original scientific article UDC 316.73:323.1 (8=6) received: 2004-10-15 LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO. LAS POLÍTICAS INDGENÍSTAS EN MÉXICO, EN EL SIGLO XX Mari ja Mojca TERCELJ Universidad de Primotska, Facultad de Estudios Humanísticos Koper, SI-6000 Koper, Glagoljaska 8 e-mail: mojca.tercelj@guest.arnes.si SINTESI L'articolo presenta la questione etnica e nazionale nell'America Latina e, soprattutto, la politica sociale per gli ameriridiani - il cosiddetto indigenismo -varata dal Messico dopo il Primo congresso indigenista interamericano di Patzcuaro, rtel 1940. Nella prima parte del saggio si cerca di far luce sul concetto d'identita etnica, di identita nazionale e di stato nazionale da un punto di vista generate, europeo e specificatamente americano. Sono presentate, in sintesi, anche le componenti che hanno portato alia formazione dei vari tipi di stato nazionale nell'America Latina. Nella seconda parte sono presentate, ed analizzate, le tre principali direttrici teoriche e pratiche della politica sociale messicana a favore degli amerindiani nel XX secolo: il corporativismo, I'integrazionismo e il partecipazionismo; nella terza parte si passa alTanalisi critica della loro realizzazione e s'illustrano le ragioni del loro insuccesso, dovuto ai problemi globali dello stato del Messico. Parole chiave: corporativismo, integrazionismo, partecipazione, integrazione culturale, politica sociale per gli indios, indigenismo, stato nazionale, etnicita, omogeneita, culturalismo, multiculturalismo, plurietnicismo, pluriculturalismo CULTURAL INTEGRATION AN D MULTICULTURALISM. MEXICAN SOCIAL POLICIES FOR INDIANS IN THE 20 ™ CENTURY ABSTRACT The article presents problems related to the ethnic and national issues in Latin America with special emphasis on the social policy for Indians, i.e., indigenismo, which the state of Mexico introduced in 1940, after the First American Congress of Indigenists in Patzcuaro. The first part of the article defines the terms ethnic identity, national identity and nation-state from the general, European and specifically American points of view, and provides a brief presentation of the basic principle lying behind the formation of the models of nation-states in Latin America. The second part presents and analyses the three principal theoretical and practical Mexican social policies for Indians in the 20th century: corporativism, integrationalism and participation policy. The third part includes a critical analysis of their practical implementation, and explains the causes of their inefficiency, which are related to global problems of the Mexican state. Key words: corporativism, integrationalism, participation, cultural integration, social policies for Indians, indigenismo, nation-state, ethnicity, homogeneity, cultural issues, multiculturalism, multi-ethnicity, multiculturality Marija Mojca TERÈELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 La existencia de naciones multiétnicas suscita ciertas discusiones en la definición de la identidad nacional y no raras veces causa múltiples problemas en su apli­cación política. La persistencia del populismo, inte­gracionismo, corporativísimo y otros modelos latino­americanos para la construcción de la nación no im­plica que el esfuerzo ideológico de la identidad nacional ya esté hecho o sea fácil de hacer. El proceso no ha terminado; hasta el día de hoy, las naciones latinoamericanas se están "rehaciendo" y sus proyectos de construcción nacional están en una fase de la transformación manifiesta. I El concepto de nación está intrínsecamente ligado a la formación del Estado moderno y asociado por lo general al nacimiento del capitalismo mercantil. La idea nacional, con su indicio de soberanía colectiva surgió en el siglo XVII.1 Partiendo ele esta idea y consolidando su validez, la Revolución Francesa por vez primera en la historia estableció la equivalencia entre los conceptos "nación" y "Estado". Poco después, la identificación de las dos condiciones o entidades, a veces tan discre­pantes, se transformó en un prototipo, un paradigma llamado "Estado - nación" (Juznic, 1993, 307). La política oficial sobre el papel y la situación real pueden ser muy lejanas, pues la construcción nacional francesa se culminó aún en los principios del siglo XX, cien anos i i • i i Jn B í l "1. • I m é ! r'J i : \ : Fig. 1: Bandera mexicana en la plaza de Zocato, Ciudad de México (foto: M. Terèelj, 1990). SI. 1: Mehiška zastava na glavnem trgu Zocalo, Ciudad de México (foto: M. Terèelj, 1990). después de su proclamación. Qué vamos a decir enton­ces de otros procesos que tardan más de cien anos? Los procesos inacabados ele consolidación nacional causaron en Europa una verdadera obsesión durante todo el siglo XIX. Semejantes situaciones están presentes aún a fines del siglo XX en aquellas partes del mundo donde las naciones todavía no existen, pero también en donde las naciones se están rehaciendo. La identidad nacional no se ha aclarado ni se ha estabilizado por su simple omnipresencia y primacía: no todos los Estados modernos son también naciones. Esto queda evidente­mente claro en sus ineficaces pruebas de "amalga­mación" e integración étnica. Parece que la unión o consolidación de las pequ­enas "unidades", territorios y grupos étnicos a las más grandes y sólidas ha sido un proceso inevitable. El proceso de la construcción nacional y de la creación de su identidad se basa en los criterios de "pertenencia" y "distinción" de las siguientes categorías: el territorio, la etnicidad, la cultura (incluyendo el idioma y la religión) y la conciencia colectiva (la imaginación y la memoria colectiva). Cultura, como el proceso de adaptación al medio ambiente y transformación del mismo, es el complejo sistema de las acciones humanas, el modo de vivir en su más amplio sentido. Según la definición de la UNESCO, la cultura es el sistema dinámico de valores aprendidos, con sus espectativas, convenios, creencias y normas, que ponen a los miembros del grupo en condiciones de realizar los contactos mutuos, comunicándose y desar­rollando sus potenciales creativos (Juznic,1993, 179). Según la antropología clásica de los cincuenta, el concepto de la etnicidad se define por la idea de la identificación entre el "grupo étnico" y su "cultura", con la hipótesis de cierto aislamiento cultural entre diferentes grupos.2 Pertenencia a la misma cultura fue entonces la idea clave en la definición étnica. Se consideraba al grupo étnico como la forma y a la cultura, como su contenido. La pertenencia al mismo grupo étnico, para sus sujetos significaba al mismo tiempo la pertenencia a la misma cultura. Este concepto incluía la hipótesis de la continuidad de los grupos étnicos. Barth (1969) considera que la distinción étnica no proviene de la diversidad cultural, sino de la deter­minación de fronteras de los grupos étnicos, pues dife­rentes grupos pueden compartir la misma cultura, el mismo modo de vivir, o también porque dentro del mismo grupo puede haber diferencias individuales, etnicidad, sino el resultado de su organización social. La 1 En la época medieval en Europa, el término designaba la afiliación a los diferentes grupos estudiantiles, según su origen de nacimiento (Juznic, 1993, 306). 