Ines Troha Zagreb ELLOS SON EL FUTURO BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO: EL MUNDO IMA- GINATIVO DEL HOMBRE DE LA FRONTERA Ya desde la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, los deslumbrantes descubrimientos y conquistas dieron lugar al deseo de anotar las experiencias extrañas y hasta entonces no vividas, y de incorporarlas en la memoria colectiva. Por los caminos de los conquistadores volvieron a pasar toda una serie de cronistas y no hubo que esperar demasiado para que el recuerdo de la empresa cortesiana y de la conquista de la más suntuosa capital del mundo precolombino, fuera apuntado. Cortés llevó a cabo su empresa en 1526 y la Historia General de Las Indias de Francisco López de Gómara, uno de los cronistas de la conquista de México, fue publicada en 1552. Entre muchas obras inspiradas por una de las más "espectaculares" conquistas, llama la atención la que ya por su título pretende distinguirse entre las demás: Se trata de la Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo. Esta obra nos sorprende no sólo por su título, subrayando éste un adjetivo (verdadera) que debería ser inseparable del concepto mismo de la historia, sino también por la personalidad de su autor, ya que no podemos considerar corriente el hecho de que en el siglo XVI un soldado raso se pusiera a escribir una obra con pretensiones historiográficas, oponiéndose además a los cronistas oficiales. lQuién era este soldado que a los 56 años, que no eran pocos en aquel tiempo, se pone a escribir un relato tan ambicioso, recordando con una minuciosidad increíble las escenas de la ya remota conquista? lCuáles serían los móviles que le hicieron pasar los últimos años de su vida (porque soy viejo de más de ochenta y cuatro años y he perdido la vista y el oír) escribiendo con mucho celo su relato, ampliando y corrigiendo lo escrito? lQué es lo que formó el enfoque a través del cual él veía el Nuevo Mundo y el proceso mismo de la conquista? No es nada fácil identificar los elementos que formaron este enfoque, sobre todo los que tuvieron la influencia decisiva en la creación de los conceptos mentales de Bernal Díaz y de los demás conquistadores. La biografía de Bernal Díaz, siendo demasiado escasa, no nos ayuda mucho en cuanto al problema mencionado, porque de ella no se desprende claramente si el reflejo de algunas corrientes socio-culturales vigentes en la Europa de aquel entonces es puramente casual o indica el c:Onocimiento directo de éstas. El único procedimiento que nos queda es intentar reconstruir el 131 ambiente en el que surge la figura del conquistador español y tratar de definir los elementos que confluyeron en sus espectativas y en su percepción del Nuevo Mundo. Así llegamos a la Castilla de los principios del siglo XVI: Por un lado, está terminado el agotador y excesivamente largo proceso de la Reconquista y por el otro, los descubrimientos de Colón hacen más amplios los horizontes tlsicos hasta entonces conocidos. El hecho de que los dos acontecimientos históricos tuvieron lugar en el mismo año nos indica que el sucederse de las dos épocas no era nada gradual. Al contrario, el principio de la era moderna era algo repentino, sobre todo en España, lo que dejó claras huellas en la mentalidad del conquistador. Los españoles salen de la Reconquista orgullosos por la victoria conseguida, convencidos de que Dios está contento por los servicios que le hicieron y que les ayudaba todo el tiempo en su esfuerzo de expulsar a los infieles de las tierras cristianas. Su religiosidad y moral que iban formándose durante la Reconquista son medievales, épicas: Los siete siglos de luchas contra los árabes los llevaron a una intransigencia religiosa y un fervoroso fanatismo que no admitía dudas respecto a la fe. Su sistema ético fue el sistema de un típico guerrero medieval quien consideraba su carrera como la única digna y quien apreciaba las recompensas conseguidas por su audacia mucho más que las conseguidas por el trabajo manual y