VERBA HISPANICA XXV • JAVIER SAN JULIÁN SOLANA 117 Javier San Julián Solana DOI: 10.4312/vh.25.1.117-131 Universidad de Oviedo Consideraciones glotológicas en torno al femenino genérico Palabras clave: femenino genérico / femenino inclusivo / femenino universal, masculino genérico, sexismo lingüístico, lenguaje inclusivo / lenguaje no sexista, género en español 1 Introducción Como es bien sabido, para un sector del feminismo la lengua española es esen- cialmente sexista, rasgo este que encontraría su máximo exponente en el lla- mado masculino genérico, es decir, en el empleo de las formas masculinas para aludir a seres de uno y otro sexo. Al concebir este recurso como una vía de ocultación de la mujer y como el vehículo de una ambigüedad intrínseca, dicho movimiento ideológico ha lan- zado propuestas encaminadas a evitar su uso. Destacan los desdoblamientos de género (a veces sintetizados en la escritura mediante barras, arrobas u otros símbolos) y la utilización de sustantivos colectivos o expresiones afines. A las estrategias anteriores cabe sumar otra que, si bien conoce manifesta- ciones previas a 2011 (v. g., Bach et alii, 2000; Díaz Martínez, 2004; Moreno, 2008; Van Laere, 2009), comienza a cobrar cierto auge a partir del movimiento del 15M, y es precisamente de la mano de algunos representantes de fuerzas políticas que germinan al calor de dicho movimiento popular como llega a sec- tores más amplios de la población. Nos referimos a lo que ha dado en llamarse femenino genérico, inclusivo o universal, y que no consiste sino en el empleo de las formas de femenino en los contextos en los que se suspende la distinción de sexos basada en el género (por ej., recurrir al sintagma las alumnas para denotar Verba_hispanica_FINAL.indd 117 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV 118 no solo a los integrantes femeninos de esa clase designativa, sino también a los varones: Las alumnas suelen acusar el paso a la universidad como alternativa a Los alumnos suelen acusar el paso a la universidad). A pesar de la trascendencia que el fenómeno en cuestión ha logrado al suscitar alguna que otra polémica en medios de comunicación y redes sociales1, no tenemos constancia de que haya sido objeto de ningún análisis rigurosamente glotológico; antes bien, lo más frecuente es que los asuntos de esta índole se encaren desde unos presupuestos ideológicos marcados o, a lo sumo, con un enfoque condicionado por el prescriptivismo lingüístico. Dada esta coyuntura —y movidos por el convencimiento de que la práctica científica exige el acer- camiento ideológicamente aséptico al objeto de estudio—, nos proponemos paliar en alguna medida esta carencia. Para ello nos serviremos de los princi- pios que nos brinda la lingüística descriptiva, y en especial los del funcionalis- mo desarrollado en el ámbito de la Universidad de Oviedo (San Julián Solana, 2014: 18-23). Con este equipamiento teórico trataremos de comprobar hasta qué punto es cierto o no lo que se sostiene en el siguiente pasaje, que entronca con los postulados feministas mencionados: De la misma forma que los genéricos masculinos tradicionalmente representan a la humanidad, aunque últimamente no todas las mujeres se sientan incluidas, no hay ninguna razón objetiva para que el uso del genérico femenino no pueda representar también a la humanidad que incluye a los hombres. Las únicas reticencias a superar son las ideológicas y las culturales, ya que ni lingüísticamente ni gramaticalmente hay argumentos que puedan justificar la no inclusión de los hombres en el genérico femenino. (Bach et alii, 2000: 123) 2 El género gramatical en español 2.1 En español, el género es una categoría de morfemas nominales que caracte- rizan y clasifican a los sustantivos. También se expresa en adjetivos y pronom- bres (unidades de categorías funcionales diversas que tienen en común la po- sesión de un significado determinativo que las habilita para intervenir como «sustitutos»), pero en estos otros signos supone un mero reflejo del género del sustantivo al que se aplican semánticamente o reproducen. 