2 El término ethnicity fue introducido en los anos cincuenta por la sociología y antropología cultural estadounidense y en sus principios denominaba la "pertenencia al grupo que no tenía raíces anglosajonas". Más tarde, el antropólogo noruego Fredrik Barth cambió el concepto de la etnicidad, demostrando que la pertenencia étnica no era una categoría invariable, atada inevitablemente a las características culturales, sino una categoría preliminar a la cultura. Marija Mojca TERÈELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 definición del grupo étnico viene dada por sus fronteras, su estructura interna y sus organizaciones sociales. Los grupos étnicos establecen y fijan sus identidades determinando y manteniendo las fronteras de comu­nidad. Estas fronteras se crean en interacción con otros grupos bajo los criterios de pertenencia y distinción, de identidad y rechazo. La pertenencia a un grupo étnico se manifiesta por sus símbolos colectivos, por un lado y sus valores y normas éticas por el otro. Entre los símbolos colectivos, el idioma juega el papel más elemental en la formación étnica: es la categoría constante de su identificación y, al mismo tiempo, una línea divisoria con otros grupos lingüísticos. El idioma es el elemento ele cohesión más importante y casi insustituible por otros elementos. En algunos casos, el idioma como símbolo elemental de identidad es sustituido por la religión. Ahora bien, regresando al nivel nacional, tenemos que aclarar la diferencia entre los términos: "nación", "nacionalismo" e "identidad nacional" para no caer en una trampa conceptual metodológica. Los tres términos a menudo se usan indistintamente, sin embargo, una simple "idea de nación" debe distinguirse de "nacio­nalismo" - la ideología que casi siempre la acompana ­y ésta, de las ideas e imágenes vividas por los indi­viduos, es decir, las identidades nacionales (Radcliffe, 1999, 35) Según Giddens (1991, 250), la nación es la unificación de administración y poder en un territorio específico, subrayando la infraestructura del Estado nacional en lugar de su significado para los ciudadanos. El nacionalismo ha sido definido como una ideología o un movimiento por el cual símbolos o creencias contribuyen a la comunión de experiencias de la gente dentro de una categoría étnica o regional (Giddens, 1991). Realmente, en la historia hemos notado dos tipos de nacionalismo: uno que es creativo - creando, forta­leciendo y manteniendo la idea del "Estado-nación" -y otro que esta misma idea destruye desde su punto de vista separatista (Juznic, 1993, 318). La identidad nacional puede ser considerada como una categoría más amplia y más multidimensional que el nacionalismo. La identidad nacional puede existir dentro de los sujetos sin que haya un proceso de movilización en torno a un objetivo específico. Las identidades nacionales pueden significar cosas distintas para cada persona. Sin embargo, sus definiciones tienen que ver con el hecho de compartir el sentido de pertenencia a un territorio determinado. En fin, siempre hay que tener en cuenta que existe la diferencia entre lo que define e impone el aparato del poder y lo que imagina la gente. La identidad nacional es el producto de un largo proceso histórico y tiene una estabilidad más fija, por cuanto se desarrolla sucesivamente: parte de un sentido de identidad étnica hacia el de identidad nacional y, finalmente, estatal. Sin embargo, podemos afirmar que en la historia ele la formación ele los "Estados-nación" conocemos muy pocos ejemplos de un desarrollo espo­ntáneo y "natural". Un ejemplo que integra la larga formación del Estado con la consolidación de la iden­tidad nacional hasta alcanzar una verdadera homo­geneidad, seguramente es Francia y, con resultados mucho menos eficaces tal vez Espana y Gran Bretana. Por otro lado, conocemos los Estados que, a pesar de su larga duración histórica, nunca lograron establecer una identidad homogénea. Basta recordar el Imperio Austro-Húngaro, que colapso después de la Primera Guerra Mundial o la Unión Soviética y Yugoslavia, que se desintegraron después del ano 1991. El tercer ejemplo de establecimiento de una homo­geneidad de "Estado-nación" es el intentado en los Esta­dos poscoloniales, que se formaron dentro de las fron­teras coloniales arbitrarias, integrando a distintos grupos étnicos. En general, en estos Estados, el proceso de Fig. 2: Monumento de la Revolución Mexicana, Ciudad de México (foto: M. Terèelj, 1990). SI. 2: Spomenik mehiške revolucije, Ciudad de México (foto: M. Terèelj, 1990). Marija Mojca TERÈELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 Fig. 3: Subcomandante Marcos, líder carismático del EZLN entrando a la sala de negociación; San Cristóbal de las Casas, a 7. de noviembre de 1996 (foto: M. Tercelj). SI. 3: Subkomandant Marcos, karizmaticni vodja EZLN vstopa v dvorano za mirovna pogajanja; San Cristóbal de las Casas, 7. november 1996 (foto: M. Tercelj). nivelización ha tardado por falta de aparatos ideológicos eficientes. Si bien el paradigma "Estado-nación" nació en Europa con su Revolución Francesa y en América con la Independencia de los Estados Unidos, en los dos continentes, la idea de la "igualdad" de sus ciudadanos tomó diferentes caminos en cuanto a la cuestión étnica y sus proyectos de construcción nacional. El nacimiento de las naciones americanas estuvo marcado por un fuerte movimiento