por el comercio, considerados propios de los infieles - los árabes y los judíos. La Conquista, a su vez, es ya una empresa típicamente renacentista y capitalista que está mucho más conforme con las tendencias europeas de aquella época, aspirantes a desarrollar todas las posibles fuentes de ganancias. El motivo económico es imprescindible cuando se habla de los móviles que empujaron al conquistador a emprender su viaje hacia las orillas del lejano Nuevo Mundo, y está fuertamente vinculado con el anhelo a la gloria personal, a la fama terrenal, que es un típico rasgo renacentista. Lo que mueve a Bemal Díaz a escribir su historia es precisamente el deseo de subrayar la importancia de la contribución de todos los soldados que participaron en la Conquista y, naturalmente, del papel que en este proceso jugó él mismo. Visto que esta contribución seguía siendo descuidada por los demás cronistas quienes atribuían los méritos por el éxito de la Conquista a Cortés, Bemal Díaz se siente invitado a presentar su versión de la verdad. Este deseo suyo nos da pruebas del aspecto renacentista de su personalidad, porque es obvio que a Bemal Díaz no lo consuela el posible reconocimiento por parte de Dios, no se contenta con la gloria que tal vez lo espera en el otro mundo; él quiere su recompensa material y moral ahora mismo. Al tratar de resumir los diferentes aspectos de su personalidad, se nos impone la conclusión de que es imposible definirlo como un hombre típicamente medieval o típicamente renacentista - él es hombre dela frontera y su modo de pensar refleja fielmente el conflicto producido por el confrontarse de las dos épocas tan distintas. Ap.alizando las características sea medievales o renacentistas que condicionaron el modo de pensar de Bemal Díaz y de sus compañeros, no podemos olvidar una, cuya influencia a veces resultaba sobrestimada y otras subestimada. Se trata de la influencia que respecto a su visión del Nuevo Mundo y de lo que allí los esperaba, ejerció la 132 literatura caballeresca. No debemos olvidar la importancia del papel que en este contexto jugó la invención de la imprenta. La imprenta fue introducida en España alrededor del año 1473 y cierto es que hizo accesible la lectura de los h"bros hasta a los menos cultos. Las novelas de la caballería gozaban de la popularidad enorme en toda Europa, pero si recordamos el ambiente espiritual en España y el gusto tradicional de los españoles por los motivos épicos y por el romance popular, no nos sorprenderá el hecho de que este género alcanz.ó su cenit precisamente aquí. A pesar de las protestas de los moralistas contra las historias mentirosas, los h"bros de caballería los leían todos, aun las personas más distinguidas de la época, como por ejemplo, el emperador Carlos V e Ignacio de Loyola. Tumpoco el analfabetismo era obstáculo, ya que los que sabían leer leían las novelas a los demás. Es lógico suponer que este nuevo público se dejara impresionar fácilmente por la magia del texto impreso cuya autoridad era tan fuerte que no admitía dudas de su veracidad La credulidad con que la gente común aceptaba las hazañas de los caballeros andantes es un reflejo del todavía no superado dogmatismo medieval, pero la reacción que las novelas caballerescas provocaron, es decir la disposición de los conquistadores españoles a lanzarse a la aventura, a partir a las tierras lejanas e incógnitas en la dirección que, sólo unos años atras llevaba a finis terrae, era muy renacentista. Es verdad que escasean las pruebas documentales que podrían apoyar la tesis de que los conquistadores concibieron la Conquista como realización de una aventura caballeresca, lo que es debido probablemente a la consciencia de las desaprobaciones que provocaron estas novelas. Pero, si un hombre culto como Cortés calla de las fuentes que lo indujeron a obligarse en el contrato que concertó con Diego Velá7.quez a buscar la tierra de las amazonas (ubicada por Garci-Rodríguez de Montalvo, el autor de Sergas de Esplandián, a la derecha de Las Indias), Bemal Díaz, mucho más ingenuo y mucho menos culto que su capitán, exclama entusiasmado por la escena que surge delante de sus ojos: ... y desde que vimos tantas ciudades y villas pobladas en el agua, y en tierra firme oúas grandes poblazones, y aq_uella calzada tan derecha y por nivel como iba a México, nos quedamos admira.dos, y decíamos que parecía a las cosas de encantamiento que cuentan en el librodeAmadís ... 