Polonca Kocjančič Universidad de Ljubljana ACERCA DE LA MACROESTRUCTURA Y LA MICROESTRUCTURA EN EL DICCIONARIO BILINGÜE 1. Introducción Los lexicógrafos producen obras de referencia de distintos tipos; el resultado más extendido de su actividad son los diccionarios generales (Ilson, 2002: 331). En la introducción los diccionarios bilingües se clasifican según la tipología general de los diccionarios, se presentan sus características y se explica la relación entre los tipos de diccionarios bilingües y los destinatarios. En las dos partes siguientes, se presentan varios aspectos de la macroestructura y la microestructura en el diccionario bilingüe. Este artículo no pretende dedicarse al tema de las tipologías que se pueden construir de maneras variadas. Se seleccionará una de las tipologías más generales para exponer un marco para la colocación primaria de los diccionarios bilingües generales. Según Svensén (Svensén, 1993: 18), se puede construir una tipología de diccionarios según las características de los diccionarios mismos. Para la finalidad de este trabajo, se presentan aquí tres categorías básicas: - el diccionario monolingüe/bilingüe - el diccionario para el uso activo/pasivo - el diccionario semasiológico/onomasiológico 1.1. El diccionario monolingüe/bilingüe Un diccionario monolingüe explica el significado o significados de una entrada mediante las definiciones. Dependiendo de los destinatarios y de la intención del diccionario, la estructura y el lenguaje de las definiciones pueden variar muchísimo - desde las más abreviadas definiciones por medio de un sinónimo hasta las definiciones en una frase entera (en inglés llamadas full-sentence definitions, desarrolladas a partir de los años ochenta del siglo pasado por Sinclair (Sinclair 1987)), seguidas por las definiciones enciclopédicas. Un diccionario bilingüe, por otro lado, principalmente da equivalencias en la lengua de destino. Su estructura y mecanismos de explicación varían mucho según la intención del diccionario, lo que este artículo tratará más adelante. 1.2. El diccionario para el uso activo/pasivo El uso activo o pasivo de un idioma se refleja en varios tipos de diccionarios. Por consiguiente, los diccionarios monolingües se dividen en dos grandes grupos: los diccionarios pasivos destinados a los hablantes nativos de un idioma y los diccionarios activos destinados a los hablantes no nativos. Los diccionarios bilingües, por otro lado, se dividen básicamente en tres grupos: - diccionario pasivo - de una lengua extranjera (o L2) a una lengua materna (o L1) - destinado a la comprensión de textos o enunciados en una lengua extranjera (tiene la función descodificadora) - diccionario activo - de una lengua materna (o L1) a una lengua extranjera (o L2) -destinado a la producción de textos o enunciados en una lengua extranjera (tiene la función codificadora) - diccionario bidireccional - este combina las características del diccionario activo y pasivo y, puesto que en la mayoría de los casos se trata de dos diccionarios (de L2 a L1 y de L1 a L2) en un libro, intenta satisfacer las cuatro necesidades de los usuarios (de L2 a L1, uso activo y pasivo, y de L1 a L2, uso activo y pasivo; en inglés bidirectional bifunctional dictionary (Atkins, 2002: 25)) Cada tipo de diccionario tiene sus ventajas y desventajas. Los dos primeros - el diccionario bilingüe pasivo y el activo, que son unidireccionales (Haensch, 1982: 513), pueden ser muy buenos para las funciones primarias a las que están destinados, pero no pueden satisfacer las necesidades de los grupos de usuarios que quisieran usar el diccionario con la intención opuesta a la destinada, aunque la combinación de los dos idiomas es correcta. Así, por ejemplo, un diccionario español-inglés pasivo sirve muy bien a los hablantes nativos de inglés, pero carece de información suficiente para los hablantes nativos del español que quisieran usar el diccionario para los procesos productivos en inglés. Asimismo un diccionario español-inglés activo sirve a los hablantes nativos de español y sus necesidades productivas en inglés, pero no puede servir en la misma medida a los usuarios ingleses para el uso pasivo del español. Este hecho influye también en la vida de un diccionario en el mercado: un diccionario activo o pasivo tiene menos destinatarios que un diccionario bidireccional, pero puede servir a sus destinatarios primarios mejor. El diccionario bidireccional fue desarollado para satisfacer las cuatro necesidades de los usuarios: tanto las necesidades activas como las pasivas de los hablantes nativos de los dos idiomas. Por ejemplo, en la introducción al diccionario The Oxford Hachette French Dictionary (Corréard, Grundy, 1996) se explican claramente las cuatro funciones: In designing this dictionary we have ensured that every entry provides as much information as possible for each of the following users and tasks: - the native English speaker trying to understand French, - the native English speaker trying to write or speak French, - the native French speaker trying to understand English, - the native French speaker trying to write or speak English.1 Así el diccionario