descolonizador. América Latina, por su parte, se configuró como una región muy específica y muy compleja. Con su colo­nización e independencia tempranas, los países latino­americanos tienen una larga historia postcolonial y proyectos de construcción nacional que muestran dife­rencias en cuanto al tiempo y el contexto en com­paración con Europa, Asia y Africa. "En lo económico y cultural, el colonialismo, el capitalismo y luego el neoimperialismo, incorporaron a la región en un con-junto de relaciones capitalistas y discursivas que ayu­daron a elaborar identidades históricas y contem­poráneas, las mismas que han sido formadas por las prácticas y 'estructuras de sentimiento y actitud' del neoimperialismo y están estrechamente relacionadas a ellas" (Radcliffe, 1999, 36). En los anos treinta podemos hablar de tres modelos principales para la nación en América Latina: propuestas intelectuales, proyectos militares y proyectos políticos (Radcliffe, 1999, 25, 26). Entre las propuestas intelectu­ales se encuentran varias alternativas radicales: las propuestas comunistas latinoamericanas, las ideas de Haya de la Torre y las de Mariátegui. Las primeras sugirieron la necesidad de que existieran naciones in­dígenas separadas con sus propios derechos, la idea que hoy en día se está presentando bajo formas modificadas, quizás más realizables. Por otro lado en la misma época, Haya de la Torre propuso una alianza populista entre las clases trabajadoras y la burguesía peruana, dejando de lado el gran sector campesino indígena. Otro escritor peruano, Mariátegui, propuso integrar a los grupos indígenas en la sociedad nacional para formar una nación, superando las divisiones sociales, étnicas y económicas. Los más conocidos intentos para lograr la homo­geneidad nacional han sido el corporativísimo peruano del régimen de Velasco, que intentó movilizar a los ciudadanos desde las altas a las bajas esferas, y el populismo que se encarnó en el Peronismo de Argen­tina, basado en la idea de reunir diversos grupos de la comunidad nacional construida en torno a las ideas del "pueblo" y lo "popular". Más tarde, después de los cincuenta, los esfuerzos para nivelar la homogeneidad nacional abrieron otros caminos de integración económica, étnica y cultural, especialmente en los países latinoamericanos multi­culturales y multiétnicos. México por ejemplo, ha desar­rollado varios modelos de construcción nacional inte­gracionista, marcados y apoyados por la antropología indigenista que últimamente, después de los ochenta y terminándose el siglo XX, incluye hasta los conceptos y prácticas del indigenismo participativo, una nueva per­spectiva política y cultural, tanto para el Estado como para los pueblos indígenas. A pesar de sus notables cambios, este indigenismo no ha logrado todas las espe­ctativas y está sumergido hoy, principios del siglo XXI, en una tremenda crisis no sólo de caracter conceptual, sino también organizativo. II El indigenismo del siglo XX deriva de los elementos del previo y largo proceso de recomposición y ajustes Marija Mojca TERÈELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 constantes entre las sociedades dominantes y la resi­stencia agraria y cultural de los pueblos indios. En el siglo XX continuaron presentes muchos rasgos del pa­sado, pero también se produjeron transformaciones im­portantes, entre las cuales se pueden contemplar al menos tres campos de cambio: la cuestión agraria, la educación y el concepto de la integridad. Antes de exponerlos retomemos algunos rasgos históricos para mejor aprehensión. En los últimos suspiros de la época colonial y en el principio de la Independencia Mexicana, la situación económica y política no fue nada favorable para los pueblos indígenas. Mientras que en la política de la Colonia temprana, los indios por lo menos fueron protegidos por leyes especiales,3 el siglo XIX no mostró ninguna atención hacia los pueblos "inútiles" en su desarrollo mercantil. La primera Constitución Mexicana de 1824 ni siquiera los menciona! Durante la etapa de "modernización" con los Bor­bones del siglo XVIII, la Nueva Espana había vivido un período de crecimiento. Se incrementaron el comercio y la producción agrícola y minera. Este auge benefició al Estado y a las clases patronales, no a los trabajadores novohispanos ni a los pueblos indígenas. Siguiendo el ejemplo de los Borbones, los liberales del porfirismo automáticamente llegaron a pensar que, con el desar­rollo del ferrocarril, la industria y la banca, los indios se beneficiarían con el progreso económico del país y no fue así (Montemayor, 2001, 81). Si bien los líderes de la Independencia imaginaron a todos los mexicanos como ciudadanos iguales, en la práctica las divisiones sociales y étnicas dieron expe­riencias muy diferentes a blancos e indios. El mestizaje no había sido el resultado armonioso y equilibrado de la fusión cultural y social de las poblaciones, sino el resultado de la incorporación de la población indígena a los cauces occidentales o criollos. No se trataba enton­ces de un país pluricultural, sino de una sociedad donde las diversas culturas se definían en una sola frontera de desigualdad social y política. La pluriculturalidad era, en realidad, una especie de frontera de exclusión (Monte­mayor, 2001, 81). La idea de la creación de los organismos especia­lizados en los asuntos indígenas en los países ameri­canos con numerosa y densa población indígena surgió en el Primer Congreso Indigenista Interamericano en Pátzcuaro, Michoacán en abril de 1940. "El propósito de la política indigenista formulada en Pátzcuaro era la integración del indio a la sociedad nacional, con todo y su bagaje cultural, projjorcionándole los instrumentos de la civilización necesarios para la articulación dentro de una sociedad moderna." (Aguirre Beltrán, 1976, 27) En México, el Instituto Nacional Indigenista (INI) fue creado por ley en 1948, en la administración de Miguel Alemán, bajo la dirección de Alfonso Caso, declarándose "como un organismo descentralizado del Estado con la tarea de dar satisfacción a las necesidades generales de la población indígena del país, mediante procedimientos técnicos aconsejados por la antro­pología" (Iturriaga, 2000, 22). En principio tenía objetivos y propósitos relativa­mente claros: en primer lugar se consideraba que era