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 115 116 117 77 Entra a casa, te esperan sonrisas amables. Las damas oscuras en la puerta. Para que olvides lo que eres. Lo que no deberías ser. Te servirán té y te traerán el almuerzo. Una luz suave se vierte a través de las ventanas. En tu superficie sentirás: este no eres tú. Y no debes serlo. Escóndete en el vacío: este es el único lujo al que tienes derecho. Quieres saber por qué. Por qué la puerta abre al tocar el picaporte. Por qué en un bocado o trago de agua común y corriente puede acechar la inquietud. 118 Los señores no te lo pueden revelar. Si es que existen. Entra a la casa. Quizá todavía no te lo hayan dicho, pero el presentimiento es demasiado fuerte para poder negarlo: viajes donde viajes, quienquiera que te acompañe, un día estarás aquí. Como la muerte que espera en Samarcanda. Un dolor que consternado aprietas en el puño. Los objetos de las habitaciones están cubiertos de una pátina oscura. Desde la cocina llega un olor a quemado. Entra a la casa. Pues el vacío adorno de su interior echa de menos, y con dolor, precisamente tu ausencia. (Niño, presentimientos, beso, ŠKUC – Lambda, 2004 ) 119 Tú llevas –y escondes– la memoria. Yo dono. A todos los que están –dentro de mí, pienso y lo borro– aquí. Una cercanía que se expande con sigilo y se adueña de mis pupilas, del pulso, de las conchas, con disimulo, como un cristal. Coincidimos con fugacidad, como un campo nevado pegado a la angustia de los labios. No sé quien eres, aun así –presiento dentro de mí, ¿y qué es lo que escribo?– me vierto en un temblor que esconde nuestro futuro beso. (Niño, presentimientos, beso, ŠKUC – Lambda, 2004) 120 El mar que inunda el poder de todos los elementos. La defensa de pasiones desgarradas, una persona desconocida que olvidas en el espejo o detrás de la cortina. Toda la importancia está puesta en las olas. Quizá inaccesible, debajo de la superficie. Te rompes en temblores breves, inefables. Y quizás sigues allí, en la arena. En la inexistencia de los castillos que construye una mano ajena. Es la muerte la que llega con el mar. Le perteneces igual que todo lo que arroja a la orilla. (Cortes en el oro, CSK – Aleph, 2009) 121 La historia empezó entre arena y polvo, entre faros extaños y brillo dorado. No fuiste el que por la alfombra bordada entraba con lujo a la sala donde las miradas de los visires mantenían el equilibrio y la de los ojos negros decidía sobre el dominio y la ternura. Ya entonces: falta de ternura. Una llamada en el aire, momento seguido una niebla que borra aquellos tiempos pasados. Emerge una nueva historia. Los naufragios en la costa rocosa, ráfagas de viento como en una isla pequeña que en este mundo se llama Suomenlinna, aunque ahora las particularidades de su existencia se funden en un paisaje que por todas las características parece haber sido inventado. Profundamente irreal, ya contemplado. Y tomas notas incluso con más precisión y detalles: 122 el abrazo como consecuencia de la salvación, las claras conchas, esparcidas por la anhelante agua, el árbol de las siete tristezas que crece sobre la inevitable inquietud de los salvados. También los naufragios han sido ya incorporados a innumerables narraciones; en realidad esperan escoger el camino en el cruce que los borra e inspira melancolía. Sobre esto va a decidir la imaginación de una persona que fue predestinada a complementar la historia. Un lector, digamos. Aquí podría figurar una larga nota sobre la (in)casualidad de esta determinación sexual. Le esperas (y llamas con ternura). Lo que no es mera fantasía (acaso irrupción