bidireccional tiene la ventaja de disponer de un público meta más numeroso, pero a la vez, la búsqueda de una proporción óptima entre la descripción lexicográfica y el espacio disponible de un diccionario es un verdadero malabarismo; hoy día, los diccionarios están todavía bastante limitados en este respecto por ser publicados primero en uno o varios libros y sólo después o, en el mejor de los casos, simultáneamente se publican en un medio electrónico. Si hay informaciones suficientes para cumplir la función pasiva de L2 a L1, habrá muy probablemente informaciones todavía escasas para 1 Al diseñar este diccionario, nos hemos asegurado de que cada entrada proporocione el máximo de información posible para cada uno de los siguientes usuarios o cada una de las siguientes tareas: - el hablante nativo inglés que trata de entender francés, - el hablante nativo inglés que trata de escribir o hablar francés, - el hablante nativo francés que trata de entender inglés, - el hablante nativo francés que trata de escribir o hablar francés. la función activa de L1 a L2 - aunque los lexicógrafos sean muy conscientes de su peliaguda tarea. Sin embargo, el desarrollo del diccionario bidireccional ha sido enorme e innegable en los últimos años (Atkins, 2002: 1-29)2. 1.3. El diccionario semasiológico/onomasiológico Las unidades léxicas se presentan en una macroestructura, es decir en una sucesión de artículos independientes o entradas. Las entradas tienen que ser ordenadas de tal manera que el usuario pueda encontrarlas siguiendo un algoritmo explícito. Así, existen diccionarios semasiológicos, que siguen el principio «del significante al significado». En estos, la ordenación típica es el orden alfabético, que tiene la gran ventaja en cuanto a la rapidez y simplicidad a la hora de buscar una entrada, pero por otro lado no se tienen en cuenta las relaciones semánticas dentro del vocabulario. Para hacer una búsqueda en el diccionario semasiológico, el usuario ya tiene que conocer la forma de la palabra buscada. Pero, muchas veces, al usar la lengua (materna o extranjera) el usuario no conoce la palabra que quiere encontrar, o conoce una palabra similar, o sólo tiene el contexto como punto de partida para la búsqueda de una expresión. En tales casos, pueden ayudar los diccionarios onomasiológicos, también llamados ideológicos o de ideas afines. La idea principal se describe bien en el prólogo al Roget's International Thesaurus (Chapman, l992: xii): The thesaurus is a device for finding specific words or phrases for general ideas. /.../ You use a thesaurus when you have an idea buy do not know, or cannot remember, the word or phrase that expresses it best or when you want a more accurate or effective way of saying what you mean.3 Los diccionarios onomasiológicos siguen el principio «del significado al significante», ordenando las familias de palabras en una elaborada red de categorías, clases y subclases, tratando de encontrar la aproximación más funcional al mundo real. Hay dos problemas mayores de los diccionarios onomasiológicos: los usuarios necesitan tiempo para acostumbrarse al sistema de las categorías, y tienen que poseer ciertos conocimientos lingüísticos para usar este tipo de diccionario plenamente. Debido a estas razones principales, se ha promovido y usado mucho más el orden alfabético como método de organización de entradas. 2 Según la autora, las cualidades generales de los mejores diccionarios combinados de hoy son: - contener una abundancia de informaciones - ser un trabajo de alta calidad - ser las necesidades de los usuarios de primordial importancia Aún así sus deficiencias son más numerosas (pero también más particulares): - redundancia - lagunas en cobertura - posibilidades limitadas en la selección de las equivalencias para el usuario - distorsión del análisis de la lengua de origen por las necesidades de la lengua de destino - informaciones restringidas - falta de posibilidades de colocación - metalenguaje restringido: abreviaciones, códigos, símbolos - imposibilidad de inclusión de un diccionario ideológico completo - ausencia de dimensiones multilingües El diccionario ideológico es un dispositivo para encontrar palabras o locuciones específicas para ideas generales. /.../ Se consulta el diccionario ideológico cuando se tiene una idea pero no se sabe, o no se puede recordar la palabra o locución que la exprese de la mejor manera, o, cuando Ud. se quiere expresar con más precisión o efecto. En este contexto hay que mencionar también un diccionario «híbrido», que combina tanto el principio semasiológico como el onomasiológico - es el Longman Language Activator (Summers, 1993 o ediciones posteriores). Tiene una organización 'radicalmente diferente' (Summers, 1993: F7): las entradas en orden alfabético tienen las remisiones a las así llamadas palabras clave, donde se explica toda una familia de palabras relacionadas con la palabra clave. Así, la finalidad del diccionario es ayudar al usuario con sus necesidades activas, partiendo de una palabra que el usuario conoce y llevándolo a todo un grupo de palabras similares que le pueden servir mejor en el proceso productivo. 