necesario para acelerar y consolidar la integración na­cional; en segundo lugar, las políticas indigenistas ser­virían para promover el desarrollo económico y social de las comunidades indígenas, generalmente margina­lizadas frente al progreso material que se daba en otras regiones y sobre todo en los centros urbanos. Con la esperanza de que las políticas indigenistas contribuyeran a sacar a las comunidades indígenas de su "atraso secular", Alfonso Caso (1971, 139) - fundador del indigenismo mexicano - escribió en 1955: "... el fin claro y terminante que nos proponemos es acelerar la Fig. 4: Instalación de la Comisión de seguimiento y verificación. Un acto histórico, en la negociación para la paz entre EZLN y el Gobierno mexicano, con la presencia de COCOPA, CON Al y los escritores mexi­canos. Teatro Zabedua, San Cristóbal de las Casas, Chiapas; miercoles, a 7 de noviembre de 1996 (foto: M. Terèelj). SI. 4: Ustanovitev komisije za spremljanje in overovitev. Historièno dejanje v procesu mirovnih pogajanj med uporniško vojsko EZLN in mehiško vlado, na katerem so sodelovale mirovne skupine COCOPA, CON Al in ne­odvisni mehiški pisatelji. Gledališèe Zabedua, San Cris­tóbal de las Casas, Chiapas; sreda, 7. novembra 1996 (foto: M. Terèelj). Las "Leyes de Burgos" (1512-18) establecieron los primeros relatos entre la Corona Espanola y la así llamada "República de los indios". Más tarde, en 1542 fueron legalizados por la Corona las "Leyes Nuevas" que definieron las condiciones y derechos para los indios de Nueva Espana. Marija Mojca TERÈELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 Fig. 5: Uno de los observadores más sabios en la Insta­lación de la Comisión de seguimiento y verificación llegó de Guerrero. San Cristóbal de las Casas, a 7 de noviembre de 1996 (foto: M. Terèelj). SI. 5: Eden najstarejših opazovalcev ustanovitve komi­sije za spremljanje in overovitev je prišel iz Guerrera. San Cristóbal de las Casas, 7. november 1996 (foto: M. Terèelj). evolución de la comunidad indígena para integrarla cuanto antes - sin causar una desorganización en la propia comunidad -a la vida económica, cultural y política de México; es decir, nuestro propósito es acelerar el cambio, por otra parte inevitable, que llevará a la comunidad indígena a transformarse en una comu­nidad campesina mexicana y, a la región indígena, en una región mexicana con todas las características que tienen las otras regiones del país." Si durante el porfiriato, la actitud predominante del Estado hacia los indios fue la de segregación, a mediados del siglo XX fue la de incorporación. Sus protagonistas usaban términos: asimilar, incorporar, desindianizar; castellanizar, categorías que a la vez tenían la intención de un cambio radical y una aclaración "sin causar la desorganización en la propia comunidad". El Instituto Nacional Indigenista instauró sus centros de acción, llamados Centros de Coordinación Indígena (CCI) por todo el país, empezando con el "CCI Tzotzil -Tzeltal" creado en 1951 en San Cristóbal ele las Casas, Chiapas. En las primeras décadas de su existencia, los CCI tenían tres funciones básicas: agraria, agrícola y económica. Los centros coordinadores debían estar dirigidos por un antropólogo con un conocimiento amplio de los problemas indígenas del país y un consejo, integrado por los representantes del gobierno del Estado y ele los grupos indígenas ele la zona en que operaba. Cada centro contaba con un equipo de profesionales: antropólogos, lingüistas, maestros, trabajadores sociales, abogados, médicos, agrónomos, etc. La aplicación de los programas se llevaba acabo a través de indígenas capa­citados, a los que se llamaba "promotores" y tenían la función de promover el cambio en sus comunidades. Los promotores fueron habilitados como auxiliares del mé­dico, del agrónomo y del procurador de pueblos, con­virtiéndose así en los agentes de la cultura nacional. Aunque la expresión de "incorporar al indio" se hizo de uso general en las primeras décadas del indigenismo, no siempre tuvo el mismo sentido extremista, ya que hubo voces que se pronunciaron en favor de un enfoque más humano y comprensivo (Villa Rojas, 1986, 154). El indigenismo de los setenta llegó al concepto de in­tegración. La ocupación del puesto de director clel INI por Gonzalo Aguirre Beltrán, en 1970 trajo cambios sustan­ciales tanto en la conceptualización como en la orga­nización indigenista. Beltrán definió la meta del indi­genismo integracionista: "El indigenismo no está desti­nado a procurar la atención y el mejoramiento del in­dígena como su finalidad última, sino como un medio para la consecución de una meta mucho más valiosa: el logro de la integración y el desarrollo nacionales, bajo normas de justicia social, en que el indio y el no indio sean realmente ciudadanos libres e iguales" (Villa Rojas, 1986, 155). La actitud integracionista tiende a lograr un equi­librado sistema cultural en que participen los más va­liosos elementos de la tradición indígena. La nueva orientación ha dado origen a un marcado resurgimiento clel movimiento indigenista, multiplicando las obras y proyectos divergentes dentro del INI: se construyeron escuelas, albergues escolares, caminos, clínicas, coope­rativas de consumo y producción, campos de experi­mentación agropecuaria, introducción de fuerza eléc­trica, servicio ele agua y demás recursos ele la vicia moderna (Villa Rojas, 1986, 156). En los anos setenta, el Gobierno Mexicano estab­leció otros proyectos concordantes o incluidos en la política y la organización institucional clel Instituto Na­cional Indigenista: en 1971 se estableció la Dirección General ele Educación Indígena, en 1972 se inició la instalación de albergue-s escolares en varios Estados ele Marija Mojca TERCELJ: LA INTEGRACION CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 la República, en 1977 se formó la Coordinación General del Plan Nacional ele Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR); al mismo tiempo se reali­zaron convenios con el Instituto Mexicano del Seguro Social con la finalidad ele establecer y operar el pro­grama de solidaridad social; en 1979 se creó el Proyecto Radiofónico Cultural Indigenista (hoy el Sistema de Radiodifusoras Culturales Indígenas). Posteriormente, el indigenismo de la integración ha sido criticado por sus criterios conceptuales