Carlos Ruiz Silva Universidad Autónoma de Madrid EDUARDO BLANCO-AMOR EN SU CENTENARIO (1897-1997) Eduardo Blanco-Amor es una de las figuras máximas de toda la historia de la Literatura Galle- ga. Fue poeta, narrador, dramaturgo y ensayista -tanto en gallego como en castellano- y en todas esas facetas dejó obras de muy alto interés, algo en verdad infrecuente en el panorama de la litera- tura ibérica del siglo XX en cualquiera de sus lenguas. Como gran maestro de las letras gallegas, su obra goza de extraordinario prestigio y difusión. Pero fuera del ámbito galaico Blanco-Amor es casi desconocido, lo cual supone una manifiesta injusticia. De sus cinco obras narrativas, dos están escritas originalmente en castellano y las otras tres en gallego, pero de estas últimas hay ver- sión -que no traducción- castellana realizada por el propio autor, lo que les otorga categoría de obras originales. Su obra teatral ofrece igualmente creaciones en gallego y en castellano al igual que la poética. Sus libros ensayísticos, sin embargo, están exclusivamente en castellano, al igual que la inmensa mayoría de sus artículos periodísticos. Autor, pues, bilingüe pero al que sólo sus paisanos han situado en el lugar que le corresponde. Hora es ya de que Blanco-Amor sea recono- cido como lo que realmente es: uno de los grandes escritores españoles de este siglo. INFANCIA Y ADOLESCENCIA Eduardo Blanco-Amor nació en Orense el 14 de septiembre de 1897, pese a que en la solapa de algunos de sus libros aparezca el año de 1900, año que el propio escritor había "escogido", por su significación -nacer con el siglo, aunque se equivocaba ya que el siglo XX empezaba en 1901- como el verdadero de su nacimiento. Perteneció a una familia humilde, aunque a él le gustaba decir que era de cierto abolengo venida a menos. El padre tenía el oficio de peluquero y la madre, que era su segunda mujer, trabajaba en un puesto de flores en el mercado. Eduardo era el menor de cinco hermanos, los tres mayores habidos del primer matrimonio de su padre. Éste abandonó la casa familiar, para irse a vivir con otra mujer, cuando el futuro escritor contaba sólo siete años, hecho que influyó decisivamente en su carácter y que se refleja de manera muy transparente en su primera novela, La catedral y el niño, obra de notorias características autobiográficas, aunque trasvasadas a una clase social superior. Vivió en su ciudad natal hasta 1916 fecha en la que emigró a la Argentina. Tenía 19 años. Esta marcha a la Argentina se debió no sólo a razones familiares y económicas -un tío suyo vivía en Buenos Aires-, sino que también respondía a un cierto espíritu aventurero que siempre acompañó al escritor. Ya a los quince años se había escapado de su casa teniendo que ser buscado y devuel- to a su madre por la Guardia Civil. Durante su época orensana fue niño de coro de la catedral, estudió el bachillerato en el Insti- tuto y luego la carrera de maestro en la Escuela de Magisterio aunque no está muy claro que llega- se a terminarla. Estos años son verdaderamente los que constituyen su más preciado alimento lite- rario y los que se reflejan en toda su obra narrativa, siempre íntimamente ligada a sus recuerdos infantiles y adolescentes. JUVENTUD BONAERENSE En Buenos Aires realizó su gran formación humanística. Conoció a escritores, artistas e ~nte- 115 lectuales, se hizo periodista, estudió idiomas y se sumergió en la vida cultural bonaerense. El pro- pio Blanco-Amor nos dice acerca de esto: Buenos Aires era la ciudad más ecuménicamente culta de habla castellana, no tanto como con- tribución cuanto como receptividad de las culturas. Un joven de mi tiempo podía ver danzar a la Paulova y a Nijinsky, dirigir a Sigfried Wagner las obras de su padre, asistir a exposiciones colectivas de los impresionistas franceses y las conferencias de Clemenceau y el Ortega treinta- ñero; asistir al teatro en cinco idiomas, entre ellos el yiddish, con estupendos actores. Leer casi al mismo tiempo que en Londres, París o Roma las novedades literarias, porque en Buenos Aires una de las formas previas de todo proceso de culturación era leer no menos de cuatro idiomas. Había también el "tono" de gran ciudad cosmopolita. Y uno podía beneficiarse de todo ello sin desfigurarse, incluyéndolo instrumentalmente en su ser sin alteración esencial... (Entrevista a Blanco-Amor hecha por X. Costa Claven publicada en Tele-Exprés el 19-3-1975) Trató a figuras de tanto relieve como Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Leo- poldo Lugones y Horacio Quiroga y, factor importantísimo, vivió intensamente la realidad triste y dolorosa de la emigración gallega que había convertido a Buenos Aires en la población más grande de Galicia -unos 400.000 habitantes de origen gallego-. Esto dará