2. El diccionario bilingüe 2.1. El lugar que ocupa el diccionario bilingüe El diccionario bilingüe es uno de los diccionarios más difundidos. De ningún modo se debe ignorar el papel enorme e incontestado que desempeñan los diccionarios monolin-gües de todos los tamaños posibles cuando una comunidad lingüística tiene la necesidad de la descripción y documentación de su idioma. También, son un instrumento importantísimo en la educación formal y autodidacta. Pero el diccionario bilingüe tampoco debe ser subestimado: es un puente entre los hablantes de dos idiomas diferentes, cercanos o lejanos. Y, aunque una comunidad lingüística use diccionarios monolingües como una de las bases de su identidad, los diccionarios bilingües en realidad han tenido un papel primario en la formación y desarrollo de los idiomas modernos. También han ayudado a afirmar otros idiomas, puesto que un diccionario bilingüe coloca los dos idiomas en un mismo nivel - por eso también son importantes en la política lingüística. Además de tener estos aspectos generales, los diccionarios bilingües son imprescindibles para los usuarios que quieren o deben comunicar con un público extranjero: lo más importante para ellos es que el diccionario les ofrezca el material necesario - traducciones, locuciones etc. - que puedan usar inmediatamente. Si examinamos brevemente la enseñanza de las lenguas extranjeras en las últimas décadas, podemos comprobar que en el aula se ha promovido mucho más el uso del diccionario monolingüe. La razón es, en primer lugar, el método directo, que estimula el uso del diccionario monolingüe tan pronto como el estudiante pueda usarlo. En segundo lugar, el diccionario monolingüe destinado a los estudiantes de una lengua extranjera puede usarse por hablantes de varios idiomas estudiando un mismo idioma extranjero (tiene más destinatarios). En tercer lugar, la lexicografía monolingüe avanzó más rápidamente también por razones muy prácticas: al producir un diccionario monolingüe, se necesitan datos sólo sobre un idioma, mientras que en la producción de un diccionario bilingüe hay que cubrir dos idiomas (buscando datos para ambos y aplicando el análisis contrastivo entre los dos idiomas en cuestión). Además, los corpus de referencia se han usado antes en la producción de los diccionarios monolingües que en la de los bilingües - prácticamente hasta los años noventa del siglo pasado no se usaban en estos últimos. Sin embargo el diccionario bilingüe también puede ser organizado de tal manera que no sólo funcione a favor de la tendencia natural de los estudiantes (o del ser humano en general) que es la de obtener una traducción con el menor esfuerzo posible, sino que en realidad ayude ampliamente en el aprendizaje de un idioma extranjero (pensamos aquí en el concepto del diccionario bilingüe escolar y del diccionario activo para el público general, mencionado arriba). Es obvio que el proceso de búsqueda de traducciones por medio de las definiciones en un diccionario monolingüe de un idioma extranjero - es decir por medio del significado - es deseable y necesario: es una de las maneras de buscar las equivalencias de significado en los dos idiomas. El usuario también debería ser más consciente de dos aspectos: - los diccionarios y sus definiciones o equivalencias son necesariamente limitados por su naturaleza y, por eso, imperfectos - son siempre sólo una aproximación vaga del mundo real (Manley, Jacobsen, Pedersen, 1998: 281-302), - en los diccionarios siempre habrá errores explícitos y palabras fantasma, algunas incluso intencionadas (Haensch, 1982: 431): El hecho de que muchos diccionarios hayan sido confeccionados sobre la base de otros existentes ha tenido la consecuencia fatal de que, a través delos siglos, se han ido transmitiendo muchos errores de un diccionario a otro. Así nacieron /.../ las llamadas 'voces fantasma' (en inglés 'ghost words') que aparecieron en ciertos diccionarios por errores de copia o de interpretación o incluso como creaciones arbitrarias de ciertos autores para justificar etimologías inventadas por ellos /.../. Siempre es aconsejable consultar otras fuentes, buscar otras maneras para conseguir el mejor resultado y no tener en cuenta el (erróneo) mito del diccionario como una fuente de informaciones impecable. En resumen, al usuario que se encuentra en una situación bilingüe, nada le ayudará en el acto de traducir más que una equivalencia en la lengua de destino. El hecho es que el usuario puede encontrar una definición de la palabra en cualquier diccionario monolin-güe o puede incluso ya saber qué significa, pero no se le ocurre la expresión en la lengua de destino, materna o extranjera. Y este es el punto donde se manifiesta el valor inapreciable de un diccionario bilingüe de calidad. 