que real­mente resultaron ser problemáticos. El criterio de valorar los elementos culturales dividiéndolos en los "más" y "menos" valiosos, "más" y "menos" "positivos", no es aceptable desde una perspectiva antropológica y polí­tica moderna; pues repite un error histórico juzgando a los indios según nuestras propias categorías y valores.4 Cómo se puede decir que la música indígena es más valiosa para el logro de la integración y el desarrollo nacional que su religión? Desde comienzos de los anos ochenta se empieza a notar una crisis de las antiguas concepciones que regían las políticas y las acciones indigenistas. Se renuncia a las nociones sobre la "integración" de las culturas in­dígenas en una cultura nacional y se empieza a hablar sobre la necesidad de fortalecer la diversidad cultural de la nación y de impulsar la organización comunitaria (Itturiaga, 200, 62). Se establecieron los términos siguientes: "multicul­turalismo" en lugar de "culturalismo", "interculturalidad" ("relaciones interculturales", "diálogo intercultural") en lugar de "integridad" y "Estado plural" en vez ele "Estado homogéneo". En 1986 fueron establecidos nuevos mecanismos de participación de las comunidades indígenas en la ela­boración, aplicación y evaluación de la política indi­genista. Se crearon los comités comunitarios de plani­ficación, los cuales fueron considerados como órganos de participación básica y directa ele las comunidades indígenas. Estos comités tenían representación ante los consejos técnicos de los Centros Coordinadores. La representación indígena alcanzaba hasta el nivel central del INI, a través del Consejo Consultivo Nacional (Ittu­riaga, 200, 62). En el ano 1995 el INI elaboró un documento rector para la política indigenista llamado Nueva Relación Estado-pueblos indígenas donde reconoce a México como un país pluriétnico y multicultural. También se afirma que la desigualdad que afecta a los pueblos in­dígenas es un fenómeno estructural, histórico y por lo tanto integral. "No se trata de un fenómeno residual producido por la falta de integración de los indígenas a una supuesta sociedad mayor. Por el contrario, se deriva de un modelo de integración asimétrico y desventajoso. La desigualdad se manifiesta en todas y cada una de las relaciones que vinculan a los pueblos indígenas con otros sectores ele la sociedad. Se expresa tanto en las relaciones ele poder político, como en las ele orden económico, ideológico y cultural" (Itturiaga, 200, 64). Actualmente, el indigenismo vive una crisis existen­cia!, a pesar ele las muchas innovaciones y resultados que trajo la nueva orientación participativa. Llevará esta crisis al indigenismo hacia su nueva redefinición conceptual y nuevas formas ele organización o la institución del orgullo mexicano ha fracasado definitivamente? III Desde hace aproximadamente una década México vive un momento muy agitado e inquieto, lleno de cambios políticos, económicos y legislativos. La nueva realidad mexicana está marcada por la entrada al libre comercio, por los levantamientos y movimientos indí­genas, los cambios constitucionales y legislativos y su nuevo discurso nacional, entre otros. En cuanto a la compleja problemática sobre la cuestión indigenista, podríamos buscar algunas expli­caciones básicas ele su crisis. Una ele las causas tal vez está en la divergencia entre su conceptualización teórica y la práctica real. La institución del INI se ha hecho vieja. La inercia operativa ya no alcanza a los esfuerzos discursivos que impone la actual época, quizás de­masiado emergente, cambiante e indefinible para mostrar y reformular un problema. En muchos casos, los empleados del instituto siguen aplicando métodos H lií/rfv,* w t y- v< Mn. . v. Fig. 6: La marcha zapatista en Tuxtla Gutiérrez -Chia­pas pasando por el edificio de la Universidad de Ciapas; octubre de 1996 (foto: M. Terèelj). SI. 6: Protestni pohod privržencev zapatistiènega gi­banja koraka mimo univerzitetne zgradbe Chiapasa v Tuxtli Gutiérrez-u; oktober 1996 (foto: M. Terèelj). La actitud de un "humanismo" de patrocinio nos recuerda a las reducciones jesuíticas o a la "ciudad utopía" del siglo XVII. Marija Mojca TERÈELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 Fig. 7: Mujer Quiché en el mercado de Sololá, Gua­temala (foto: M. Terèelj, 1991). SI. 7: Žena Quiché (Kièe) na tržnici v Sololá v Gva­temali (foto: M. Terèelj1991). antiguos envueltos en nuevo embalaje, llamado "diálogo intercultural". "Lo único que se conserva del INI es esa estructura, que como tal no es una cosa física, sino una forma de pensar y recrear la institución desde dentro y desde fuera de ella. Pero, .a partir desde qué momento se perdieron las riendas de su rumbo, cuándo abandonó el discurso de autoidentificación indigenista, cuándo su discurso empezó a distanciarse de su práctico, cuándo el discurso dejó de tener contenido ideológico cultural para ser cada vez más neutro, cuándo su práctica se fragmentó en acciones programáticas y metas anuales, cuándo dejó de ser indigenismo y pasó a ser política social, cuándo la inercia operativa empezó a regir los asuntos institucio­nales por encima del discurso?" (Araujo, 2001, 4). Otra causa estará en la contradicción conceptual entre el sujeto y el objeto de la misma política par­ticipativa, en la cual el grupo indígena es a la vez el sujeto de una política gubernamental con sus inten­ciones nacionales y el objeto de la misma. De repente, el indígena se encuentra en una posición ambigua, discrepante e incomoda, más todavía, porque ni siquiera la relación "Estado - indígena" está bien definida. En la sociedad indígena está emergiendo un nuevo sector intermedio, llamado "retornados" o "intelectuales indígenas". "Algunos consideran a estos indígenas no sólo com o producto del indigenismo, sino también como una expresión de una nueva estrategia del Estado para cooptar a los movimientos independientes medi­ante la formación consciente de una nueva élite de 'etnarcas' y 'seudolíderes' leales al régimen. Según otros críticos, los nuevos intelectuales indígenas no repre­sentan una nueva estrategia indigenista de cooptación, sino, al contrario, su fracaso" (Dietz, 2000, 22). La verdadera causa fundamental para la crisis mexi­cana está en la cuestión nacional. El Estado Mexicano Fig. 8: Las mestizas y las indígenas en