Ur5a Gersak Ljubljana DOS PRESOS DE LA NACIÓN: El Patriarca en El Otoño del Patriarca de Gabriel García Márquez El Primer Magistrado en el Recurso del Método de Alejo Carpentier1 El presente trabajo trata el problema de la dictadura y del dictador en la literatura, pero también en su contexto social e histórico. Lo problematiza como fenómeno total, tratando primero acercarse con una explicación semántica, luego histórica y social, dar un repaso por la literatura del género, para luego concentrarse en dos obras sobre el dictador: El Otoño del Patriarca2 de García Márquez y el Recurso del Método3 de Carpentier. Ambas se editaron en los años setenta y contienen rasgos de las sociedades bajo regímenes dictatoriales. Inten- tamos aclarar el concepto de "América Latina", cómo está trabajado en ambas novelas, con especial atención a dos cuestiones sobresalientes: las intervenciones extranjeras y la repre- sión, que junto al tema del "poder" son los temas centrales de las dos novelas. I. INTRODUCCIÓN En un país subdesarrollado donde el hambre y las epidemias hacen estragos, donde la represión, la corrupción y el agrio no son un elemento folklórico sino la agobiante reali- dad de todos los días, proponer el refugio en la Palabra, hacer de la Palabra una isla donde el escritor debe atrincherarse y meditar, es también una propuesta social. 4 [Mario Benedetti] En América Latina el escritor siempre ha tenido una tradición de participación en la polí- tica de una u otra manera. Hoy día, en un mundo actualmente llamado globalizado, también en los países desarrollados se ha despertado el interés por la literatura de otros países, de las ex-colonias, de los países del bloque soviético, etc. El imperativo cultural del Occidente se está cuestionando y se percibe la búsqueda orientada hacia otras respuestas. Así, a los lec- 1 Este texto, "Ujetnika naroda: Patriarh v Patriarhovi jeseni Gabriela García Márqueza in Prvi Oblastnik v Rekurzu metode Aleja Carpentiera", es la presentación del trabajo final del curso de la lengua y literatura espa- ñola en la Facultad de Filosofia y Letras de Ljubljana. Las mentoras han sido: dr. Mirjana Polié-Bobié y Liliana Alonzo, a las que reitero mi agradecimiento por su imprescindible ayuda. El trabajo obtuvo el Premio Preseren para estudiantes, en 1997. 2 Gabriel García Márquez: El Otoño del Patriarca, Bogotá: La Oveja Negra, 1992. Todas las citas se hacen de esta edición. 3 Alejo Carpentier: Recurso del Método, Bogotá: Siglo XXI Edit., 1988. Todas las citas se hacen de esta edición. 4 Mario Benedetti: "Temas y problemas", p. 370. En: César Femández Moreno (coord. e introd.): América Latina en su literatura. México: Siglo XXI Edit., UNESCO (Serie "América Latina en su cultura"), 1986 (19721). 131 tores nos llegan luchas específicas, fenómenos conocidos pero hasta ahora no cuestionados, en una palabra, los horizontes se amplían y extienden (dejando de lado lo problemático que pueda ser el interés por el otro). Y también emerge, una vez más, la eterna polémica sobre la relación entre la política y el arte. Como ya fue escrito muchas veces, en América Latina las versiones oficiales son a menudo ficticias y las novelescas son "verdaderas", porque la literatura es también el lugar donde se rescatan las cuestiones que los medios de comuni- cación y, con frecuencia, la ciencia ocultan. Son las novelas las que representan y explican el pasado y el presente y proponen modelos alternativos. Toda obra literaria es ficción, obra autónoma. Sin embargo la literatura nace en un con- texto extra-literario, y, a pesar de la elaboración artística, mantiene una relación de interde- pendencia entre los diferentes niveles del todo social, los cuales se intercomunican, inter- fluyen e interrechazan. Además, el medio literario es el lenguaje, como habla y como lengua, por lo tanto comunicación humana y hecho social. Muchas obras parten de la reali- dad, es su referente más fuerte. Lo importante es cómo la transforman, qué procedimientos usan, qué forma le dan, cómo logran edificar una totalidad estética, ética y cognitiva. Así pues, pretendemos acercamos a la literatura latinoamericana tratando de contextua- lizarla. El conocimiento del contexto del que nace es necesario para la crítica literaria, sobre todo si se trata de obras que se centran en la crítica de la realidad social, como las referidas al dictador. 11. ANÁLISIS DE LOS CONCEPTOS "DICTADOR" Y "DICTADURA" Los términos "dictadura" y "dictador" se utilizan con frecuencia cuando se analiza la realidad política latinoamericana. Es más, constituyen uno de los rasgos característicos de la vida política después de la Independencia. Pero, es difícil tipificarlos. Intentamos explicar el concepto "dictador" (y también "dictadura" como forma específica de gobernar) desde tres puntos de vista: semántico, socio-político e histórico, porque la "dictadura" o el "dictador" latinoamericano --como temas- son una constante de la literatura hispanoamericana en los últimos ciento cincuenta años. l. Delimitación semántica Nos apoyamos en el texto de Domingo Miliani5, El dictador, objeto narrativo en "El Recurso del Método", que contrapone tres oposisiones semánticas para un concepto - el "dictador": tirano, caudillo, dictador. Hace una reducción semántica, con una determinación semasiológica del "dictador". Introduce los siguientes semas:6 5 Domingo Miliani: "El dictador, objeto narrativo en El Recurso del Metódo", Revista Iberoamericana, XLVII, 114-115 (1981), pp. 189-225. Y "El dictador, objeto narrativo en dos novelas hispanoamericanas: Yo el Supremo y El Recurso del Método", Actas del Simposio Internacional de estudios hispánicos (Budapest, 18-19 agosto 1976), Edit. de la Academia de Ciencias de Hungría, 1978, pp. 463-490. 