2.2. Tamaños y características En el mundo existe una abundancia de diccionarios bilingües, desde los más pequeños, que ofrecen al usuario sólo las traducciones más elementales, hasta los diccionarios bilingües más complejos y con mucho material ilustrativo. Además, hay que mencionar aquí la existencia de muchísimos diccionarios terminológicos de muy variados tamaños y características. Pero, de todo este caudal de posibilidades, el deseo aquí es presentar los tamaños y características principales de diccionarios bilingües generales (el número de entradas sirve de ilustración) (Svensén, 1993: 36, 37): 2.2.1 Diccionario de bolsillo (de 5.000 a 15.000 entradas) Este tipo de diccionario bilingüe es muy breve y simplificado, limitado en su tamaño, intención y destinatarios. Típicamente se produce para viajeros y las informaciones presentadas se eligen teniendo en cuenta este grupo. 2.2.2 Diccionario pequeño (de 15.000 a 35.000 entradas) Tendría que incluir sólo las acepciones básicas del vocabulario básico - o, dicho de un modo sencillo, las palabras cotidianas que cada usuario de una lengua materna conoce. El vocabulario técnico debería aparecer sólo en casos cuando un término ha sobrepa- sado claramente la línea entre el vocabulario técnico y el general y es parte de la vida cotidiana (por ejemplo cajero automático, liposucción, agujero negro, base de datos). Más que el número de entradas importan las acepciones básicas explicadas de tal modo que el usuario pueda utilizarlas con confianza, ya que de poco le sirve al usuario si un diccionario da sólo, para una palabra común y corriente, una traducción que el usuario ya pueda conocer, si no explica sus características y locuciones más corrientes que pueden tener otras equivalencias en la lengua de destino. Como en los diccionarios bidireccionales mencionados más arriba, un diccionario pequeño parece ser, entre los tres tamaños tratados aquí, el más vulnerable a las limitaciones espaciales de las páginas de un librito, por eso en el proceso de su producción hay que seguir minuciosamente los criterios definidos por una firme política editorial. 2.2.3 Diccionario medio (de 35.000 a 60.000 entradas) Las acepciones básicas del vocabulario básico deberían estar todavía en el centro del análisis lingüístico pero de un modo más profundizado - con más material ilustrativo y la fraseología frecuente. El vocabulario técnico debería ser todavía bastante escaso; en general, tendría que incluir la terminología que se aprende en las escuelas hasta el nivel de los estudios universitarios. Si un diccionario de este grupo está al límite superior en cuanto al número de entradas y si es de calidad, ya puede satisfacer las necesidades tanto del traductor como del docente, del estudiante de cualquier nivel y de los hombres y mujeres de negocios. 2.2.3 Diccionario grande (más de 60.000 entradas) En este tipo de diccionario se incluye aún más material léxico general, al igual que el especializado, con especial énfasis en el léxico general. Esto quiere decir, por ejemplo, que en una entrada, como regla general, primero será presentada la acepción general y sólo después la técnica. Es habitual que se incluya también una cierta proporción del material enciclopédico, tanto al nivel de la macroestructura (por ejemplo los nombres propios), como al nivel de la microestructura (por ejemplo definiciones cortas cuando se trata de un término técnico con una traducción etimológicamente igual). 3. La macroestructura Al nivel de la macroestructura, que concierne la lista de entradas en un diccionario, se plantean dos preguntas básicas: - ¿qué puede constituir una entrada? - ¿cómo se presenta u organiza una lista de entradas? La primera pregunta trata el tema de cuáles son las unidades candidatas para la inclusión o exclusión en una lista, y la segunda trata la organización de la lista de entradas en cuanto a la homonimia y polisemia (cuáles van al nivel de la macroestructura y cuáles al nivel de la microestructura - y dónde dentro de las dos posibilidades). Según Haensch, hay cuatro criterios que determinan de manera decisiva la selección de entradas de un diccionario (Haensch, 1982: 396): A tres de ellos podríamos llamar 'externos': su finalidad (descriptiva, normativa, etc.), el grupo de usuarios al que va destinado (especialistas, traductores, alumnos de bachillerato, público culto, etcétera) y su extensión. El cuarto, de índole 'interna', es el método de selección de unidades léxicas según principios lingüísticos, pero siempre de acuerdo con los otros tres criterios. 3.1. Unidad léxica El tipo más conocido de la unidad léxicamente pertinente es la unidad léxica, que es constituyente del sistema léxico, o vocabulario, de un idioma; la unidad léxica más conocida es una palabra. En un diccionario bilingüe, la forma de una unidad léxica concierne sobre todo el algoritmo según el cuál el usuario encuentra una entrada concreta y la información que sobre ella quiere. Para la inclusión de una unidad léxica en la lista de entradas, el criterio principal tendría que ser su contenido. No se trata aquí tanto de la inclusión o no inclusión de palabras sueltas, sino de la decisión de índole sistemática sobre la inclusión o no inclusión de las unidades léxicas más pequeñas que la palabra (por ejemplo los prefijos y sufijos) y de las unidades léxicas más grandes que la palabra (por ejemplo los sustantivos compuestos, frases verbales y diversas unidades fraseológicas). En este contexto, hay que decidir también sobre el tratamiento de las siglas, abreviaturas y nombres propios, reales o ficticios. Las posibilidades son varias: 3.1.1 Las palabras sueltas se incluyen definitivamente al nivel de la macroestructura, por ejemplo caza, puente, hervir. Las palabras derivadas ya no necesariamente aparecen como entrada sino pueden ser incluidas como subentrada. Pueden tener algún tratamiento lexicográfico, o simplemente se pueden enumerar al final de la entrada (en inglés run-on entries). El Diccionario de uso del español (Moliner, 1998), por ejemplo, ha introducido, junto a la clasificación alfabética, una reagrupación por familias de palabras, aunque ésta rompe la ordenación alfabética (Haensch, 1982: 165). 