el mercado de Sololá, Guatemala. La vestimenta como el símbolo de identidad social y étnica (foto: M. Terèelj1991). SI. 8: Mestike in Indijanke na tržnici v Sololá v Gva­temali. Naèin oblaèenja kot simbol etniène in socialne identitete (foto: M. Terèelj, 1991). acaba de vivir un proceso legislativo mediante el cual ha reformado su Constitución Política con la finalidad de reconocer en ella los derechos de los pueblos indígenas. Sin embargo, la reforma constitucional quedó lejos de lo que se había expuesto en las propuestas e iniciativas elaboradas tanto por las instituciones guber­namentales como por grupos civiles. Se hizo la reduc­ción máxima de lo elaborado, sin prestar atención a las críticas de la comisión para la mediación, los partidos y los intelectuales. Los derechos indígenas fueron redu­cidos a un restringido reconocimiento de nuevos sujetos de derechos - con derechos específicos. Lo controvertido en el proceso legislativo que se dio fue que con la reforma se buscaba resolver sólo las cau­sas que dieron origen al levantamiento de los indígenas chiapanecos agrupados en el EZLN, según disposición de la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas (López Bárcenas, 2001, 2). En con­creto se trataba de cumplir lo pactado en los Acuerdos sobre Derechos y Cultura Indígena, conocidos como Acuerdos de San Andrés. A base de dichos acuerdos, la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA) en noviembre de 1996 elaboró una propuesta de reforma constitucional que los zapatistas aceptaron, pero que el Gobierno rechazó y por eso no se envió al Congreso hasta diciembre de 2000. Es bastante obvio que la reforma sanaba la crisis chiapaneca y no hizo una reflexión global. No pensó en un cambio hacia nuevos conceptos de nación, sino que defendió los intereses del Estado, un aparato de "imponer" y "otorgar" a los que son diferentes, haciendo imposible su propio desarrollo. Los movimientos indí­genas de diferentes tipos (no necesariamente rebelde), sus reivindicaciones, sus demandas y peticiones nos Marija Mojca TERÈELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 Fig. 9: Mujer Quechua de la región de Cuzco, Peru (foto: M. Terèelj, 2000). SI. 9: Žena Quechua (Keèua) iz okolice Cuzca v Peruju (foto: M. Terèelj, 2000). hablan de algo más, nos hablan de que ellos mismos ya están preparados para un verdadero diálogo inter­cultural, incluso para un discurso político.5 No obstante, fue por primera vez desde que se formó el Estado Mexicano, que se reconoció a los pueblos indígenas como parte fundante de la nación. Sin duda, el levantamiento armado del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) aceleró la urgencia de una nueva relación entre el Estado y los pueblos indígenas, pues a partir de enero de 1994 queda clara la necesidad de un cambio político y legislativo. En fin, la nueva ley sobre derechos indígenas, que finalmente fue aprobada en agosto de 2001 "obedece a la misma mentalidad del grupo hegemónico. Si declara concederles derechos, lo hace dentro de la misma estructura política y jurídica de un Estado-nación homo­géneo. Muchos legisladores probablemente aprobaron la ley creyendo dar satisfacción a las demandas indí­genas, pero no entendieron lo fundamental: no se trataba de conceder derechos dentro de nuestra !dea del Estado-nación, sino justamente de poner en cuestión esa idea, y reconocer el derecho de los distintos pueblos para determinar, junto con nosotros, una nueva idea de nación" (Villoro, Jornada, sept. 2001). CONCLUSIONES A partir de los noventa aparece un nuevo discurso po­lítico por todo el ámbito latinoamericano proclamando la multiculturalidad del Estado o plurietnicidad de la sociedad. Se ofrece una variedad de fórmulas constitu­cionales que trajeron consigo nuevas espectativas, sin Terèelj1993). SI. 10: Žena Ay mara (Ajmara) z bolivijske visoke pla­note (foto: M. Terèelj1993). embargo no hay novedades apreciables. Muchos países acometen reformas indígenas garantizando su validez, aunque en realidad no han cambiado sus prácticas coloniales. El mismo multiculturalismo constitucional, hoy bastante común por Latinoamérica como reto de reforma del Estado, resulta un fraude si así se proclama para una sociedad aún constitutivamente colonial. Con sus proyectos de indigenismo incorporativo, integracional y hasta del participativo, México ha mostrado constantes intenciones políticas de construir una nación homogénea, lo que se puede considerar como una herencia colonial y poscolonial. No se trataba de un país pluricultural, sino de una sociedad donde las diversas culturas se definían en una sola frontera de desigualdad social y política. La pluriculturalidad era, en realidad, una especie de frontera de exclusión. Desde siempre, los criollos y mestizos de la sociedad han juzgado a los indios según sus categorías y valores. México se encuentra en una crisis política. Al haber asumido el carácter multicultural del Estado-nación, México se vio obligado a cumplirlo, a hacer la nueva construcción nacional. Introducir el multiculturalismo implica reestructurar el Estado; éste debe pasar de un Estado homogéneo a un Estado plural. La unidad del Estado plural es el resultado del acuerdo entre los pueblos que lo componen y en él conviven. Un Estado multicultural exige entonces una estructura política y jurídica distinta a la del Estado homogéneo: pluralidad de espacios autónomos y pluralidad de sistemas jurí­dicos en una diversidad de territorios. Aceptar el ca­rácter multicultural de un Estado-nación quiere decir: cambiar el concepto de nación. Hay mucha diferencia entre los movimientos indígenas: algunos tomaron el camino rebelde, como los mayas de los Altos de Chiapas por ejemplo; pero la mayoría son de carácter pacífico, más propensos a un diálogo. Marija Mojca TERCELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 Cambiar la idea ele nación exige cambiar también el indigenismo. Cambiarlo quiere decir "descolonizarlo". El indigenismo -como una antropología aplicativa- trata de entender al "otro" para dominarlo. Tocios los proyectos indigenistas han sido así: se hicieron numerosos estudios sobre las comunidades indígenas para cambiarlas, asimilarlas, integrarlas, hasta convertir a sus miembros en los protagonistas del proceso de su propia muerte. Como hemos mencionado, los grupos