6 Ibídem, p. 193. 132 S 1 = (ejercicio del) poder; S2 =(ejercicio de la) autoridad; S3 =concentración absoluta (individual); S4 = legitimidad; S5 = usurpación; S6 = carisma. TIRANO: SI, S3, S5, S6 puede o no darse; DICTADOR: SI, S3, S4 y S5 y S6 pueden o no darse; CAUDILLO: S2, S3, S6, SI y S5 pueden o no darse. Todos tienen S3 que es el serna de la ambigüedad (por eso se usan los tres conceptos como sinónimos), es decir, de concentración absoluta (individual), pero en el caudillo esa concentración es de autoridad (S2) y en el tirano y el dictador es de poder (SI). Así Miliani deduce su conceptualización del "dictador": es quien ejerce el poder en forma individual y absoluta.7 La denominación "dictador'' suele emplearse peyorativamente, es decir, entre los adversa- rios y víctimas del dictador. Miliani establece dos sistemas que están presentes en ambas nove- las analizadas, se contraponen y así desenmascaran mejor la verdadera cara de un dictador: 1. Magnificador/negador: niega la denominación "dictador'' y se expresa en una oratoria ideologizante que incorpora los epítetos y eufemismos o en una literatura de justifica- ción. 8 Puede terminar legalizando su mandato, generalmente a través de la prensa o la historia "oficial" bajo control. En las dos novelas analizadas este sistema es usado por ministros y generales del dic- tador, algunos extranjeros y por el narrador en primera persona y también por el dictador mismo: mi general, presidente de la república, el general jefe supremo, el Primer Ma- gistrado, Jefe de Estado, el Mandatario ... 2. Denostador/afirmador: es el contra-sistema que aporta las características que definen al dictador: apodos, chistes, anécdotas, etc., y es usado por las víctimas u oponentes del dic- tador. En las novelas este sistema es usado por el narrador en la tercera persona (objetivo) (y por "nosotros" en la novela de García Márquez), por los oponentes o víctimas del régi- men, y a veces como autocrítica lo usa el mismo dictador: déspota sedentario, el tirano, Carnicero de Nueva Córdoba, el dictador ... La oratoria magnificadora sacraliza al objeto, provoca el mito dictatorial. Incluye los discursos de propio sujeto gobernante que porta el objeto y lo niega. Los discursos denostadores, por oposición, desacralizan y revelan el objeto conceptual. Ambos sitemas 7 Ibídem, p. 194. Aunque no es tan importante para la delimitación del concepto, creemos que el caudillo si ejerce el poder caris- máticamente, y tomando en consideración que, en muchos casos, el dictador es "sucesor" del caudillo, él también. 8 Ibídem, p. 466. 133 son aprovechados como sustancia verbal de un segundo discurso: la literatura de com- bate contra los dictadores, escritura donde convergen y se definen los rasgos afir- madores y negadores del objeto conceptual, en tanto que es materia (sustancia) de un segundo objeto artístico (literario), que viene a ser, entonces, un meta-objeto. En este sistema de segundo grado se localiza la "novela del dictador latinoamericano". 9 2. Delimitación político-sociológica Partimos del texto Dictadores, militares y legitimidad en América Latina de Alain RouqiéIO que añade una característica importante de la dictadura o de la definición del dic- tador: la duración o el así llamado continuismo. Es decir, es contrario al pensamiento clási- co y romano de una dictadura que es limitada en el tiempo. También pone en cuestión su legitimidad. En las novelas los dos dictadores concentran el poder en sus manos, a pesar de que lo ejercen a favor de una determinada clase social que defiende los intereses de las fuerzas extranjeras. El Patriarca se deshace de todos sus rivales y decide en un momento mandar él solo, solamente se queda con la guardia presidencial, el ministro de salud y el ministro escriba. El narrador constata: no le quedaban ni enemigos. 11 El dictador se preocupa solamente cómo sobrevivir en el poder. Por vías legales no se le puede sustituir. Su poder acaba por la fuerza, con su muerte o con la ayuda extranjera. En ambas novelas luchan para perpetuarse en el poder. En El Otoño del Patriarca el dictador muere después de gobernar más de cien años o una eternidad. En el Recurso del Método lo tienen que derrocar y con la ayuda de los norteamericanos huye a París. Dice el Primer Magistrado: El Brasil fue grande cuando tuvo un Emperador, como Pedro JI. México fue grande cuando tuvo a Porfirio Díaz en una siempre renovada presidencia. Y si mi país gozaba de paz y prosperidad era porque mi pueblo, más inteligente, acaso, que otros del conti- nente, me había reelecto tres, cuatro -¿cuántas veces?-, sabiendo que la continuidad del poder era la garantía de bienestar material y equilibrio político. 12 9 Ibídem, 466-467. Solamente el Doctor Gáspar Rodríguez Francia (protagonista de la novela de Augusto Roa Bastos) de Paraguay aceptó voluntariamente la designación de dictador. Fue proclamado por el Consulado Dictador Supremo. Pero su caso es excepcional en su época. No ligó sus intereses a una oligarquía terrateniente y al sector exportador como tampoco a la fuerza extranjera. 10 En: Julio Labastida Martín del Campo (coord.): Dictaduras y dictadores. México: Siglo XXI Edit. (Historia.), 1986, pp. 10-26. 11 Gabriel García Márquez, op. cit., p. 30. 12 Alejo Carpentier, op. cit., pp. 25-26. 