3.1.2 Las unidades más pequeñas que la palabra, sin embargo, presentan varias posibilidades. En un principio, hay que dividir estas unidades en las que traen contenido de naturaleza gramatical (género, número, persona, etc.) - por ejemplo -a, -s, -amos - y en las que traen contenido de naturaleza léxica (que tienen algún significado) - por ejemplo anti-(que significa «opuesto» o «con propiedades contrarias» (DRAE, 1995)), contra-, -fobo. En general, las de naturaleza gramatical no se incluyen en la lista de entradas por ser parte del sistema gramatical de un idioma, mientras que las léxicas pueden o no incluirse en la lista. Por ejemplo, en un diccionario bilingüe pasivo pueden no estar incluidos los prefijos y sufijos como entradas sino sólo cuando se manifiestan como partes de palabras concretas; por ejemplo, no se incluiría «anti-» sino las palabras que contienen el prefijo - antialérgico, antiarrugas, antirrobo etc., porque un usuario no encontraría sólo un prefijo en un texto o enunciado. Un diccionario bilingüe activo o bidireccional, por otro lado, puede incluir el prefijo o sufijo, explicarlo y además incluir las palabras concretas que contienen el prefijo o sufijo. 3.1.3 Las unidades más grandes que la palabra también tienen varias posibilidades4, pero 4 Por ejemplo, caza mayor y caza menor aparecen en el DRAE (Diccionario de la Real academia española, 1995) y en el Collins Spanish Dictionary (Butterfield, 2003) como subentradas en la entrada caza, mientras que aparecen como entradas en el diccionario bilingüe The Oxford Spanish Dictionary (Carvajal, 2003). en general, los sustantivos compuestos se incluyen en la lista de entradas, las frases verbales pueden ser parte de la lista de entradas o pueden ser incluidas como parte separada del verbo principal, mientras que las locuciones, refranes y frases hechas forman siempre parte de la entrada, en una sección aparte o incluso bajo las acepciones más cercanas. Lo más difícil en este proceso es averiguar cuándo una unidad fraseológica ya pasó la línea de idiomaticidad y no debería incluirse bajo una de las acepciones sino dentro de una sección aparte. Bajo las acepciones se incluyen también las colocaciones (son un grupo de palabras con cierto sentido que tienden a ocurrir juntos (Svensén, 1993: 99)). 3.1.4 Las siglas y abreviaturas, que tradicionalmente se incluían en los diccionarios dentro del apéndice, hoy día comúnmente se incluyen directamente en la lista de entradas. El problema con muchas entradas de este tipo es que provienen de un contorno diferente, lo que no coincide con el principio de que la traducción de una sigla o abreviatura también tendría que ser una sigla o abreviatura. Por eso, a menudo hay que optar por una definición corta en la lengua de destino, o, aún solo la expansión en la lengua de origen5. 3.1.5 Los nombres propios (que también tradicionalmente se presentaban en el apéndice) exigen primero que se definan criterios exactos de qué es un nombre propio para las necesidades lexicográficas, y segundo, si se establece que cierto nombre propio es candidato para la inclusión, hay que definir otras condiciones de inclusión o exclusión, por ejemplo el de equivalencias en los dos idiomas. Por último pero no por eso menos importante se plantea una pregunta clásica en cuanto a la macroestructura: ¿cómo averiguar cuáles son las palabras sueltas que tendrían que presentarse en una lista de entradas concreta y limitada? Claro está que los criterios generales expuestos más arriba al hablar de tamaños y características de los diccionarios bilingües son una orientación práctica, pero todavía abstracta; a la hora de preparar una lista, lo que es de enorme ayuda es un corpus de referencia. Hoy la producción de un diccionario sin ese utilísimo instrumento es inimaginable, aunque hay que utilizar la información que trae con prudencia y conocer los riesgos de su utilización desprevenida (Gorjanc, 2002). 3.2 Homonimia y polisemia Tratando el tema acerca de qué unidades léxicas constituyen una entrada, hay que ocuparse de las unidades léxicas que tienen una sola forma y varios significados, como también de las combinaciones de palabras lexicalizadas. Si los lexemas representan significados diferentes de una 'misma' palabra, se habla de polisemia - van al nivel de microestructura. Si los lexemas se consideran como dos palabras diferentes, se habla de homonimia, lo cual se trata al nivel de macroestructura, en varias entradas. 