1 Como la que protagonizaron los dos concejales de Somos Corvera en julio de 2015 al hacer pública su intención de expresarse únicamente «en femenino». Verba_hispanica_FINAL.indd 118 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV • JAVIER SAN JULIÁN SOLANA 119 2.2 En esta lengua, todos los sustantivos son de género masculino o feme- nino. Como forma diferenciada, el neutro se da solo en algunos paradigmas de unidades determinativas: artículo (lo), demostrativos (esto, eso, aquello), (pro)nombres personales (ello) e indefinidos (algo, nada)2. 2.3 A diferencia de lo que sucede en otras lenguas (como el inglés), en caste- llano el género no se define semánticamente: • Cuando es «fijo» (no separadamente conmutable del resto de figuras de contenido del lexema), carece de significado referencial, pues en estos casos no hay oposición morfemática: mesa, armario… • En los sustantivos que designan seres sexuados, la oposición masculino/ femenino suele expresar la diferencia biológica ‘macho’/‘hembra’: gato/a, profesor/a; pero no faltan los que tienen género «fijo», con independencia del sexo del referente (los epicenos de la tradición): pulpo, personaje; ladilla, víctima… • La oposición masculino/femenino puede expresar otras nociones: ‘cantidad’ (leño/a), ‘tamaño’ (ventano/a, olmo/a; barco/a) … • Hay algunos sustantivos en los que la variación de género no va asociada a un cambio en la designación (los ambiguos en cuanto al género): el/la mar, el/la maratón, el/la margen (del río) … • En los adjetivos y en los pronombres, el género carece de significado referencial. 2.4 Ante todo, el género es en español un elemento constructivo que está al servicio de la concordancia (cf. Martínez, 1994: cap. 3). 3 El masculino genérico 3.1 Todos los paradigmas morfológicos cuentan: a) con un término extensivo o no marcado, cuya referencia, en los casos en los que se neutraliza la oposi- ción, abarca la extensión de toda la categoría, y b) con otro u otros marcados o intensivos. 3.2 En la categoría morfemática de «género», el término extensivo es el ‘mas- culino’, y el marcado, el ‘femenino’. Así, ante la oración Los perros son suscep- tibles de padecer gripe aviar puede entenderse —de hecho, es la lectura que se obtiene al margen de mayores precisiones contextuales— que el referente del 2 No obstante, desde el movimiento transfeminista se reivindica el desarrollo de un género neutro: «Elles son muches»; «Más rápido se pilla a le mentirose que a le coge [sic]» (ejs. de Gubb, 2013). Verba_hispanica_FINAL.indd 119 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV 120 sujeto léxico son todos los componentes de la clase designativa «perro», con independencia de su sexo. Sin embargo, el sujeto de Las perras son especialmente sensibles a estos parásitos denota un conjunto constituido solo por hembras de la clase designativa en cuestión. 3.3 Resumiendo, se habla de masculino genérico cuando la forma masculina de un sustantivo engloba en su denotación a los referentes propios de cada tér- mino. De este modo, se hace alusión a los integrantes de la clase designativa al margen de la subclasificación por sexos. 3.4 No ha de pasarse por alto que el español obliga a que todo sustantivo presente un morfema de género (masculino o femenino), y que, al mismo tiempo, en muchos sustantivos la oposición de género se asocia con la referen- cia al sexo. El incalculable rendimiento comunicativo del masculino genérico consiste, precisamente, en que permite sortear la alusión al sexo cuando la di- ferenciación sexual no es pertinente para el sentido del enunciado (Martínez, 2008: 116). 