134 La supresión de las libertades e instituciones políticas. Hemos añadido este rasgo -a pesar de que ya está indicado en la definición de "concentración individual y absoluta del poder''- porque según el filósofo Femando Savater13 la dictadura es sobre todo un mal político. Las dictaduras pueden aportar mejoras en el orden social y económico y una democracia puede fracasar ante tales problemas. Es necesario enfatizar que una dictadura significa la supresión de las libertades políticas y niega los derechos humanos. En las dos novelas hay numerosos ejemplos de lo dicho. En El Otoño del Patriarca: se expulsan los letrados, hay presos políticos, represión y tortura. En el Recurso del Método: la entrada violenta en la Universidad, a pesar de su autonomía, para sofocar las demostraciones estudiantiles; las elecciones fraudulentas; la tortura; la censura. 3. Delimitación histórica El dictador en el contexto latinoamericano surge después del proceso de la Independencia y tiene sus raíces en la figura del caudillo y en la sociedad latinoamericana de aquel entonces. La Independencia, que tuvo lugar a comienzos del siglo XIX, fue sobre todo la aspira- ción de la clase dominante criolla para expandir su actividad económica y ascender en la escala social. Las Reformas Borbónicas fracasaron como intento modernizador y como sa- tisfacción de las demandas de mayor participación política de los criollos (los puestos en la administración fueron reservados solamente para los españoles). Estas eran las causas deto- nantes de las luchas criollas por la independencia. Las Reformas Borbónicas crearon las milicias criollas permanentes (antes voluntarias). Ingresar en estas milicias fue una de las pocas oportunidades para los criollos de ascender en la escala social. Durante las luchas independentistas se creó un vacío de poder por la ausencia de un referente legal en la Metrópoli. En medio de la anarquía y del caos político, los caudillos locales, que surgieron de los sectores terratenientes o populares, lucharon con- tra los realistas. El caudillo ejercía en forma tradicional el poder personal, 14 lo que posteri- ormente corresponde a los dictadores. Durante las guerras de independencia no había grandes diferencias entre los grupos armados que lideraban los caudillos, y el ejército regular. Muchos caudillos populares actu- aron en favor de las demandas locales y sectores marginados que encontraron su expresión social en estos grupos. Después de la Independencia se siguieron las guerras civiles que muchas veces enfren- taron a distintos caudillos. El caudillismo y las guerras civiles fueron el reflejo de un fuerte regionalismo en América Latina y de las pugnas dentro de la clase dirigente. 13 Femando Savater: "Las Dictaduras", El País [Madrid], domingo 2 de octubre de 1994. 14 La personalización del poder en América Latina ya se ha establecido en la tradición monárquica (el rey), luego en la Conquista y Reconquista, cuando también se han dado las condiciones para la violencia. 135 Surgieron varias Repúblicas que no se diferenciaban mucho de la fragmentación existen- te en la época Colonial, en su mayor parte respondieron a los intereses de las clases domi- nantes en conjunción con las aspiraciones económicas extranjeras. Varias potencias europeas colaboraron en el proceso independista y luego dieron su apoyo a varios dictadores para lle- var a cabo la pacificación de las jóvenes repúblicas. Gustavo y Hélene Beyhaut dicen que el proceso de independencia contribuyó a que: a) la población se acostumbrara al uso de las armas; b) la modalidad de la lucha impusiera un tipo de relación muy personal entre el jefe y sus subordinados. IS Lo importante era la disciplina militar y la valentía. Se impuso la valoración de la vida militar y de un liderazgo personal. Se desarrolló una conciencia en los militares sobre su poder, ya que fueron durante una época el factor decisivo de la política en los países na- cientes. Poco a poco, los ejércitos nacionales se impusieron a los grupos organizados por los caudillos, gracias a su mejor armamento, profesionalización y disciplina. Los caudillos po- pulares fueron aplastados o integrados. La aristocracia criolla, los comerciantes y los inte- lectuales no tenían interés en la guerra. Se necesitaba la "pacificación" de los países para poder negociar y expandir su actividad económica. Así surge, al concluir las guerras civiles, el predominio de las dictaduras unificadoras y de los gobiernos autocráticos aliados a los terratenientes y al sector exportador (1850-1880): Rosas en Argentina, Portales en Chile, Díaz en México, García Moreno en Ecuador, Guzmán Blanco en Venezuela, L. Latorre en Uruguay. El medio para mantenerse en el poder era la violencia. Los sectores populares fueron uti- lizados para llegar al poder. La segregación racial y social no fue eliminada en las Repúb- licas. La clase dominante, los criollos, tuvo miedo de los levantamientos populares y se puso bajo la protección de los caudillos-dictadores que, paradójicamente, surgieron muchas veces del pueblo (el Patriarca). Así lo formula Octavio Paz al decir que las ideas de la Revolución Francesa y de la Independencia Norteamericana que impulsaron la Independencia fueron "modernas", pero no expresaban la realidad Latinoamericana ni tampoco a los grupos que llevarían a cabo la transformación de la sociedad y crearían la nación. En Europa y los Estados Unidos esas ideas correspondían a una burguesía que lideraba el proceso de Revolu- ción Industrial y lograron la destrucción del antiguo régimen. En América Latina el nuevo poder fue simplemente la prolongación del poder colonial y seguía el saqueo para lograr el enriquecimiento encubierto en lema de libertad. Hasta aquí el análisis nos petmitiría definir los términos "dictadura" y "dictador" como un tipo de gobierno que ejerce el poder en concentración absoluta e individual, supri- miendo las libertades e instituciones políticas y será caracterizado por el continuismo. 