demasiado directa de la realidad en el tejido fino, indeterminado). Tal vez existe. En el horizonte de los naufragios. Al fin y al cabo, esta es (irrevocablemente) una historia sobre la búsqueda de puentes hacia él. Te acercas, nada más. Porque no puede ser de otra manera. (Cortes en el oro, CSK – Aleph, 2009) 123 existen lugares donde las historias terminan de otra manera. en los que puedes poblarme. cosa que podrías llevar a cabo perfectamente aunque siempre admire el temblor de tus manos que en plena conversación huyeron de la presencia de la causalidad y del trozo de pastel que las rodeaba – para poblarse en aquella imperfección que soporta tan solo la presión nocturna. me sale con miedo que puedes llevarme a lugares de centelleo despiadado – y no me poblarás jamás. (Cortes en el oro, CSK – Aleph, 2009) Traducción de Barbara Pregelj 124 125 126 Lili Novy (1885-1958) 127 87 Poetisa en esloveno y alemán y traductora, nació como Elizabeta Haumeder en una familia noble de Graz. Vivió en Liubliana, y también en Praga y Rijeka. Es considerada la primera poetisa lírica eslovena y una de las mejores poetisas eslovenas. Al principio escribió en alemán, y solo en los años veinte del siglo XX empezó a descubrir la poesía contemporánea eslovena, la cual en varias ocasiones tradujo al alemán ( Blätter aus der slovenischen Lyrik, 1933; Prešeren Gedichte, Jugoslawische Fraunsenlyrik, 1936). A partir de la ocupación alemana dejó de utilizar el alemán como su lengua poética. 128 En 1941 salió su primer libro de poesía eslovena, La puerta oscura, que, al igual que el título de su poemario, abrió una puerta nueva de la poesía eslovena, si bien su poesía intimista y amorosa no concordaba con el tiempo de la posguerra. No obstante, siguió escribiendo tanto para adultos como para jóvenes. Todas sus demás obras fueron publicadas póstumamente: Los arcos (1959), en la que su intimismo aborda también el tema de la fugacidad y se abre al diálogo con la muerte, y poesía para jóvenes lectores ( Mari-mariquita, 1968; Sois tan pequeños en este mundo grande, 1973). Acerca de los derechos de autor y acerca de lo derechos de traducción dirigirse a: mariafferre@gmail.com (Florencia Ferre) 129 130 131 91 Espejo Ya fue pecado el empezar a amarte, pues alzaste un espejo frente mí. Ante él bebí un brebaje embriagador mi cuerpo conoció de afeites todos lo rodearon los más dulces vapores. Por gratitud te di mi corazón, como un anillo caro a un buen esclavo. Mi cabeza apoyé sobre tu hombro, pero tu alma jamás la conocí, ni a resguardo en tu pecho he dormido jamás. Pero vi una grieta en el espejo un día triste y severo del invierno. Te miraba y te eché la maldición con deseo enfermizo surqué con la palabra tu rostro como con una esbelta vara. Mi anillo caro te quité del dedo, parado a la intemperie te quedaste en tu sucio gabán, gris de cenizas. Tu rostro se opacó, y no volviste a levantar los ojos ya del suelo. Ahora vives en exilio como un muerto, y yo me hielo en cuartos sin respiro. ¿Somos yo o tú, víctimas de antiguas faltas? ¿Quién conoce de los planes ocultos el sentido? ¿Quién ve en sí mismo el rostro sin espejo? 132 Cadáver Alguien está posado en el fondo de mi corazón como un cadáver en el fondo del mar. Como si el agua meciera sus manos, tiende hacia arriba, pero no llega a la luz. Un pie se separa del otro dando pasos, pero sigue tendido en el lugar. Levanta la cabeza y es lívido su rostro, su expresión es callada y abatida, me mira fijo en silencio, con los ojos abiertos: “Para ti, para mí, no hay salvación alguna. ¿Sientes mi peso, este enorme peso? Yazgo en tu corazón como un cadáver. Sopórtame por fin dondequiera que vayas ¡Carga conmigo en tu viaje postrero!” 