3.5 Desde el feminismo lingüístico se ha objetado que el masculino genérico invisibiliza a la mujer, sin advertir que es masculino solo desde el punto de vista formal (a efectos de la concordancia), y no desde el referencial. Exac- tamente igual que sucede, dicho sea de paso, con el femenino de sustantivos como persona o víctima, que en absoluto excluyen o invisibilizan a los varones. Con la intención de probar el carácter discriminatorio del masculino genérico, una vertiente del feminismo ha propuesto aplicar la «regla de la inversión», que consiste en «sustituir la palabra de un determinado género por su corres- pondiente del género opuesto», de suerte que «[s]i la segunda frase es ofensiva para uno de los dos sexos, seguro que la primera también» (FMP: 23). Esto les conduce a sostener que una oración como Solo los socios tendrán derecho a usar las pistas de tenis es sexista, puesto que en la contrapartida Solo las socias ten- drán derecho a usar las pistas de tenis no quedan incluidos los socios varones (loc. cit.). Huelga decir que quienes operan de este modo demuestran desconocer, o no entender, el principio —elemental en lingüística— de la neutralización morfológica. 3.6 Otro argumento esgrimido en algunos sectores feministas es que el mas- culino genérico es ambiguo con el específico. A esto cabe replicar que la am- bigüedad no es una propiedad intrínseca de los signos lingüísticos, sino que es relativa a las circunstancias (entorno textual y extratextual) en que se produce el acto comunicativo. Lo han tenido bien claro los lingüistas desde mucho Verba_hispanica_FINAL.indd 120 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV • JAVIER SAN JULIÁN SOLANA 121 antes del surgimiento de la pragmática como disciplina: solo en unas particu- lares circunstancias los textos adquieren pleno sentido. Lejos de suponer un inconveniente, la virtualidad de sentido de los signos lingüísticos es la manifestación de la capacidad de las lenguas naturales para adaptarse a las particulares condiciones en que se lleva a cabo la comunicación, y permite ajustar en cada caso concreto la información lingüísticamente co- dificada, puesto que esta no tiene por qué coincidir con la información que se comunica globalmente. Así, es posible alcanzar una relación óptima entre el esfuerzo de procesamiento y los efectos cognoscitivos producidos3. 4 La alternativa del femenino genérico 4.1 Para evitar los masculinos genéricos, y como alternativa estilística a los problemáticos dobletes y colectivos, se ha propuesto el empleo de las formas de femenino en los contextos de neutralización de los morfemas de género, esto es, para hacer referencia indistintamente a seres de ambos sexos de la clase designativa de que se trate. 4.2 Exceptuando algunos casos en los que se propugna el empleo sistemá- tico del femenino como genérico (v. g., DB [v. «Bibliografía»]), lo más fre- cuente es que se opte por la alternancia del masculino y del femenino con valor extensivo (v.  g., Bach et alii, 2000; Díaz Martínez, 2004; Van Laere, 2009: 84; Vendrell, 2013). A la hora de seleccionar una u otra opción, se han invocado distintos criterios. Uno de ellos es el del sexo del emisor: mas- culino genérico para las situaciones en las que el agente de la enunciación sea un varón, y femenino genérico para cuando dicho rol recaiga sobre una mujer (Vendrell, 2013). Con mayor frecuencia se atiende al predominio de hombres o mujeres4 en la colectividad referida (§ 6). Tendencioso es el re- parto que hacen aquellos que reservan el masculino para denotar grupos de propiedades negativas (§ 8). En fin, las más de las veces la alternancia de los genéricos masculinos y femeninos no responde tanto a motivaciones parti- culares precisas como a la aspiración de «conseguir que tanto el uno como el otro representen a todo el grupo humano» en la comunicación ordinaria 3 Aunque el feminismo lingüístico lo obvia, el carácter no marcado del masculino —y del singular— también se manifiesta en las formas de suplencia para el neutro (en unidades en las que este carece de un significante específico): Verlas jugar es enternecedor (*enternecedora/es/as). 