15 Gustavo y Hélene Beyhaut: Historia de América Latina (Tomo lII). México-Argentina-Madrid: Siglo XXI Edit. (Historia Universal), 1986. 136 4. Tipificación de las dictaduras. Pablo González Casanova16 establece una tipificación del dictador que corresponde a cuatro etapas históricas y nos permite situar a nuestros dictadores ficticios: 1. Los primeros dictadores se originan de las guerras de independencia o en el caudillismo. Surgen las llamadas "dictaduras unificadoras" que crean un estado e imponen una hege- monía mediante acuerdos con los grandes propietarios y empresarios. Aparecen como respuesta a una época de inestabilidad social y política, signada por intervenciones mili- tares, pero también por el auge económico ya que los terratenientes y los comerciantes --el sector exportador económicamente el más fuerte- buscan integrarse al mercado internacional y defienden el libre comercio y el liberalismo. Se negocia con Inglaterra y Francia. Se habla sobre ideas de soberanía, libertad, planes y proyectos para una socie- dad mejor. 2. La época desde 1880 hasta la Primera Guerra Mundial está caracterizada por el naci- miento del imperialismo y el establecimiento de los primeros Estados hegemónicos y la formación de ejércitos profesionales en América Latina. Los dictadores de esta época son sirvientes del neocolonialismo. Se imponen las potencias extranjeras con el capital monopólico en colaboración con los gobernantes y las oligarquías nativas. 3. La época desde la Primera Guerra Mundial a 1959 (la Revolución Cubana) caracteriza- da por alternancia de gobiernos militares y civiles. Definitivamente se impone la hege- monía de los Estados Unidos y su influencia no se limita solamente a la formación y equipación de los ejércitos y la policía, sino también influye en la vida cultural de los latinoamericanos. 4. Después de la Revolución Cubana. Surge el "dictador profesional" (el militar y la insti- tución militar) al servicio del imperialismo que busca el enemigo dentro del país. Es la época caracterizada por la guerra fría y el miedo al comunismo, el renacimiento de regímenes dictatoriales y militares: "medidas de excepción", tropas antiguerrilla, servi- cios de inteligencia, de tortura, corrupción ... La "doctrina de la seguridad nacional". En los años 1960 ya está claro el fracaso de los gobiernos nacionalistas-populistas y las "teorías del desarrollo". Se imponen las fuerzas armadas conservadoras y represivas en la defensa del orden tradicionaJ.1 7 Los dictadores ficticios de ambas novelas que nos proponemos a analizar tienen caracte- rísticas comunes a los cuatro tipos de dictadores tipificados, ya que intentan abarcar un dic- tador total, un dictador modelo. El Patriarca es el que más corresponde al dictador que surge de las guerras civiles. Pero, también tiene rasgos de los otros tres: el uso sistemático de la tortura, la llegada de medios de comunicación y su control, etc. 16 Pablo González Casanova: "Dictaduras y democracias en América Latina". En: Dictadura y dictadores, op. cit. 17 En los años 60 empieza una ola de golpes militares que se prolongan a los años 70. 137 El Primer Magistrado empieza su mandato a finales del siglo XIX. Dedica mucho espa- cio a la descripción de la época que abarca la Primera Guerra Mundial y al crecimiento de la capital gracias al auge económico característico para aquellos años y, una vez terminada la guerra, a la crisis que sigue. III. LA NOVELA SOBRE DICTADURA Y LA NOVELA SOBRE DICTADOR La novela sobre dictadura es una constante en la literatura latinoamericana desde el surgimiento del dictador en la escena política. Además, coincide con el nacimiento de la novela hispanoamericana misma, con el Romanticismo, es decir, con la formación de las Repúblicas independientes y la búsqueda de expresión propia, tanto política como cultural. Jorge Castellanos y Miguel A. Martínez18 establecen la distinción, verdad esquemática, que nos introduce en dos tipos de la narrativa "dictatorial": 1. Las novelas de dictadura son novelas de orientación sociológica y política, llenas de panfletismo. Las novelas contemporáneas de este tipo no tienen un carácter "combatiente", pero si denunciador. Muchos escritores recorren en algunas de sus novelas al tema de dictadura: Mario Vargas Llosa, Isabel Allende, Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Manuel Puig, Augusto Roa Bastos ... 2. Las novelas del dictador aparecen en 1970 con cuatro obras: El Recurso del Método (1974) de Alejo Carpentier, El Otoño del Patriarca (1975) de Gabriel García Márquez, Yo el Supremo (1974) de Augusto Roa Bastos y Oficio de Difuntos (1976) de Uslar Pietri. Retratan un régimen y se concentran en el individuo. Enfocan al dictador desde adentro con penetración psicológica. Se centran en el individuo, que ya no es una personificación del mal, sino un individuo contradictorio y dubitativo. La novela Yo el Supremo significa a la vez fin de un ciclo y una ruptura en cuanto a las novelas del dictador. l. La novela sobre dictadura La primera de las novelas sobre dictadura es Amalía de José Mármol ( 1851-1855), que fija una serie de estereotipos que son característicos también para otras novelas y también para las de los 70: 19 1. La vejez del tirano: eso les permite saldar cuentas con la historia, expresar dudas y la imposibilidad de alcanzar el pleno Poder (por ser mortales) - la frustración de todos los dictadores. La vejez acentúa la duración de un regimen dictatorial, o el continu- 18 Jorge Castellanos y Miguel A. Martínez: "El dictador hispanoamericano como personaje literario". Latin Ameri- can Research Review, vol. XVI, nº 2 (1981), pp. 79-105. Los autores usan los sintagmas "las novelas de dic- tadura" y "las novelas del dictador", pero nosotros usamos los sintagmas "la novela sobre dictadura" y "la nove- la sobre el dictador". 