étnicos marcan sus identidades determinando y manteniendo las fronteras ele comunidad. Estas fronteras se crean en interacción con otros grupos, bajo los criterios de pertenencia y distinción (la identidad y el rechazo). La persistencia étnica y cultural de los indígenas de México lo ha demostrado. Por esto la idea de cambiar al indio sigue siendo una ilusión. Ellos mismos decidirán lo que Fig. 11: Casa maya; la arquitectura tradicional maya de si van a aceptar (apropiar a su cultura) y lo que no. Yucatán, México (foto: M. Tercelj, 2001). La única manera de construir un Estado-nación SI. 11: Majevska bisa; tradicionalna arhitektura Majev z moderno -multicultural y pluriétnico- es incluir todas las Jukatana v Mehiki (foto: M. Tercelj2001). culturas y grupos étnicos en un verdadero diálogo intercultural; con igualdad de derechos, autonomía de Cambiar el concepto de nación es salir de la idea de espacios de poder y pluralidad de sistemas jurídicos. un "Estado-nación" homogéneo, ponerla en cuestión. No Realmente, "algunos países lo han logrado! Y es verdad se trata entonces de "conceder derechos dentro de la lo que dijo nuestro informante maya: idea del Estado-nación, sino justamente de poner en cuestión esa idea, y reconocer el derecho de los distin-"El diálogo intercultural! Nosotros lo manejamos tos pueblos para determinar, junto con nosotros, una quinientos anos, ustedes tienen que aprenderlo." nueva idea de nación". KULTURNA INTEGRACIJA IN MULTIKULTURALIZEM. MEHIŠKE SOCIALNE POLITIKE ZA INDIJANCE V 20. STOLETJU Marija Mojca TERÈELJ Univerza na Primorskem, Fakulteta za humanistiène študije Koper, SI-6000, Glagoljaška 8 e-mail: mojca.tercelj@guest.arnes.si POVZETEK V zgodovini formiranja nacionalnih držav poznamo le malo primerov spontanega razvoja, ki bi pripeljali do želenih homogenih nacionalnih identitet. Istovetenje koncepta nacije z državo in narodom, ki se utrdi s francosko revolucijo, se v primeru ustanavljanja postkolonialnih držav sooèi s specifiènimi, zahodni Evropi neznanimi problemi. Postkolonialne države so se oblikovale znotraj arbitrarnih kolonialnih meja in vkljuèile razliène, med seboj neskladne, etniène skupine. V teh državah je zaradi pomanjkanja lastnega ideološkega aparata in odvisnosti od evropskega modela zaostajal proces politiènega, socialnega in etniènega usklajevanja. Na obeh celinah, v Evropi in Ameriki, je ideja "enakosti državljanov" ubrala razliène poti tako s stališèa socialnega in etniènega vprašanja kot tudi z nacionalnimi projekti, povezanimi s tem. Rojstvo ameriških narodov je bilo zaznamovano z intenzivnim de­ko Ion izacijskim g i banjem. Latinska Amerika je v tem pogledu zelo specifièno in kompleksno obmoèje. S svojim zgodnjim politiènim osamosvajanjem so si njene države pridobile daljšo zgodovinsko izkušnjo v kreiranju lastnih nacionalnih projektov, ki se èasovno in idejno razlikujejo od azijskih in afriških. Proces oblikovanja nacionalnih identitet se ni zakljuèil, nasprotno: latinskoameriške države doživljajo korenite transformacijske procese navkljub in prav zaradi trdovratnih preostankov populizma, korporativizma, integracionizma in drugih modelov družbenopolitiène in etniène homo­genizacije. V tridesetih letih 20. stoletja so se v Latinski Ameriki izoblikovali trije modeli nacionalnosti, s strani inte­lektualcev, vojaških sil in politikov. Intelektualci so predlagali radikalne rešitve: komunistiène ideje, ideje Haya de la Marija Mojca TERÈELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 Torreja in ideje Mariáteguija. Glede vprašanja indijanskega etniènega problema so se komunisti zavzemali za loèene indijanske narodnosti, z lastnimi pravicami in zakonodajo (kar danes spet stopa v ospredje prizadevanj). V istem obdobju je Haya de la Torre predlagal populistièno zvezo med delavskim in mešèanskim razredom Peruja, pri tem pa pozabil na množico indijanskega kmeèkega prebivalstva. Drugi perujski pisatelj Mariátegui je predlagal, da se indijanske etniène skupine integrirajo v nacionalno družbo, s èimer bi se oblikovala nacija, ki bi prešla socialna, ekonomska in etnièna razlikovanja. Najbolj odmevna prizadevanja za nacionalno homogenizacijo so se izrazila v t. i. korporativizmu perujskega vojaškega režima generala Velasca, ki je uspel zbuditi zanimanje med najnižjimi in najvišjimi socialnimi sloji, in seveda v populizmu, ki je dosegel svoj vrh v argentinskem peronizmu - ta je namreè temeljil na ideji "ljudstva" in "ljudskega", na združevanju razliènih socialnih skupin v nacionalno enoto. Kasneje, v drugi polovici 20. stoletja, je Latinska Amerika odprla nove možnosti vzpostavljanja nacionalne homogenosti, zlasti v državah, ki so imele in ohranjajo veèkultumi in veèetnièni znaèaj, med njimi Mehika, Peru in Ekvador. Mehika je v tem obdobju razvila dva vidna modela nacionalne izgradnje, integracionistiènega in parti­cipativnega, oba podprta s strani t. i. "indigenistiène" antropologije. Vendar pa vsa prizadevanja vladnih socialnih politik za vkljuèevanje Indijancev v nacionalno družbo (indigenismo) niso obrodila naèrtovanih rezultatov, saj ob vstopu v 21. stoletje ta vprašanja ostajajo še vedno nerešena in odprta; uradne institucije t. i. indigenisma pa so v hudi konceptualni in organizacijski krizi. T. i. indigenismo ima svojo teoretsko in praktièno zasnovo v dolgotrajnem kolonialnem dialogu med dominantno evropsko in kreolsko družbo ter upirajoèimi se podložnimi skupinami Indijancev. Avtohtono ameriško prebivalstvo je bilo v kolonialnem obdobju zašèiteno s posebnim "indijanskim pravom" ("Zakoni za Indijance" iz leta 1681 so Kolonijo razdelili v dve pravni enoti, "špansko republiko" in "indijansko republiko"). Ustave novo nastalih nacio­nalnih držav 19. stoletja so Indijance uradno pojmovale kot "državljane", sicer pa so jih obravnavale kot "nepo­trebne", zlasti s stališèa ekonomskega razvoja. Prva mehiška ustava iz leta 1824 jih praktièno ne omenja. Ideja o vzpostavitvi posebnih vladnih organizacij, ki bi se posveèale socialni politiki za Indijance in njihovemu uspešnemu vkljuèevanju v nacionalne družbe v vseh tistih državah Latinske Amerike, ki imajo številno avtohtono prebivalstvo, se je rodila na Prvem inter-ameriškem kongresu indigenistov v Pátzcuaru v Mehiki, leta 1940. Predlog udeležencev kongresa je bil jasen: "Vkljuèitev Indijancev v nacionalno družbo, z vsem svojim kulturnim blagom vred" (Aguirre Beltrán, 1976, 27). Mehiški Nacionalni inštitut za indijanska vprašanja (Instituto Nacional Indigenista - INI) je bil ustanovljen leta 1948. Prvi direktor in duhovni vodja inštituta Alfonso Caso je namene in naloge ustanove opredelil z naslednjimi besedami: "... jasen cilj, ki smo si ga zadali, je pospešiti razvoj indijanskih skupnosti in èimprejšnja integracija Indijancev -brez veèjih posledic pri njihovi notranji organizaciji - v gospodarsko, kulturno in politièno življenje Mehike ..."