4 El feminismo lingüístico parece olvidar el hecho de que, en español, los humanos no son la única especie en la que el dimorfismo sexual es referido mediante la oposición de género. Verba_hispanica_FINAL.indd 121 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV 122 (Bach et al., 2000: 124), cuando no a la de congraciarse con un determinado grupo social (§ 7). 5 Algunas precisiones desde la lingüística 5.1 Por obvio que parezca, y a tenor de lo expuesto en el apartado previo, se hace necesario resaltar que, dado un paradigma morfológico, no puede haber más de un término extensivo o no marcado en el mismo nivel. Y es que, en este aspecto, la recurrencia o sistematicidad resulta imprescindible para que el proceso interpretativo de asignación de sentidos (y referentes) pueda llevarse adecuadamente a cabo, máxime si se tiene en cuenta la capacidad de «despla- zamiento» de las lenguas naturales (§ 6.4)5. 5.2 Pero es que, además, los promotores del femenino genérico pasan por alto un principio que queda establecido desde los albores mismos de la lingüística mo- derna: el de la naturaleza inalienablemente social de las lenguas (Saussure, 1916). La lengua, concebida como sistema de unidades elementales y reglas combinato- rias, «no existe más que en virtud de una especie de contrato establecido entre los miembros de la comunidad», de manera que el individuo «por sí solo no puede ni crearla ni modificarla» (Saussure, 1916: 42). Por supuesto, nada impide que este último se muestre transgresor respecto del código común en los actos con- cretos de habla, pero sus innovaciones solo pasarán a formar parte de la lengua en la medida en que las secunde el conjunto de los usuarios. Así es que los sistemas lingüísticos —y la condición de término intensivo del femenino en español es un hecho de «sistema», no de «norma» (en términos coserianos) ni mucho menos de «habla»— no se alteran por decreto ni por iniciativas particulares, ya emanen estas de un individuo aislado, ya de una institución, agrupación o colectivo. Una muestra de lo que acabamos de decir: cualquier hispanoparlante que nada sepa sobre las propiedades ontológicas del referente al que apunta el nombre propio Asociación de Autoras de Cómic entenderá —muy a pesar de los propó- sitos de sus acuñadores— que tal expresión denota una colectividad integrada exclusivamente por mujeres (cf. Mohorte, 2016). Por lo demás, de poco sirve la autoridad de quien defiende la innovación, y si no que se lo digan a la que fuera alcaldesa de Pasajes en enero de 2016, Izaskun Gómez Cermeño, que vio cómo el pretendido femenino genérico empleado en uno de sus bandos —en el que se informaba sobre una bonificación para 5 Cuestión distinta es que, en circunstancias de restricción extrema de los entornos, el término marcado pueda llegar a recibir por vía pragmática una interpretación inclusiva (§ 6.2-6.3). Verba_hispanica_FINAL.indd 122 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV • JAVIER SAN JULIÁN SOLANA 123 propietarios de viviendas alquiladas— no era interpretado como tal por sus convecinos; esto produjo una gran confusión entre los pasaitarras ante lo que parecía una medida discriminatoria6. 6 Proporcionalidad de sexos vs. capacidad de «desplazamiento» de las lenguas 6.1 Desde el feminismo lingüístico se ha defendido el empleo del género fe- menino para aludir a grupos sexualmente heterogéneos con predominio de mujeres —o hembras, cabría añadir (v. nota 4)— (Bach et alii, 2000: 124)7. 