19 Seguimos el análisis de Castellanos y A. Martínez con modificaciones y nuestras observaciones. 138 ismo, como también la sensación de un ciclo en el que está capturado todo el pueblo bajo un régimen dictatorial. El Primer Magistrado ya es viejo cuando comienza la narración. Su perduración en el poder se percibe a través de los cambios en el arte y a través de los cambios históricos que sufre su país que al final se vuelve a la misma miseria de siempre. El Patriarca ya está muerto cuando empieza la narración. Se repite la imagen de un viejo solitario que al final de su vida se siente solamente figura de otros para man- tenerlo cautivo de su propio poder. 20 2. Su magnetismo y carisma, necesarios para un caudillo - ambos dictadores analizados fueron caudillos antes de llegar al poder y en ambas obras se reflejan los problemas de la época a finales del siglo pasado. 3. Su machismo y sus innumerables queridas. Tanto García Márquez como Carpentier siguen los modelos tradicionales de las relaciones entre el hombre y la mujer. Ambos buscan el amor, pero no lo encuentran. En el caso de García Márquez se destruye la imagen del macho omnipotente con la exageración en las descripciones de sus ata- ques sexuales y su búsqueda de amor - despierta compasión. Mientras que en Recur- so del Método el narrador juega con el culto a la Virgen María, que es la expresión de mayor devoción en América Latina, simboliza una mujer ideal - no casada y virgen. Dos obras más han influido en el desarrollo de la novela sobre dictadura y sobre el dic- tador: Tirano Banderas y El Señor Presidente. Tirano Banderas (1926) de Ramón del Valle Inclán: 1. El sincretismo: también las dos novelas analizadas son sincréticas. La acción se de- sarrolla en un país del Caribe que contiene elementos geográficos, nacionales y lingüísticos (culinarios en Carpentier) de diferentes países hispanoamericanos. El Caribe fue la zona de los dictadores más violentos y crueles, prototipos de la depen- dencia y la hegemonía de las potencias extranjeras.21 Los autores crean un dictador tipo o más bien estereotipo. También se mezclan épocas, hechos y lugares, hechos reales e imaginarios. 2. La ausencia del panfletismo. Se condena el régimen dictatorial, pero lo tiene que de- tectar el lector mismo, y es evidente en el uso de los recursos estilísticos: la hipér- bole, la ironía, las descripciones de la desmesurada crueldad. A pesar de todo, García Márquez a veces caricaturiza demasiado: su dictador es más bien una idea, un mon- struo poco creíble. Y el de Carpentier es un "filósofo" alegre, burlón. 20 Gabriel García Márquez, op. cit., p. 5. 21 García Márquez vivió parte de su vida en el Caribe y conoce el ambiente de esta región. Y Carpentier vistó a Haití, en 1943 (donde descubrió "lo real maravilloso"). Ambos en varias entrevistas afirmaron que escribieron sobre un dictador sincrético. 139 3. Técnicas barrocas esperpénticas que crean un ambiente de crueldad, de primitivismo, de brutalidad inhumana. El Señor Presidente de Miguel Angel Asturias: 1. La hipérbole que desarticula la realidad. La usan en abundancia también García Márquez y Carpentier. 2. La distorsión surrealista del lenguaje: onomatopeyas, repeticiones, enumeraciones, casi incomunicación, monólogos interiores, flujos de conciencia ... 3. Rasgos comunes en cuanto al contenido: algunos ya los hemos tratado, así que pode- mos mencionar sobre todo el uso literario de diferentes mitos que coexisten en Amé- rica Latina, por lo que Asturias es conocido. En ambas novelas analizadas aparecen episodios de la manifestación de la fuerza de los fenómenos naturales: el agua (la llu- via), los animales que hablan, las momias ... Sobre todo es interesante El Otoño del Patriarca por su uso de los mitos indígenas, cristianos y greco-romanos.22 2. La novela sobre el dictador En los años 1970 se editaron cuatro novelas que tienen como centro de la narración un dictador. Analizamos puntos de contacto entre las dos que son de nuestro interés. 2. 1. Confluencias en el contenido:23 1. A los dictadores les mueve el servicio comunitario, el orden, la paz y la seguridad que respetan. Aluden a la situación de los países a finales del siglo XIX y principios del XX. Ambos dictadores luchan en nombre del orden y la paz - lucha entre los caudillos que se disputan el poder entre sí. El Patriarca mata a los caudillos locales y establece el poder absoluto con apoyo de los ingleses. El Primer Magistrado todavía combate con los caudillos. Se refiere en la novela a la tensión entre el centro (la ciudad portuaria) y la periferia (interior del país), característica para varios países latinoamericanos. 2. La relación entre el dictador y el pueblo: los lazos son místicos. El dictador es una figura envuelta en creencias y misterio. Su palacio es un fetiche. Vive aislado y ocul- to. Se sabe muy poco de ambos dictadores literarios. El pueblo es silencioso, es la masa sin articulación. Tiene paciencia para esperar. 