133 El olor del amor I El olor del amor es tan preciada gema como el olor de hierba en flor en primavera. ¡Ah, sólo una vez en el vuelo de la vida conoces el misterio de todas las semillas! Sientes sólo una vez el soplo ardiente de este mundo feliz, tibio y despierto, los latidos del agua en el planeta, la dulzura del peso terrenal. Y sólo entonces te es dado llegar a las plateadas raíces del arroyo, a las alturas celestes, al encendido rosa, allí donde la nube que florece bebe el jugo cristalino de la tierra. 134 II Entonces eres todo lo que sientes, silencio y hierba en la sombra, poema y espejo de agua, grito de pájaro y sangre del abeto. Es el ardiente corazón que sufre, profundidad oculta de la tierra, tu rostro de ella es la superficie que ríe con el sol de la mañana. Entonces eres aliento, que siempre sopla, como vena que late por doquier, riegas el brote, alimentas el fruto, eres como el viento que cuenta estrellas y eres a través del tiempo y la distancia el olor eterno de hierba florida. 135 Polvo Dispersa como polvo leve cae la penumbra sobre el día dorado cae el temor en mi alma en mi alma entristecida. En la oscuridad están en un puño el claro día y el alma toda. El viento suspira tímido donde encontramos la felicidad. 136 Mientras vivas Mientras vivas, serás el estorbo en tu camino te haces sombra en la luz, mientras vivas, en tu conmiseración, tu eterno error ay, todos te ven manchada. Y es cierto, sabes que estás manchada, tu herida sangrante se va pudriendo, tu profunda herida de la vida misma, que no está limpia siquiera en los bordes. Tu rostro se transfigura por el sudor y el polvo ¿quién ha de reconocerte, mientras vivas? Bien cuando muerta, seria y retraída, flotas en el vapor entre las velas, entonces ya no estorbas tu camino, y tu rostro está limpio y a la luz, tu otro dirá en silencio bondadoso: “Sí, ésta es ella. Y también soy yo.” 137 Dios oscuro El deseo, enfermizo, me estremece tan fuerte me ahoga y rebasa de corazón a boca se ríe todo en mí como de miedo y de felicidad llora y solloza. En medio de la noche llegó un dios oscuro volvió a poner su mano sobre mi pecho; mi cuerpo quedó inerme como un junco y mi sangre palpita a su merced. “¡Canta!” ordena. Y mi latir es más fuerte –el silencio es sonoro–. Me hago oír –¿en secreto mandato todo canta?– Como si un fuerte viento de allende la frontera en el bosque soplara, oigo un murmullo. Y el dios oscuro dice: “Serás mía, como fuiste en el alba de tus días, aún lozana, no tocada por la luz, que enciende el alma cuando abrasa. Como un gran pájaro rondé todas tus noches mis alas susurraron sobre ti, y a la mañana tus sentidos blandos se reavivaron y en ellos yo vertí mágicas gotas de mi propio elixir, y hasta el tuétano embebí tu crecimiento; ensayé sobre ti todo poder y aún eres mía, mía más que tuya, y mía serás hasta el misterio de la desintegración. 138 Relámpagos. De nuevo. Veo el paisaje que se despliega oscuro en esta noche; con el trueno veo el río y la llanura, montañas con sus riscos hacia abajo. Salvaje y susurrante el dios oscuro estrecho y prieto se alza entre los truenos lo reconozco: él es la mi vida y es el comienzo y completa el círculo felicidad y dolor en él se enlazan. Concita el canto de los pájaros desde sus nidos y el sonido de estrellas en el cielo nocturno. Todo lo teje en coro. Cuando desaparece, el silencio somete lo creado, y lo arroja al vacío. Y me estremece el corazón diciendo: “El dios de luz quemante y hierbas florecidas, Tras juegos dulces y sangrientos, te dejó. sangrando él mismo por tus heridas. Jamás te he abandonado yo y no te dejo. Sólo en la hora cuando la muerte te llame a la puerta, me voy. Y cuando parta, tendrás silencio y frío como en la helada planicie del norte, para que si el pasaje está para ti abierto, te encuentre muerta la muerte sorprendida. Entre las sombras mudas partirá contigo, entonces gritará a lo lejos este pájaro oscuro.” 