6.2 En realidad —y a pesar de las condenas de la gramática prescriptiva (RAE)— esto es algo que se viene llevando a cabo de manera natural en los usos generales de la lengua cuando se da alguna de estas dos circunstancias: a) que emisor y destinatario, así como lo denotado por la unidad en femeni- no, compartan las mismas coordenadas espacio-temporales, de suerte que el contraste entre la información lingüísticamente codificada y la proce- dente de la situación da pie a la interpretación genérica; b) que intervengan unidades léxicas designadoras de clases de seres en las cua- les el manifiesto predominio numérico de individuos de sexo femenino so- bre ejemplares de sexo masculino se mantiene constante (algo francamente inusual), como sucede hoy por hoy en nuestro marco sociocultural con los pares ovejas/carneros, gallinas/gallos o enfermeras/enfermeros (entonces es la información del universo del discurso8 —en especial, los conocimientos del mundo— la que actúa como coadyuvante de la lectura genérica). Por ejemplo, si en un aula en la que se congregan veinte alumnas y un solo alumno el profesor lanza la siguiente instrucción mirando al conjunto de la cla- se: Que cada una de vosotras escoja un tema, el único estudiante varón no debería tener problemas para darse cuenta de que se encuentra entre los destinatarios 6 Se da cuenta de este hecho —y se muestra el comunicado de la polémica— en el artículo al que dirige el siguiente enlace: http://latribunadelpaisvasco.com/not/4192/la-alcaldesa- socialista-de-pasajes-guipuzcoa-utiliza-el-femenino-como-generico-y-crea-una-gran- confusion-entre-los-vecinos/ (01-10-2016). En otro orden de cosas, la naturaleza social de las lenguas también invalida el argumento psicologista de las hablantes que dicen sentirse sistemáticamente excluidas de los masculinos genéricos. 7 De todos modos, la proporción en el reparto de sexos es un dato que puede ser desconocido o no resultar pertinente. 8 Con la expresión universo del discurso nos referimos a los datos de orden mental que, a pesar de estar ausentes en la situación (entorno físico) y el contexto (las demás partes del discurso), se suponen consabidos por los interlocutores para un determinado asunto. Verba_hispanica_FINAL.indd 123 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV 124 directos del mensaje; y eso a pesar de que tal interpretación contraviene la información propiamente lingüística (de ahí el asombro —a veces verbalizado en forma de réplica— que pueden causar estos usos). A su vez, si dirigimos el siguiente mandato a un hispanoparlante competente: Da de comer a las gallinas del corral, lo esperable es que no prive de alimento al gallo o los gallos que pudiera haber en el recinto (sin embargo, el enunciado exhortativo Da de comer a los gallos del corral sí excluye a las gallinas). Cuando se produce el salto a la esfera de lo humano, se observa que los femeninos genéricos afloran en sustantivos que designan profesiones desempeñadas de manera abru- madoramente mayoritaria por mujeres (y hasta hace no tanto, solo por ellas): enfermeras, matronas, limpiadoras… (Navarro, 2006). Más que una prueba del su- puesto sexismo de la lengua española, que —según ciertos sectores feministas— reservaría el femenino genérico para las ocasiones en las que se alude a ocupa- ciones escasamente prestigiadas, este fenómeno es reflejo y consecuencia de una realidad social en la que perviven acusadísimas divisiones del trabajo por sexos. 6.3 Cuando una parte del feminismo pretende generalizar los usos extensivos del femenino, parece no advertir que su adecuada interpretación está en ex- tremo sujeta a la situación enunciativa9 (exceptuando los casos marginales del tipo de ovejas, limpiadoras, etc., en cuya lectura genérica interviene una marca- da restricción del universo del discurso). 6.4 Este condicionamiento representa un serio obstáculo al pleno desarrollo de una de las propiedades esenciales de las lenguas: la capacidad de «desplaza- miento» respecto del momento y el lugar del acto de habla (Hockett, 1960), que hace que los sistemas lingüísticos sean unos instrumentos de comunica- ción tan poderosos y sirvan, además, para sentar los cimientos mismos del pensamiento abstracto. Su potencial desligamiento respecto de lo directamen- te perceptible a través de los sentidos permite registrar el pasado, coordinar grandes conjuntos de personas, cambiar la realidad o planificar el futuro, acti- vidades todas ellas estrechamente ligadas a la escritura. Es precisamente en la comunicación escrita —que de manera prototípica