5 En The Oxford Spanish Dictionary (Carvajal, 2003), la entrada OTAN no presenta dificultades: tiene una expansión «Organización del Tratado del Atlántico Norte» y una traducción al inglés «NATO». Pero sí hay algunas dificultades por ejemplo con la entrada PSOE, donde aparece la expansión sin una traducción aproximada al inglés, pero se utilizó una nota de uso (de cuatro líneas) para exlicar la entrada, lo que parece aceptable. Pero, los puntos problemáticos son las entradas tipo PT, PST, donde aparece sólo una expansión, sin otro remedio para el usuario; aquí, el diccionario bilingüe deja al usuario en una situación monolingüe, dándole sólo una definición. Hay varios enfoques para enfrentar el tema de homonímia y polisemia (Svensén, 1993: 200-207): - etimológico: los lexemas que tienen la misma grafía y origen diferente (por ejemplo germánico, románico), se consideran homónimos y van en entradas separadas; - semántico: los lexemas que tienen la misma grafía y significados bastante diferentes, se consideran homónimos. Aquí, es difícil establecer criterios firmes para el tratamiento en una o varias entradas; - combinatorio y morfosemántico: los lexemas que tienen la misma grafía y los mismos rasgos formales se consideran homónimos; en este caso, los diferentes significados, aunque pertenecen a la misma categoría gramatical, se explican en varias entradas. - formal: los lexemas que tienen la misma grafía y más de una categoría gramatical se consideran homónimos; por ejemplo, un lexema que puede ser sustantivo o adjetivo se trata en dos entradas. En un diccionario bilingüe, en el que importan las equivalencias en la lengua de destino, lo más práctico es tomar el contenido como criterio principal, pues los lexemas con una misma grafía, que tendrían que aparecer en dos o más entradas por razones enumeradas arriba, se tratan en una sola entrada. Este enfoque trae consigo una microestructu-ra basada en las categorías gramaticales y por eso un poco más complicada. En relación con este enfoque está también el enfoque formal, que también resulta útil en un diccionario bilingüe, puesto que, dentro de tal estructura, sólo se trata la semántica de la entrada a pesar de los rasgos en los que se basan los primeros tres enfoques. Estos resultan muchas veces poco prácticos en un diccionario bilingüe (Svensén, 1993: 201-204, Haensch, 1982: 467). Además del criterio expuesto arriba, se pondrían dos entradas también cuando dos palabras homógrafas tienen dos pronunciaciones, pero este caso en español no se da. 4. Microestructura En la microestructura de un diccionario, una de las preguntas principales es cómo organizar las informaciones para que el usuario pueda encontrarlas; el enfoque tradicional se centraba en la eficiencia lexicográfica, no prestando mucha atención al usuario. En la actualidad, las necesidades de los usuarios son primordiales también al nivel de la microestructura, y el lexicógrafo debe preguntarse cómo va a organizar las informaciones dentro de un artículo para que sean útiles para el usuario. Es importante cómo y dónde el usuario va a encontrar lo que busca. Forma y contenido. La relación entre la forma y el contenido en un diccionario bilingüe puede ser explicada más adecuadamente por medio de la correspondencia entre las equivalencias. Teniendo en cuenta los dos idiomas, hay que aplicar el análisis contrasti-vo (Ilson, 2002: 338). El propósito de la distribución de las acepciones no es demostrar la estructura de las acepciones de la lengua de origen (Svensén, 1993: 159). En cambio, la meta de un diccionario bilingüe tendría que ser la traducción de la lengua de origen a la lengua de destino. Las acepciones tendrían que ser el resultado de una interacción continua entre los significados de la lengua de origen y las posibles equivalencias en la lengua de destino (según el modelo de Ilson): correspondencia al nivel de dos idiomas (número de unidades léxicas) expresión española expresión eslovena una - una penicilina penicilin una - varias moneda kovanec; valuta varias - una (construcción) grúa (zoología) grulla žerjav varias - varias tojo, aulaga bodičevje, uleks, koseničica 4.1 Los elementos dentro del artículo En general, las partes de un artículo son: - vocablo cabeza de artículo y sus variantes - información sobre la pronunciación, inflexión y categoría gramatical - la distribución sintáctica - la distribución semántica - las secciones aparte: fraseología Además, existen otras posibilidades de descripción como el dibujo y notas de uso más largas. El vocablo cabeza es la puerta a un artículo, puesto que el usuario ya tiene que conocer su forma escrita para poder encontrar más informaciones. En el apartado siguiente se tratan las características del vocablo cabeza que pertenecen al artículo entero. Por ejemplo, se tratan el género, número, inflexiones, formas irregulares, pronunciación. A este nivel se puede encontrar también la información sobre la categoría gramatical y los indicadores (se indica por ejemplo que se trata de una palabra familiar). Después de este apartado inicial, hay varias posibilidades: si hay sólo una categoría gramatical, ya ha sido presentada en el apartado anterior y ya se puede proceder a la distribución semántica del artículo. En cambio, si hay varias categorías gramaticales, cada una presenta el marco para las acepciones individuales. Detrás de este apartado central, hay secciones adicionales, que incluyen los modismos, refranes, verbos con partícula etc. Ejemplos: madrugar 1 vi (levantarse pronto) to get up early. 