22 Michael Palencia-Roth: Gabriel García Márquez. La línea, el círculo y la metamorfosis del mito. Madrid: Edit. Gredos (Biblioteca Románica Hispánica), 1983. Es muy interesante su análisis de la modificación de tres mitos en la novela: de Julio César que presenta el poder, de Cristóbal Colón que representa el imperialismo político y cultural y de Rubén Darío la estética. Igualmente sería interesante estudiar los tres mitos vigentes en la sociedad latinoamericana que se evidencian en ambas novelas analizadas: el mito del caudillo o el salvador, el mito del cambio y el mito de la tierra sin mal, según Javier Ocampo: "Mitos y creencias en América Latina", p. 401. En: Leopoldo Zea (coord.): América Latina en sus ideas. México: Siglo XXI Edit., UNESCO (Colecc. América Latina en su cultura), 19932 (19861). 23 Según Jorge Castellanos y Miguel A. Martínez, op. cit. 140 Aunque Carpentier le da más importancia: describe rebeliones de intelectuales y estudiantes y destaca la figura del Estudiante como portador de la idea socialista y la esperanza para el futuro. 3. El aislamiento y la soledad en el Poder, nunca totalmente alcanzables, de ambos dic- tadores. Por eso se comparan con los dioses y piensan ser todopoderosos. El Patriarca está tremendamente solo y para transmitir esa sensación García Márquez es un maestro. Cuando muere la esposa del dictador se encierra en la Casa Presidencial. Dice García Márquez: ... todo el desastre de Macando/ . ../ de esa falta de solidaridad, la soledad de cada uno tirando por su cuenta. Eso ya es entonces un concepto político, y que lo sea me interesa. Dar a la soledad un contenido político ... 24 La falta de solidaridad y la soledad se dan también en el pueblo mismo. Con el empleo de "nosotros" que en cada capítulo encuentran el cadáver de él, el lector se vuelve cómplice. Carpentier también se refiere al lector, al final del libro, en "afterthought" 1972, indicando que los dictadores nacen del pueblo. El Primer Magistrado se encuentra totalmente solo en París. 4. El tema del secuaz sacrificado es tradicional en la novela de dictadura: Cara de Ángel en Asturias, Rodrigo Aguilar en Márquez, General Hoffman en Carpentier y Policar- pio Patiño en Roa Bastos. Normalmente se trata de un secretario, mano derecha del dictador que al final se vuelve traidor. 5. Los elementos: algunos elementos los identifican: como meteoritos en Roa Bastos y García Márqeuz; momias en Carpentier y Roa Bastos; hamaca en la que duermen, etc. 6. Emplean la violencia para conseguir sus objetivos y se sirven de varias trampas. 7. Las potencias extranjeras tienen un rol decisivo. Ambos dictadores sirven a sus intereses. 2.3. Confluencias en la manera narrativa y los recursos del estilo:25 l. La manera narrativa: la multiplicidad de puntos de vista. Se intercambian monólogos interiores y la narración en tercera persona. Muchas veces el dictador y el narrador son uno. Saltos de lo subjetivo a lo objetivo (del yo a él). García Márquez usa la primera persona cuando habla el dictador mismo, la terce- ra persona, y "nosotros". Varias perspectivas se entretejen, cambian incluso dentro de la misma frase. En el Recurso del Método: tenemos el narrador en tercera persona y el mismo dic- tador que narra en la primera persona (omniscencia selectiva). 24 Citado en Angela B. Dellepiane: "Tres novelas de la dictadura: El recusrso del método, El otoño del patriarca, Yo, el Supremo", Cahiers du Monde Hispanique et Luso-Brésilien [Toulouse], n. 29, 1977, p. 73. 25 Citado en Angela B. Dellepiane, op. cit., p. 73. 141 esta combinación de modos narrativos distintos y de diferentes puntos de habla con- figura un mundo narrado en que las categorías lógicas de espacio y tiempo quedan abolidas. 26 11. El estrato de expresividad. los recursos del estilo y las técnicas. 1. El procedimiento semántico-estilístico de las dos novelas es el símbolo que es bisémico (tiene sentido literal y analógico). Carpentier: los símbolos culturales, Jos ideológico-políticos, culinarios ... García Márquez: las vacas, el guante, Ja lluvia, el mar, Ja palma de mano lisa ... Ambos aluden a la iconografía eclesiástica. En ambas novelas se denomina al dictador por su papel, por su destino. Sus nombres son hipérbolas de la figura paternalista que siempre ha proyectado el dictador hispanoamericano: el Patriarca, mi General... 2. El enumerativo que es constante también en la novela de Asturias. Carpentier: las enumeraciones le obligan a un estilo nominal, adjetivo y predomi- na Jo sensorial. García Márquez: una enumeración caótica que ritualiza. 3. La hipérbole es una constante en estas obras. Con ella se consigue Ja distorsión de los objetos narrados. Vargas Llosa dice que García Márquez ve Ja realidad con Ja hipérbole. Pero que Ja usa demasiado. La hiperbolización es responsable de la mistificación del dicta- dor que es subrayada por su superstición: la enormidad de su sexo, Ja relación con su madre y con las mujeres, el servicio secreto, la crueldad, su amor por el mar (símbolo de la vida), su obsesión con el tiempo que significa temor a la vejez y a Ja muerte. El Primer Magistrado: la crueldad y su idealización de París. 4. El humor: va desde lo risueño a Jo grotesco - paródico. El humor de García Márquez es más grotesco: el cadáver de su madre, las vacas y los gallinazos en el Palacio Presidencial... Carpentier. tiene un humor que angustia, un cinismo. 5. La ironía es un elemento estructural (como el humor) - se logra un distancia- miento y a través de ella es posible un juicio sobre la dictadura. Demistifica la dictadura. 6. La modalidad descriptiva. En Carpentier es más abundante y en García Márquez es un complemento de Ja narración, es poética. Usa oraciones largas sin puntuación. 7. La proliferación episódica. En ambas novelas cada uno de Jos episodios podría conformar relatos breves. 26 Ibídem, p. 78. 