lugar a varias empresas socio- culturales relacionadas con el mundo galaico en las que Blanco-Amor se comprometerá durante el decenio de los años veinte. En 1923 fundó la revista literaria en lengua gallega Tera, de la que fue también secretario de redacción, y, más tarde, junto con Ramón Suárez Picallo y Eliseo Pulpeiro, Céltiga, reyista ilustra- da. Trabajó como redactor de la revista Galicia, que editaba el Centro Gallego de Buenos Aires, y dirigió durante catorce años el periódico de la Federación de Sociedades Gallegas, además de haber ayudado activamente a su organización que, en principio, contaba nada menos que con ca- torce sociedades diferentes. PERIODISMO Y VISITAS A ESPAÑA Tal vez su labor periodística más importante fuera la desarrollada en el famoso diario La Nación, que comenzó en 1926 y que se hizo particularmente significada cuando en 1929 Blanco-Amor fue mandado a España como corresponsal. Aquí permaneció hasta marzo de 1931 y, luego, en una estan- cia más larga y fructífera, de mayo de 1933 a diciembre de 1935. En estos periodos españoles cono- ció a miembros de la generación del 27 -a la que por edad, preocupaciones literarias y políticas pertenecía-, haciendo amistad en especial con Rafael Alberti y Federico García Lorca. El gran poeta de Granada publicó en 1935 y en Santiago de Compostela sus Seis poemas galegas con un pró- logo de Eduardo Blanco-Amor. Parece ser que fue el escritor gallego quien corrigió los aspectos lingüísticos de los poemas. También conoció y trató -a veces polémicamente, siempre con admi- ración- a Alfonso Rodríguez Castelao, el gran político, intelectual, escritor y artista gallego. Tanto a Alberti como a Castelao los trataría de nuevo en el exilio argentino, sobre todo a este último. En 1950, a raíz de la desaparición del gran patriarca de Galicia, escribiría su no muy amplio pero sí sus- tancioso ensayo Castelao escritor que no fue publicado hasta 1986 en Orense. En él escribe: 116 Fue un creador, un fundador tanto en su obra de inventiva como en la forja de un instrumento literario de primer orden para uso y ejemplo de los seguidores. Cuando se yergue una lengua postrada o sofisticada hasta conquistar que, sin dejar de ser popular, sin perder su íntimo ritmo y su particular melodía, solamente con gran esfuerzo traslaticio -hasta entonces insuficiente y desfigurante- se pueda convertir en otra, se está en presencia de uno de sus decisivos maestros. (Ob. cit. pp. 98-99) INICIO DE LA EXPERIENCIA POÉTICA En 1928 publicó su primer libro de poesía, Romances galegas -que coincide con la aparición del Romancero gitano de Federico García Lorca- y que posee un carácter popularista, heredero de los Cantares gallegos de Rosalía de Castro, y también de la tradición castellana. Se trata de poeti- zar el mundo galaico de una cultura fundamentalmente rural, pero con unas vestiduras más refi- nadas y distinguidas, con una contemplación del paisaje poético un poco desde fuera, aunque en algunos poemas -"Da choiva e da malencolía", por ejemplo- asome un acento y un lirismo más intimista y personal. Déixame ir pola noite, irmá Malencolía cabaleíro dun sono esgrevio e pantasmal, pra ser luceiro de ouro que no mourenza chía e promisión de esprito nunha raiola astral. Heime de ir pola noite, irmá Malencolía pra ser nos abrentes a orballada lustral: liña de auga de prata que no ar se desfia do manelo da nube, i estrelece no val. Iremos solevados nas aas da nordesía a fitar nas fiestras do ben e máis do mal. E antes de que se acendan os topacios do día xa teremos finada a canzón inmortal. En 1931 dio a conocer Poema en catro tempos, libro marino, de tono elegíaco que, a modo de sinfonía musical en cuatro movimientos -Adagio sostenuto, Scherzo adagio, Presto y Andante maestoso- supone una meditación sobre la muerte, al parecer inspirada por un hecho real. El pro- pio Blanco Amor lo refiere así: Por aquel entonces tuve mi primera experiencia en el mar. Era un mes de noviembre de muy mal tiempo y me embarqué en el "Norita" matrícula de Bayona, y alli fui bajo el patronato pes- quero del tío Nartallo "O Puto", de setenta años( ... ). En. el otro extremo figuraba Pepiño, rapaz de abordo, que tendría unos trece años. Algunos de los compañeros de aquella jornada, pocos meses después, embarcados en un pesquero de Bouzas, murieron ahogados. El poema es una especie de estilización muy literaria de aquello pero incapaz de encubrir con sus artificios estéti- cos el pálpito de cariño y protesta que se encuentra en el vaticinio del que nace para la muerte ... (Entrevista a Blanco-Amor realizada por C. Casares y publicada en Grial, nº 41/1973) La relación entre poesía y música está bien conseguida, sobre todo en los tempi adoptados. Véase, por ejemplo, la sensación de rapidez y movimiento lograda en el Presto del poema "Tem- poral": -Meia máquina! ! Aproa para o vento! Os cárdenos cabalos da surada galgan no ceo gris. -lzade esa bacía! Andan os demos soltos! Os trallazos dos lóstregos fustigan ás bestas da galerna. -Atai á maquinilla o cabo da xareta! Ábrese o mar en turbillóns cinzosos e renxen as coadernas cos planazos. 