pre- senta espaciotemporalmente disociados los procesos de codificación y descodi- ficación— donde se revelan con mayor claridad las limitaciones del pretendido uso como genérico del femenino. Lejos de originarse espontáneamente, dicha interpretación requiere de advertencias explícitas (i. e., una intensa restricción 9 A propósito, la distancia de los interlocutores en los ejes espacial y temporal puede verse suplida tecnológicamente (videoconferencia, televisión, radio…). Se mencionan ejemplos que lo ilustran en Grijelmo, 2012. Verba_hispanica_FINAL.indd 124 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV • JAVIER SAN JULIÁN SOLANA 125 contextual) para que el acto comunicativo no sea del todo infructuoso. De he- cho, algunos de los promotores de esta «estrategia inclusiva» la circunscriben a los actos de habla orales (Vendrell, 2013). Así las cosas, tampoco ha de extrañar que el llamado lenguaje jurídico-adminis- trativo —muy abierto por lo general a las propuestas del feminismo lingüístico (dobletes, «osasismo»10, colectivos)— no haya secundado esta otra iniciativa. 7 El femenino genérico como insignia 7.1 El femenino genérico no solo está fuertemente restringido por la situación (lo que limita el desarrollo de la capacidad de «desplazamiento» de la lengua); también provoca una suerte de «extrañamiento» que desvía la atención hacia la expresión misma, en detrimento de la función comunicativa (imagine, si no lo ha visto, a un varón empleando el sustantivo personal nosotras). 7.2 Pero las lenguas no sirven únicamente para transmitir información; antes bien, desempeñan un papel fundamental en la actividad socializadora. En este sentido, el femenino genérico actúa como marca (interna y externa) de perte- nencia a un grupo social diferenciado, o al menos de solidaridad hacia él. 7.3 Esto último explica el que su cultivo se produzca de manera mayoritaria —y casi exclusiva— en el marco del activismo social y la política (por ahora, solo de la mano de grupos de izquierdas), donde se usa esporádicamente en alternancia con el masculino genérico, los dobletes y los colectivos. 7.4 A pesar de que en dicho ámbito se suela declarar que al empleo del ge- nérico femenino subyace una intención reivindicativa o de denuncia basada, precisamente, en el «extrañamiento» que suscita, se corre el riesgo de que esta práctica pase a convertirse en una mera pose, en un guiño estereotipado diri- gido a algún sector concreto del tejido social cuyo interés o benevolencia se anhelan. De suceder así, se integraría en las convenciones estilísticas de un concreto (y marginal) subgénero discursivo, y perdería capacidad sorpresiva al pasar a formar parte las expectativas del destinatario11. 10 En ocasiones se ha recurrido a este neologismo para aludir a la expresión abreviada de los desdoblamientos de género mediante barras oblicuas: los/as ciudadanos/as. 11 Es algo que, en buena medida, ya sucede en el discurso político con los dobletes carentes de pertinencia comunicativa. En cualquier caso, desde un punto de vista sociológico —que no lingüístico— sería interesante analizar si este tipo de estrategias provocan de manera mayoritaria el efecto que persiguen (concienciar a la población en general, y principalmente a la que a priori no es ideológicamente afín) o el opuesto (causar desafección y rechazo entre los sectores sociales a los que se pretende persuadir). Verba_hispanica_FINAL.indd 125 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV 126 8 Paradojas de la «visibilización» 8.1 El aborrecimiento al masculino genérico se basa en su explícita o implí- cita negación, amparada en la creencia de que en todo contexto las formas masculinas «nombran» a los varones e invisibilizan a las personas del sexo opuesto (Arbonés, 2006; Lledó Cunill, 2009: 29, 40; Renyé, 2016). Esta postu- ra —totalmente ajena al principio lingüístico de la neutralización contextual de morfemas bajo la forma del término no marcado del paradigma— deriva a veces en la promoción del llamado femenino inclusivo, por cuanto serviría para «dar visibilidad» a las mujeres. 