2 vi (adelantarse) to get there first. 3 vi (ocurrir pronto) to come out early. • a quien madruga Dios le ayuda the early bird catches the worm. • no por mucho madrugar amanece más temprano time must take its course. /... / luna 1 nf (satélite) moon. 2 nf (cristal) window pane; (de coche) window; (de ventana) glass. 3 nf (espejo) mirror. 4 nf (de uña) half-moon. • dejar a la luna de Valencia to thwart, disappoint. • estar en la luna fam to be miles away. • pedir la luna fam to ask for the moon /.../ ■ luna creciente waxing moon. ■ luna llena full moon /.../. (VOX Advanced English Dictionary, English-Spanish / Español-Inglés) 4.2 Los elementos dentro de las acepciones Para la presentación de un significado en un diccionario bilingüe, el lexicógrafo tiene a mano varios instrumentos. Dentro de las acepciones individuales, hay dos partes centrales: - la sección de traducciones individuales y - el material ilustrativo: ejemplos de uso Ejemplo: sapo2 masculino A (Zoología) toad; echar sapos y culebras por la boca (familiar) to curse and swear, to eff and blind (inglés británico familiar); sentirse como sapo de otro pozo (Río de la Plata familiar) to feel like a fish out of water (familiar); tragar sapos (familiar) to grin and bear it B 1 (América del Sur) (juego) game in which players throw coins into the mouth of a model toad 2 (Chile) (en el billar) fluke (The Oxford Spanish Dictionary, Carvajal 2003) a. La sección de traducciones. Lo esencial dentro de este apartado son las equivalencias, porque son lo que busca principalmente el usuario, y además, muchos usuarios sólo leen la sección de las traducciones y no entran en la lectura y estudio de los ejemplos. Cuando hay sólo una traducción posible, no hay problemas. Si hay más, se enumeran en una secuencia y se dividen con una coma o un punto y coma. Lo ideal sería que no hubiera demasiadas traducciones. Si hay una secuencia larga de traducciones sin explicación (por ejemplo en la entrada izdeláva (Grad, 1979): fabricación f, confección f; elaboración f; producción f; manufactura f; (obleke) hechura f; redacción f, composición f), el usuario no sabe qué elegir, y además, puede haber traducciones bastante alejadas del sentido primario. Tales traducciónes habitualmente aparecen por dos razones: 1) el lexicógrafo busca los «sinónimos» de las traducciones en la lengua de destino, perdiendo así el contacto original con el significado del vocablo cabeza, 2) si como la base de producción de un diccionario se toma un diccionario inverso (en este caso el español-esloveno) y las traducciones se toman de allí sin discriminación (o con poca discriminación). Para explicar las equivalencias, se necesitan los medios descritos a continuación. En una situación donde la traducción es sólo una aproximación, el lexicógrafo puede ayudar al usuario con una definición corta en la lengua de destino. Y cuando no existe una traducción en absoluto, el diccionario debería ofrecer algo - una definición que explicara el significado. Tal definición tendría que ser lo suficientemente corta y no debería incluir lo que no es pertinente al significado - habría que definir cuántas informaciones de índole enciclopédica son todavía pertinentes al tipo del diccionario planeado. Se tratan aquí sobre todo las entradas culturológicamente específicas, por ejemplo sanfermines. Las demás partes de esta sección son los medios que guían al usuario en su búsqueda de la equivalencia más apropriada a su contexto concreto. En este sentido, tienen la función de ayudar a elegir la traducción que corresponde a cada contexto y así acelerar la velocidad al buscar la acepción apropriada. Estos medios clarifican a las traducciones, restringen el contexto de uso de las traducciones o las explican con más detalle: - indicadores semánticos (sinónimos aproximados, palabras guías o explicaciones, por ejemplo: murmullo - 1 (de voces) murmur; 2 (de agua) murmur, murmuring; (de viento) whispering, murmuring; (de hojas) rustle; nogal - 1 (árbol) walnut tree, walnut; 2 (madera) walnut) - indicadores de estilo y registro, de uso regional, de campo semántico (por ejemplo familiar, humorístico, México, botánica) - palabras que pueden acompañar al vocablo cabeza: sustantivos calificados por un adjetivo, verbos o adjetivos complementados por un adverbio, complementos de un verbo, sujetos de un verbo (por ejemplo: brusco - movimiento/cambio, subida/descenso/viraje; calurosamente - recibir/saludar, aplaudir; ejecutar - condenado/reo, plan, orden/trabajo, ejercicio/salto, sinfonía/himno nacional; malograrse - proyecto, sueño, cosecha) b. Ejemplos de uso. Las características generales de los ejemplos se describen sucintamente en el párrafo siguiente (Pérez Lagos, 1998: 178): En líneas generales los ejemplos han de ser actuales y pueden servir para complementar la significación