142 IV. ACERCA DEL CONCEPTO "AMÉRICA LATINA": SU SIGNIFICACIÓN Los términos "América Latina", "Latinoamérica" y el sustantivo "latinoamericanismo", a pesar de su uso muy frecuente en todo tipo de discursos, suelen ser muy criticados. En parte las críticas son justificadas: se los puede usar en un sentido generalizador y simplifi- cador para diversas realidades latinoamericanas. Además, los términos servirían, a pesar de donde fueran originados, precisamente para oponerse al imperialismo europeo y norteame- ricano. Pero, el antecedente del término es también la idea bolivariana de unidad continen- tal, el ideal unificador. Existe una América Latina que tiene rasgos comunes, históricos, po- líticos y socio culturales. A esta América se refieren muchas veces ambas novelas analiza- das. Como ya se ha dicho, son sincréticas, y tratan o mencionan algunos tópicos: colonia- lismo, hegemonía norteamericana, la corrupción, la violencia, la dependencia, la pobreza, la censura, etc. Según Di Tella 27 América Latina se diferencia del resto de otros países que también ha- bían sido alguna vez colonias, por el proceso del mestizaje que se dio entre los aborígenes y los europeos y los africanos. El mestizaje se dio tanto en el nivel racial como en el cultural. Así, el concepto "latinoamericanismo", precisamente por el proceso de mestizaje, muchas veces significa la búsqueda de identidad. Artuo Ardao afirma que el latinoamericanismo es en definitiva un nacionalismo, en cuanto a expresión de una verdadera conciencia nacional que se traduce en la búsqueda de la identidad. 28 Y según Arturo Andrés Roig29 el latino- americanismo es un programa de independencia tanto económico-política como cultural. Partimos de estas definiciones, según Di Tella: Este término designa la especialización en los estudios sobre América Latina. En sentido más profundo, define las actitudes y corrientes de pensamiento comprometidas en la inda- gación o afirmación de la entidad histórico-cultural de esta región, en la cual se funda- mentan las propuestas políticas de liberación nacional e integración continental. 30 Además, siempre ha vivido y vive en determinados sectores una América Latina como un proyecto a realizar, hoy probablemente ya no en el sentido de una integración oficial y de hecho, pero sí en el sentido de corrientes integradoras, de solidaridad, de búsqueda de una identidad propia dentro del mestizaje - el proceso que ha empezado a desarrollarse y que puede resultar satisfactorio dentro de un mundo cada vez más intercomunicado, globaliza- do, "regionalista" y, al fin y al cabo, "mestizo". Para América Latina sería necesario recono- cerse a partir de su mestizaje, lo afirma también Martín Hopenhayen. 31 27 Torcuato S. Di Tella (edit.): Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas, Buenos Aires: Puntosur, 1989, pp. 348-350. 28 Citado por Leopoldo Zea: "Prefacio". En: América Latina en sus ideas, op. cit. 29 Arturo Andrés Roig, op. cit., pp. 28-34. 30 Torcuato S. Di Tella (edit.), op. cit. 31 Martín Hopenhayn: "Desarrollo y mestizaje", El Cronista Cultural, lunes 8 de marzo de 1993. 143 Intentamos abarcar el concepto de América Latina -su unidad en la diversidad cultural latinoamericana- porque creemos que ambas novelas parten de América Latina y del lati- noamericanismo, es decir, de la unidad de diferentes países que tienen un marco histórico y cultural común y comparten una búsqueda de la identidad. Las novelas consideradas reproducen, modifican y critican valores y códigos vigentes en la sociedad: la relación hacia la mujer, el machismo, el personalismo, etc. La materia prima de ambas novelas son rasgos comunes de la región, sobre todo los negativos, los males que sufre el continente: dictaduras, dependencia, subdesarrollo, violencia y miseria ... l. Las intervenciones extranjeras y el imperialismo Este capítulo trata el referente real de las intervenciones, el medio más directo para im- poner o salvaguardar la hegemonía de las potencias extranjeras en esta región, sobre todo en este siglo, las de los Estados Unidos. La dominación extranjera es una de las causantes de la dependencia estructural de los países latinoamericanos y del subdesarollo. Las intervenciones directas e indirectas de las grandes potencias es uno de los temas cen- trales de las dos obras. Parcialmente explican la llegada al poder de los dictadores que no hubiera sido posible sin el apoyo de potencias extranjeras. Se refieren a varias intervencio- nes en diferentes épocas: Recurso del Método: describe el afrancesamiento de las capas gobernantes y luego la influen- cia y el intervencionismo norteamericanos, tanto militar, político, económico y cultural. El Otoño del Patriarca: en esta novela el extranjero juega un papel importante, como en toda la obra de García Márquez. Es el portador de los males, del desarrollo impuesto, de las in- tervenciones, de la explotación ... Su manera de denunciar no es tan directa como la de Carpentier. También él hace crítica a los extranjeros en boca del dictador mismo. Se refie- re a varios intervencionismos desde la conquista hasta el intervencionismo norteamericano. 2. La violencia y la represión Para sostenerse en el poder una dictadura ejerce la violencia, la represión y el terror, justi- ficándolo en la necesidad de reestablecer el "orden", el "progreso" o la "seguridad nacional". Si las intervenciones son un recurso para salvaguardar la hegemonía de una potencia neo- colonial en los territorios de mano de obra barata, rica en materias primas y débiles en cuan- to a la democracia, los golpes de estado son el instrumento interno que lo hacen posible. Ambos imponen la hegemonía del sector dominante. los actos de la fuerza no sólo son la matriz de la continuidad de una persona o familia, sino de sistemas políticos-electora/es que perpetúan un partido, una alianza o una clase. Los golpes y los actos de fuerza se dan antes o después de las elecciones, y si se conso- lidan con bases sociales renuevan el ciclo electoral bajo el mando dictatorial - hegemó- nico, hasta que el equilibrio de las fuerzas se rompe. 