139 ¿Y no es extraño...? Las noches son más serias y más frías, aunque agosto acaba de empezar y pienso que por fin y a fin de cuentas soplará pronto el viento del otoño. ¿Y no es extraño? Flores y capullos marchitan y se pierden en el polvo húmedo y sin embargo –raro–, aún vive la vida, en las entrañas de la tierra espera el recio brote. Y la tierra sola, indescifrable, se hunde bajo las olas de nieve, pero aún sabe, en su deseo incansable, que el mundo vuelve a entibiarse y a clarear. Entonces será como el pez de Jonás, arrojará al día su presa robada. Su prole verde de lo bajo hacia la cima peregrina sana, robusta por el sol. Por eso no me importa si en agosto por la noche el otoño ya nos mira. ¡Qué me importa mi época fría, larga, estéril! ¡Qué me importa el negro sepulcro fauce de pez! Quien está vivo, vivo sale de todos los cambios. Traducción de María Florencia Ferre 140 141 142 Maja VIDMAR (1961) 143 103 Es una escritora autónoma que hasta la fecha ha publicado siete libros de poesía ( Las distancias del cuerpo, 1984; Maneras de ligaduras, 1988; La furia de la dirección, 1989; Al pie del monte, 1998; La presencia, 2005; Las habitaciones, 2008; Como te enamoras, 2012; y Minutos de ventaja, 2015). Por el libro La presencia recibió el premio Jenkova nagrada, el premio Nagrada Prešernovega sklada (el premio máximo de la cultura eslovena) y Grosser Preis für osteuropäische Literatur. Asimismo, fue galardonada con el premio Premio Letterario Internazionale Trieste Scriture di Frontiera dedicato a Umberto Saba en 2007; en 2009, por el libro de poesía Las habitaciones recibió el premio Nagrada mreže gradova književnosti y, en 2015, el premio Velenjica – čaša nesmrtnosti. Fuera de Eslovenia han salido seis libros de traducciones de su poesía, a saber: L eibhaftige Gedicht e (Droschel, 1999), Akt (Meandar, 1999), Molitva tijela (Tugra, 2007), Gegenwart (Edition Korrespondenzen, 2007), N ač in vezivanja (Udruženje književnika Banja Luka, 2009) y E il mondo si scolora (Ibiskos Editore, 2010), además de muchas publicaciones en revistas y antologías. Acerca de los derechos de autor dirigirse a: vidmar.maja@amis.net (Maja Vidmar) Acerca de la traducción: barbara.pregelj@guest.arnes.si (Barbara Pregelj) 144 Su primer libro de poesía, Las distancias del cuerpo (1984), destaca por las características que serían las de toda su poesía: un breve verso libre que forma unas imágenes diminutas, llenas de elipsis y encabalgamientos y una atrevida temática del erotismo y de los papeles y las relaciones sociales tabú; asimismo, es observable un uso continuo de símbolos y de objetos agudos para cortar, el símbolo de la herida, la sangre, el corazón, los ojos y la presencia de animales. Con frecuencia recoge motivos de la tradición popular eslovena y elementos bíblicos y mitológicos. A esto se le añaden también las características de la poesía lírica y de la balada, la ironía, lo grotesco y el nihilismo, la violencia de género como simbolismo del lugar en el que se ubican las injusticias de la subordinación femenina, la maternidad, el miedo y la decepción. 