8.2 Dicha línea argumental enfrenta a sus defensores al problema de la re- presentación de referentes que llevan asociados caracteres negativos (máxime cuando el femenino pretendidamente inclusivo, dada la condición de término marcado que tiene este género en el sistema del español, sí remite en primera instancia —antes de que tenga lugar su ulterior y costosa12 reinterpretación pragmática— a mujeres o hembras). Pues bien, hay quienes, ante una coyuntura tal, optan por tomar una vía nada ingenua: soslayar el uso genérico del femenino a la hora de denotar entida- des juzgadas de manera negativa desde un determinado punto de vista moral, reservando para esos casos el masculino. En términos más crudos, utilizan el femenino como genérico solo cuando les conviene. Y así se encuentran llama- tivos contrastes como el de este tuit de Izquierda Unida, que reproduce unas palabras de su coordinador federal: https://twitter.com/iunida/status/744490424853733376 (10-05-2017). 12 Costosa —y mucho— en términos de relación entre el esfuerzo de procesamiento y los efectos cognoscitivos logrados. Verba_hispanica_FINAL.indd 126 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV • JAVIER SAN JULIÁN SOLANA 127 o como los de los siguientes pasajes de la traducción al español que realizan Carlos Valdés y Celia Recarey del ensayo de Varoufakis The Global Minotaur: El propio hecho de que los sindicatos y las trabajadoras autónomas hayan aceptado salarios más bajos indica a los líderes empresariales que las cosas van mal. […] a ningún empleador le gusta la tarea de dirigir a más empleadas. Préstamos y trabajadoras son males necesarios cuyos «servicios» contratan los empresarios sólo por lo que pueden sacar de ellos: beneficio. (Varoufakis, 2011: 77-78).13 9 Conclusión Es cierto que las lenguas están sometidas a una evolución permanente, pero lo es también que el ritmo y número de los cambios no resulta comparable en los distintos niveles de abstracción: las alteraciones de los sistemas lingüísticos son sumamente lentas, mientras que los hechos de uso («norma» social, para Coseriu) destacan por su mutabilidad, aparte de por su variación en sincronía. Maleable y ubicado en la periferia que representan los usos, el léxico sí puede reflejar caracteres sociohistóricos de las comunidades que lo emplean o han venido empleando, y el machismo no es una excepción14. Pero las lenguas no obligan a servirse de unidades léxicas particulares, pues existe la posibilidad del rewording; contrariamente, los elementos morfemáticos se definen por su obligatoriedad (Jakobson, 1963: 333-334, 69). Frente al carácter estructuralmente marginal del léxico, la condición de térmi- no no marcado que posee el género masculino en español constituye un hecho perteneciente a la esfera del sistema, al núcleo duro de la lengua, en suma. Un núcleo que permanece impermeable a las connotaciones y a las distintas ideo- logías (precisamente por ello, sirve por igual a los actos de habla de individuos ideológicamente dispares, y aun antagónicos). 13 La cursiva es nuestra. Cabe destacar que dichos usos del femenino son exclusivamente atribuibles a los traductores, y no al autor. Así lo prueba el cotejo con el texto original en inglés: «The very fact that trades unions and independent workers have acquiesced in lower wages signals to business leaders that things are bad. […] no employer likes the chore of managing more employees. Loans and workers are necessary evils whose ‘services’ businesspeople hire only for what they can get out of them: profit» (Y. Varoufakis: The Global Minotaur. London: Zed Book, 2011, 48-49). 