1 La espontaneidad de su comparación con las descripciones que se encuentran en el Amadís de Gaula, comprueba por un lado el buen conocimiento del libro mencionado y no sólo por parte de Bemal Díaz,sino también por parte de sus compañeros (el pluralnosoúos) y por otro lado deja la impresión deque Bemal Díaz todo el tiempo esperaba ver una escena semejante, una escena que lo haga recordar su lectura preferida, ya que, como hemos tratado Berna! Díaz del Castillo, Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, edición crítica por Carmelo Saenz de Santa María, Madrid, C.S.l.C., 1982. 133 de explicar antes, es muy probable que sus expectaciones en cuanto al mundo que iba a encontrar, han sido condicionadas por la lectura de las novelas caballerescas. Pero, aunque el Nuevo Mundo es muy diferente de todo lo que Bernal Díaz conocía, no corresponde exactamente a lo que esperaba encontrar allí. Obviamente desengañado porque las riquezas halladas no se parecían demasiado a las riquezas descritas en las historias de los caballeros andantes dice Bernal Díaz: ... y también como veíamos que en todos los pueblos de la redonda de México no tenían minas de oro ni algodón ni cacao, sino mucho maiz y magileyales, de donde sacaban el vino, y a esta causa la teníamos por tierra pobre, y nos fj.dmos a otras provincias a poblar, y en todas fuimos muy engañados. 2 Considerados los hechos mencionados, no es dificil imaginar el dolor que le provocó a este hombre desilusionado la lectura de la Hzstoria General de Gómara quien le negó la única satisfacción que el viejo soldado tenía: la consciencia de la propia contnbución al éxito de la Conquista. En cuanto a la recompensa material, Bemal Díaz logró obtener lo que según su opinión le pertenecía, sólo después de haber emprendido dos viajes a España (en 1538 y en 1552) donde, ayudado por un pariente suyo, consiguió el cargo de corregidor y encomiendas. Parece que se apoderó de un ejemplar de la Historia General precisamente durante su segunda estancia en España, puesto que la obra de Gómara fue publicada en z.aragoza en 1552. La convicción de que el testimonio de un testigo presencial, de una persona que tomó parte en los eventos descritos, es mucho más auténtico que la versión ofrecida por una persona que escribía su relato cobijada, protegida y según los informes que recibía, le dio la fuerza suficiente para superar las dificultades que le imponían su modesta educación y su edad, así que, con estar casi ciego y todo, logró concluir su obra hacia 1576. Su rebelión contra el criterio de autoridad, contra un cronista oficial, es un rasgo muy renacentista, o más precisamente, erasmista. Pero, su erasmismo es más bien el reflejo del contexto espiritual de la época (puesto que las ideas erasmistas tenían gran prestigio en la España de aquel tiempo) que del conocimiento directo de la obra erasmiana El fruto de su rebelión, laHistoria verdadera es, en sus rasgos más importantes, una obra renacentista: en ella, esbozando toda una serie de personajes con fuerte matiz individual y describiendo los acontecimientos pasados con una minuciosidad y vivacidad sin parecido en las demás crónicas, Bemal Díaz logró superar el esquematismo de la literatura medieval y las estilizaciones propias de la novela caballeresca. Al fin, quisiéramos subrayar el hecho de que la obra misma, es decir su decisión de escribirla, es un rasgo renacentista por excelencia, que nos indica que se trata de un hombre de la nueva era, muy seguro de sí mismo, de sus convicciones y de su derecho de exponerlas. 2 ibídem. 134