32 32 Pablo Gonzáles Casanova, p. 226, op. cit. 144 Ambas novelas ofrecen numerosos ejemplos de la violencia y la represión. La descrip- ción de tales escenas es el instrumento más eficaz para descubrir la cara horrorosa de una dictadura y para denunciarla. Hablamos de la represión institucional. El pueblo, en su mayo- ría marginado, es un escenario mudo. En la novela de Carpentier tenemos tres tipos de resistencia que el Primer Magistrado reprime con violencia: - rebeliones dentro del mismo ejército, - rebeliones de los estudiantes encabezada por el Doctor Luis Leoncio Martínez, - resistencia del Estudiante. El Patriarca es un desmesurado también en cuanto al uso de la represión y la violencia: - levantamientos de los generales, - la represión que sufre el pueblo. V. CONCLUSIÓN En síntesis, los escritores de América Latina y el Caribe tenemos que reconocer, con la mano en el corazón, que la realidad es mejor escritor que nosotros.33 [Gabriel García Márquez] Ambas novelas fueron editadas en los años 1974 y 1975, como respuesta al fenómeno del totalitarismo militar surgido en los años 1960, caracterizado por el inicio de la represión institucionalizada y para dar respuesta a la crisis económica. El optimismo de los años 1950 y el estímulo de la Revolución Cubana se perdieron en la violencia o debieron buscar su supervivencia en el exilio. Los autores han escogido un mundo sincrético, los dictadores no tienen nombres propios, tampoco los países. Ofrecen un modelo deducido de varios dictadores latinoamericanos situ- ados en el contexto latinoamericano. Eso les lleva a la universalización de los temas trata- dos. Sus dictadores son modelos, arquetipos, símbolos del poder que dominó y ha domina- do en la historia de América Latina. Lo hemos intentado demostrar con las numerosas refe- rencias a los hechos históricos, socio-políticos y culturales, que se encuentran en las nove- las. También es importante la experiencia personal de ambos autores como materia prima de sus ficciones. Ambos presenciaron y fueron víctimas de regímenes dictatoriales. García Márquez penetra en la psicología de su dictador desde la perspectiva mitológica, desde las creencias del pueblo, creadas a base de los hechos históricos que recrea, rehace y modifica. Por eso sitúa su narración en un tiempo cíclico que se repite hasta la muerte del dictador. No hay historia, no hay evolución, solamente existe el momento, cautivo de un tiempo externo indefinido. 33 Citado en Michael Palencia Roth, op. cit., p. 174. 145 Carpentier, a pesar de que también penetra en la psicología de su dictador, incluye más directamente elementos políticos, históricos y sociales. Introduce otros sectores sociales: estudiantes, obreros y hace numerosas alusiones a los hechos históricos concretos. Los de- marcadores históricos son quebrados con los indicios acrónicos. En su novela hay evolución, el dictador al final es derrocado. Las novelas analizadas no son más representativas de ambos autores. Hay novedades en el tema, pero casi no en la forma y tampoco en las técnicas narrativas. No problematizan la presentación de sus personajes, tampoco la historia ni la forma novelesca. No hay otros "grandes" personajes, tampoco tramas complejas (solo episodios). El narrador muchas veces está presente en los pensamientos de los dictadores. Ambas novelas nos llevan a la con- clusión de que sus dictadores son y han sido meras marionetas en manos de potencias extranjeras. La novela Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos representa una novedad en la novelís- tica sobre el dictador, entre otras razones porque cuestiona no solamente la historia oficial, sino también la escritura misma y el género de la novela. BIBLIOGRAFÍA SELECTA BENEDETTI, Mario: "El recurso del supremo patriarca", Casa de las Américas [La Habana], nº 98, sep.-oct. 1976, pp. 12-23. BEYHAUT, Gustavo y Hélene: Historia de América Latina (Tomo III). México-Argentina - Madrid: Siglo XXI Edit. (Historia Universal), 1986. CARPENTIER, Alejo: Recurso del método. Bogotá: Siglo XXI Editores, 1988. CASTELLANOS, Jorge y Martínez, Miguel A.: "El dictador hispanoamericano como personaje literario", Latin American Research Review, vol. XVI, nº 2, 1981, pp. 79-105. 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UJETNIKA NARODA: Patriarh v Patriarhovijeseni Gabriela Garcíe Márqueza in Prvi oblastnik v Rekurzu metode Aleja Carpentiera Kraj5a predstavitev diplomskega dela obravnava eno najbolj razvpitih tem latinsko- ameriskega druzbenega, politicnega in literamega zivljenja: diktaturo in diktatorja. Uvodnemu delu sledi semanticna, politicno-socioloska in zgodovinska razlaga termina diktator, ki pomeni sirsi okvir obeh obravnavanih romanov: Patriarhova jesen, kolumbij- skega pisatelja Gabriela Garcíe Márqueza in Rekurz metode Kubanca Aleja Carpentiera. Drugi del ju tematsko postavlja v okvir njune literame tradicije v primerjavi z drugimi romani o diktatorjih in diktaturi in navaja skupne znacilnosti tako v vsebinskih kot v obli- kovnih postopkih. V zadnjem poglavju skusamo pojasniti koncept "Latinska Amerika" na splosno, kot je predstavljena v obeh romanih pa z analizo dveh izstopajocih znaCilnostih: nasilja in intervencije tujih drfav in z njimi povezane kroniene odvisnosti Latinske Amerike. 147