14 Al reconocer una triple articulación del lenguaje humano, el funcionalismo al que nos acogemos ubica el propio signo lingüístico en el nivel de la «norma» social. Verba_hispanica_FINAL.indd 127 7.12.2017 14:58:57 VERBA HISPANICA XXV 128 Esta apreciación da pie a suponer que la plena implantación del femenino ge- nérico en el español corriente tiene poquísimas posibilidades de producirse, máxime cuando interfiere con el desarrollo de la capacidad de «desplazamien- to» de la lengua y, en última instancia, entorpece la función esencial de cual- quier sistema lingüístico: la comunicativa. Tampoco parece factible que en los usos generales las formas masculinas y femeninas vayan a alternar indiscrimina- damente como vehículos de expresión en las eventuales neutralizaciones. (No puede afirmarse lo mismo de la tendencia a la feminización de sustantivos tra- dicionalmente referidos a varones [ej.: médica, arquitecta], pues la asociación de cada lexema con uno u otro término de este paradigma morfemático —al igual que la de estos valores con una concreta expresión— es un fenómeno de uso.) Ahora bien, la aparición del femenino inclusivo —ocasional, eso sí— tiene más posibilidades de consolidarse en el discurso político, donde actuaría a modo de enseña de una actitud colectiva y solidaria. Bibliografía Arbonés, G. (2006): «Nombrarnos en femenino». Un cajón revuelto [blog], 17- 6-2006: http://uncajonrevuelto.com/?p=180 (03-10-2016). Bach Arús, M. et al. (2000): El sexo de la noticia. Barcelona: Icaria. 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After comparing the underlying assumptions of the feminists’ position with some linguistic principles, we analyze the conditions under which the generic interpretations of feminine forms take place in ordinary language. We then present the problems that the generalization of the phenomenon can give rise to:  limitation of «displacement» capacity (Hockett, 1960), poor processing effort / cognitive effect ratio, and difficulty in accomplishing the commu- nicative function of language. This brings us to the point that the generic feminine is most unlikely to become established in general uses of Spanish; it also seem not to be feasible to achieve a free alternation of masculine and feminine forms as a means of expressing gender neutralization. However, the occasional use of the feminine with extensive value could be made habitual —considering the social function of language— in political discourse, where it would function as a badge that shows membership of (or solidarity with) a social group. Verba_hispanica_FINAL.indd 130 7.12.2017 14:58:58 VERBA HISPANICA XXV • JAVIER SAN JULIÁN SOLANA 131 Javier San Julián Solana Univerza v Oviedu Z glotološkega vidika o generičnem ženskem spolu Ključne besede: generični ženski spol / inkluzivni ženski spol / univerzalni ženski spol, generični moški spol, jezikovni seksizem, inkluzivni jezik, spol v španščini Avtor pričujočega članka z jezikoslovnega vidika proučuje pojav v španskem jeziku, ki v zadnjem času, še posebej na področju politike in družbenega akti- vizma, doživlja razmah: tj. rabo ženskih oblik z ekstenzivno oz. zaobjemalno vrednostjo (za nanašanje na bitja obeh spolov) kot strategijo »vizibilizacije« ženske in kot stilistično alternativo ločevanju spolov. Po soočenju feminističnih postavk z nekaterimi jezikoslovnimi načeli avtor analizira pogoje, v katerih se v vsakdanjem jeziku pojavljajo generična do- jemanja ženskih oblik, da bi v nadaljevanju predstavil težave, ki bi jih pri- nesla zastavljena generalizacija pojava, kot so omejevanje razvoja zmožnosti »odloženosti« (Hockett, 1960), izjemno slabo razmerje med miselnim napo- rom in doseženimi kognitivnimi učinki, oviranje komunikacijske funkcije ... Vse našteto nakazuje, da ima generični ženski spol zelo malo možnosti, da se uveljavi v splošni rabi jezika, tako kot se tudi prosto preklapljanje med mo- škimi in ženskimi oblikami v izražanju morebitnih nevtralizacij spola ne zdi uresničljivo. Vendar pa bi se lahko občasna raba ženskega spola z ekstenzivno vrednostjo ustalila v političnem diskurzu, kjer bi odražala kolektivni način razmišljanja ter tako prispevala k družbeni funkciji jezika. Verba_hispanica_FINAL.indd 131 7.12.2017 14:58:58