aportada por la definición, mostrar el ámbito más frecuente del uso del vocablo o indicar su habitual contexto gramatical. Implícitamente informan sobre la sintaxis y morfología de la voz en cuestión /.../ y también sobre el entorno semántico o contextual en el que es habitual su uso. En definitiva la cualidad fundamental que deben poseer es la de ser realmente demostrativos del funcionamiento normal del significante definido en la lengua. Hay varios tipos de ejemplos: - Representativos del uso típico de las equivalencias; estos pueden presentar o una estructura típica o un contexto típico. En el primer caso, el ejemplo puede ser impersonal (por ejemplo en la entrada cuenta: llevar las cuentas de la casa) o personal (por ejemplo: ella lleva las cuentas de la casa). En el segundo caso, hay que tener cautela con la longitud del ejemplo: tendría que decir lo suficiente, sin excederse (siguiendo el ejemplo de la entrada cuenta: se reunió con los periodistas para dar cuenta de la situación - tal información ya es suficiente. Si por ejemplo se explicara esta situación en más detalle, ya aportaría información excesiva para la ilustración de la entrada cuenta en este sentido). - Representativos de las desviaciones de las equivalencias; presentan un uso que no se puede ilustrar con las equivalencias, pero que es típico. Por ejemplo en la entrada puesto: siempre saca el primer puesto de su clase - she always comes top of the class. O, en la entrada cabeza: es para darse de cabeza contra la pared - it's enough to make you cry; promediando los años cincuenta - sredi petdesetih let (entrada promediar). - Representativos del uso específico, por ejemplo el uso en los modismos, proverbios, letreros, anuncios, advertencias etc. En este grupo figuran los ejemplos: con pelos y señales, predicar en el desierto, la práctica hace al maestro, apartamentos de lujo - precio cerrado) Las fuentes de los ejemplos pueden ser las siguientes: - citas de un corpus (editadas o no por el lexicógrafo) - inventados por el lexicógrafo En cuanto a las citas, raras veces se pueden usar las que aparecen en un corpus para ilustrar algún fenómeno en el diccionario. En la mayoría de los casos hay que acortarlas por ser demasiado largas. Tienen la gran ventaja de que representan el lenguaje que ha sido usado en una situación real y explican el contexto más amplio para el uso de una palabra. Pero, un exceso de citas, si no se refieren a usos diferentes, puede incluso desconcertar al usuario. Los ejemplos inventados por el lexicógrafo, aunque rechazados por muchos lingüistas, pueden ser más claros, acertados y representativos del uso, pero el lexicógrafo tendría que usar esa posibilidad con mucha cautela. Es simple inventar un ejemplo, pero el riesgo es si de verdad es utilizable. Una combinación de estos métodos parece legítima, siempre que se respete lo principal en un diccionario - las necesidades de los usuarios. 4.3 Criterios de distribución de las acepciones Las acepciones pueden ser ordenadas de distintas maneras: etimológicamente, históricamente, por frecuencia, por marcación y semánticamente. El orden de las acepciones puede o no seguir los mismos criterios que las entradas en la macroestructura. Como base de la distribución de las acepciones en un diccionario general puede servir la siguiente sugerencia, que no debería ser tomada como regla (Svensén, 1993: 213): - lenguaje general no marcado - lenguaje corriente marcado estilísticamente - lenguaje técnico - lenguaje regional - lenguaje arcaico y literario Esta sugerencia puede ser claramente modificada si la distribución se apoya en alguno de los criterios nombrados arriba. Más o menos, se toma como una escala y las acepciones se mueven en ella, por ejemplo de la más frecuente a la menos frecuente y de la general a la marcada. 5. Conclusión Los diccionarios son un importante depósito de informaciones sobre una lengua y los comportamientos sociales de los hablantes. Son textos con convenciones lingüísticas explícitas y formales y los encontramos entre los textos más viejos del mundo, y son el medio de educación autodidacta más extendido. Sin tener en cuenta el tipo de diccionario, el valor principal de un diccionario tendría que ser la facilidad de uso, lo que se refleja en la política editorial y consecuentemente en el sistema del diccionario planeado. La política editorial tendría que buscar un equilibrio óptimo entre la inmensidad de la lengua, la certeza del análisis lingüístico, las necesidades del usuario, y por último pero no por eso menos importante, las limitaciones que conciernen la producción de un diccionario. Con tales suposiciones, un diccionario se puede convertir en una obra de consulta de calidad, tanto de una lengua materna como de una lengua extranjera. BIBLIOGRAFÍA Atkins, B. T. S. (2002): «Bilingual Dictionaries: Past, Present and Future». En: Lexicography and Natural Language Processing: A Festschrift in Honour of B. T. S. Atkins. Corréard, M.-H. (ed.). Euralex. Butterfield, J. (2003): Collins Spanish Dictionary. 7a ed. Glasgow: HarperCollins Publishers. Carvajal, C. S.; Horwood, J. 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