145 146 147 107 LA CASA Con la leche de mi padre bebía la sólida arquitectura de la casa, y aún en estos lugares, entrada la noche, me cubría la cabeza, y no había ninguna duda: en algún lugar abierto vendrían los que no existen para devorarme. Es difícil con la casa en la cabeza. Cuando cae la noche me siento en el umbral trasero para llamar ululando a los que no existen. 148 ISAAC Cuando Isaac duerme le tapo las alas, miro como respira y lo huelo como si fuera mío. Cuando Isaac me saluda con la mano le advierto que tenga cuidado por la calle y tiemblo como si fuera mío. Porque lo dejo cuando llamo tres veces a la puerta, lo dejo todos los días entre las fieras. Cómo decir, como si no me importara, ven, Isaac, vámonos a la gran montaña. Cómo buscar un tajón pulido, un tajón limpio para él. Cómo, con un cuchillo, como si no me importara, con un cuchillo desnudo y gris , cómo cortarle en vivo. 149 Ven, Isaac, vámonos. ¿Cómo puedes enamorarte de tu propia hija? Tan sólo la ves cuando se anima desnuda en la habitación entre el vestido y el vestido y el ombligo en su piel empieza a brillar y no puedes respirar ya a causa de su libertad. Entonces utilizas todas las técnicas para desaparecer inadvertida, para que ella, tan entera, no se preocupe de que su madre llora. 150 Cuando te enamoras de tu pasado dentro de ti nace un anciano al que le tiemblan tus manos, le duelen tus piernas y con dificultad se levanta de tu cama. A veces eres un poco impaciente con el molesto huésped, pero nada puede parar a una mujer enamorada. Y cuando su amado se da cuenta de ello, desaparece como un libro entre libros. Durante siglos no la tocaría nadie, sólo el aire le está secando la espalda redondeada, hasta que se encienda en un fuego que permanezca en la memoria durante siglos. 151 EL PUENTE La iniciación no salió bien y el puente se cerró a las tres. Nadie cogió mi mano, por eso sigo deslizándome hacia las fauces a través de las grietas, entre los troncos. Yo sé como es cuando no es. Si a alguien le interesa, durante horas y horas podemos hablar sobre los puentes colgantes. 152 PARA TI Un gran deseo de que el poema para ti fuera tan bello que la gente contuviera el aliento y los asmáticos se murieran y los mejores poetas rompieran mordiendo sus plumas porque ya no sería posible escribir nada más, este gran deseo me ha arruinado un número considerable de buenos poemas. 153 PERSONA QUE ANDA SOBRE LA CUERDA III No hay prueba alguna de que se trata de una conducta mortal, pero tampoco nadie había vuelto de allí. Ningún tipo de conocimiento puede de veras ayudar, aunque sin contar con las malas experiencias nadie se pudo poner sobre la cuerda. Ningún coraje puede durar tanto, pero siguiendo la línea del mayor miedo no puedo sobrevivir. Quizá no me muera, pero estoy muerta. 154 EL POEMA SOBRE LA CREMALLERA es un poema sobre mí donde coso una cremallera de hierro a unos vaqueros viejos, sobre dos agujas claras que se rompieron y sobre una máquina de coser que tiene alma pero no podrá entrar en los cielos porque adrede me putea. Traducción de Barbara Pregelj 155 Barbara Pregelj, Alja Adam, Kristina Hočevar, Stanka Hrastelj, Alenka Jovanovski, Simona Kopinšek, Gašper Malej, Lili Novy, Maja Vidmar Poesia eslovena actual Edición: Barbara Pregelj Traducciones: Barbara Pregelj y María Florencia Ferre Fotografías: Blažka Bučar & https://www.slovenia.info/sl Redacción: David Heredero Zorzo Para la edición española Založba Malinc., Medvode 2017 www.malinc.si Para la editorial: Aleš Cigale Diseño y maquetación: Blažka Bučar 1a edición electrónica www.malinc.si Kataložni zapis o publikaciji (CIP) pripravili v Narodni in univerzitetni knjižnici v Ljubljani COBISS.SI-ID=293221632 ISBN 978-961-6886-52-9 (pdf) 156 157