(Caso, 1971,139). Medtem ko je imela socialna politika za Indijance v petdesetih letih 20. stoletja še izrazito korporacijski znaèaj (zlitje, adaptacija in hispanizacija indijanskega prebivalstva), je v sedemdesetih letih mehiška vlada razvila bistveno drugaèen pristop do avtohtonih -etnièno, kulturno in gospodarsko -razliènih skupin. Agu irre Beltrán (1970) poudarja, da "indigenismo ne pospešuje razvoja indijanskih etniènih skupnosti, temveè deluje kot posrednik v integracijskem procesu." Integracionizem si je skozi številne praktiène projekte prizadeval vzpostaviti ravnotežje med nacionalno kulturo in tistimi "pozitivnimi" elementi indijanske tradicije, ki so se vanjo lahko nemoteno vkljuèevali. Ta politika je ostajala na vzvišeni, oèetovski poziciji. Njeni kritiki se sklicujejo na zmotnost kriterija t. i. "pozitivnih" in "negativnih", "veè" in "manj" vrednih kulturnih elementov posameznih etniènih skupin. V osemdesetih letih 20. stoletja se je uveljavil koncept kulturnih razliènosti. Družboslovne vede zaènejo uporabljati izraze "multikulturalizem" namesto "kulturalizem", "interkulturalnost" ("medkulturalni odnosi", "med­kulturni dialog") namesto "integriteta"; "pluralistièna država" namesto "homogena država". Leta 1986 Mehika utemelji novo participacijsko politiko, ki vkljuèuje indijanske voditelje v izvajanje in evaluacijo svojih programov. Participacijska politika je po eni strani Indijancem omogoèila osvajanje politiènega znanja, zahodne izobrazbe in vplivala na rast zavesti o etnièni pripadnosti, po drugi strani pa ustvarila konceptualno protislovje samega "indigenizma". Iz vrst indijanskih politiènih aktivistov so se oblikovali tako kulturni spreobrnjenci (t. i. "retornados" ali "povratniki") kot voditelji novih neodvisnih etniènih in revolucionarnih gibanj. Mehiška socialna politika za Indijance je v trenutni eksistencialni krizi. Eden od vzrokov je neskladnost njene teoretiène zasnove in dejanske prakse. Operativna izvajanja Nacionalnega inštituta za indijanska vprašanja ne dohajajo sodobnega družbenega diskurza. Drugi vzrok je v konceptualnem protislovju med subjektom in objektom participacijske politike, v kateri indijanske etniène skupnosti po eni strani igrajo vlogo subjekta vladne politika, ki si še vedno prizadeva za homogeno enotnost, po drugi strani pa vlogo objekta prav iste politike. Ob vstopu v 21. stoletje so se Indijanci znašli v dvoumnem, neprijetnem položaju. V zadnjem desetletju Mehika doživlja nemirno obdobje gospodarskih, politiènih in pravnih sprememb. Novo Marija Mojca TERÈELJ: LA INTEGRACIÓN CULTURAL Y EL MULTICULTURALISMO, 279-290 obdobje je zaznamovano z vstopom na prosto mednarodno tržišèe, s številnimi revolucionarnimi vstajami, social­nimi in etniènimi gibanji, ustavnimi in zakonodajnimi spremembami in novim nacionalnim diskurzom. Dejanski vzrok mehiške krize je v nerešenem nacionalnem vprašanju. Vlada je v zadnjih letih izvedla temeljno ustavno reformo, v katero so bili vkljuèeni tudi predlogi nove indijanske zakonodaje. Prav pri tem se je zataknilo, saj par-lament veèji del predlaganih zakonov ni sprejel, in ustavna reforma je ostala daleè od prvotno zastavljenih naèrtov. Osnovna napaka zakonodajnega procesa je dejstvo, da je ustavna reforma poskušala reševati le vzroke indijanske vstaje v Chiapasu, ki jo od leta 1994 vodi Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (Zapatistièna vojska za na­cionalno osvoboditev). Mehiška vlada je z reformami poskušala mašiti le vrzeli chiapaške krize, namesto da bi se lotila globalne nacionalne problematike, ki jo sicer zahtevajo sklepi Sporazuma iz San Andrésa (Acuerdos sobre Derechos y Cultura Indígena, znani tudi kot Acuerdos de San Andrés) in številne druge listine. Nova ustava se sicer sklicuje na veèetnièni in veèkulturni znaèaj mehiške države, ni pa utegnila izpolniti svojega resniènega preoblikovanja. Spremeniti koncept nacionalnosti bi pomenilo opustiti idejo o homogeni državi in jo postaviti pod vprašaj. Ne gre torej za odobritev pravic znotraj nacionalne države, ampak za priznanje pravic razliènih etniènih skupin v skupnem doloèanju idejne zasnove nove pluralistiène države. Spremembe nacionalnih idej zahtevajo korenite spremembe na podroèju socialne politike za "indijanska vpra­šanja". Spremeniti koncept indigenisma pomeni dekolonizirati ga. Indigenismo, kot aplikativna antropološka smer, poskuša razumeti "drugo" in drugaèno zgolj zato, da ga lahko obvladuje in nadzoruje. Vsi projekti, ki jih je ta politika do zdaj izvajala, so imeli namero asimiliranja, integriranja in celo spreminjanja Indijancev v protagoniste procesa lastne etniène in kulturne smrti. V Mehiki je kljub petstoletnim poskusom etniène, jezikovne, kulturne in socialne represije svojo istovetnost obdržalo veè kot petdeset etniènih skupin. Zato je edini naèin oblikovanja moderne veèkulturne in veèetniène države v vzpostavitvi resniènega medkulturnega dialoga. Na vprašanje, kako to uresnièiti, pa je najbolje odgovoril naš terenski informator, majevski uèitelj iz Valladolida na Jukatanu: "Medkulturni dialog! Mi ga izvajamo že petsto let, zdaj je èas na vas, da se ga nauèite." Kljuène besede: korporativizem, integracionizem, participacija, kulturna integracija, socialna politika za Indijance, "indigenismo", država, etniènost, homogenost, kulturalizem, multikulturalizem, plurietniènost, veèkulturnost LITERATURA Aguirre Beltrán, G. (1976): Obra polémica. México, Instituto Nacional de Historia y Antropología, Secretaría de Educación Pública. Araujo M., R. (2001): Indigenismo: otro proyecto inacabado. Apuntes para ver el indigenismo del INI. Chetumal, manuscrito. Barth, F. (1969): Ethnic Groups and Boundaries. The Social Organization of Culture Difference. London, George Allen & Unwin. Bermejillo, E. 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