117 -Coarta sueste! Dádeme esa roda! Os berros do patrón afóganse na escuma alporizada. As poutas dos curiscos van cardando nas almas destemidas. As borrallentas foulas atoladas agárranse da man, adoecidas, i en faminto remuiño ronda sinistra bailan agoirentas. De antes de la guerra civil es también su primera inc.ursión en la narrativa: el capítulo "Xacob descobre o seu perfl", de un proyecto de novela titulada A escaleira de Xacob, publicado en 1933 en la revista Nós, que era una novela experimental, cosmopolita, modernizante, estética, en la que no se hablaba para nada de Galicia ni había ningún personaje gallego. Esta actitud vanguardista coincidía con la adoptada en España por los miembros del 27 en esa misma época. En 1936 pub- licó un nuevo libro de poesía, aunque esta vez en castellano -después de sus estancias en España- titulado Horizonte evadido, un poemario amoroso, de connotaciones religiosas y musicales -"Sona- ta triste", "Andante cantabile", "Scherzo del estío naufragado"-, pero siempre en función de un propósito erótico. Son, en realidad, poemas de amor no correspondido en los que se advierte la huella de la tradición poética amorosa hispánica, desde las canciones de amigo a la poesía de Cer- nuda, por la que Blanco-Amor sentía gran admiración.Véanse estos exaltados versos de amor tomados del poema "Allegro declamatorio (Mío y ausente nombre)" ¡Ay, si yo pudiera gritar con alaridos como llamas y saber que, por lo menos, no sería entendido; y hundir mis manos entre las muchedumbres y cercenarles hipócritas asombros con mi largo verso curvo de acero con tu nombre en el filo! Porque sólo tu nombre ya mueve mi nostalgia como un mar. ¡Qué sé yo de lunas azules y qué farsas son esas del Estado y del paisaje! Tu nombre, itinerario y guía, razón única y norma de caminar hacia unos dóndes cualquiera con tal de que tu nombre sea lo único que jalone las rutas cegadas. ¡Tu nombre! Lejos como una voz que empieza en mí y ya no la tengo. ¡Tu nombre! ¿No ves que si el olvido en él me hiriese me moriría al desangrarme de no !nombre? ¡Tu nombre! Y no poder hablarle de él a nadie para que no lo duerman, como a un niño ciego. ACTIVIDADES CULTURALES DIVERSAS La guerra civil española interrumpió durante muchos años el contacto directo de Blanco-Amor con España, pero no le impidió una denodada intervención en favor de los españoles que llegaban a la Argentina procedentes del bando republicano. Como la inmensa mayoría de los intelectuales y artistas de su tiempo, el escritor gallego fue también defensor de la República y enemigo del fran- 118 quismo. Su apología de la libertad se manifiesta claramente en los artículos, conferencias y actos culturales en los que tomó parte en esos años. Durante el tiempo en el que Blanco-Amor perma- neció en América desarrolló una inmensa actividad. No sólo publicó varios libros -de los que luego hablaremos-, sino que fundó el Teatro Español de Cámara con actores de la compañía de la famosa actriz Margarita Xirgu, y luego el Teatro Popular Galego; fue profesor en universidades de Uruguay, la Argentina y Chile, consejero del presidente del Centro Gallego de Buenos Aires, presentador de televisión, crítico literario ... En abril de 1941 vio la luz En soledad amena -título tomado de Garcilaso-, un conjunto de 32 poemas, amorosos en buena parte, y 20 de ellos con inspiración musical-"Doce valses román- ticos", los tres últimos dedicados como homenaje a Chopin, Tchaikovsky y Johann Strauss, "Cua- tro danzas folklóricas", "Cuatro canciones populares"-. El que algunos de estos poemas estén de- dicados a miembros del 27 -Lorca, Cernuda, Alberti- no es casual pues Blanco-Amor se sentía por entonces muy afin al espíritu de aquella generación. En soledad amena es un libro heterogéneo y un tanto irregular, aunque tiene momentos de auténtico interés y belleza poética. La adscripción a una cierta vanguardia da lugar a la introducción de elementos surrealistas, y de un léxico rebus- cado, tal el caso de este "Vals" dedicado a Tchaikovsky: ¿Quién de hojarascas lúgubre los cobres? ¿Qué desatadas, sin final, promesas? ¿Qué espirales mentidas y sofocos y empolvados sufrires y estoraques y mohos cotidianos y adulterios con rosicleres y barbados lances, claves de sol en miles de cigarras, con la creosota por los abanicos, los inmensos coloquios de las sillas, musitadas razones cinegéticas, estos llantos de primos y de primas y pasion